Saludos a todos, damas y caballeros.
La campaña de Gorkamunda fue bastante curiosa. No llegamos a jugar muchas partidas, pero generó una cantidad de Trasfondo absolutamente desproporcionada. Normalmente en cada campaña que echamos acabamos generando decenas de páginas en Word de relatos. En el caso de Gorkamunda, la compilación que tenemos sobrepasa fácilmente las cien páginas... incluso aunque sólo llegaramos a jugar unas cinco o seis partidas.
En realidad eso se lo debemos en buena medida a Malvador, que es el más amante de 40k de todos nosotros, y se vino muy arriba con sus piratas muertos de hambre. Pero Fornidson y yo también hicimos nuestra parte. En concreto, como os comenté en una entrada anterior, creé un concepto de orkos para mi banda que era totalmente ridículo. Dicho lo cual nos hizo mucha gracia, y algunas de sus expresiones ya se han quedado por ahí rondando en nuestro grupo, y Krukskul, el noble que lideraba la banda, se ganó un sitio en nuestros corazones.
Este relato que os presento es el primero que escribí, correspondiente a la primera partida, en la que Fornidson llevó una banda de mutantes que posteriormente acabaría cambiando por Gretchins. Es también la partida en la que se empieza a ver la manifiesta incapacidad de mi mekániko, Thugsnik: en Gorkamorka el primer avance de un vehículo es libre, pero si quieres mover más, debes tirar un dado para que no se te cale, y es tanto más fácil que se cale cuantos más movimientos adicionales quieras hacer. Bueno, mi camión siempre se calaba a la primera. Acabé echándole la culpa de ello a Thugsnik, claramente un experimento fallido dentro del sistema evolutivo orkoide.
Sin más, os dejo con el relato. Espero que os guste.
" ¿Ké karaho le pasa ar motor pisha?"
"¡Ni idea, Brutal Associate! ¡Parese ke no tiene
gáh!"
El Brutal
Associate Krukskul había llegado hacía escasamente un par de días a Pozo
Sosial, el puesto avanzado de las asosiasiones de Vandalucía en un planeta
cercano cuyo nombre, para los orkos, era simplemente “Akiaipiñoh”, por las
grandes oportunidades de obtener beneficio sosial que, según los rumores,
ofrecía el planeta. Pozo Sosial no era más que un poblado con un par de
kantinas, tres o cuatro talleres mekánikos y algunas casuchas destartaladas,
pero ofrecía lo suficiente para que las asosiasiones pudieran empezar a
formarse. Krukskul logró asosiarse rápidamente con un manitaz, Thugsnik,
sabedor de que era imposible llevar a cabo una buena empresa sin contar con
vehículos y un buen mantenimiento para los mismos. En la Taberna “Er Bien
Pagao” cerraron el acuerdo de asosiasión entre tohtaikah de garrapato-camarón
frito y jarras de rebujito de hongos, constituyendo la asosiasión “sosios
soleados del desierto S.A.B (Sosiedad Anónima Brutal)”, a la que pronto se
habían sumado otros muchachos entusiastas, incluso uno, el sosio Razgob
Manosuelta, quien aportó un akribillador pesado que fue rápidamente instalado
en el kamión aportado por Thugsnik. No había muchos sosios que ofrecieran su
participación, pues aún eran pocos los orkos llegados desde Vandalucía, pero
Krukskul confiaba en que su asosiasión crecería rápido. Llenos de entusiasmo
compraron toda la munición necesaria, la gasolina, las tohtaikah de
garrapato-kamarón y varias jarras de rebujito de hongos, y partieron hacia el
desierto en busca de benefisio sosial… pero claro, a algún gilipollas se le
había olvidado comprar el nitrato para los cohetes.
"¡Pue ke tenga arguna fuga!" – gritó Razgob como
un maníaco. Como siempre, vaya.
