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lunes, 29 de junio de 2020

El Culto de la Carne Inmortal


Saludos a todos, damas y caballeros.

Llevo mucho tiempo queriendo hacer esta entrada, pero no he podido hasta que he tenido pintadas a todas las cafres que forman parte de la misma. Se trata nada menos que de la presentación de la cábala de nigromantes liderada por Chantal, mi personaje para los No Muertos. Son muchas, tantas que raro será que aparezcan juntas alguna vez en una partida, pero me vienen bien para tener diversidad narrativa.

Chantal y sus colegas preparando una sangría
Como os he comentado alguna vez, Chantal surge de Mordheim, concretamente de la Segunda Era, en la que era simplemente un despojo con habilidades académicas en lugar de fuerza. Su leyenda ha ido creciendo hasta llegar a ser una poderosa nigromante, y parte de las integrantes de su cábala están con ella desde los tiempos de Mordheim, concretamente Beatrice y Sveta. Había otra chica, la Dama Azabache, pero murió en el transcurso de la campaña, tiroteada por un ingeniero de Nuln. Las demás son añadidos posteriores, que no llegaron a estar en Mordheim, pero en alguna ocasión han hecho aparición en partidas de Fantasy. Me falta de momento a Zamira, la árabe, porque aún no me ha llegado su miniatura, pero tiene su propio relato de presentación, que colgaré cuando llegue el momento.

Sin más, os dejo con las chicas y con sus miniaturas.


EL CULTO DE LA CARNE INMORTAL

Tras la Revuelta Artúrica y la desaparición de Aurelian, el Caballero Negro, los restos del Cónclave de la Noche Interminable quedaron finalmente libres de la influencia del vampiro. Las circunstancias que rodearon a la Revuelta hicieron que Chantal y sus amantes dejaran de estar seguras en la Mansión de los Mil y Un Cortes, por lo que abandonaron Mordheim y comenzaron una vida errante que las llevó a viajar por varias tierras, hasta que finalmente lograron reunir el suficiente poder como para arrebatar a las tribus Goblin lo que había sido una antigua atalaya enana situada en las Montañas Negras, entre el Imperio y los Reinos Fronterizos. Allí, Chantal rehízo su corte, mucho más depravada y sangrienta de lo que había sido su mansión en Mordheim, y desde la temible fortaleza dirigió el Imperio clandestino que había creado en sus viajes.

La estancia en Mordheim había marcado irremediablemente a Chantal, convirtiendo a una muchacha depravada y algo siniestra en un terrible vórtice de lujuria, sadismo y nigromancia. En las ruinas de la Ciudad Condenada fue donde, pese a la vigilancia de Aurelian, fue capaz de dar rienda suelta a sus perversiones, siendo incontables las mujeres con las que se acostó y mucho mayor el número de personas a las que torturó y asesinó, además de obtener el dominio sobre una de las ramas más corruptas e irremediablemente maléficas de la magia. Pero el tesoro más preciado, la revelación que guardaba como una joya en su negro corazón, no era más una palabra. Un nombre.

Nagash.

Aquel nombre era para Chantal una promesa impía, una sombra que aparecía fugazmente entre las amarillentas páginas de los blasfemos tomos que había aprendido a leer durante su estancia en Mordheim. El Gran Nigromante, aquel que había encontrado el medio para burlar a la Muerte, aquel cuyos pasos seguían todos los practicantes de la rama de la magia a la que él diera forma. Y Chantal estaba dispuesta a seguir esos pasos.

La imperial pagó astronómicas sumas a los libreros que pudieran proporcionarle cualquier conocimiento sobre Nagash. Más allá de los tomos de hechicería, lo que la bruja quería descubrir era su biografía. Entre los polvorientos manuscritos heréticos Chantal descubrió a una personalidad abrumadora, un titán indomable que había logrado extraer los secretos de la Magia Oscura de los elfos y la había convertido en una fuente de poder sin límites. Además, su poder y su influencia habían sido tan grandes que prácticamente podía ser considerado un dios, alguien que sometió a toda una civilización a su control, incluso a los vampiros, quienes sólo pudieron ser “libres” tras su caída y que vivían con el temor de su retorno, de la misma forma que ella vivía con el temor del retorno de Aurelian.

