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sábado, 26 de septiembre de 2020

El Vampiro y el Niño

Saludos a todos, damas y caballeros.

Cuando publiqué el epílogo de la Segunda Era, comenté que lo necesitaba para una entrada que iba a escribir posteriormente sobre Aurelian y la trama del Niño de la Luz. Eso es lo que me propongo hacer hoy. Aurelian es un personaje que no ha tenido tanto desarrollo como otros personajes salidos de Mordheim, particularmente Trifón o Chantal, mas no por ello tiene menos miga, y creo que es justo intentar explicar su historia de forma un poco más ordenada, pues hasta ahora estaba muy deslabazada en diferentes relatos que para nosotros tienen sentido pero para un espectador externo quizá no tanto.

Lo bueno que tiene Mordheim es que su componente rolero permite que el Trasfondo vaya evolucionando según se van sucediendo las partidas. Eso quiere decir que, en buena medida, el Trasfondo de Aurelian no estaba escrito, sino que se ha ido desarrollando según lo que iba pasando en las escaramuzas en las que participaba. El Trasfondo de Aurelian está muy ligado al del Rey/Niño de la Luz. En el artículo podréis ver cómo las historias se entrelazan y el golpe de suerte que tuvimos cuando Pirinen hizo la presentación de los 20 años de Mordheim.

Entrando en materia, Aurelian fue el líder de mi banda de No Muertos en la Segunda Era, pero no aparece ahí, sino en la Primera Era. Mientras la estábamos jugando, un amigo y yo jugamos algunas partidas en paralelo, con bandas diferentes a las que estábamos jugando en esa Primera Era, y yo estaba probando una banda fanmade de Dragones Sangrientos que alguien se había inventado. La banda era bastante mejorable, pero tenía cosas divertidas, entre ellas al propio Aurelian, con unas habilidades específicas de los Dragones Sangrientos, pagadas como las mutaciones de los Poseidos, que le daban mucho carisma (y capacidad destructiva, pero eso es algo de lo que un vampiro en Mordheim va sobrado).

Más o menos al tiempo que sucedía eso, otro amigo se unió a la Primera Era usando bretonianos. Una de nuestras películas de cabecera es la de Merlín de Disney, sin duda una de las mejores películas de todos los tiempos, y estoy dispuesto a batirme con quien lo niegue. Así pues, fue inevitable que uno de los escuderos de los bretonianos fuera bautizado como "Grillo", esto es, el Rey Arturo. Comenzó como una broma, pero el tema nos gustó y acabamos desarrollando la historia de que ese niño podía ser considerado como un Rey cuyo advenimiento hubiera sido profetizado. Así se lo tomó el líder estaliano de mi banda en la Primera Era, el caballero Francisco de Rivas, un devoto seguidor de Myrmidia quien reconoció en el niño al Rey profetizado por su culto (profecía totalmente inventada por nosotros, vaya).

Peliculón

La Primera Era terminó, y en la partida final Gunnar, el saqueador del Norte que acabó ganando la campaña, mató a Arturo. Pero nos gustaba esa trama, así que la Segunda Era partió más o menos de donde había quedado la primera... y entonces Aurelian entró en escena.

En este relato, que es tanto el epílogo de la Primera Era como la introducción de la Segunda, Aurelian habla con el caballero Francisco y le dice que el Rey no ha muerto. Que sigue vivo, pero está oculto, y que él se encargará de infiltrarse entre los enemigos del Rey y preparar su aparición. Esto fue un recurso al que nos obligó el hecho de que el colega que jugaba bretonianos fue desplegado en Iraq, y hasta que él viniera, íbamos jugando preparando narrativamente el camino para su reincorporación. De esta forma, Aurelian estaría en primer momento en el bando de los "malos", pero cuando el colega volviera, las alianzas se reordenarían y Aurelian pasaría a estar en el bando del Rey.

