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martes, 9 de febrero de 2021

[Informe de Batalla] Carrera Desesperada

Saludos a todos, damas y caballeros.

"El Reposo de los Muertos" sigue a buen ritmo, y hoy os traemos el informe de batalla del tercer escenario, que podéis encontrar aquí. Como dije en esa entrada, es un escenario extraordinariamente difícil para los no muertos dados los condicionantes del mismo, que incluyen recorrer una distancia bastante larga (lo que se ve empeorado porque no tengo murciélagos vampiro pintados en mi colección), y por el hecho de que no disponía de magia, pues el ejército estaba liderado por un señor tumulario. Dicho lo cual, fue una partida bastante narrativa y sexy de la que disfruté bastante, pese a lo cual, como es lógico, perdiera.

Imagen de Rob Alexander

El informe está escrito a dos manos, con Helios por la parte bretoniana y yo por parte de los no muertos. Espero que os guste.

Despliegue de la Mesnada de Sir Milten

Lo primero que tenía que decidir en esta partida era con qué unidades de mi ejército quería intentar forzar la marcha, y escogí hacerlo con todas. Al fin y al cabo ¿cuántas veces se usan las reglas especiales de un mismo escenario? Y pareció que la Dama del Lago quiso recompensar el arrojo del contingente bretoniano, porque todas las unidades salvo una (la única que además sufrió una baja por agotamiento) pudieron desplegar en la zona avanzada. ¡Como si los no muertos no lo tuvieran bastante difícil ya! Pronto vimos que la victoria no muerta en aquel escenario era muy complicada, por decirlo suavemente. Estuvimos debatiéndolo un poco, y realmente tuvimos el error de no tener en cuenta no las condiciones del escenario en general, sino quizá más bien la colección de no muertos de Soter en particular… Sin embargo decidimos finalmente seguir cumpliendo el escenario tal como estaba, por diversas razones. Siendo así, decidí al menos avanzar buscando pelea para tratar de darle algo de emoción a la cosa. Desplegué todo en línea, cubriendo el flanco derecho con las unidades más móviles. La solitaria unidad de jinetes kitay que había sufrido el agotamiento de la terrible marcha entraría por mi zona de despliegue al comienzo del turno 2.


Despliegue de la Hueste del Culto de la Carne Inmortal

Siendo honestos, no tenía ninguna esperanza de ganar este escenario. Quizá si hubiera tenido murciélagos vampiro podría haber puesto en aprietos a Helios, pero no era el caso, y aunque disponía de unidades rápidas, era improbable que pudieran mantenerse suficientemente cerca de mi general como para poder marchar. Aun así desplegué intentando dejar a mis lobos y necrófagos cada uno en un flanco. Los necrófagos no iban a conseguir llegar pero no necesitaban el aura del general, y con los lobos lo que intenté fue forzar a Helios a una disyuntiva: si los obviaba, quizá pudieran colarse por su flanco y llegar hasta la zona objetivo; si no lo hacía, cabía la posibilidad de que se abriera un hueco a través del cual la hueste espectral pudiera avanzar y llegar hasta la zona.


Turno 1 Hueste No Muerta

El puente sobre el río Aveyrón había servido como paso para campesinos y ganaderos que iban a vender el fruto de sus esfuerzos en Las Ocho Villas de Plata, para fieles que buscaban adorar las reliquias de antiguos guerreros en el monasterio de Áslacon, para devotos caballeros que recorrían el camino hacia el Grial o la muerte, o para enamorados que iban a visitar a su novia. En ese momento, el puente retumbaba bajo las pezuñas de decenas de caballos, cuyos jinetes intentaban evitar que la fuerza más espantosa que jamás se hubiera reunido en aquellas tierras pudiera atravesarlo.

No sería tarea fácil. La horda no muerta estaba compuesta por toda clase de abominaciones, desde lobos muertos largo tiempo ha, a cultistas dementes o fantasmas de tiempos pretéritos. Y sin embargo, quizá lo más terrible para los bretonianos era que su líder había sido uno de los suyos, un antiguo caballero andante, resucitado y esclavizado para traer la perdición a aquellos a quienes antes defendió.

Bueno, no había gran cosa que pudiera hacer, así que me limité a avanzar. No tenía magia y la doncella estaba demasiado lejos como para gritar, con lo que pasé el turno.


