Selecciona juego

jueves, 15 de diciembre de 2022

La emboscada

Saludos a todos.

Como ya comentó Soter hace poco, el mes pasado tuvimos un día intenso de partidas en el que jugamos tres correspondientes a la campaña en las Tierras del Sur. Realmente sólo dos tuvieron trascendencia en la misma, ésta y otra que publicaré yo en breve. La tercera la jugamos los tres juntos y fue realmente divertida e interesante, pero no tiene influencia alguna sobre la campaña más que a efectos de trasfondo (creo que Soter publicará un informe de ella próximamente). En cualquier caso, en la batalla que jugamos Chernov y yo, mis huestes de Áncrama se enfrentaron a sus recién llegados imperiales, procedentes nada menos que de Ostermark. Tuve suerte y gané la tirada para determinar el escenario que jugaríamos, cosa que aproveché para ser un poco cabrón y hacerle una emboscada a sus soldaditos con pijamas morados y amarillos. Las reglas del escenario eran las de recopilatorio de Reforged, que tenía la ventaja de que ambos ejércitos son del mismo tamaño, algo importante si estamos jugando una campaña con valores en puntos iguales y prefijados. Mi ventaja por tanto en ese escenario se basaba principalmente en el despliegue y en, eventualmente, comenzar primero. Y digo eventualmente porque hay una remota posibilidad de que el defensor se anticipe a la emboscada y comience él el primer turno, algo que acabó pasando.

Una confiada línea de batalla imperial es emboscada en las Tierras del Sur

Para esa partida estrené un nuevo personaje, un señor de las bestias del Caos que sigue las reglas de un extra reciente que han sacado en Reforged. Como perfil me moló bastante, y como trasfondo quedaba muy pulp: un bárbaro musculado domador de mantícoras, quimeras y demás bestias, así que decidí incluirlo como general para esta batalla. De ello siguió la necesidad de crear un pequeño relato introductorio que me sirviera tanto para presentar al personaje como describir los antecedentes de la batalla, aprovechando también para "justificar" por qué Chernov consiguió arrebatarme el primer turno. 

En breve tendréis el informe, por ahora espero que os guste el relato.


Taghor Kar dirigió su montura para que iniciara el descenso. K’rosanis, la mantícora que había domado hacía ya cuatro años (si es que domar es un concepto que se puede aplicar a un monstruo de ese tipo) obedeció al instante, sabedora de lo que esa acción significaba: atacar.

Desde las alturas, Taghor Kar había estado contemplando la marcha de la columna enemiga que se adentraba en tierras de Áncrama. Se encontraban atravesando el Páramo de los Escorpiones, siguiendo una antigua carretera que se conocía popularmente como el Camino Dorado, ya que en uno de sus extremos se encontraban las minas de oro de Agr’unlia. Dado el tamaño de la fuerza enemiga, no parecía lógico pensar que esperaran hacerse con su control por un tiempo prolongado, pero al menos sí obstaculizar la producción e incluso saquear las remesas que todavía no hubieran sido despachadas. En cualquier caso, era algo que el general ancramano no iba a permitir.

Según había oído, los invasores procedían de un reino situado más al norte de Arabia pero que había fundado una pequeña colonia en el Golfo de Medes. Ese reino se hacía llamar “el Imperio”, como si sólo pudiera haber un único imperio en todo el mundo. En cualquier caso, se notaba que sus soldados no estaban habituados a las tierras en las que se encontraban ahora. Avanzaban con absoluta confianza por el camino, sin saberse observados desde las alturas, y si alguno de ellos hubiera alzado la vista posiblemente habría confundido la silueta de K’rosanis con la de algún gran buitre u otra de las enormes aves de carroña que habitualmente sobrevolaban los páramos. Y según iban avanzando, los imperiales se iban internando más y más en la trampa que Taghor Kar les había tendido. La zona por la que pasaban ahora estaba salpicada de afloramientos rocosos y agrupaciones pequeñas de árboles secos, ideales para tender una emboscada, y eso era precisamente lo que el señor de las bestias había hecho. Guerreros shulum y esclavos unthuk esperaban agazapados a que su general descendiera sobre el enemigo, siendo ésta la señal de inicio de la emboscada.

El enemigo estaba llegando finalmente al lugar óptimo para el ataque, por lo que Taghor Kar ordenó a la mantícora iniciar un picado. Se aferró con fuerza a los arneses de su montura cuando ésta comenzó la caída libre. El objetivo a donde se dirigían era una compacta unidad de lanceros, ya que una rápida evaluación le hizo pensar que de todos los enemigos éstos serían quizás los que podrían presentar algo más de resistencia. Embistiendo contra ellos desde el cielo sorpresivamente sembraría el pánico y probablemente haría que rompieran filas.

Se encontraba ya a pocos metros sobre el enemigo, a punto de entablar el primer y brutal golpe, cuando un grupo de esclavos unthuk comenzaron a emitir balidos y demás sonidos guturales a la par que surgían del pequeño bosque en el que se habían escondido. Sin duda su instinto primitivo había vencido, incapaces de aguantar un poco más el comienzo de la emboscada. Era lo malo de tratar con bestias: eran guerreros resistentes y dotados para el combate, pero en cuanto a disciplina no poseían ninguna. Y de no ser porque el enemigo ya se encontraba prácticamente en la posición idónea, habrían desbaratado la emboscada. Taghor Kar se dijo que después de la batalla tomaría medidas, posiblemente ejecutar uno de cada seis unthuk supervivientes, aunque dudaba de que eso sirviera de mucho para volver a evitar situaciones parecidas en el futuro.

En cualquier caso, el ataque anticipado de los hombres bestia sirvió para que los invasores tomaran posiciones, mostrando una enorme disciplina que, vista en contraste, ya quisieran tener los unthuk. Taghor Kar cogió su cuerno y lo hizo sonar mientras completaba los últimos metros que le separaban de los lanceros, a fin de que el resto de unidades comenzaran también la emboscada y el embate unilateral de los unthuk contara con apoyos. Al instante, grupos de guerreros, esclavos y demás bestias surgieron a ambos laterales de la columna imperial.

A punto ya de embestir a su objetivo, Taghor Kar soltó el cuerno y desenvainó su espada. K'rosanis extendió sus garras dispuesta a matar. La caza había comenzado.


2 comentarios:

  1. Muy chula la partida! No hago spoiler porque supongo que subiréis el informe de batalla más adelante! A ver cuando vuelvo a ir por allí! (Chernov)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, este finde subiré el informe, ¡pero coincido en que fue una partida muy chula! Avisa cuando vengas, que esos señores en pijamas horteras se merecen toda la atención que Áncrama puede brindarles. ;)

      Eliminar