Impresionada, Chantal se decidió a seguir los pasos del Gran Nigromante. Fue por ello que, al igual que él hiciera, creó un culto a la No Muerte del cual se proclamó diosa, y sometió bajo su poder no sólo a los muertos, sino a los vivos. Chantal carecía de la habilidad, mágica y política, de Nagash, pero disponía de un arma que el Gran Nigromante nunca había podido usar: la lascivia, reforzada por una belleza extraordinaria. Esa belleza logró someter a muchos hombres y mujeres incautos, e incluso cuando trataba con personas con suficiente disciplina como para no sucumbir ante ella por sus simples encantos, conseguía que se le abrieran puertas que jamás se deberían haber abierto. Fue así como Chantal tejió una red de vasallajes y sumisiones que culminaba en su fortaleza en las Montañas Negras, un lugar menos imponente que Nagashizzar, pero en el cual hordas de personas con la mente totalmente destruida por la lujuria y el salvajismo la consideraban, efectivamente, como a una diosa.

Además de una legión de esclavos, vivos y muertos, Chantal disponía de la lealtad y el apoyo de sus concubinas preferidas, a imagen y semejanza de la corte de mortarcas de Nagash. Beatrice, la nigromante bretoniana que había enseñado a Chantal la nigromancia hasta que se vio sobrepasada por ella, era la suma sacerdotisa de su culto, cumpliendo un papel equivalente al de Arkhan el Negro, la mano derecha del Gran Nigromante. Además de Sveta, a quien ya conoció en Mordheim, Chantal reclutó a la tileana Carol, a la imperial Nadia y a Sarai, de los Reinos Fronterizos. Juntas, este Concilio de hechiceras, asesinas y psicópatas ha extendido una terrible sombra sobre el Viejo Mundo y, aunque su poder e influencia es insignificante en comparación con la que poseía Nagash, han conseguido sobrepasar al Gran Nigromante en una cosa: no sólo han desentrañado los secretos de la No Muerte sino que, gracias a rituales tan infernales y abominables que ni siquiera Nagash en persona los pudo concebir, han logrado también la eterna juventud.

Beatrice Noir, la Ladrona de Almas, suma sacerdotisa del culto: (Mousillon, 1976) Beatrice es una nigromante bretoniana nacida en Mousillon, la ciudad maldita de Bretonia. Ya desde su infancia mostró inquietantes síntomas de afinidad con la magia negra, algo que, si se tiene en cuenta el entorno en que se crió, resulta menos sorprendente que la extraordinaria belleza que mostraba. Beatrice incurrió en la ira del Rey Necrófago de Mousillon cuando asesinó a su amante, una mujer que trabajaba para el vampiro, y tuvo que huir de la ciudad. Finalmente llegó hasta Mordheim, donde conoció a Chantal poco después de que ésta hubiera perdido a su hermana y a Ayn Al-Dhalam, la nigromante árabe que fue su maestra. Beatrice se convirtió en la principal amante de Chantal y fue ella quien enseñó la nigromancia a la imperial, aunque sus conocimientos pronto se verían sobrepasados por los de su aprendiz. Es, por tanto, quien ha estado con Chantal desde sus inicios, y la persona de mayor confianza de la nigromante, hasta el punto de que dirige el Culto de la Carne Inmortal como su suma sacerdotisa. En parte por su cargo, en parte por deseo de Chantal y en parte por legítimo orgullo, es la única del culto que va siempre semidesnuda, mostrando en todo momento unos pechos imponentes.