Turno 1 Mesnada de Sir Milten

El humor de sir Milten, habitualmente jovial, se encontraba algo ensombrecido por el último informe recibido. Uno de los jinetes kitay había muerto desfallecido por la marcha. Se trataba del mismo muchacho que había enviado de vuelta a informar, y que aun así había hecho el camino por tercera vez para unirse a los suyos. Un atrevimiento de juventud que había pagado fatalmente. El caballero entonó una súplica por su alma a la Dama del Lago, bajo cuyo servicio al fin y al cabo había caído, para que intercediera por él ante los extraños dioses de aquellas gentes del norte.

Sin embargo, el sacrificio no había sido en vano. Casi todo el contingente bretoniano había traspasado ya el puente cuando los estandartes de los muertos comenzaron a aparecer por el horizonte, perfilándose entre la llanura que se formaba entre unas colinas y los bosques. Dignas de su fama, las fuerzas de sir Milten habían demostrado ser veloces como los vientos. Los mismos que cabalgaba a lomos de su fiel Áxtar. Subió de un salto sobre el blanco animal, que comenzó a elevarse sobre el terreno, acompañado del resto de sus jinetes de pegaso.

A un gesto de su pendón, los cuernos empezaron a retumbar y el contingente se puso en marcha, cabalgando para salvar la única vía de refuerzo que existía entre Las Ocho Villas de Plata y el cada vez más numeroso contingente no muerto.


Avancé con toda la línea de batalla, abriéndome un poco en abanico para hacer espacio en la reducida zona de despliegue avanzada que tenía. Los pegasos volaron hasta situarse en el linde del bosque frente a ellos, con los necrófagos y la caballería pesada no muerta esperando detrás. Sir Milten acompañó al movimiento tras el bosque. La caballería pesada avanzó confiada, sabiendo que una carga frontal por parte de las unidades más veloces de los no muertos solo terminaría con la destrucción de estas. Los jinetes kitay, más vulnerables, se mantuvieron algo más alejados para poder hacer uso de sus arcos, con los que mataron a un lobo espectral.


Turno 2 Hueste No Muerta

Los muertos seguían avanzando, y casi se podría decir, pese a su evidente ausencia de expresión y sentimientos, que estaban ansiosos de destruir a sus rivales. Sin embargo, estaban muy lejos del puente, y para llegar hasta él tendrían que atravesar a los firmes caballeros de la Dama.

Los caballeros del Reino que avanzaban por el centro vieron el fantasma de una mujer frente a ellos, una mujer que, si sus etéreos rasgos reflejaban los que había tenido en vida, debía haber sido tremendamente hermosa. Quizá alguno de ellos estuvo a punto de confundirla con una visión de la Dama, pero tal embrujo, si es que llegó a existir, se agotó en cuanto chilló de forma penetrante. Su grito era un mensaje cuya furia y dolor reverberaba en lo profundo de las almas humanas, y uno de los caballeros cayó al suelo cuando su corazón dejó de latir.


Dada la distancia a la que habíamos desplegado (90 cm), no llegaba todavía a poder cargar ni siquiera pese al movimiento, cauteloso, de los bretonianos. Me limité a seguir avanzando, moviendo los lobos para intentar reforzar el dilema estratégico en que quería poner a Helios.

No obstante, la doncella espectral ya sí estaba a distancia de chillar, así que le pegó un grito a la unidad de seis caballeros del Reino y causé dos heridas, aunque la Dama le tapó los oídos a uno de ellos y solo conseguí matar a uno.

Turno 2 Mesnadas de Sir Milten

Sir Balder Rompelanzas lideraba el contingente de caballeros del Reino que se habían reunido bajo el mando de respuesta rápida de sir Milten. A su cargo había quedado el flanco izquierdo de los campos que daban al puente. A lo lejos se veía la masa de muertos avanzando hacia el lugar mientras los caballeros trotaban hacia ellos. De pronto, unas monstruosidades lupinas a medio descomponer surgieron por las colinas que había en aquel lado del terreno. Los bárbaros jinetes del norte que los acompañaban comenzaron a disparar a las bestias mientras cabalgaban hacia ellos. Entonces, sir Balder vio aproximarse al lugar a una numerosa nube de ultratumba, en la que las apariciones fantasmales giraban y cacareaban buscando a los vivos. No podía permitir que llegaran hasta los kitay, hombres valerosos pero no caballeros al fin y al cabo. Con un gesto de su lanza ordenó a los del Reino seguirle para atravesar como un cuchillo a los lobos cadavéricos y recibir la lucha contra las apariciones, rezando a la Dama para que les diera fuerzas para poder enfrentarlas.


