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domingo, 18 de diciembre de 2022

[Informe de batalla] Emboscada en el Camino Dorado

Muy buenas a todos.

El mes pasado Chernov tuvo a bien pasarse por la capital y dedicar un día entero a echar partidas de Fantasy ambientadas en nuestra Campaña de las Tierras del Sur. Por desgracia sólo pudimos quedar Soter y yo con él ese día, pero fue suficiente como para darle un empujoncito a la campaña. En total pudimos echar dos partidas "trascendentes", una que ya publicó Soter aquí, y ésta que os traigo hoy. Además, como nos sobró tiempo (ya que las partidas de campaña son de apenas 1.250 puntos), pudimos echar una tercera que no tuvo relevancia a efectos de evolución de los "reinos" de cada jugador pero sí a efectos de trasfondo, y que publicaremos en los próximos días.

Emboscada en toda regla a la columna imperial

Como ya explicó Soter en su informe de batalla, Chernov comenzó jugando la campaña con orcos salvajes, y después de que éstos se dedicaran a roer unos pocos huesos y ver que de ahí poco se podía sacar, decidió comenzar otra facción con la que jugar: sus señores en pijamas horteras sus imperiales de Ostermark (bromas aparte, el nivel de pintado de su ejército es maravilloso). El porqué de su presencia tan al sur se debe a una de las grandes protagonistas de este blog, Chantal, como ya se dejó entrever aquí, y de hecho fue con los no muertos con quienes tuvieron su bautismo en esta campaña. Pero se conoce que arañar un empate les supo a poco y decidieron internarse más y más en la sabana alejándose de Sudemburgo. Y eso implica enfrentarse a mis adoradores de Slaanesh.

La lista con la que se presentó Chernov era la siguiente:
  • Sacerdote guerrero Otto Von Chernov con arma de mano adicional, libro de Sigmar, agua bendita, Escamas Brillantes.
  • Maestro ingeniero con arcabuz de repetición.
  • 25 lanceros con grupo de mando completo, destacamento de 8 arcabuceros, destacamento de 8 alabarderos.
  • 25 lanceros con grupo de mando completo, destacamento de 8 arcabuceros, destacamento de 8 espadachines.
  • 15 grandes espaderos, grupo de mando completo, Estandarte del Coraje.
  • Gran cañón con estudiante.
  • 19 flagelantes con profeta.

Mientras que la lista que llevé yo fue ésta:

  • Taghor Kar, el Domador: Señor de las bestias con arma de mano adicional, marca de Slaanesh, piel de hierro, Cuerno de Urgok, Talismán de Protección y mantícora con aguijón venenoso y piel escamosa.
  • Lenguagrís: Chamán del rebaño de nivel 2 (4 hechizos de Magia Oscura), consagración de Slaanesh, Báculo de Darkoth, Amuleto de piedra bruja y tumor inteligente.
  • Los Montañeses de Tosoz´an: 20 bárbaros del Caos con escudos, hachas arrojadizas, grupo de mando completo y tótem de Slaanesh.
  • Los Siervos Astados: 20 gors con armadura ligera, escudo, grupo de mando completo y consagración de Slaanesh.
  • Los Prometedores: 18 incursores gors con arma de mano adicional, grupo de mando completo y consagración de Slaanesh.
  • Los Rastreadores de Caminos: 5 ungors hostigadores con jabalinas.
  • Los Ojos de la Hueste: 5 ungors hostigadores con jabalinas.
  • Los Chacales Hambrientos: 5 mastines del Caos sigilosos con apariencia horripilante.
  • Los Monstruos Desgarradores: 3 garragors.