Pese a lo que diga el Trasfondo, no está semidesnuda. Es esta miniatura de Reaper
Sveta, la Dama de la Oscuridad: (Gorovny, Kislev, 1983) Svetlana, o Sveta según su apodo cariñoso, nació en Kislev, en la pequeña aldea de Gorovny. Siendo aún una adolescente huyó de la dureza de su tierra natal y descendió, en busca de aventuras y una vida mejor, al sur, hacia el Imperio. No tardó en escuchar los rumores sobre Mordheim y las oportunidades de poder y riqueza que ofrecía, y se dirigió hacia allí para poder hacer suyo parte de ese poder y esa riqueza. Al principio se unió a un grupo de contrabandistas kislevitas de vodka, pero no tardó demasiado en conocer a Chantal y Beatrice, quienes la sedujeron y le hicieron unirse a su impío cónclave, si bien al principio, estando el cónclave sometido al vampiro Aurelian, fue entregada a su escudero, Mikael Vespasian, como esclava. No tardó demasiado en liberarse de esta situación, y cuando Aurelian desapareció su libertad fue total. Desde ese momento se convirtió en la persona de mayor confianza de Chantal después de Beatrice, y en la destinada a favorecer las operaciones de su señora en la sombra. Como curiosidad, Sveta es la única del grupo que no es lesbiana, sino bisexual.

De nuevo la miniatura es un modelo de Reaper
Carol, la Dama de la Sangre: (Trantio, Tilea, 1987) Chantal disfruta de vacaciones en varios lugares del Viejo Mundo, pero Tilea es uno de sus favoritos, gracias a su cultura, su vino y sus mujeres. La nigromante ha yacido con muchas tileanas, y algunas de ellas han pasado a formar parte de su culto, pero ninguna ha sido nunca tan prometedora como Carol. Es una mujer casi tan hermosa como Chantal, más voluptuosa aunque menos sensual, y está innegablemente tan loca como su señora. Carol es la Dama de la Sangre porque su sadismo es extremo, y eso en comparación con un grupo de mujeres que ya de por sí tienden a disfrutar con los actos más extremos de crueldad. Es también la más malcriada y caprichosa del grupo, pues a diferencia de las otras, no tuvo una infancia difícil sino que es de origen noble. Su atracción por Chantal es de naturaleza exclusivamente sexual, por lo que es seguro que, de haber alguien que la traicionara y pretendiera ocupar su puesto como líder del culto, sería ella. Pero a Chantal le excita el riesgo, y aunque está loca no es imbécil.

Cambiamos de tercio y nos vamos a Tales of War, concretamente a Tatakoa
Nadia, la Dama de la Muerte: (Essen, Ostermark, 1999) Nadia tuvo la mala suerte de nacer no ya en Ostermark, una tierra ya de por sí lúgubre y deprimente, sino en Essen, una pequeña aldea fortificada cercana a Sylvania. Todo lo que queda tocado por la inmunda sombra de esa región tiende a ser enfermizo y siniestro, y la razón no es otra que la sobreabundancia del viento de Shyish, el viento de la muerte. Nadia nació bajo el toque amatista de Shyish, aunque apenas se percibiera cuando era una niña, pero esta exposición no hizo sino aumentar cuando Nadia tenía once años y Vlad Von Carstein declaró la guerra al Imperio, provocando con ello (y con el ritual blasfemo conseguido mediante la piedra bruja obtenida en Mordheim) un estallido de magia negra que también tuvo su efecto en la joven Nadia. Forzada a huir, perdió a sus padres en la terrible contienda y, una vez que ésta terminó, intentó ganarse la vida como posadera en la inhóspita región de Ostermark. Fue allí cuando, ya con diecinueve años, Chantal la conoció, y viendo tanto su potencial mágico como su extraordinaria belleza, la reclutó inmediatamente. Nadia es una hechicera muy capaz y, paradójicamente, la más alegre y pizpireta de las preferidas de Chantal, aunque eso probablemente se debe a que su conexión con Shyish y los horrores de su juventud la han trastornado más allá de toda lógica.