Al comienzo del turno, los cuatro jinetes kitay supervivientes que se habían quedado rezagados llegaron al campo de batalla, dirigiéndose directamente hacia el puente para unirse a sus compañeros lo más rápido posible. Los caballeros del reino del flanco izquierdo cargaron contra los lobos espectrales más adelantados. En el extremo opuesto del tablero, los caballeros de pegaso y Milten sobrevolaron el bosque hasta aterrizar en la retaguardia del ejército no muerto, buscando enlentecer su avance y apoyar una carga de la vanguardia. El resto de la línea se recolocó para preparar un ataque a la línea no muerta o encontrar ángulos de disparo. Los arcos de la caballería ligera acabaron con otro lobo, este de la segunda unidad. En la fase de combate los caballeros del reino destruyeron por completo a los chuchos de ultratumba, arrasaron a por los siguientes y se prepararon para recibir la carga por el flanco de las huestes espectrales.


Turno 3 Hueste No Muerta

Gracias a su movilidad y a su coraje, los bretonianos habían penetrado en las líneas enemigas con la precisión y la fuerza de una lanza apuntada al corazón del enemigo. Sin embargo, aquel no era un rival normal, y lo que habría servido para detener el avance de cualquier otra fuerza no tuvo el mismo efecto en los muertos.

Varios fantasmas se lanzaron sobre los caballeros que cazaban a los lobos espectrales como hubieran hecho con lobos vivos. Las armas de los fantasmas no podían matar, pero su toque y el horror que producían podían acabar con todos salvo los más fuertes de corazón y mente. Peor aún era el grito de la doncella espectral: de nuevo chilló, y de nuevo tres valientes caballeros llegaron al final de sus días, con el corazón destrozado. Los que quedaban decidieron huir antes que arriesgarse a sufrir el mismo destino.



La disyuntiva en la que había intentado atrapar a Helios se había terminado volviendo en mi contra, dado que, pese a que se había abierto un hueco por el que mis espectros podrían intentar colarse, eso implicaría tener que atravesar una formación de caballería enemiga. Podía cargarles y confiar en ganarles el combate y que huyeran, pero creía que estaban aún demasiado lejos como para llegar, y acercarme a ellos solo serviría para no poder marchar, así que me resigné, asumí que no tenía opción, y cargué contra el flanco de los caballeros del Reino para, al menos, poder matar caballeros.

Además, el hecho de que los caballeros del pegaso y Sir Milten se hubieran colado tras mis líneas me obligó a reestructurar un poco el ejército: los caballeros tumularios, una de las unidades de necrófagos y la unidad de zombis se dieron la vuelta, mientras que la doncella espectral se puso frente a los zombis para cubrirles de una carga de los caballeros del reino por la retaguardia. Si hubiera tenido la Danza Macabra Helios no se habría atrevido a hacer ese truco, pero claro…


Por suerte, la doncella tuvo un papel absolutamente estelar, matando a tres caballeros con su grito y haciendo que huyeran por el más que comprensible pánico que les había causado. Qué gusto da hacer heridas sin salvación por armadura a tipos de chapa 2+.


El combate entre los caballeros, los lobos y la hueste se resolvió como era de esperar: los lobos fueron aniquilados y la hueste no consiguió hacer nada reseñable, perdiendo una peana en el proceso por resolución del combate.

Turno 3 Mesnada de Sir Milten

Sir Héctor cabalgaba junto a los caballeros Errantes que se reunían bajo el estandarte del barón León. Para ellos no había reposo ni descanso posible. Habían jurado llevar a cabo cuantos sacrificios fueran necesarios para ganar el honor de ser bendecidos por la Diosa con el don más elevado. Por ello, llevaban muchas jornadas cabalgando infatigablemente de un lugar a otro de la región. Desde la primera aparición de aquella plaga, habían acudido a defender cuanto lugar había sido atacado desde entonces.

