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viernes, 16 de octubre de 2020

Camino a la Gloria

Saludos a todos, damas y caballeros.

Como sabréis quienes hayáis leído anteriormente el Troglablog, aunque sea por encima, somos unos auténticos entusiastas del aspecto narrativo del hobby. Para nosotros una partida es un acto de narración, no de competición, y se justifican por la calidad de la historia que se escribe, no por el resultado de las mismas. Total, como decía Kipling, tanto la victoria como la derrota son impostores. 

Archaon iniciando su Camino a la Gloria

Para nosotros, el Trasfondo es la parte nuclear del hobby, pero es cierto que no es el único, y en etapas anteriores de nuestras vidas hemos pecado de pensar que lo era. El coleccionismo, la pintura, la escenografía... todo eso importa también, porque por maravillosa que pueda ser una historia, necesita un marco adecuado para desarrollarse correctamente y quedar verdaderamente redonda. Y el caso es que, oculto en volúmenes ancestrales y páginas de grimorios (o revistas) elusivos, existe un sistema que, desde mi perspectiva, logra unificar muy bien todos estos elementos: el Camino a la Gloria.

No creo que os esté revelando nada nuevo a la mayoría de vosotros: el Camino a la Gloria es un modo de juego en el que, empezando con un paladín y unas pocas tropas, vas jugando partidas en las que A) tus tropas evolucionan y B) vas reclutando nuevas tropas. De esta forma tienes el aspecto rolero en cuanto a la evolución de las tropas, y el aspecto de coleccionismo y pintura en ir añadiendo tropas nuevas. No hay por qué pintarlas, pero es una buena forma de ir pintando poco a poco en vez de meterte un atracón de pintar 40 goblins a la vez. En definitiva, se parece al sistema de Mordheim, aunque es menos potente en el ámbito rolero dado que la evolución de las tropas es más limitada (prácticamente solo avanza el líder) y algo más fuerte en el ámbito del coleccionismo, pues la idea es que termines con un ejército, no con los 15 tíos que de media puede tener una banda de Mordheim como máximo.

Cuando he dicho que este sistema está oculto en volúmenes ancestrales, es porque su origen, como el de tantas cosas buenas que ha hecho Games Workshop, está en un tomo que si no es la obra cumbre del universo de Warhammer, poco le falta. Nos referimos a un libro cuyo nombre inspira temor y temblor, el maravilloso Realms of Chaos.

Y así otra página entera

En el primero de los dos volúmenes que forman esta obra, el Slaves to Darkness, hay un sistema por el cual un paladín con un puñado de seguidores emprende un camino ("Road to Power" en esta primera versión) que le llevará a enfrentarse a otros paladines y, si logra sobrevivir, a su destino final, que será bien convertirse en un demonio, bien en un engendro. El sistema es tremendamente detallado y muy variado, tanto en cuanto a los seguidores que pueden unirse a las bandas de tu paladín, como a las recompensas que éste puede obtener. Como curiosidad, una de las recompensas es "tecnología", que puede llevar a que tu paladín de Warhammer Fantasy acabe con una catapulta shuriken o directamente con un jodido cañón láser. La posibilidad es muy remota, pero está ahí.

Este sistema nació en 1988, cuando fue publicado el Realms of Chaos: Slaves to Darkness. 14 años más tarde, en 2002, Games Workshop recuperó este sistema en una serie de artículos que publicó en las WD 91, 92, 93 y puede que alguna más. La idea era la misma, un paladín del Caos con sus seguidores que se enfrenta a otros para alcanzar la demonicidad, si es que sobrevive y no acaba convertido en engendro. Pese a ser mucho más simple que el esquema del Realms of Chaos, y pese a que ya no existe la posibilidad de ver a un paladín con cañón láser, en mi opinión conservó muy bien la esencia de aquella primera forma de 1988.

Ejemplo de banda inicial, sin cañón láser. Foto cortesía de Fornidson

En el Troglablog hemos jugado dos campañas usando este sistema. La primera se centró en Trifón, el luchador del Pozo que Fornidson había usado en la Primera Era de Mordheim y que, tras convertirse al Caos mientras estaba en la Ciudad de los Condenados, viajó a Norsca y de allí a los Desiertos del Caos. La campaña no llegó a terminar como tal (Trifón ni murió ni se convirtió en un engendro o demonio), pero dejó historias interesantes, cuya base hemos usado para la campaña/escalada de este año en que Trifón se enfrenta a Khornelissen, un paladín de Khorne que fue el único que consiguió derrotarle en desafío singular en esa campaña del Camino a la Gloria.

La segunda no llegó a muy buen puerto, apenas si jugamos un par de partidas, pero fue interesante para ver la primera campaña que llevó a cabo Chantal tras salir de Mordheim, cuando era una nigromante novata de nivel 1 que ansiaba controlar Chamon Dharek. Aunque el Camino a la Gloria publicado en la WD se refería exclusivamente al Caos, hice unas modificaciones para poder jugar con No Muertos, que quizá publique aquí en un futuro. 

