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viernes, 11 de diciembre de 2020

Un informe desestimado

Saludos a todos.

Hace poco Soter y yo terminamos de jugar la campaña de Infinity La Gran Evasión, y él redactó un informe de batalla que podéis leer aquí. Pero me faltaba por escribir el relato final que sirviera de epílogo para poder considerar "cerrada" dicha campaña.

Esto precisamente es lo que os traigo hoy, una conversación de despachos con la que se da carpetazo a esta serie de misiones que hemos ido jugando. Además, aprovecho el relato para dejar caer pistas sobre qué planes tengo para 2021 (entre otras muchas cosas).

He aprovechado también para retratar un aspecto más oscuro de Haqqislam (bueno, y de todas las facciones de Infinity realmente). Casi siempre se vende todo demasiado perfecto, con grandes generales y heroicos soldados que reflejan lo mejor de cada nación. Pero muy pocas veces se nos muestran personajes mezquinos, egoístas o que miran por sus propios intereses. Y aunque solo sea por estadística, todos los ejércitos deben contar con algunas manzanas podridas.


Esto puede resultar más llamativo para el caso de Haqqislam si tenemos en cuenta la imagen que vende  de sí misma dicha nación, la de una sociedad en la que todos sus individuos han recibido una excelente educación y que priman por encima de todo la verdad y la búsqueda de la sabiduría, además de considerar el bienestar global prioritario ante intereses mundanos y personales.

Sin embargo, todos sabemos que no siempre es así. Aunque uno de los motivos que más me llamaron a la hora de elegir Haqqislam como facción con la que jugar fue precisamente ese contraste que ofrecía frente a un islam fanático y cerrado de mente, en ningún momento asumí que todos los haqqislamitas fueran dechados de virtudes, ni desde luego sus instituciones. Por ejemplo, para el caso de los dos daylamis que pinté el mes pasado, he decidido hacer la coña con Soter de que se trata de niños soldados rescatados por el cuerpo de Jenízaros Hortlak (quienes trasfóndicamente luchan contra las redes de esclavistas y gentuza similar). La ironía es que después han sido reclutados por la Espada de Alá para hacer frente a esas mismas redes. Además, no hay que olvidar a la secta Hassassin, que no deja de ser una sociedad "clandestina" y que opera un poco al margen del Estado, con mucha autonomía y siguiendo las instrucciones del Anciano de la Montaña (alguien que, hasta donde yo sé, no se tiene claro quién es realmente, podría ser una especie de IA paralela a Aleph, o incluso una IE).

Pues bien, como digo he intentado reflejar esa idea, mostrando una de esas "manzanas podridas", un poco también con la sana idea de hacer la socidad de Infinity en general y de Haqqislam en particular un poco más creíbles. Porque ya sabéis, nunca conviene creerse todo lo que dicen los folletos de propaganda.

Sin más, os dejo con el relato, y os recuerdo que cronológicamente va a continuación de éste que escribió Soter y éste que escribí yo a medida que jugábamos la campaña. Espero que os guste.


La coronel Khawla al-Sogdiani caminaba deprisa a través de varios pasillos. Las ricas alfombras persas que cubrían el suelo amortiguaban buena parte del sonido de sus botas militares, pero pese a ello cualquiera que no se encontrara en el interior de uno de los despachos podía sentirla llegar. Por ello, cuando alcanzó la antesala del despacho del general Hamal, su secretario ya la estaba esperando con la vista levantada de los papeles en los que estaba trabajando. Una vez la reconoció, hizo una rápida llamada interna y tras recibir confirmación, la hizo pasar al interior.

Era la segunda vez que Khawla al-Sogdiani accedía al despacho de Malik Hamal. La primera había sido apenas un mes o mes y medio antes, al poco de que fuera trasladada y se pusiera a las órdenes del general. Y en aquella ocasión había encontrado el despacho igual de poco acogedor. Además de las cortinas comunes a todos los despachos y que servían para armonizar la fachada del edificio, el despacho del general Hamal incluía un segundo par de cortinas, notablemente más gruesas y que, al igual que la otra vez, se encontraban echadas. Toda la luz que había en la habitación era artificial, lo que contribuía a reforzar esa sensación de incomodidad. Por su parte, los escasos muebles que había eran visiblemente antiguos, pero no antiguos y solemnes, sino algo que más bien se podría describir como viejo y decrépito. Un poco en la línea del general, pensó Khawla mientras tomaba asiento después de que se le ofreciera una vez realizado el saludo protocolario.

