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viernes, 3 de mayo de 2024

[Informe de batalla] El último puente

Saludos a todos, damas y caballeros.

Hoy vengo a traer una nueva campaña que se termina. Después de la de Gaslands, Infinity y Fantasy, le toca el turno al Silver Bayonet, concretamente la campaña "La Cruz de Plata", que comencé hace cosa de un año. Para ser solo cuatro partidas he tardado bastante, pero la he jugado en solitario, y por tanto a salto de mata y sin mayor prisa.

Pese a ello, me ha parecido un sistema interesante para ir metiéndome en eso que di en llamar "Historia alternativa", y que me ha gustado desde niño, pero que nunca había probado. Cosa lógica por otra parte, los juegos históricos son muy de nicho, los juegos fantásticos son muy de nicho, y la Historia fantástica o alternativa es el nicho del nicho, como demuestra el hecho de que no creo recordar ningún sistema de juego que se haya desarrollado en este segmento lo suficiente como para ser bien conocido y rentable. En ese sentido, los sistemas de McCullough son siempre un acierto: son sencillos, rápidos de aprender y de jugar, y con un fuerte componente narrativo. Maravillosos para cualquier ocasión, y también para Historia alternativa.

Lo que traigo hoy es el informe de batalla de la última partida de la campaña. Algo que sí me pasa con los sistemas de McCullough es que no termino de pillarle el punto a cómo hacer los informes, tal como se puede comprobar por las distintas formas que he ido adoptando en apenas tres partidas previas. Me da la sensación de que ir turno por turno describiendo cada cosa que pasa es un poco tedioso, porque se juegan muchos turnos, y tampoco ofrece un valor de "enseñar a jugar" (en la medida en que yo pueda hacer eso en cualquier juego) porque de todos modos es muy fácil aprender y al ser un juego cooperativo no tiene sentido pensar en jugar "bien".

Así que creo que voy a optar por un sistema puramente narrado, y listo. Antes que eso, os comento por encima de qué va la partida, que en esencia es de cruzar un puente, como habéis podido sospechar por el nombre de la entrada. Lo deseable es que cruce el puente quienes se llevaron los tesoros de la segunda partida, pero dado que en mi caso fue un desastre y no conseguí nada en ella, puse que debían cruzar mi oficial al mando y su segundo. Por lo demás, los antagonistas son bastante menos sobrenaturales, pues son simples bandidos, aunque llegado un momento aparece un sabueso infernal. 

Por último, para mantener la coherencia narrativa no recluté a nuevos individuos tras las muertes de las partidas anteriores, sino que, para compensar, di tres puntos de vida adicionales a cada uno y una repetición de dado adicional de poder y habilidad. Se supone que mi Hermandad de la Misericordia está por ahí perdida en medio de los bosques de Transilvania, y no queda muy realista que se pongan a reclutar gente entre medias.

Dicho todo esto, comenzamos con el informe de batalla narrado. Espero que os guste.

EL ÚLTIMO PUENTE

Rodrigo Velázquez lideraba el avance de lo que quedaba de sus hombres a través de la oscuridad de los bosques transilvanos. Las expediciones de la Hermandad de la Misericordia siempre eran peligrosas, pues tal era la naturaleza de su misión sagrada, pero la que había tenido que liderar al corazón del mal había resultado especialmente dolorosa. Dos de sus hombres habían muerto, y los que quedaban en pie tenían heridas, físicas y espirituales, que tardarían en curarse.

Por suerte, el final de su misión estaba cerca. A medida que avanzaban los bosques se habían ido tornando menos amenazadores, y había aparecido algún que otro signo de civilización. No eran más que casas casi ruinosas o caminos destrozados, pero cuando se volvía de las mismísimas tinieblas, cualquier cosa era bienvenida. No tardaron en llegar al que sabía que era el límite entre la barbarie y la humanidad, un puente que cruzaba el río Somes. Se alegró al verlo, pero pronto se puso alerta al ver a varias sombras guardando el puente. Eran humanas, pero sus intenciones parecían hostiles.