Es por ello que reconoció a Guillaume cuando este se hizo visible entre los guardias tumularios que lo escoltaban. Sir Héctor conocía el blasón del barón caído, pues había visto su sarcófago ultrajado tras la retirada de los muertos de Áslacon. Ahora, este emblema lucía raído y mancillado sobre su armadura oxidada. Pero también había en él una poderosa aura maligna, una esencia fantasmal que se filtraba al mundo por su pura maldad. De pronto, sintió que aquella era la ocasión que había estado esperando de demostrar a la Dama del Lago que podía ser digno de su favor. Mientras los Errantes cabalgaban junto a él, directos a la mayor amenaza que presentaba el enemigo, elevó su montante a los cielos y gritó al Señor de los Tumularios:

"¡Hermano, que la Dama del Lago me de fuerzas para librarte de esta maldición y dar reposo a tu espíritu!"

Un caballero que había jurado encontrar el Grial contra otro que había caído en noble combate buscándolo. El estaliano blandió su gran arma en un mandoble que fue detenido por la guardia del no muerto. Este respondió con una velocidad antinatural, con la energía impía hirviéndole en los huesos. Sir Héctor se defendió de dos golpes e hizo girar a su caballo para contratacar, pero no fue lo bastante veloz. Un tercer tajo lleno de letal magia le acertó en el rostro. El caballero apenas tuvo tiempo de inclinar lo justo la cabeza para evitar ser decapitado de cuajo. La hoja hirviente penetró su yelmo cortándolo como manteca y le abrió un corte en la frente, que se fue deslizando hasta llevarse con la punta una pequeña parte de arriba de la oreja. El dolor que le produjo aquella hoja maldita fue tan atroz que perdió el sentido al instante y cayó del caballo. No hallaría el Grial aquel día…


Siendo ya más que obvio que la partida iba a terminar con victoria bretoniana, al menos tenía ganas de tener algo de gresca (y que contar en este informe, de paso…). El turno anterior había planeado cargar con los errantes a los tumularios, dejando la pequeña unidad de caballeros del reino de Ottón el Cazador junto a ellos, para distraer a la unidad de lanceros esqueletos e impedir que apoyaran por el flanco a los tumularios contra los errantes. Además, tenía a los pegasos colocados en la retaguardia listos para apoyar la carga, con la intención de intentar destruir por completo a la unidad de tumularios en un solo turno y, con suerte, arrastrar con ellos a Guillaume. Hasta ahí el plan iba perfecto.

Lo primero que sucedió fue que los caballeros de Ottón sufrieron una matanza a boca de la Doncella Espectral y huyeron presas del pánico. El flanco de los errantes quedaba desprotegido. Pero aún podía tratar de destruir a los tumularios con la carga conjunta y con suerte arrasar y atravesar la línea no muerta hasta donde no pudieran cargarles. Por supuesto, los caballeros de pegaso fallaron su chequeo de miedo y se quedaron mirando como los errantes cargaban solos. Viendo que la Doncella iba a ser de verdad una pesadilla para mis fuerzas (esas heridas sin armadura duelen mucho en Bretonia) cargué contra ella con Milten, que atravesó al vuelo una vez más al ejército nigromántico regresando a la vanguardia para trabarse con la señora translúcida. En la fase de combate los caballeros del reino de sir Balder aguantaban a los fantasmas, que se iban deshaciendo por resolución. Los errantes infligieron un duro castigo a los tumularios, pero ni de lejos como para aniquilar a la unidad. Sir Héctor se enfrentó a Guillaume en desafío personal, y como era de esperar mordió el polvo contra el héroe tumulario. Por su parte, Milten como era presumible destruyó a la Doncella Espectral y arrasó para alejarse de incómodas cargas. Al menos me había deshecho de esa maldita.




Turno 4 Hueste No Muerta

Los sirvientes de la Dama habían conseguido mantener a los no muertos suficientemente alejados del puente, que ya no podrían cruzar. Sin embargo, el sacrificio que habían tenido que hacer para lograr esta victoria no había sido baladí; bien lo supo Pierre Du Lac, caballero del pegaso, cuando vio un caballero infernal cargando contra él, con un fuego impío ardiendo en su mirada y la lanza apuntando directamente a su corazón…



Bueno, la batalla estaba perdida, pero al menos podía darme el gustazo de destruir a esos caballeros del pegaso y enseñarles una lección sobre ir colándose por detrás de las líneas enemigas. Les cargué con mis caballeros tumularios y con los zombis, y ellos mantuvieron valientemente la posición, sin sentir temor por semejante horda de muertos. Insensatos…

También cargué con los esqueletos al flanco de los caballeros andantes, con la esperanza de hacerlos huir y, ya que no podía ganar, al menos conseguir que los caballeros se llevaran un recuerdo infausto de aquel campo de batalla.

