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miércoles, 5 de junio de 2024

Elogio de Infinity

Saludos a todos, damas y caballeros.

Llevaba un rato amenazando con escribir una entrada sobre por qué Infinity es probablemente el mejor juego al que haya jugado nunca, con permiso de Blood Bowl. No la había hecho hasta ahora porque no consideraba que tuviera un gran valor, pero el caso es que de un tiempo a esta parte veo que Infinity está un poco de capa caída: han tenido parado el programa warcor durante año y pico, el Interplanetario se ha suspendido, el foro está poco más o menos que muerto... no tengo muy claro cómo se ha llegado a esta situación, porque yo también he estado relativamente alejado del juego durante una temporada y tampoco es que llegara a estar nunca demasiado metido, pero me da pena que sea así.

Esta ilustración siempre me ha parecido un pepino

No voy a teorizar sobre por qué eso es así y cómo se podría revertir, porque no creo que supiera cómo hacerlo y, aunque así fuera, no creo que nadie me hiciera demasiado caso. Tampoco es que el juego esté "muerto", llevo dos ligas seguidas en GT Norte con más de veinte personas y en los satélites se siguen juntando tres o cuatro decenas, que son números bastante aceptables. Pero en realidad, lo que voy a escribir es bastante independiente del momento que atraviese el juego más allá de que me haya servido como catalizador para finalmente escribir. Incluso aunque no lo jugara nadie, Infinity seguiría siendo un juegazo, como otros a los que no juega casi nadie (con honrosas excepciones) y siguen siendo la leche. Y lo que quiero exponer es por qué es tan, tan bueno.

El Trasfondo

Los que hayáis leído este blog aunque sea durante cinco minutos sabéis que en el Troglablog el Trasfondo es lo primero, la piedra desechada por los arquitectos de lo competitivo y que nosotros hemos convertido en piedra angular. A mí, lo primero que me entra por los ojos de un juego es su narrativa y su ambientación, e Infinity en eso me capturó desde el primer momento. La razón es que es un juego futurista, pero, a diferencia de prácticamente todos los juegos futuristas que existen, no plantea un mundo distópico GRIMDARK estilo 40k ni postapocalíptico, sino que ofrece un universo luminoso, esperanzador, donde la vida ha mejorado sustancialmente con respecto al momento presente. En un mundo real que ya da síntomas de estar yéndose un poco al garete, sumergirse en un universo narrativo que diga que lo que está por venir es mucho mejor y vale la pena es muy refrescante y agradable, la verdad.

Esto es particularmente cierto porque Infinity está ambientado en un futuro cercano, a finales del siglo XXII, con naciones que en buena medida se asemejan a las que existen a día de hoy. Hay una hiperpotencia que es PanOceanía, formada por varias naciones entre las que destacan lo que hoy es Australia, India y Brasil; hay una China del futuro, Yu Jing, que ha englobado a buena parte de las naciones vecinas como Corea o Vietnam; hay unos nómadas que son gente que se ha ido a vivir en gigantescas naves nodrizas pero que mantienen vínculos culturales muy claros con Centroamérica, Serbia o África... eso hace que sea una narrativa con la que te puedes identificar y que su aspecto optimista destaque mucho más. Que una civilización surgida en el año 15000 d.C. sea próspera me parece muy bien, pero me queda tan lejano que no me dice nada. Una civilización en el año 2190 pues oye, salvo que la medicina mejore un cojón no creo que yo vaya a vivir doscientos años, pero quizá tengo un bisnieto que sí pueda llegar a verlo.

Y con un poco de suerte podrán vivir en Neoterra

Evidentemente, todo esto no quiere decir que en ese universo no haya problemas. Al fin y al cabo, es un juego de combates, tienes que dar a la gente un motivo para liarse a tiros. Pero esos motivos son lógicos. En parte por el propio Trasfondo y en parte por la escala del juego, aquí no hay genocidios masivos provocados por adoradores de dioses sedientos de sangre ni cosas semejantes, sino comandos que llevan a cabo operaciones limitadas y secretas buscando obtener ventajas geopolíticas para su nación o su empleador. Aquí se lucha por recursos, por dinero, por poder... en definitiva, por cosas realistas, no porque nadie sea un maníaco ultrachalao que quiere dominar el mundo y convertirlo en un erial de no muertos o cosas así. Cosa que también está bien, no digo que no, pero de nuevo el enfoque de Infinity es bastante refrescante y sobre todo se agradece para descansar de tanto conflicto apocalíptico que arrasa planetas y sistemas enteros. De los combates de Infinity ni siquiera se entera nadie.