El general no tenía buena fama ni entre sus iguales ni desde luego entre sus subordinados. Aunque podía haberse retirado hacía tres años, había decidido mantenerse en activo, algo que no era del agrado del resto de la oficialía. Malik Hamal era una suerte de general anticuado, al que la memoria empezaba a fallarle, y cuyo carácter se había ido agriando con el tiempo. Además, era bastante orgulloso, prácticamente incapaz de cambiar de opinión o de reconocer sus errores.

La vez anterior que se habían reunido, Hamal había asignado a Khawla una misión que le había llegado desde el Ministerio de Defensa, y que tenía que ver con la investigación de una organización con la que el Gobierno haqqislamita había tenido relaciones. Se habían levantado numerosas sospechas sobre dicha organización, y algunos informes de inteligencia consideraban la posibilidad de que se tratara de una tapadera shasvastii para poder infiltrarse en la Esfera Humana. Por ello, y para preservar la imagen de la nación, se había vuelto imperativo saber más sobre esa “Shasworth Egalitarian Foundation”. Sin embargo, el Gobierno de Haqqislam no podía legalmente hacerse con toda la información que hubiera en sus oficinas centrales, al menos no sin una buena justificación que permitiera semejante violación de derechos. Invocar a la seguridad nacional era una manera, pero aparte de suponer un complejo proceso jurídico, lo peor de esa opción era que pondría de manifiesto que existían sospechas hacia la fundación, algo que dada la colaboración que había habido hasta entonces podría resultar muy dañino para la imagen pública. Había otra manera, más sencilla e igual de directa, si bien menos ortodoxa: recurrir a los servicios de una compañía externa que se hiciera con esa información, con procedimientos no del todo “legales”, y que mantuviera el silencio después. Por suerte para el Ministerio de Defensa, la Compañía Dahshat era una compañía de seguridad privada con fuertes lazos con la Espada de Alá, y famosa por su discreción.

Así pues, durante esa reunión anterior el general Hamal había encargado a la coronel que coordinara la misión, y que posteriormente elaborara un informe con la información obtenida gracias a la compañía mercenaria. El trato que le había dado el general durante la reunión había sido seco y distante, y leyendo entre líneas Khawla entendió que la misión revestía poca importancia para él, y que se la asignaba a ella porque no quería que otros oficiales perdieran el tiempo. Khawla no sabía si ese desprecio se debía a su condición de mujer o a que proviniera del cuerpo de Ghulams. Aunque probablemente se debiera a ambas.

Sentado frente a la mesa, Malik Hamal abrió el informe que Khawla le había hecho llegar esa misma mañana, lo ojeó un poco como si quisiera revisar alguna cosa, y lo cerró de nuevo. A continuación lo dejó sobre una mesilla auxiliar a su izquierda, quitándole importancia y, desde luego, protagonismo.

“Bien, coronel, he podido leer el informe que me mandó relativo a la operación Shasworth. Y con mucho detalle.”

“Sí, general” – respondió Khawla con un titubeo, viendo cómo su informe era dejado de lado e ignorado –. “La Compañía Dahshat hizo bien su trabajo y nos suministró gran cantidad de información que pudo obtener del interior de la sede de la Shasworth Egalitarian Foundation.”

“Exacto. Pero no he podido ver entre toda esa información recabada nada que vincule inequívocamente a dicha fundación con el Ejército Combinado, tal y como usted da a entender en sus conclusiones. Vamos, nada más allá de sospechas y rumores y una mala decisión a la hora de elegir el nombre, ya que sus siglas desafortunadamente coinciden con la Fuerza Expedicionaria Shasvastii. Claro que tampoco se le puede echar la culpa al señor Shasworth por tener el apellido que tiene.”

