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miércoles, 26 de febrero de 2020

Los orkos sosiales


Bueno, bien, ha llegado el momento de explicar esto.

Hace unos días publicó Fornidson un relato sobre los Gretchins que había usado en una campaña que hicimos de Gorkamunda. En ella se hacía referencia al planeta Vandalucía y a unos orkos iletrados que no sabían hablar bien. Eso es porque mi banda de Morkistas en aquella campaña eran... orkos andaluces anarcocapitalistas.

La de juego que me ha dado esta tontería
Os pongo en contexto. Personalmente acabé muy hastiado de 40k, más que nada porque para mí lo que define un juego es su Trasfondo, y el Trasfondo de 40k estaba llegando a unos niveles de GRIMDARK exagerados. En la tercera edición de 40k, cuando yo empecé, desplegar una escuadra de marines espaciales en un planeta era un esfuerzo bélico brutal por parte del Imperio, el equivalente a "eh, esto es serio". Los necrones eran una civilización ancestral con tintes de horror cósmico lovecraftianos, lo mismo los tiránidos, había muchas cosas que eran susurros entre las sombras. Era GRIMDARK bien hecho. Pero con el paso del tiempo y la infantilización del juego, todo eso se fue perdiendo a favor de un "horror" más explícito y, en ocasiones, autoparódico. Los necrones se convirtieron en momias espaciales ridículas y una escuadra de marines dura cinco segundos en un campo de batalla porque son rápidamente aplastados por el Megaheavy Skullcrusher Gangstadeath OF DOOM©, que por supuesto querrás usar (y comprar). 

El caso es que a varios del grupo de juego, especialmente a Malvador, le molan mucho el 40k. Así que propuse jugar a Gorkamunda (de hecho propuse Gorkamorka, pero algunos querían jugar con humanos... insensatos), que al menos tiene orkos y los orkos molan. Y tenía un plan en mente para que molaran más...


Desafiando abiertamente el elemento GRIMDARK de 40k (aunque no de Gorkamorka, que es un juego como Gorko y Morko mandan) ideé una banda de orkos que fuera una salvaje ida de olla. Les puse acento andaluz (yo soy andaluz), concretamente de Andalucía occidental aunque yo soy de la oriental, y los hice del Clan Luna Malvada, pero ya no solo "mercaderes" y tal que es el rasgo fundamental de este Clan, sino anarcocapitalistas. A tope. 

Bien, lo que resultó es como digo algo demencial, pero pese a todo, algo de lo que estoy contento, dentro de su innegable locura. Os dejo con el Trasfondo base de los orkos sosiales, y ya iré subiendo algunos relatos concretos de la campaña.



Los orkos sosiales son una curiosa mutación dentro de la sociedad orkoide, a la cual indudablemente pertenece pero de la que se diferencia en dos aspectos. El primero es el lenguaje: mientras que la amplia mayoría de los orkos no es capaz de pronunciar correctamente el fonema “s”, los orkos sosiales lo utilizan ampliamente, sustituyendo la omnipresente “z” orkoide por el fonema “s” en muchos casos. También tienen otras variaciones dialectales como aspirar vocales o cambiar muchas “l” por “r”, de forma que, donde un orko normal diría:

“Me voy a komer tuz zezoz, kabronazo”

Un orko sosial afirmaría:

“Me via kome tuh sesoh miarma”

Esta variación provoca al principio una terrible confusión entre los demás orkos, aunque normalmente se salva en cuanto se realizan tres o cuatro bromas al respecto y se abre alguna cabeza. Pese a ello, los malentendidos subsisten y pueden llegar a ser épicos, como cuando el Megabrutal Assosiate Grashkurgh (“Megabrutal Assosiate” es el equivalente a “Kaudillo” en otras organizaciones orkas) advirtió al Kapitán Korzario Barglar de que no entrara en determinada habitación donde se guardaba la “sarsa”. Barglar, creyendo que se trataba de un condimento, entró naturalmente en la habitación, donde se encontró con una zarza venenosa cuyas raspaduras le tuvieron varias semanas paralítico.