Reglas

Esto tiene una derivada muy importante en cuanto a las reglas, y es que no evita, pero sí dificulta un comportamiento culoduro. Al fin y al cabo, el culodurismo se define como un comportamiento que busca la victoria independientemente de la ética del juego. Obviamente excluyo cosas como engañar al rival o usar dados trucados, que eso es ya una categoría aparte, directamente hacer trampas. Pero sí me refiero a cosas como rechazar un desafío con un paladín bretoniano, presentarte con una lista imperial con dos tanques de vapor en 2000 puntos o ponerle a un señor del Caos de Khorne un objeto mágico de Slaanesh. A lo mejor todas esas cosas son válidas, pero son cosas que atentan contra la ética de un juego que busca representar una historia con unos personajes y ejércitos con una forma de actuar concreta, y por tanto hacer cosas así estropea la experiencia, por decirlo en términos modernos.

Infinity, en cambio, es un juego de operaciones especiales, donde la actuación de los soldados representados por los muñecos está guiada por el pragmatismo más extremo, no por ningún ideal, ni bueno ni malo. Son operaciones con objetivos concretos y lo que esa gente quiere hacer es cumplir esos objetivos, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Por tanto, cualquier truco malvado que se quiera usar está perfectamente integrado en la lógica del juego, y no chirría que alguien se valga de ellos porque eso es exactamente lo que harían los tipos de operaciones especiales a los que se representa.

Mira cuánto humanismo ilustrado

Es evidente que siempre se puede conocer a alguien que esté dispuesto a ser odioso incluso en ese contexto, pero una gran ventaja que tiene Infinity en ese sentido es que sus reglas fueron escritas ya con el juego competitivo en mente desde el principio. Se nota que el juego es español (Corvus Belli es una empresa gallega) y se conocían el percal. Eso es una enorme ventaja porque crea un sistema donde la tensión natural entre el culoduro y el tropical, aunque no llega a desaparecer (eso es imposible) sí se minimiza bastante. Eso hace no solo que ambos tipos de jugadores puedan coexistir razonablemente, sino que incluso los jugadores de cada una de ambas filosofías puedan explorar la otra filosofía sin sentirse culpables. Un narrativo extremista como yo no debe tener tanto rechazo en Infinity a hacerse una lista afilada, mientras que un culoduro puede elegir su ejército en base a su narrativa, porque en Infinity todo es jugable y no es la lista, es el jugador.

Pongo estas afirmaciones en cursiva porque son matizables. Por supuesto que en Infinity hay perfiles mejores que otros y ejércitos mejores que otros. De hecho, una de las críticas que se hace al juego y a Corvus Belli es que de un tiempo  esta parte ha comenzado a basarse en la estrategia del power creep, que no deja de ser una estrategia de venta. Eso es cierto, pero Infinity es un sistema de juego que está especialmente preparado para resistir eso por dos razones.

El primero es el sistema de órdenes. En la inmensa mayoría de juegos que conozco, por no decir en todos, una miniatura (o unidad de ellas) puede hacer su activación, y listo. No hará más ni hará menos. Una miniatura potente en el juego será aquella que sea capaz de sacar un mayor partido de su activación, mientras que una miniatura más débil será la que no consiga rentabilizarla. En Infinity, dicho muy por encima, cada miniatura aporta una orden, que es una activación, y éstas se ponen en común para ser distribuidas como se quiera por cada miniatura del comando. Es decir, es perfectamente posible que una misma miniatura haga diez activaciones, si hay recursos para ello.

