El Verano de las Bestias

Saludos a todos, damas y caballeros.

El título de esta entrada puede ser un poco cruel ahora que el verano se acaba y nos toca volver a la rutina. Sin embargo, es el título necesario, pues hace referencia a una campaña que hemos jugado entre varios de los que componemos las Regiones Devastadas este verano. El nombre hace, pues, referencia a dos factores: en primer lugar, la obsesión de mantener la coherencia narrativa Regiones Devastadas - mundo real en proporción 1:1 hace que, dado que estas batallas se han jugado en verano de 2021, la campaña haya tenido lugar en verano del año 2021 en las Regiones Devastadas (en lo que sería el mes de Trasmisterio o Nachgeheim). En segundo lugar, la mención de las bestias obedece a que ha servido para introducir un nuevo personaje en la zona: un troll conocido como Brogo el Perpetuo por los humanos y Urkdrengar por los enanos, al mando de una hueste de monstruosidades, y que explica por qué Fornidson ha estado pintando tantos trolls últimamente.

Los gigantes han sido los auténticos héroes de la campaña

La campaña sigue un poco el estilo del Santo, la Bestia y el Condenado en el sentido de que han sido simplemente batallas de uno contra uno con todos los ejércitos que se han querido sumar, un poco como las fases de liguilla de la Champions. En esta entrada os muestro el Trasfondo, que hemos hecho a posteriori para ir hilando las batallas en un arco narrativo coherente según el desenlace de las mismas, y en otra entrada os mostraré los escenarios.

EL VERANO DE LAS BESTIAS

El año 2021 estaba siendo ciertamente convulso en las Regiones Devastadas. Tras la plaga del año anterior y la irrupción de Chantal en los sucesos conocidos como “El Reposo de losMuertos”, la nigromante y Hurk Clavo Oxidado, trazaron una inestable pero peligrosa alianza, lo que les llevó a hostigar a humanos y enanos en toda la zona. En la conocida como Batalla del Paso de la Mina, una coalición de enanos de Karak Azul y bretonianos logró desbaratar la ofensiva de pielesverdes y no muertos, y con ello pareció que podría imponerse algo de paz de cara al verano.

No fue así en modo alguno. Deseosos de demostrar su valía ante los ojos de un iracundo Hurk, así como de alejarse de él tanto como fuera posible, los goblins de la Tribu del Sol Negro declararon un Waagh contra las tierras de los bretonianos. Szniblicht consiguió el apoyo de goblins silvanos, incluyendo una poderosa aracknarock, y se dirigió hacia Las Ocho Villas de Plata.

Desafortunadamente para él, una hueste tan inmensa de goblins tenía que llamar la atención de todos los habitantes de la zona, y Leonor de la Justa Venganza, abadesa de Califaux, tuvo conocimiento de que los pielesverdes se habían reunido en gran número con intención de caer sobre las tierras de los hombres. Decidida a evitarlo, reunió a cuanto caballero tuvo a su disposición y, cuando la horda pielverde se encontraba cerca de Califaux, les atacó. Los goblins aparecieron en número interminable, y la visión de la gigantesca araña que les acompañaba inspiraba el temor en el corazón de los bretonianos, pero éstos, inspirados tanto por la oratoria como por los poderes mágicos de Leonor, resistieron envite tras envite de los goblins. Finalmente, una carga de caballeros del Reino acabó con la monstruosa aracknarock, algo que fue tomado como un buen presagio por parte de los bretonianos y como un ominoso incidente por parte de los goblins, especialmente los silvanos. A partir de ese momento los pequeños pielesverdes fueron simplemente cazados por Leonor y sus cruzados, y el Waagh fue desbaratado.

Mientras esto sucedía, Chantal aprovechaba que los bretonianos se encontraban ocupados para llevar a cabo sus propios planes perversos. Durante el Reposo de los Muertos había sentido una fuente de poder no muy alejada de Los Espinosos, y se dirigió hacia allí a investigar. Dejó una retaguardia para proteger un vado en el río Aveyrón, el punto por el cual avanzaría hacia su posición cualquier ejercito bretoniano, y ascendió hasta una meseta sin nombre y sin vida, cubierta permanentemente de oscuridad, que hombres y enanos de bien siempre habían evitado.