En efecto, uno de ellos les gritó algo en húngaro al aproximarse. Rodrigo no lo entendió, pero Lajos, su explorador, le tradujo:

"Dice que entreguemos nuestras armas y no nos resistamos. Estamos bajo arresto, según órdenes de Bethlen Gabor"

El rostro de Rodrigo Velázquez se endureció al escuchar el nombre del príncipe protestante de Transilvania. Aquellos no eran bandidos comunes, pues, sino hombres al servicio del gobernante hereje, quien al desafiar a una orden especial del Vaticano acercaba la inevitable guerra de Fe un poco más.

"Rendirnos... eso no va a suceder. ¡Santiago y Cierra España!"

"¡Lajos, cubre nuestro avance desde esa cerca! ¡Los demás, seguidme!"

El explorador húngaro obedeció la orden y corrió para situarse tras cobertura, desde la cual hostigó a los luteranos. No obstante, sus oponentes también concentraron el fuego sobre él, con lo que se produjo un intercambio de disparos y heridas.

Mientras tanto, Rodrigo Velázquez ahogó un gesto de dolor al sentir cómo un proyectil enemigo se alojaba en su brazo izquierdo. La potencia del impacto fue tal que le desequilibró, pero no podía permitirse ni un instante de respiro, con lo que apretó los dientes y siguió adelante.

Su segundo al mando, Konrad Von Wiezsäcker, cargó con decisión contra uno de los bandidos.

Rodrigo Velázquez se acercó para ayudarle, pero entonces el aire pareció temblar, y un gemido de dolor rasgó la tierra. La oscuridad tomó forma, y de ella surgió una criatura demoníaca, un mastín surgido de los infiernos. El capitán español había visto muchas cosas terribles, y sabía de la existencia de los sabuesos del inframundo, pero nunca se había encontrado cara a cara con uno.

Tras un primer instante de miedo, sintió como una maravillosa calidez le invadía. Sabía que se debía a las oraciones del bendito fray Castanho, que le infundían fuerza en el corazón y le ayudaban a sanar sus heridas. Elevando una oración a la Santa Madre de Dios, se lanzó contra el sabueso infernal.

Mientras tanto, Lajos consiguió acabar con el protestante que estaba cerca de su posición...

Y lo mismo hizo Konrad, quien segó la vida de su rival con un potente tajo de su alabarda.

Pese a todo, los luteranos seguían llegando por los caminos, en lo que parecía ser una emboscada bien orquestada. Desde luego, no obra de simples forajidos, sino de hombres adiestrados. Rodrigo Velázquez no tenía tiempo de preocuparse por ello, pues toda su concentración se focalizaba en acabar con el sabueso infernal, que parecía tener una resistencia sobrenatural a las precisas estocadas del español.

Mientras eso sucedía, el fuego concentrado de los hombres de Bethlen Gabor, quienes parecían inquietantemente fortalecidos por la presencia del mastín demoníaco a su lado, logró abatir a Konrad Von Wiezsäcker.

La lucha se tornaba cada vez más desesperada para la Hermandad de la Misericordia, y todavía se volvió más trágica cuando un bandido logró emboscar a Lajos...

Y, tras un breve intercambio de disparos, lo abatió.

Solo quedaban Rodrigo Velázquez y fray Castanho, pero la Fe de ambos era poderosa, como se demostró cuando el capitán español consiguió enviar al sabueso demoníaco de vuelta al Abismo.

"Seguidme, hermano" dijo, mirando al fraile portugués. "¡Nos abriremos camino a través de la oscuridad!"

Con la determinación ardiendo en la mirada, el capitán español avanzó hacia el puente, donde estaban apostados la mayoría de los tiradores luteranos, y los fue abatiendo uno a uno con pólvora y acero.

Hasta que los pocos que quedaban huyeron despavoridos, dejando vía libre a la maltrecha Hermandad de la Misericordia para retornar a las tierras de los hombres.

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Todas las partidas que he echado a este juego han sido auténticas matanzas, lo que no sé si es algo propio de su diseño o de que los dados han salido así. Empiezo a pensar que es lo primero. En cualquier caso, las partidas son siempre molonas y además ésta salió moderadamente a mi favor, con una exhibición de mi oficial que se cargó todo lo que se le puso por delante, incluyendo a un mastín demoníaco.