Esto tiene dos consecuencias en términos del equilibrio del juego: en primer lugar, para ganar una partida no basta con haber metido los perfiles más optimizados, que los hay, sino en asignarles bien las órdenes, y eso es una habilidad que hay que desarrollar con el tiempo y la experiencia. No basta con tener la "habilidad pasiva" de copiar la lista ganadora del megatorneo de X, si no se asignan bien las activaciones (las órdenes), el resultado será previsiblemente catastrófico. En segundo lugar, en toda lista capada por un nivel máximo de puntos, como las que se utilizan en muchísimos wargames e Infinity entre ellos, la construcción de la lista es un juego de suma cero. El tipo más megabrutal de la muerte matará mucho, pero costará muchos puntos, lo que te deja con menos puntos para las demás tropas. Eso en Warhammer puede ser menos relevante, pero en Infinity, aquellos jugadores astutos que se enfrenten a un perfil muy poderoso pueden debilitarlo indirectamente a base de matar las órdenes de las que se nutre, procedentes de tropas mucho más débiles.

Una variedad inabarcable

El segundo mecanismo por el que el juego está hecho a prueba de culoduros es por la inmensa variedad de perfiles que ofrece. En el juego hay del orden de unas cincuenta y pico facciones, unos treinta tipos de tropa por cada facción de media y seis o siete variedades de perfil por cada tipo de tropa. Es verdad que hay muchas tropas que pueden encontrarse en varias facciones, pero aun así, echad cuentas. Y lo bueno es que cada perfil ofrece cosas diferenciadas. De nuevo, es evidente que hay perfiles objetivamente muy buenos y otros que no valen un carajo, pero son los extremos y son cuantitativamente escasos. La inmensa mayoría de los perfiles te ofrecen alguna razón para recurrir a ellos. Decir que todo en Infinity es jugable es una exageración, pero decir que el 95% es jugable no lo es.

Voy a ejemplificar esto con un dilema que he tenido varias veces en la liga que acabo de jugar con Ariadna genérico en GT Norte. En ella he recurrido en todas las partidas a un Veteran con HMG AP, pero he dudado mucho entre meterlo a él, un Volvolak o un Kosmosoldat (efectivamente, todos ellos son rusos, pero IN SPEHS). El Veteran me ofrece un disparo muy bueno con CD13 y mimetismo (-3), con lo que tiene una mayor capacidad para ganar tiroteos, y además tiene las reglas de veterano y sexto sentido, lo que le hace inmune a muchos trucos sucios que puedan dirigirle o a ataques desde vectores inesperados. Frente a eso, un Volvolak tiene CD 12, no tiene mimetismo y pierde la munición AP (armour penetration), por lo que su capacidad de ganar tiroteos es peor, pero es bueno en cuerpo a cuerpo y tiene un arma de plantilla, con lo que se defiende mucho mejor en distancias cortas. Además, tiene inmunidad total, lo que significa que un misil en el pecho no le va a doler más que un fusil. Por último, el Kosmosoldat mantiene la CD13, gana +2 de BLI hasta la brutalidad de 6 (creo que es la tropa de infantería más acorazada del juego) y gana +1 al daño de su HMG AP, a costa de perder mimetismo y las reglas molonas de veterano y sexto sentido. Todos ellos tienen un valor en puntos muy parecido.

Quienes no conozcáis el juego quizá no habréis entendido mucho, pero espero haberos transmitido la idea de que cualquiera de esos tres perfiles es usable, y cada uno ofrece cosas distintas. Que brillen más o menos dependerán del papel que adopten en la partida, del rival y de la misión que se esté jugando. Ante esa gigantesca variabilidad, es poco probable que haya un perfil que sea bueno siempre. Incluso los perfiles más potentes del juego, como el Avatar o Aquiles, pueden encontrarse con circunstancias en las que podría haber otro perfil más adecuado. Circunstancias de nicho quizá, pero existen. Y eso, que debe ser desesperante para un culoduro porque no tiene una lista que plastificar, es una bendición para los jugadores normales. Si por lo que sea hay una miniatura que te encanta, juega con ella. Si la usas correctamente es probable que le saques partido.