Y hacían bien, pues en el centro de la meseta Chantal descubrió un santuario del Caos, una runa de ocho puntas tallada en la tierra que latía con energía inmunda. En todo caso, lo preocupante no fue encontrarse con semejante cáncer, sino con el troll conocido como Brogo el Perpetuo, su hueste y, lo que fue peor, un poderoso dragón carmín conocido como Arardogat. Chantal comprendió que el dragón debía haber sido despertado de su reposo tras su enfrentamiento con los bretonianos, pues la gran cantidad de magia de Shyish liberada habría servido para revitalizarle. Resistiendo su primer impulso de huir, Chantal se enfrentó a Arardogat y consiguió incluso herirle, pero Brogo y su horda de monstruosidades se acabaron imponiendo a los no muertos de Chantal, quien tuvo que abandonar el lugar para no ser devorada por alguna de las criaturas que seguían a Brogo o por el propio Arardogat.

Imagen de Daniel Lee. Los lectores más sabios habrán notado que, efectivamente, Arardogat es un dragón morado

En su huida, Chantal hizo que se enviaran mensajeros a los pielesverdes advirtiéndoles de la llegada de Brogo, con la esperanza de que alguno de ellos se animara a enfrentarse a semejante bestia. Brogo era conocido por su extraordinaria capacidad de regeneración y eran muchos los que deseaban cobrarse su vida, de forma definitiva, como pieza suprema en su colección de enemigos derrotados. Narguz, Kaudillo de la Tribu del Clavo Oxidado, solo bajo las órdenes del propio Emperator Hurk, partió con unos pocos de sus “kolegaz” tan pronto tuvo noticias sobre el paradero de Brogo.

Desafortunadamente para él, la hueste que se había reunido en torno a Brogo y Arardogat era muy superior a la que se había visto en otras ocasiones, lo cual sin duda respondía a la energía mágica liberada en el Reposo de los Muertos, aunque Narguz no supiera esto. En todo caso, Narguz cumplió su objetivo de batirse en combate con Brogo, aunque el desenlace no fue el esperado: Brogo derrotó al orco de la forma más asquerosa posible, con su vómito. Incluso alguien tan poco preocupado por la higiene como Narguz tuvo que pasar varios días sumergido en el Aveyrón para quitarse el mal olor tras el combate.

Mientras esto sucedía, Leonor abandonaba Califaux, dirigiéndose hacia el lugar en el que antes se había internado Chantal. Siendo como era una gran hechicera, la abadesa de Califaux había percibido la perturbación mágica causada por el duelo entre Chantal y Arardogat y el derramamiento de sangre en torno al icono del Caos grabado en la tierra, y aunque no sabía que esas eran las causas, sí sabía que debía investigar la existencia de ese vórtice de energía oscura.

Leonor acabó encontrándose con la retaguardia de Chantal, la cual todavía se mantenía apostada en un vado del río Aveyrón, un punto donde la profundidad era escasa y podía ser cruzado por ejércitos. La hueste bretoniana era muy superior en número, pero los muertos contaban con la ventaja de defender un terreno estrecho. Finalmente, la batalla se decantó cuando Leonor malhirió a Carol, la Dama de la Sangre, quien ya había sido prisionera suya en Califaux y entre las que había un intenso rencor tras conseguir la nigromante tileana escapar de su cautiverio. Con eso, la resistencia de los muertos se desmoronó.

Una vez superado ese obstáculo, Leonor avanzó hacia el punto donde intuía que se encontraba la herida abierta en el tejido de la realidad, que supuraba magia maligna. Sin embargo, al poco de cruzar el Aveyrón el ejército bretoniano se vio envuelto en una espesa niebla que no tenía nada de natural. Los bretonianos escucharon un batir de alas de un monstruo de gran envergadura, y lo siguiente que vieron fue a Arardogat caer sobre los caballeros del Reino, acompañado por innumerables trolls al mando de Brogo y otras bestias infernales.

Dado lo repentino del ataque y lo terrible de la naturaleza del enemigo al que se enfrentaba, Leonor perdió su proverbial coraje, y no fue capaz de apoyar a sus hombres con su magia. El propio Arardogat estuvo a punto de matarla, pero Milten, defendiendo a su amada, cargó contra el dragón. La bestia derrotó al caballero, pero éste consiguió herir al monstruo tan gravemente que fue lo más cerca que había estado nunca de experimentar la muerte. De esa forma, pese a que la mayoría de bretonianos habían sido masacrados, Arardogat decidió retirarse a su refugio de Urbadûn para recuperarse de las heridas sufridas a manos de Sir Milten, y el Verano de las Bestias concluyó.

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