Saludos a todos, damas y caballeros.
Según escribo estas líneas estamos a dos o tres grados bajo cero en Madrid. He hecho un ejercicio de sadismo innecesario y he visto cuál es la temperatura en Almería, y resulta que da nueve grados. Si eso ya me parece frío, no os quiero contar la opinión que me merece este invierno madrileño... sobre todo porque hace unos diez días estábamos a veinte grados o así. El clima de Madrid te da esperanzas para luego arrebatártelas con una ola de frío glacial.
Mientras intento sobrevivir y tramo planes para huir a un sitio donde jamás haga frío, como Singapur o el Congo, sigo pintando. Ha sido un mes en el que he tenido un gripazo bastante potente, además de tener que lidiar con una mudanza (que no he terminado) y con sustitutivos importantes a la pintura en el campo del ocio, como el Red Dead Redemption 2 o la vuelta de las competiciones europeas de fútbol, en las que en principio no se compra a los árbitros y en las que el Barsa nunca decepciona (salvo que seas del Barsa). Teniendo todo esto en consideración, creo que ha sido un mes no tan malo a efectos de pintura.