Como a mi miniatura preferida, el scout sniper, que generalmente me da muy buenos resultados

Un juego para todas las estaciones 

Toda esta variedad hace que Infinity sea un juego con una rejugabilidad, nunca mejor dicho, infinita, hasta el punto de que no conozco otro juego que ofrezca tantísimas horas de entretenimiento diferenciado por tan "poca" inversión. Ni se le acerca. Todas las combinaciones de facciones, perfiles y misiones que te puedes encontrar hace que ver dos partidas iguales sea poco más o menos como encontrarte con una persona idéntica a ti por la calle: técnicamente posible, pero estadísticamente muy poco probable. Es por eso que siempre digo que, si solo pudiera jugar a un juego, sería Infinity. Ningún otro me recompensaría de igual modo una dedicación exclusiva. 

No hay que ocultar que esto tiene su lado negativo, o que para algunos puede ser negativo, y es que Infinity es un juego contracultural. En estos tiempos de "compra la caja y juega en cinco minutos", Infinity es un juego extremadamente complejo con una curva de aprendizaje muy pronunciada. Yo creo que la gente empieza a tener una cierta idea de cómo funciona Infinity para la sexta o séptima partida, y aprenden a jugar bien a la vigésima. O a la quincuagésima en mi caso. No es un juego para la gente que se frustre con facilidad. Pero precisamente por ello es un juego extremadamente gratificante, al nivel (salvando las obvias distancias) de subir una montaña complicada. Mientras se está subiendo es inevitable cagarse en uno mismo por la idea tan tonta que se ha tenido, pero una vez se llega a la cumbre se ve que ha merecido la pena. 

Yo sigo ahí, y seguiré ahí todo el tiempo que pueda, porque estoy convencido de que no hay un juego que merezca más la pena que éste. Naturalmente no me voy a dedicar a él en exclusiva, siempre he sido un politoxicómano miniaturil y siempre lo seré pero me alegra haberme reencontrado con él después de tanto tiempo, y si todo va bien os iré trayendo más cosas de Infinity por aquí.


¡Hasta entonces!

8 comentarios:

  1. Muy buen juego. Para mi el problema es el estilo de pintura, que no se me da bien, y un poco la estética, con lo que al final pierdo interés, pero el sistema de juego está muy bien. (Chernov)

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    1. Lo bueno de eso es que como llevas Shasvastii la pintura te da igual, como siempre están camuflados...

      A ver si echamos unas partidicas de Infinity cuando vengas a Madrid!! Y de todo lo demás, claro

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  2. Grandísima reseña.
    Muchas gracias por citarnos, incluso con un toque también contracultural. Simplemente hacemos lo que nos parece para disfrutar.
    Y sí, hay juegazos que el mercado, por lo que sea, olvida. Pero están ahí para nosotros.
    Nunca me encajó la estética de Infinity y sin embargo desde que vi aquí lo del futuro no distópico le pillé la gracia. Desde luego lo has "vendido " muy bien. Y tu explicación del culodurismo es perfecta.
    Ahora la pregunta te la hago yo a ti. Para nosotros, que ya nos conoces jugando... Nos recomiendas empezar con Infinity a estas alturas? Y con qué caja deberiamos?
    Un abrazo

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    1. Creo que blogger está haciendo una cosa extraña con los comentarios, respondí esto en su día y me aparecía, pero ahora no... por si acaso pongo de nuevo lo que escribí:

      ¡Muchísimas gracias! Mordheim también es un juego contracultural para lo que se estila ahora, efectivamente, pero como bien dices sigue siendo espectacular. De hecho mi top 3 de juegos lo forman, en este orden, Infinity, Blood Bowl y Mordheim. Quizá eso da para otra entrada.

      Si algún día alguien me pregunta si le recomiendo Infinity y yo respondo que no, sería como el meme ese de Terminator de "tus padres están muertos". Matadme, no soy yo. Solo le veo dos problemas a comenzarlo de cero: reconozco que es un juego que hasta que le pillas la gracia se hace un poco cuesta arriba y requiere algo de perseverancia en los momentos iniciales, pero vale la pena después. El segundo problema es que es un juego que depende mucho de la escenografía, pero para vosotros eso no debería ser problema, y si lo fuera, Corvus Belli vende packs de escenografía bastante majos: a 10 euros si son de cartón ligero, 30 de cartón duro. Con tres o cuatro de esas se puede hacer una mesa bastante razonable.

