Saludos a todos, damas y caballeros.
Tras presentar la campaña del Reposo de los Muertos, pasamos a hablar de los ejércitos y personajes que toman parte en el conflicto. Dado que, como dijimos, se trata de una adaptación de Círculo de Sangre, esencialmente se trata de Bretonia contra No Muertos.
Por la parte de los No Muertos tenemos a Chantal y a sus muchachas, ampliamente presentadas en el blog y que por tanto no requieren de mayor introducción, aunque meto su Trasfondo en la entrada también por ser completos. Por su parte, los bretonianos están representados por las mesnadas de Carranza, liderados por el devoto Sir León Devance. Helios es el responsable de este personaje, y lo que os presento es una versión muy pero que muy resumida (y redactada por él) del Ciclo del León, que detalla los hitos esenciales de la vida de este caballero del Grial en forma de cantar de gesta. Eso sí que es currarse un Trasfondo como la Dama manda.
Os dejo pues con el retrato de ambas huestes en liza. Espero que os guste.
Al sur de Bretonia, en la parte más occidental del ducado de Carcassonne, se encuentra la Marca de Vesta, una región fronteriza cuyo gobierno se encuentra en las poderosas manos del señor Montano de Havelock. Tuvo este tres hijas con su esposa, la condesa estaliana Clementina del Soto. Y con las cuatro fue, en una ocasión en la que se celebraba en sus dominios el torneo de la Ermita de Primavera. Allí participaba el por aquel entonces jovencísimo caballero novel León Devance.
Ya entonces demostró el de Carcassonne su gran habilidad con las armas, superando en justa a varios caballeros mucho más veteranos, para disfrute de todos los presentes. Sucedió entonces, al caer la tarde, que unos traicioneros hombres bestia que debían saber del torneo aparecieron de improviso emboscando a los bretonianos presentes. Se hizo una gran confusión, en la que el joven León puso a salvo al señor Montano y a su familia. Por esta hazaña ganó sus espuelas de caballero, su sobrenombre de “el Defensor” y el favor de lady Audry, la mayor de las hijas del duque y la condesa. Cuando se casaron León Devance heredó de su mujer los títulos de barón de Carranza, la región de Vesta que Montano les cedió como regalo de esponsales, y la baronía de Agarón, una tierra estaliana bajo la familia del Soto.
Como sucede a tantos otros, con el pasar de los años el barón León Devance sintió la llamada del Grial. Atormentado por una batalla intestina en la que se vio obligado a dar muerte a muchos y buenos caballeros bretonianos, renunció a su lanza y se echó al camino únicamente con lo que pudo cargar en su corcel bretoniano favorito, Garold. Sus viajes le llevaron por todo el Viejo Mundo, fuera de Bretonia, atravesando muchas regiones extranjeras: Tilea, el Imperio, Kislev… Tras años de muchas vicisitudes la Dama del lago le obsequió con visiones de una Capilla del Grial situada en una región de los Reinos Fronterizos conocida como Las Ocho Villas de Plata. Allí vivían bretonianos descendientes de los tiempos de las Cruzadas contra Arabia, que guardaban la Capilla bajo las instrucciones de sir Martel Abijou, un caballero del Grial eremita que había renunciado a toda posesión que no fuera necesaria para cumplir con sus deberes de caballero.
La mesnada de sir León llegó justo a tiempo para participar en la defensa del pueblo de una inmensa horda de pielesverdes. El barón en persona defendió en solitario las últimas criptas sagradas del monasterio de la presencia de los orcos que la asaltaban, una vez superados los muros. Por aquella proeza, que lo llevó al límite, fue recompensado con beber del Santo Grial y pasar a convertirse en uno de sus guardianes. Tras esto, y dado que sir Martel había hecho voto de pobreza, los habitantes del pueblo acordaron rendir vasallaje a la casa Devance, con lo que el barón ganó también el señorío sobre Las Ocho Villas de Plata en los Reinos Fronterizos.
Debido a todo esto las mesnadas de Carranza son a efectos prácticos las fuerzas defensoras de la región, labor que no se limita exclusivamente al pueblo. A menudo los carranceños patrullan los caminos, custodian caravanas mercantes procedentes de Bretonia, protegen a los peregrinos que acuden a los diversos lugares sagrados de la zona, y sirven en labores al servicio de las gentes del rey en general. Dentro de estos límites, aunque sin pertenecer a ningún señor en particular, se encuentra el monasterio de Aslacon.
Por ello, la Damisela Genevieve no dudará en pedir el auxilio de los de Carranza, con la esperanza de que la Dama del Lago les permita mantener el terrible mal que custodia lejos de manos impías.
EL CULTO DE LA CARNE INMORTAL
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