Un precioso modelo de Black Scorpion
Sarai, la Emisaria: (Reinos Fronterizos, 2004) Sarai era la hija de un reyezuelo menor de los Reinos Fronterizos, alguien a quien el megalómano rey preparaba para liderar su “representación diplomática ante el exterior”. Pero conoció a Chantal en un viaje que la imperial realizaba hacia Nehekhara haciéndose pasar por arqueóloga. El reyezuelo accedió encantado a que Chantal la llevara, tras su vuelta, al Imperio, para, haciendo uso de sus “influencias”, introducirla en los “círculos diplomáticos”. Lo que no sospechaba era que Chantal ya había seducido por completo a su hija, y cuando Sarai llegó, no al Imperio, sino a la corte de la nigromante, la brutal combinación de nigromancia, lascivia y sadismo destrozó la cordura de Sarai, quien se entregó en cuerpo y alma a su nueva señora. No obstante, en cierta forma se cumplió el deseo de su padre, pues Sarai se convirtió en la embajadora de Chantal, la Emisaria. Su papel es similar al de Sveta, con una diferencia fundamental: cuando Chantal quiere que no se sepa su involucración en una operación, manda a Sveta. Cuando, por el contrario, quiere que se sepa que es ella quien manda el mensaje, manda a Sarai. Sarai es la única de las líderes del culto que no tiene poderes mágicos, pero lo compensa con una extraordinaria habilidad para el asesinato sea con armas blancas, a distancia o venenos.

Llegamos por fin a una marca española, en concreto Avatars of War
OTROS SERES ASOCIADOS A CHANTAL

Helena, Doncella Espectral: (Stirland, 1981 – Sauerlach, cerca de Mordheim, 2002) Helena era la melliza de Chantal, una mujer tan despiadada y pervertida como ella, aunque de temperamento más calmado y sumiso, carente de la picardía y la fuerza de voluntad de su hermana. Junto a Chantal viajó a Mordheim de la mano de la nigromante árabe Ayn Ad-Dhalam, quien fue mentora y amante de las mellizas y quien las inició en los oscuros senderos de la magia negra. No obstante, Helena encontró su final junto a Ayn Ad-Dhalam en el asalto sobre Sauerlach, cuando un fanático sigmarita le abrió la cabeza con un martillo. Aquello significó un punto de inflexión para Chantal, exagerando su ya de por sí extraordinaria maldad, y lloró largamente la pérdida de su hermana. Con todo, la ira de Helena por haber perdido no sólo su vida, sino su juventud, mantuvo su espíritu ligado al mundo material. Cuando tuvo suficiente poder, Chantal la buscó y recuperó su perversa alma, uniéndose a su ejército. En batalla, su lamento por esa vida perdida es tan siniestro que hiela la piel y los huesos de quienes lo escuchan.

Extraordinaria miniatura de Reaper
Lo innombrable: nadie sabe realmente qué o quién fue esa criatura que acompaña a veces a las huestes de Chantal y que es conocido simplemente como “lo innombrable”. En apariencia es un ser oscuro, envuelto en sombras y tatuajes arcanos que destellan con un fulgor impío. Chantal conoció a este ser en el pueblo kislevita de Voronezh, un pueblo maldito donde Lo Innombrable, oculto en el sótano de una mansión abandonada, era uno de los horrores subterráneos que amenazaban la vida de sus ciudadanos. Chantal aplacó a la criatura con sacrificios humanos de esclavos capturados, nunca de ciudadanos de Voronezh, hasta que, tras la explosión de energía mágica que se desató con el asalto de Krithelia la Indómita, logró reunir suficiente poder como para someter al ser. Lo único que parece cierto es que de alguna forma tiene conexión con Shyish, la magia amatista, siendo esto lo que fortalece al ente pero al tiempo lo somete a Chantal y sus hechiceras.

Sí, es una mandrágora de GW. La explicación de lo que es este ser la tenéis aquí
El Que Susurra en la Oscuridad: se trata de un espectro al que Chantal en modo alguno controla, pues es demasiado poderoso para ello, pero al que ha conseguido atraer a sus huestes mediante pactos impíos en alguna ocasión. La primera vez en que El Que Susurra en la Oscuridad combatió a favor de la nigromante fue en la Batalla del Paso de los Picos, en que Chantal tuvo que enfrentarse a una horda Goblin para atravesarlo. El Que Susurra en la Oscuridad causó graves estragos entre los pielesverdes, logrando ganar la batalla para Chantal, y desde entonces sus apariciones han sido más esporádicas, aunque siempre, invariablemente, han traído el horror y la destrucción entre los enemigos de la imperial.

Me encantan los fantasmas de Reaper. Concretamente es este modelo

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