El territorio neutral que se generó al azar fue una mina de oro y los que nos apostamos cada uno de nosotros fueron una mina de plata Chernov y un puesto avanzado yo. A la hora de determinar el tipo de partida su general falló el chequeo de liderazgo mientras que el mío lo superó, lo que me permitió escoger el escenario. Echando un vistazo al listado de Reforged para decidirme por uno vi que una cosa positiva que tienen es que están diseñados para jugarlos em igualdad de puntos (algo que no siempre es bueno, ya que también tiene su gracia jugar partidas en desventaja numérica, pero en este caso en que las reglas de campaña establecen un valor en puntos idéntico para todos, resulta muy conveniente). El escenario "emboscada", que tradicionalmente supone una disparidad en puntos a cambio de una ventaja en despliegue presenta en este caso una ventaja diferente para el defensor: que el ejército atacante no despliega necesariamente por completo desde el principio, sino que sus tropas van entrando como refuerzos. Decidí jugar ése, aun sabiendo que podía suponerme una importante desventaja no comenzar con todas mis unidades desde el comienzo (eso y que había pagado para que algunas de mis unidades pudieran emboscar, puntos que en este escenario eran puntos perdidos), pero por otro lado quedaba bien que mis tropas intentaran frenar a un batallón enemigo que avanza confiadamente hacia una mina de oro. Además, gran parte de mi ejército estaba constituido por hombres bestia, lo que suponía un motivo extra para justificar una emboscada.

Al final acabé teniendo suerte y todas mis unidades excepto los bárbaros pudieron desplegar normalmente. Teniendo en cuenta de que hay 1/3 de probabilidades de que tengan que entrar como refuerzos fueron unas tiradas muy buenas. En concreto la que más miedo me daba fallar (y con razón) era la de mi general, pero acabó superándola y dirigiendo a sus tropas desde el principio.

También debo decir una cosa en reconocimiento a Chernov. Las reglas del escenario establecen que el defensor despliega en la franja central, pero es libre de escoger el encaramiento de cada una de sus unidades. Sin embargo él decidió colocarlas todas como si estuvieran avanzando en columna, mirando en el orden de la marcha, ya que esto resultaba más realista al tratarse de una emboscada. Y los dioses de los dados le recompensaron un gesto tan caballeroso y trasfóndico permitiéndole empezar la partida él en vez de yo (algo que sucede si saca un 6 en un dado).

Turno 1 Expedición de Ostermark.

Habiéndole robado la iniciativa a mis tropas, el ejército imperial aprovechó su turno para posicionarse ante los enemigos que iban a caer sobre él en breve e intentar minimizar su desventaja posicional. La plegaria que lanzó el sacerdote fue fácilmente dispersada y los arcabuceros no pudieron disparar por haber movido con el objetivo de dar fuego de cobertura cuando inevitablemente mis tropas cargaran a sus unidades principales el próximo turno. Quien sí disparó fue el cañón, el cuál seguía en racha después de los disparos que le vimos hacer aquí, y con un tiro certero acabó con casi una fila de mi unidad de gors con escudo. Estando cerca mis mastines los artilleros sabían que seguramente se tratara del único disparo que podrían hacer en toda la partida e hicieron todo por optimizarlo.

Turno 1 Ciudad de Áncrama.

Visto en perspectiva, me alegro de que Chernov me robara el primer turno, ya que si no habría sido muy, muy injusto cargarle por todos lados no encontrándose él medianamente bien posicionado. La mantícora de mi general emitió un rugido de satisfacción cuando cargó a la retaguardia de los lanceros mientras que los garragors hacían lo propio por el frente. El posicionamiento llevado a cabo el turno anterior permitió que sus destacamentos reaccionaran a la carga, resultando en unos espadachines cargando al flanco de las bestias porcinas y unos arcabuceros disparándolas, logrando abatir a una de ellas tras unas buenas tiradas.

En la retaguardia el cañón sufrió la carga de la unidad de mastines. Como les había pagado la mutación "apariencia horripilante" éstos causaban miedo y la dotación decidió que era mejor irse por patas que ser devorados por unos chacales rabiosos. Muy cerca de ellos, el ingeniero también sufrió una carga, en este caso de una unidad de hostigadores ungors.

Las unidades que no cargaron (las dos de gors y una de ungors) se dedicaron a tomar mejores posiciones para los turnos siguientes.