La segunda mutación no es tanto genética como cultural, y se explica por el contexto del planeta de origen de los orkos sosiales, Vandalucía. Vandalucía es un planeta en su mayoría acuático, en donde las pocas tierras emergidas se extienden en una superficie exigua cerca del trópico norte del planeta. Estas tierras emergidas, que también reciben el nombre de Vandalucía, estaban ocupadas por los orkos sosiales en su parte oriental, pero también por humanos en la parte occidental. Este extremo, el oeste, es la zona más próspera, con ríos caudalosos y apacible lluvia que genera buenas cosechas, ergo la supervivencia es más fácil. La zona oriental, por su parte, es más agreste, montañosa y desértica, azotada por vientos huracanados, por lo que ni siquiera el extraordinariamente resistente sistema de reproducción orkoide podía generar una cantidad de orkos suficiente como para ocupar la zona humana. En cualquier caso, ambas tierras estaban separadas por imponentes cadenas montañosas y las interacciones entre humanos y orkos eran escasas, por lo que ambos convivían de forma relativamente pacífica.

Esto cambió cuando los humanos de Vandalucía se entregaron a la adoración al Caos. Los orkos no guardan registros de cuándo sucedió esto, ni si fue un proceso gradual o de la noche a la mañana, pero lo cierto es que los humanos degeneraron en la adoración a los poderes ruinosos: mutaron, entregaron sus almas a los habitantes del Vacío, y se constituyeron en un nuevo Gobierno oscuro y retorcido, conocido como la Junta.

Después de eliminar a los pocos humanos que se negaron a aceptar este cambio, los ejércitos ululantes y desquiciados de la Junta se internaron en las tierras de los orkos, llevando consigo lo que los orkos llamaron “Er Kódigo” y cuyo nombre, según la Junta, era el “Código de Tributación”. El Kódigo era un gigantesco libro de tres metros de altura y trescientos kilos de peso, que describía todos los impuestos que la Junta exigía a sus habitantes, y pretendía exigir también a los orkos. Entre ellos se incluían algunos como el impuesto por dormir, el impuesto por respirar, el impuesto por no respirar o el impuesto por sentarse. La Delegación de la Junta pretendía exponer a los orkos todos los conceptos sometidos a gravamen, en una lectura que habría durado seis días con sus noches, pero los orkos no prestaron atención más de tres minutos. No sabían lo que era un impuesto y, además, de haberlo sabido habrían rechazado que alguien les impusiera pagar por cosas que podían hacer perfectamente solos, como construir sus casas, vender garrapatos-nuez o dormir.


"Loh impuehtoh son robo pisha"
La Junta reaccionó con violencia ante esta “alarmante carencia de solidaridad y sentido cívico”, como la calificaron. Sus ejércitos cruzaron los pasos montañosos y se adentraron en el territorio orko, buscando someter a la población y tomar por la fuerza aquello que los orkos se negaban a entregar por la fuerza. Por suerte, las tropas de la Junta eran perezosas y desmotivadas, y sus oficiales eran incompetentes nombrados a dedo, gracias a lo cual su sublime equipo (pues la Junta disponía de grandes riquezas gracias a su sistema impositivo) no se utilizaba eficazmente y los orkos podían aguantar el tipo. No obstante, las hordas mutadas de la Junta eran interminables, y los nobles orkos sabían que, en el fondo, la victoria de la Junta era sólo cuestión de tiempo.


En este momento surgió la segunda mutación que separa a los orkos sosiales del resto de su especie, y que es realmente una mutación cultural. Los orkos de Vandalucía pertenecían (y pertenecen) al Klan Luna Malvada, con lo que siempre han sido, no sólo muy ricos, sino orgullosos de esa riqueza. Ahora bien, la única forma que concebían de aumentar esa riqueza era por la tradicional vía orka, léase romperle la cabeza a otro orko para adquirir sus piñoz (piñoh, en este caso). En aquellos días aciagos, y bajo el asedio de las tropas mutantes de la Junta, alguien ideó un nuevo sistema: si la riqueza se ponía en común, si en vez de que cada orko fuera a su bola se creaba un fondo, se podrían comprar más y mejores armas, armaduras y vehículos, y los ejércitos estarían mejor provistos. Posteriormente, el botín obtenido de los saqueos se podría repartir según la proporción de piñoh que cada orko hubiera puesto en el fondo común, de forma que, si el saqueo salía bien, recibiría lo que hubiera puesto más un porcentaje del beneficio.