Los caballeros del pegaso fueron derrotados y, en una tirada de persecución bastante extraordinaria, cazados. Por su parte, ni los esqueletos ni los tumularios consiguieron hacer un gran daño entre los andantes, pero la pura superioridad numérica hizo que huyeran, aunque estaban demasiado lejos del borde como para desaparecer del campo de batalla.


Turno 4 Mesnadas de Sir Milten

Los hombres de Bretonia observaban a las fuerzas de Carranza que comenzaban a atravesar el puente. Una parte importante de lo que se conformaría como el grueso principal sorteaba ya el Aveyrón. Se trataba de caballeros y hombres de armas que hacía unos días habían partido por otros asuntos hacia la vecina Koffar, y se les había dado orden de dar la vuelta y regresar remontando el río, rumbo a la llanura frente a Los Espinosos, donde se unirían al contingente principal que partía ya desde Las Ocho Villas de Plata encabezadas por su barón. Demasiados para echarlos del puente con aquellas fuerzas. Al llegar el medio día, los muertos detuvieron el ataque y comenzaron a regresar por donde habían surgido. Los gritos de júbilo de los presentes se extendieron conforme más fuerzas de la Dama del Lago llegaban al lugar. Sin embargo, aquel conflicto se alargaba y empezaba a cobrarse un precio. Sir Milten vio a los pocos caballeros de pegaso que habían sobrevivido a la oleada de muertos que se les habían echado encima. También había recibido noticias de que los caballeros Errantes que le acompañaban habían sufrido un duro castigo, y que el propio sir Héctor que los lideraba se encontraba malherido.

Pero habían logrado mantener el control del puente, y eso significaba que las fuerzas de Carranza podrían reunir un ejército con el que enfrentar a este enemigo. Sin embargo, había algo que le inquietaba. Una fugaz visión ante sus ojos lejanos que necesitaba confirmar…


Con todo ya resuelto no se hizo mucho más. Algunos disparos de la caballería ligera. En el combate las huestes espectrales terminaron de desaparecer por resolución, y las unidades que huían se reagruparon, aunque sin opción a hacer nada. Así, llegamos al final de la partida.


RESULTADO: Victoria de los bretonianos.

EFECTO EN LA CAMPAÑA: El bando bretoniano estará formado por 3000 puntos en la batalla final.

¡Pues esto ha sido todo en la tercera partida! Llegados a este punto, desafortunadamente tenemos que decir que la cuarta y última partida de esta campaña se va a retrasar bastante. Ni Helios ni yo tenemos todavía 3000 puntos enteramente pintados para poner en mesa, y dado que queremos que la campaña tenga el final que se merece, vamos a detenerla hasta que podamos alcanzar esos 3000 puntos. Esto en mi caso no debería llevarme mucho, pero en para los bretonianos es probable que sea algo más difícil de lograr, así que nos llevará unos cuantos meses.

Dicho lo cual, seguirá habiendo campañas, como no puede ser de otra forma. Pronto mostraremos una interesante, con un ejército que seguro que es querido por muchos.

¡Hasta entonces!

2 comentarios:

  1. Como ya avanzaste en el post anterior, la situación estaba complicada para los No Muertos. No obstante vendieron cara su no-vida (no me mates jajaj). De cara a la batalla final, a lo mejor te podría ir bien un vampiro en pesadilla alada o con la forma de lobo (si encaja por trasfondo en la campaña) para añadir movilidad a la lista. Algún espectro a pie o en corcel esquelético también podría complicar las cosas a los bretonianos.

    Y lo mejor, me parece genial que esperéis a jugarlo a tenerlo todo pintado, este es el espíritu!

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    1. Jajajajajajajajaja... Para nada hombre, los chistes sobre no muertos son un clásico xD

      No uso casi nunca vampiros, Chantal les tiene miedo, por buenas razones. Ocasionalmente uso algún perfil de personajes que no son hechiceros como vampiros, pero es muy excepcional. De todos modos es posible que la última partida la juguemos con Reforged, lo estamos barajando... en cuyo caso Helios tendrá que preocuparse de una magia BRUTAL, no la cosa esa descafeinada de sexta.

      Y efectivamente, a estas alturas hay que hacer todo lo posible por llevarlo todo pintado y bonico. Además, tal y como va el año y probablemente siga estaremos mucho tiempo metidos en casa... con mucho tiempo para pintar!!

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