En la fase de magia, Lenguagrís, mi chamán hombre bestia, lanzó una Maldición de Nagash potenciada a la unidad de flagelantes que acabó con dos de ellos y dejó al resto con HA0 y F1, dejando temporalmente de ser una amenaza para mis gors.

Y en la fase de combate, sucedió un poco lo previsible: mi general en mantícora y los garragors hicieron huir a los lanceros y al destacamento de espadachines. Los primeros fueron aniquilados mientras que los segundos fueron ignorados en su huida. En el otro frente, los ungors lograron abatir al ingeniero (no es algo muy meritorio por lo malo que es éste en combate, aunque tampoco es que los ungors sean nada fiables en esa faceta) y arrasaron, algo que intenté evitar sin éxito, lo que supuso que se estamparan contra la unidad de grandes espaderos. Bueno, era una muerte segura, pero fueron ellos quienes no me hicieron caso, fue un suicidio voluntario el suyo.

Turno 2 Expedición de Ostermark.

Los flagelantes, pese a estar debilitados por la magia negra de mi chamán, declararon una carga contra la unidad de gors que tenían delante. El resto de unidades imperiales se reposicionaron para evitar amenazas o minimizarlas todo lo posible. El destacamento de arcabuceros de la unidad de lanceros que había sido aniquilada se giró para mostrar el frente a mi general y los garragors, la otra unidad de lanceros se preparó junto a los alabarderos para encarar la unidad de gors con dos armas de mano, y el otro destacamento de arcabuceros se encaró hacia los mastines.

En la fase de magia Chernov contaba con dispersar la Maldición de Nagash, pero una mala tirada de dados se lo evitó, lo cual fue un severo inconveniente de cara al combate que estaba por desarrollarse. Y es que pasó de herir a mis gors a 3+ a hacerlo a 5+, además de dejarme una socorrida salvación por armadura de 4+ si conseguía colarme alguna herida. Por mi parte mis gors herían a 4+ pero impactaban automáticamente (por la HA0) y cada herida era una baja. Eso hizo que ganara el combate sin problemas, pero al ser indesmoralizables, los flagelantes se quedaron en el sitio.

En el otro combate, mis ungors me dieron la enorme sorpresa de conseguir matar a un gran espadero, pero mejor todavía fue el hecho de que huyeran y los imperiales fallaran el chequeo para no perseguir. Mis cabras acabaron muertas (y nadie lloró por ellas), pero la infantería de élite enemiga se salió del tablero, regalándome un turno en el que no tendría que preocuparme de ellos.

Turno 2 Ciudad de Áncrama.

Comencé el turno 2 con otra buena noticia: mi unidad de bárbaros que había comenzado la partida en reserva, apareció finalmente. Y para demostrar que querían recuperar el tiempo perdido declararon una carga conjunta con los gors hacia la segunda unidad de lanceros. El destacamento de alabarderos no pudo realizar una contracarga, ya que había sido cargado previamente por el señor de las bestias en mantícora. Para terminar las cargas, los garragors cargaron al destacamento de arcabuceros que previamente se había encarado hacia ellos.

Por el otro lado, los mastines y los ungors se posicionaron en torno al segundo destacamento de arcabuceros, y consiguieron matar a uno con sus jabalinas.

En la fase de magia mi chamán lanzó algún proyectil mágico contra el destacamento de espadachines pero lo verdaderamente importante es que mantuvo la Maldición de Nagash en efecto, acabando con dos flagelantes más.

En los combates subsiguientes, los gors con escudo siguieron abusando de los flagelantes debilitados, pero todavía quedaban muchos. Por suerte para ellos, los garragors aniquilaron a los ocho arcabuceros que habían cargado y arrasando llegaron a trabarse también con los flagelantes. El turno siguiente iba a ser muy sangriento. Por el otro lado, el señor de las bestias hizo huir a los alabarderos, y los bárbaros y los gors con dos armas de mano hicieron lo mismo con los lanceros, a los que no pillaron por muy poco. 