Con esta brillante idea surgieron las “asosiasiones”, es decir, fondos comunes de piñoh (el llamado “kapital sosial”) donde cada orko que participaba cedía una parte de ese kapital, convirtiéndose así en “sosio” o “assosiate”, y recibiría posteriormente un “benefisio sosial” según los recursos generados con el saqueo. En el fondo, esta nueva organización no subvertía la naturaleza orka de que mande el mayor y más verde, dado que los orkos mayores y más verdes tienen más piñoh, con lo que su participación en el kapital sosial sería mayor (estos sosios preferentes reciben el nombre de “Brutal Assosiate”, que es el equivalente a los Nobles, o “Megabrutal Assosiate”, que como se ha dicho es el equivalente a los Kaudillos). No obstante, sí resultaba más justo para los guerreros normales, los sosios rasos, quienes no se iban a ver obligados a ir a la guerra tras ser “convencidos” a mamporrazos por un orko más brutal sino que lo harían voluntariamente, aportando el kapital sosial que quisieran y pudieran, y recibiendo una parte del botín dependiente de esa partisipasión y no de lo que decidiera el Kaudillo de turno.

Gracias a esto, incontables orkos fueron a asosiarse rápidamente, poniendo toda su riqueza en forma de kapital sosial. Las primeras batallas contra la Junta fueron un éxito, el botín capturado, enorme, y los pioneros en asosiarse se hicieron multimillonarios de la noche a la mañana. Esto animó aún más el espíritu asosiasionihta que se vivía en las regiones orkas de Vandalucía. Los mekánikoh crearon cada vez más buggies, camiones y kópteros, e incluso creaciones más estrafalarias. Los armeros no cesaban de forjar akribilladoreh y kañoneh cada cual más salvaje que el anterior. La fama de las asosiasiones llegó más allá de las estrellas y korzarioz orkos variados corrieron a inscribirse en las ya existentes o a crear otras nuevas. Finalmente, la Junta fue derrotada, aunque los orkos sosiales, con buen criterio, no avanzaron hacia Vandalucía occidental. Si la Junta era una gallina de los huevos de oro, ¿para qué matarla?

Ejemplo de asosiasión a la que le han ido bien las cosas
A día de hoy las asosiasiones han prosperado en Vandalucía oriental, pese a que las condiciones climatológicas siguen sin permitir una gran expansión demográfica. No obstante, el espíritu asosiasionista ha llevado a las asosiasiones a fletar expediciones para obtener las ganancias que el inmenso océano alberga en su oscuro seno: restos de civilizaciones perdidas, muy anteriores a la llegada de los orkos o de la Junta, yacen sepultados bajo el oleaje, y aunque los orkos sosiales deben enfrentarse a las expediciones de la Junta, piratas o a los monstruos marinos, cada expedición que regresa del fondo del mar lo hace cargada de inmensos botines. También se ha establecido una serie de fortalezas flotantes sobre el mar para ayudar en esta tarea. Por último, los orkos sosiales siguen buscando oportunidades propicias de “inversión” y han salido de Vandalucía para recorrer las estrellas, convirtiéndose en hábiles contrabandistas y peligrosos rivales.

“Los orkos son el culmen de la creación. Para ellos la gran lucha ya está ganada.
Su sociedad ha evolucionado hasta el punto que no existe la angustia ni el estrés. ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlos?
Los eldar hemos fallado como especie, y los humanos van camino a su extinción ¿Y por qué? Porque ambos hemos buscado respuestas a preguntas que un orko no se molestará nunca en hacerse.
Ante nosotros hay un cultura fuerte, y en cambio, la despreciamos por primitiva…”
Uthan el Perverso, Filosófo Eldar

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