Chamon Dharek está controlado por una casta de sacerdotisas, pero conociendo a Chantal, no creo que esto haya sido relevante. Imagen de eliasw84

Porque eso es parte de la gracia: aunque originalmente el sistema está concebido para el Caos, nada impide replicarlo para otras facciones y conseguir una forma narrativa e interesante de ir construyendo un ejército. Por ejemplo, una pequeña incursión orca en un pueblo imperial va creciendo hasta convertirse en un Waagh y el Imperio se ve obligado a llevar cada vez más tropas para detenerlo. El choque inicial entre infiltradores skaven y una patrulla de vigilancia enana en un túnel acaba convertida en una invasión a gran escala y una defensa desesperada. Unos pocos caballeros bretonianos intentan acabar con un vampiro y, a medida que éste va invocando más muertos, más bretonianos se unen a la guerra santa. Hay muchas posibilidades de usar este sistema, y quizá la adaptación genere un cierto desequilibrio, pero eso es secundario respecto a contar una buena historia y coleccionar un ejército de forma diferente.

El caso es que esto mismo debió pensar la propia GW cuando dos años más tarde, en 2004, adaptó este sistema al Señor de los Anillos, en lo que llamó "Compañías de Batalla". El esquema era el mismo, aún más simplificado si cabe, pero ya no estaba restringido a una única facción, sino que escribieron reglas para que todas las facciones pudieran ir desarrollándose de este modo narrativo. Imagino que por eso este sistema en ESDLA habrá tenido más recorrido, pues hasta donde sé se hacen incluso torneos con esta modalidad, y a día de hoy hay un libro entero dedicado a esta forma de juego.

"Gandalf propone a Frodo una campaña de Compañías de Batalla", por Alan Lee

Y la verdad es que creo que, dadas las particularidades de ESDLA, que estoy empezando a descubrir, este sistema encaja como anillo al dedo, nunca mejor dicho. Lo pienso por dos motivos: en primer lugar, el Camino a la Gloria del Realms of Chaos era maravilloso para una época en que Fantasy no era como tal de grandes batallas. Había unidades, pero generalmente eran pequeñas, y había mayor libertad en la composición de los ejércitos, por lo que si acababas en tu banda con 7 hombres bestia, 2 minotauros, 3 caballeros del Caos y un gnomo (podía pasar), eso no era demasiado diferente de lo que podrías haberte creado tú mismo sin tener que seguir el Camino a la Gloria. Sexta de Fantasy es diferente, por lo que, aunque es verdad que es una forma muy rolera y trasfóndica de crearte un ejército, puede acabar siendo un poco deslabazado, o dicho de otra forma, puede desviarse mucho de lo que sería un ejército en circunstancias normales. En ESDLA, donde las miniaturas se reclutan individualmente y existen pocas restricciones, ir generando estos reclutamientos de manera aleatoria e independiente no suponen una desviación respecto al resultado final que pudieras obtener.

La segunda razón es que, de nuevo, en la época del Realms of Chaos se jugaba a Warhammer con pocas miniaturas, por lo que si tras cinco partidas acababas teniendo una partida de guerra de unas treinta miniaturas, eso es perfectamente un ejército en aquellos tiempos. En Sexta edición, un ejército de 2000 puntos está en torno a las 70-90 miniaturas, y eso en un ejército caro como es el Caos, por lo que para alcanzar un ejército "estándar" a través de este sistema tienes que echar muchas partidas. Sin embargo en ESDLA, por lo que veo los ejércitos rondan las 40-50 miniaturas más o menos, con lo que tampoco es impensable construirte un ejército funcional a través de este sistema de reclutamiento.

Al final todo esto viene a que, tras descubrir ESDLA, investigué las Compañías de Batalla, que por lo que me sonaba era algo de este estilo. Efectivamente así es, y me llevé una alegría al ver que la base está publicada en la WD, por lo que puedo ir probándolo sin necesidad de comprarme el libro (que cuesta 45 eurazos) por el momento. Quizá lo haga si me gusta, tengo intención de probarlo en breve, y cuando eso suceda lo veréis por aquí.

Hasta entonces!

2 comentarios:

  1. Normalmente no me gustan los juegos simples, pero este sistema ofrece por un lado velocidad (de reglas, porque herir a alguien puede ser frustante) y por otro el salseo de ver crecer y evolucionar a la banda, además de ser sencillo, cosa que conforme nos hacemos mayores empezamos a ver con buenos ojos para enseñar a la descendencia XD

    Eso sí, en algunos combates parece la canción de Ricky Martín "un pasito pa Lante María, un pasito pa atrás"

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    1. Lo de la descendencia es importante, que con la tontería no hay mucho relevo generacional, y hay que enseñar a nuestros hijos que hay en el mundo más cosas aparte de primaris y sigmarines xD

      El Compañías de Batalla de ESDLA es simple en parte porque el juego por lo visto lo es, pero también porque piensa que estamos jugando con hordas de mataos, imagino que si empezamos a meter trolls y cosas así lo de herir no será tan frustrante.

      De todos modos, si buscas complejidad, siempre podemos recurrir a la versión original de todo esto, el Realms of Chaos. Víctor estaría encantado. Aunque claro, jugar al Road to Power del Realms of Chaos con minis chusmosas...

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