Turno 3 Expedición de Ostermark.

La cosa estaba muy mal para el Imperio, aunque comenzó con buenas noticias: los espadachines que habían huido y yo ignorado se reagruparon finalmente, al igual que los lanceros. Además los grandes espaderos volvieron al campo de batalla, aunque quizás demasiado tarde para poder hacer nada.

En la fase de magia Chernov logró por fin dispersar la Maldición de Nagash. Y la unidad de mastines del Caos fue barrida en la fase de disparo gracias a los arcabuceros.

El haber dispersado la Maldición de Nagash permitió que tanto el general imperial como la unidad de locos con mayales que le acompañaban pudieran encarar la muerte sin tener la mácula de una brujería debilitadora sobre ellos. Porque eso es lo que ocurrió en la fase de combate. Muerte y destrucción. Los dos garragors se abrieron paso entre la formación de flagelantes sin respetar a nada ni nadie, y los pocos que lograron sobrevivir a su embestida fueron rematados por los gors. Al final sólo quedó vivo el sacerdote, que perdió la inmunidad a la desmoralización al no quedar más flagelantes, huyó y fue alcanzado inmisericordemente.

Turno 3 Ciudad de Áncrama.

Visto el estado de la batalla, consideré que prácticamente estaba ya ganada, e igual por eso me permití una decisión arriesgada aunque molona: mi general cargó a la unidad de grandes espaderos. Era algo totalmente innecesario, ya que podía haberles mandado la unidad de bárbaros para entretenerlos e incluso diezmarlos con las hachas arrojadizas, pero consideré que quedaba más trasfóndico que el señor de las bestias buscara enfrentarse a los mejores soldados que el ejército enemigo pudiera ofrecerle.

El resto de tropas maniobraron un poco para afianzar el campo de batalla (ya no quedaban apenas enemigos), y los gors volvieron a cargar a los lanceros recién reagrupados.

La fase de magia no tuvo gran trascendencia, y en la de disparo mis hostigadores ungors acabaron con dos arcabuceros del destacamento, generando el pánico y haciendo que éstos huyeran.

Y por último, en la fase de combate mi general mantuvo el tipo contra los grandes espaderos (creo recordar que lanzó un desafío al campeón) pero la tozudez impidió que huyeran. Quienes sí lo hicieron fueron los lanceros cargados por los gors, que fueron perseguidos y alcanzados.

Tal y como estaban las cosas al comienzo del turno 4 decidimos acabar la partida.

Resultado: victoria de la Ciudad de Áncrama

Y estos espadachines decidieron que tenían mejores cosas que hacer que quedarse a morir

La verdad es que fue una partida muy sangrienta que vino muy condicionada por el despliegue, el cual me favoreció enormemente. Chernov pudo minimizar algo la emboscada arrebatándome el primer turno pero aun así la cosa estaba muy complicada para él desde el principio. No poder usar más esos arcabuceros y sobre todo el cañón (que a lo largo de todo ese día de batallas se ganó una merecida fama por su excelente puntería) fue algo que se notó mucho. Por suerte para él tuvo la oportunidad de resarcirse poco después en la partida a tres que echamos esa misma tarde, y en la que me devolvió el favor de la emboscada en este caso además en superioridad numérica. Soter está redactando ese informe de batalla así que pronto podréis verlo por aquí.

Y después de eso veremos qué otras batallas llevan a mis adoradores de Slaanesh a enfrentarse a tanto invasor que ha aparecido por el sur.

¡Hasta entonces!

2 comentarios:

  1. Muy buena partida trasfondistica! Aunque el sándwich imperial estaba asegurado, con erótico resultado..
    A ver cuando quedamos otra vez para seguir dándole caña! (Chernov)

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    1. La partida estuvo muy chula pese a partir de una situación tan dramática para tus imperiales. A ver si pronto puedes devolverme la jugada... ;)

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