Cinco puntos de experiencia, no está mal

Por lo demás, seguí perdiendo gente. Incluso el pobre fraile cayó al final, y resultó herido, aunque no de gravedad. Quien sí murió fue el explorador, que se une al soldado que murió en la segunda partida y el espadachín que murió en la tercera, demostrando lo letal que puede llegar a ser esto. Seis hombres se adentraron en los bosques de Transilvania, y solo tres regresan. Tanto va el cántaro a la fuente...

En cualquier caso, esta campaña está ya terminada. No ha sido nada del otro mundo, pero me ha hecho gracia y me ha servido para echar algún que otro rato entretenido. Así son en general los juegos de McCullough, ninguno te va a cambiar la vida, pero ninguno te va a defraudar si lo que quieres es pasar un buen rato y ver alguna que otra cosa que poder convertir en historia curiosa. Tampoco quiero más para un juego en solitario, así que lo doy por amortizado.

Dentro de poco habrá un relato para terminar la campaña, como es habitual, y en algún momento compraré la expansión de los Cárpatos, que como están en Transilvania me permitirán continuar con la historia de los pobres soldados de la Hermandad de la Misericordia. Eso ya será más adelante, pero así funcionan las cosas: cuando una campaña se cierra, es solo para abrir otra.

¡Hasta entonces!

6 comentarios:

  1. Otro proyecto llevado a su fin! Te felicito sinceramente por el año que estás firmando.
    Desde luego que en este juego se las tienen tiesas, no es fácil librar la piel (ni el alma).
    Me ha gustado mucho la ambientación, las minis y las partidas. Esperando el relato estoy.
    Un abrazo

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    1. ¡Muchas gracias! Correcto, es buena cosa ir terminando campañas. No me gusta dejarlas por ahí sueltas, aunque en realidad eso solo sirve para comenzar una nueva, y así todo el rato... Pero para eso estamos aquí!!

      Me alegra que te haya gustado. El juego es simple pero esa es parte de su virtud. Yo prefiero los juegos complejos (por eso me gusta tanto Infinity) pero es bueno que haya juegos ligeros, sobre todo si compensan esa ligereza con una carga narrativa más potente, que es lo que mola.

      ¡Un abrazo!

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  2. Muy buena historia, espero con ganas el relato de cierre y, con un poco de suerte volver a ver a alguno de los supervivientes de la Hermandad de la Misericordia.
    Felicitaciones por llegar a la final de otro proyecto, siempre es genial acabar lo que se empieza.
    Un abrazo.

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    1. ¡Muchas gracias! Efectivamente, como le decía al Señor Serviorco es bueno terminar cosas, me da rabia si se quedan ahí tiradas. Parece una gilipollez (y lo es) pero las cosas inacabadas, aunque sean campañas de juegos de miniaturas, siempre se me quedan ahí dando la brasa en el fondo del cerebro.

      Volverán a aparecer por aquí, Dios mediante. Por suerte McCullough es un hombre prolífico y tiene no solo muchas ambientaciones sino muchas expansiones, suplementos y campañas, la verdad es que me gustaría tener una quinta parte de la capacidad de trabajo que tiene ese socio. Con lo que habrá más campañas para jugar con ellos, y si no me las invento, aunque para partidas en solitario eso ya me daría más pereza.

      ¡Un abrazo!

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  3. Como ya dije en la otra entrada, los juegos de este tio son la caña. Y la ambientación tambien me gusta mucho.
    Pd. Las campañas de minis inacabadas son peores que los "queeh queeh" que diría Pepe Cespedes.

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    1. Ya te digo, eso se queda ahí y el día que menos te lo esperas te mata!! Gran referencia.

      Son juegos muy buenos. Simples, pero más que suficientes para cualquier cosa. Incluso la simplicidad es una virtud, porque permite trasladarlo entre ambientaciones sin dificultad. A mí que no me gusta mucho el napoleónico lo he podido trasladar a la Guerra de los Treinta años sin tocar nada.

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