“Ehpero ke
no”, pensó Krukskul para sus adentros. No podía preguntarle a Thugsnik, dado
que el avispado manitaz había saltado del vehículo para dirigirse a un
prometedor pedazo de tecnología que sobresalía medio enterrado entre la arena
del desierto. Como le hubiera timado… bueno, no tendría mucho sentido, al fin y
al cabo el mismo Thugsnik confiaba en ese kamión para regresar a Pozo Sosial y
no morir de sed cuando se acabara el rebujito de hongos. Quizá fuera
simplemente un inútil. “Menudo malahe”.
Krukskul se
sentía frustrado por la lentitud del kamión, particularmente porque allá al
fondo se divisaba una batalla, y Krukskul, aunque como Luna Malvada tenía un
sentido del benefisio sosial muy desarrollado y era “kalkulador”, como orko no
dejaba de ser un bestia. Tampoco es que ambos conceptos estuvieran reñidos en
la mente de ningún orko sosial, al contrario, los más bestias solían obtener
los mejores beneficios sosiales. Pero en ese momento en el que varios sosios se
estaban ya encargando de desenterrar tecnología, Krukskul sólo estaba
preocupado de darse de tortas.
Allí al fondo,
entre las extrañas columnas de arenisca parda, Krukskul podía ver a lo que
seguramente eran piratas o mercenarios humanos resistir el asedio de unos
nativos que, pese a ser vagamente humanoides, estaban extrañamente mutados, y
se movían en monturas igualmente deformes. Los piratas debían ser gente muy
profesional, pues estaban contrarrestando la potencia de fuego del enemigo
desde su vehículo (que tenía orugas a los lados y un motor inmenso, con lo que era bastante extraño) con gran eficiencia, hasta el punto de
que consiguieron repeler el ataque. Krukskul vio cómo uno de los mutantes, el
que parecía ser el líder, era volatilizado por un disparo de algún arma pesada,
y otro mutante fue derribado por el fuego sostenido de los piratas.
Por suerte
para Krukskul, este segundo mutante estaba ya cerca de su posición, y
desentendiéndose del kamión sosial (que en ese momento se movía a baja
velocidad, al estar entrando en unas densas formaciones de columnas), gritó con
todo el salvajismo que pudo y se lanzó a por el mutante. Su montura luchaba por
levantarse, pero tuvo que desistir forzosamente cuando Krukskul disparó sobre
ella y le alojó dos balas en el cráneo. El mutante intentó alcanzar el rifle
que portaba, pero Krukskul lo alejó de un puntapié y, agarrando al deforme ser
de la chepa, procedió a realizar un análisis científico, confirmando
empíricamente lo que había teorizado antes.
"Ké feo ereh miarma".
El Brutal Associate Krukskul |
Y lo lanzó
contra una de las columnas con desprecio, rompiéndole la espalda.
Miró frente a
sí y vio a los piratas, quienes avanzaban con su vehículo hacia la chatarra
dejada por los mutantes en su huida, realizando algunos disparos disuasorios.
Un par de piratas se giraron hacia su posición y le apuntaron con escopetas,
pero no le dispararon, porque Krukskul tampoco hizo nada. Pasado el momento
brutal llegaba el momento “kalkulador”, sobre todo porque sabía que, por muy
bestia que fuera, el resto de su asosiasión estaba lejos de él. Además,
aquellos piratas parecían efectivamente gente curtida, particularmente uno con
el cabello largo, barba cerrada y cara de… de… de ser un tío muy duro, vaya. Al
mismo tiempo se veía que los humanos no querían más follones de los que ya
habían tenido, con lo que aquello era, desde todos los puntos de vista
posibles, un empate. Al menos por el momento.
A esto, hay que jugar si o si, con Lokillo de fondo cantando "yo para ser feliz quiero un camión"
ResponderEliminarOstras es verdad, no había caído xD
EliminarYo camión tenía. Otra cosa es que funcionara. Eso ya...