Aquí se planteaban dos problemas. El primero era justificar por qué Aurelian, un vampiro, podía estar interesado en un humano hasta el punto de considerarlo su Rey. El segundo era juntar a Aurelian, un caballero honorable, con psicópatas y taradas del nivel de Chantal, su melliza, y su amante, la nigromante árabe Ayn Al-Dhalam.

Imagen de Rasigunn

Respecto a la primera cuestión: Aurelian de Almagora era un caballero estaliano, templario de la Orden de la Lanza Justiciera de Myrmidia. Era un caballero, pero era esencialmente un fanático, no tanto en un sentido religioso (que también) sino en un sentido justiciero: tenía un código moral bastante estricto y poca compasión para quien no alcanzaba sus altos estándares morales. Fue por eso que, desencantado con la Humanidad, aceptó convertirse en un vampiro de la Orden del Dragón Sangriento, quienes también, siguiendo la estela y personalidad de Abhorash, son individuos con un nivel de exigencia, hacia sí mismos y hacia los demás, muy alto. Sin embargo, al conocer la posibilidad de que el Rey hubiera aparecido, siguiendo esa profecía inventada de la que he hablado antes, comenzó a pensar en la posibilidad de que su elección al convertirse en vampiro hubiera sido errónea y que la Humanidad efectivamente pudiera encontrar la redención. Por eso se pone a buscarlo, como se describe en su testimonio.

Este testimonio también responde a la segunda cuestión, por qué se junta con gente con un nivel moral inexistente: Aurelian consideraba que iba a necesitar comunicarse con espíritus para conocer la localización de la espada (clavada en la piedra, claro) que demostraría la legimitidad de la condición real de Arturo. Dado que él carecía de esa capacidad mágica, acepta/esclaviza a Ayn Al-Dhalam y sus aprendices, Chantal y su melliza Helena, para que, llegado el momento, pueda comunicarse con los espíritus y descubrir la localización de la espada.

En definitiva, Aurelian comienza a hacer el cafre en Mordheim, pudiendo verse en este relato ese elemento de inflexibilidad moral que le caracteriza. Pese a ello, como he mencionado antes se alía temporalmente con los Infames del Brujo, con el objetivo de por un lado desgastar a otras facciones que se opondrían al Rey (cazadores de brujas, aliados con ingenieros de Nuln) y, por otro lado, ir conociendo la extensión de ese culto y otros asociados para poder destruirlos cuando el Rey aparezca.

Finalmente, el Rey volvió. Tenía un relato que me estaba quedando bien sobre el momento de la vuelta, pero mi ordenador murió antes de que pudiera terminarlo y guardarlo en lugar seguro, por lo que me temo que se ha perdido para siempre. En todo caso, se produjo era reordenación de bandas de la que hemos hablado, de forma que yo me alié con los bretonianos y pasé a combatir al lado del Rey.

Seguramente Sir Kay estaba por ahí también

Así estuvimos algunas partidas hasta que jugamos el escenario de La Cosa. En esa partida había una regla por la que los héroes de la banda debían hacer un chequeo de L y, en caso de fallarlo, atacar a la miniatura aliada más cercana. Vespasian, el escudero de Aurelian, falló en un momento su chequeo de L y atacó nada menos que al Rey. Esto podía haberse quedado en una anécdota graciosa, pero me dio una idea, idea que plasmé en este relato.

Y a medida que llegamos al final de la historia, necesitamos retrotraernos a la Primera Era. En aquella campaña, Malvador jugó con Gunnar, un saqueador del Norte, adorador de Slaanesh, que había llegado a Mordheim sin más motivo aparente que el saqueo. Pero el personaje clásico que Malvador usaba en Mordheim era al Brujo, ya mencionado, magíster de una banda de Poseídos, quien no jugó la Primera Era porque se suponía que estaba debilitado tras un intento de asesinato. Llegado un momento de la Primera Era, Thorvald, el chamán de Gunnar, decidió hacer un ritual. Ese ritual se completó, y liberó tanta energía mágica que el Brujo, que se encontraba escondido en un pueblo cercano a Mordheim, se vio revitalizado, y consiguió volver en la Segunda Era.