      En cuanto a cajas, hay varios packs que te venden 10 miniaturas por 90-110 euros, yo creo que están bastante bien para empezar. También sacan de vez en cuando lo que llaman los "operations", que son cajas digamos de inicio con dos facciones. La que se vende ahora es Blackwind, de Hassassin vs Falange de Acero, y supongo que todavía puedes encontrar por ahí la Crimstone, Kosmoflot vs Corregidor. Lo bueno de estas cajas es que te vienen con escenografía, marcadores y un panfletillo de reglas para ir iniciándote poco a poco, lo malo es que vienen 7 miniaturas por bando en vez de 10, pero son una buena forma de empezar.

      ¡Un abrazo!

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  3. Es un gran juego, muy difícil de jugar en toda su esencia, pero el juego en si, es buenísimo. Durante su tercera edición le di oportunidades, pero con la cuarta, y viendo el destrozo que les han hecho a la estética Morat (aunque sé que puedo jugar con las minis viejas que tengo), lo he descartado. Quizá no para siempre pero a día de doy, sí.
    Muy interesante la entrada, Soter.
    Un saludo.

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    1. ¡Muchas gracias! Estoy de acuerdo contigo en que lo que le han hecho a los Morat es difícilmente justificable, además de innecesario, porque ya tenían una estética muy molona y lograda. Tanto es así que cuando quiero comprar Morat (otro de los muchos ejércitos que juego, aunque este todavía lo tengo que comenzar) tiro de eBay, las cosas como son.

      Dicho lo cual, coincido con tu valoración: difícil de jugar pero buenísimo.

      ¡Un abrazo!

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  4. Tengo buenos recuerdos de este juego. Durante su segunda edición e inicio de la tercera era el único wargame que jugaba.

    Las reglas creo que, en su forma más básica, son bastante sencillas. Gastas una order y activas una miniatura, ya sea con una acción larga o dos cortas. Donde se complica es en la interacción de las distintas habilidades y las oras. Pero nada que no sea insalvable o injugable.

    No sé cómo está el panorama jugón hoy en día con este juego pero me da la sensación de estar un poco parado y es una pena.

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    1. La puñetera manía que tiene blogger de borrarme la respuesta a este comentario cohone. Tercera vez que lo pongo, espero que no se vuelva a borrar:

      ¡Anda mira! Al final hemos jugado a Infinity todos los que pasamos por aquí. No me extraña, es un símbolo de distinción...

      Yo debí entrar más o menos cuando tú lo dejaste, a mediados de N3. Como dices la mecánica básica en realidad es simple cual asa de un cubo, su complejidad viene de la enorme cantidad de habilidades, armas, equipo... pero eso es bueno, es lo que le da profundidad al juego.

      En esta nueva edición han hecho una cierta simplificación, aunque por suerte no ha sido demasiada. Personalmente creo que lo que más daño le hace al juego es que empieza a haber una cierta saturación de perfiles que es verdad que no sé muy bien cómo van a resolver, y en consecuencia se ven obligados a que los perfiles nuevos sean más llamativos o rompedores, lo que ha llevado a un cierto power creep. Entiendo que esa es la razón por la que el juego anda un poco más parado.

      Dicho lo cual, yo llevo dos ligas jugadas en Goblintrader Norte, en Madrid, con veintipocas personas en cada una, y la verdad es que me lo estoy pasando como un enano. Y los rivales que he tenido han sido todo personas maravillosas. Algún chalao debe haber, como en todas partes, pero si me atrevo a ir a eventos de Infinity y ni se me pasa por la cabeza hacerlo de Warhammer es porque al final Infinity filtra a un tipo de jugador que suele tener una alta tolerancia a la frustración, cosa que los ganar-a-toda-costa normalmente no tienen. No sé si es también tu experiencia (que me gustaría escuchar, la mía al final es limitada) pero de momento estoy bastante contento con lo que me he encontrado.

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