“Bueno, eso tampoco sería raro si realmente fuera una tapadera de la SEF. Pero en cualquier caso, habrá podido leer en el informe que la sociedad Shasworth poseía una importante cantidad de información acerca de la sociedad haqqislamita, y en particular de las instituciones gubernamentales. Proveedores, empresas públicas, programas de ayudas sociales, e incluso datos importantes sobre las subvenciones al sector farmacéutico. Obviamente no se trata de nada que no hubiera podido obtener legítimamente, ya que todo ello es información pública, pero el hecho de que esté almacenando ese tipo de información resulta cuanto menos sospechoso. Y de ahí mi sugerencia de cortar todo nexo que el gobierno haqqislamita pueda tener con dicha fundación.”

“Sí, he leído sus conclusiones y recomendaciones. Pero no estoy seguro de compartirlas.”

Khawla sabía el porqué de su postura. Corría el rumor de que Hamal había sido uno de los muchos inversores del grupo empresarial Shasworth Financial, que era la matriz que había creado la Shasworth Egalitarian Foundation. De hecho, el general había sido uno de los mayores promotores de estrechar la colaboración entre dichas empresas y el Ministerio de Defensa de Haqqislam. Fuera por la visión de beneficios económicos o fuera por orgullo, hasta cierto punto era comprensible que Hamal no quisiera dar marcha atrás, si bien su postura era totalmente impropia de lo que se esperaría en un oficial haqqislamita. Pero esa última opinión Khawla se la reservó para sí misma.

“Tengo que informar al Ministro de Defensa sobre el resultado de esta investigación” – continuó Malik Hamal –. “Le comunicaré que no hay pruebas concluyentes que vinculen a la SEF con la SEF, más allá de las siglas. Algo que por cierto también sucede con otras instituciones, como el Servicio de Empleo y Formación o la Sociedad de Escritores de Ferdous  por ejemplo. Sin embargo, también propondré al Ministro, y espero que esto contribuya a su tranquilidad, la idea de negociar con una compañía de seguridad relativamente nueva. Su nombre es Spiral Corps, y está formada mayoritariamente por soldados Tohaa que han quedado atrapados en la Esfera Humana a consecuencia del colapso del Portal Dédalo. Tal y como se anuncian son expertos cazadores de shasvastii, por lo que una colaboración con ellos ayudará a mejorar la imagen de Haqqislam de cara al exterior. Al fin y al cabo, no tenemos nada que ocultar, y así se lo haremos ver a las demás naciones si vuelven a dejar caer la idea de que tenemos shasvastiis infiltrados.

“¿Spiral Corps? Disculpe general, pero si me permite expresar mi opinión, no acabo de ver esa colaboración una buena idea. No está del todo clara la situación de esos Tohaa, y hay quienes dicen que tienen sus propias motivaciones e intereses, más allá de colaborar en la lucha contra el Ejército Combinado. Incluso hay quien sostiene que se trata de una compañía totalmente al margen del Trinomio Tohaa y que opera por libre.”

“Tonterías. Una vez más, rumores sin fundamento, al igual que sucede con la Fundación Shasworth. Quienes propagan esas teorías conspiranoicas lo hacen desde la ignorancia. Acepto la idea de que la infiltración shasvastii dentro de la Esfera Humana no es tan extensa como dicha compañía nos quiere hacer creer, pero eso es perfectamente atribuible a una campaña de marketing. Al fin y al cabo, necesitan venderse. Pero decir que tienen motivaciones completamente al margen de su Gobierno, e incluso en su contra, es rizar el rizo. No, yo lo veo más como un caso de xenofobia hacia una especie inteligente distinta de la humana, algo parecido a lo que les pasa a los ariadnos con esos bichos peludos que llaman antípodas. Pero no debe usted dejar que esas ideas rijan su juicio. Al fin y al cabo, todos los Tohaa con los que pueda usted tener contacto de ahora en adelante van a ser, en la práctica, una especie de refugiados en la Esfera Humana, y ya sabe que el deber de todo buen musulmán es ayudar a los desprotegidos…”


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