La forma en que todo esto se hila aparece en el epílogo de la Segunda Era: Thorvald, seguidor de Slaanesh, comprendió que la había cagado al revivir involuntariamente al Brujo, seguidor del Señor Oscuro, al que los dioses habían desterrado a Mordheim para castigar su soberbia. Las actividades del Brujo estaban dando poder al Señor Oscuro, y para impedirlo, Thorvald atrajo a varias bandas hacia Mordheim para acabar con él. También atrajo a Aurelian. Y lo hizo a través del Rey, quien no sería tal, sino un avatar de Slaanesh. Por eso Vespasian le atacó en el escenario de La Cosa, porque durante un fugaz segundo pudo de alguna forma percibir su verdadera naturaleza.

Cuando Aurelian descubre esto, comprende que le han engañado, pero al mismo tiempo sabe que el Rey existe realmente. En algún momento, quizá en la batalla final de la Primera Era, quizá mientras estaba oculto, el verdadero Rey fue secuestrado y suplantado por el demonio de Slaanesh, pero existía en verdad. Porque Aurelian sabía que, cuando el Señor Oscuro cayó en el cometa, no cayó solo.

Aquí es donde entra en juego la presentación que hizo Pirinen, diseñador de Mordheim, para conmemorar los 20 años del juego entra en escena. El Trasfondo clásico de Mordheim siempre se había centrado en el Señor Oscuro, Be´lakor, quien cae en el cometa y comienza a corromper la ciudad. Pero en la última diapositiva de la presentación, Pirinen soltó un secreto guardado durante 20 años: en el cometa también iba el Niño de la Luz, el avatar de Sigmar. El Trasfondo original de Mordheim no había tratado esto de ninguna forma, salvo que quizá se quiera ver la referencia al "Segundo Advenimiento de Sigmar" como tal. De hecho, parece más inspirado en la trama del Niño Estelar de Warhammer 40k, una de las muchas cosas maravillosas y ancestrales (del venerado Realms of Chaos) que se han perdido en esta era de marines con marines al lado de marines junto con marines.

Sea como sea, el Niño de la Luz es solo una referencia, no un Trasfondo desarrollado, pero es suficiente para enlazar la narrativa que nosotros nos montamos del Rey con ese Niño de la Luz. Así como había profecías avisando de la caída del cometa en Mordheim, podría haberlas dentro del culto de Myrmidia avisando de la llegada del Rey. Las Hermanas podrían interpretarlo como la Segunda Venida de Sigmar. Los bretonianos, como un mensajero de la Dama. Da lo mismo. El caso es que el niño-Rey al que Aurelian había ido a buscar a Mordheim efectivamente existió.

Y para finalizar, ¿Qué pasa con Aurelian? El epílogo de la Segunda Era detalla que se enfrenta al Guardián de los Secretos que había estado haciéndose pasar por Arturo. Creedme si os digo que Aurelian estaba suficientemente emputecido como para poder sobrevivir a una pelea con un Guardián de los Secretos. Al hacerlo, la realidad colapsó a su alrededor, viéndose atrapado en un portal. No quiere eso decir que haya muerto. Al contrario, tengo planes para él...

Pero eso es otra historia. 

2 comentarios:

  1. La verdad es que finalmente te quedó todo bastante bien hilado, ¡dale las gracias a Vespasian por volverse loco durante el escenario de La Cosa! Y la revelación de Prinen fue también muy afortunada. :)

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    1. Gracias! Pues sí, fueron una serie de afortunadas coincidencias que vinieron bien para hilarlo todo con sentido. La verdad es que lo del Niño de la Luz de Pirinen me encantó cuando lo vi, me recuerda como he dicho a todo lo del Niño Estelar, y sabía que tenía que aprovecharlo.

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