martes, 23 de julio de 2024

Operación Luz Perpetua

Saludos a todos, damas y caballeros.

Tal como amenacé en esta entrada previa, traigo un nuevo relato que escribí previo a una de esas partidas de iniciación a Infinity que estamos jugando con los colegas que se asoman por primera vez a este maravilloso juego. Esta partida seguía la narrativa de la que he enlazado, en la que el EstadoImperio, a través de sus agentes del Ejército Invencible, tomó por asalto una nave japonesa estacionada en el orbital nómada de NeoDurango buscando ciudadanos yuchinos a los que los pérfidos japoneses habrían capturado para vender como esclavos.

Sin embargo, en una decisión tomada a punta de dado, resultó que los yuchinos habían sido engañados, lo que me daba pie a introducir un nuevo elemento en la narrativa: la injerencia de PanOceanía, la Hiperpotencia. Los intercambios de golpes entre la Hiperpotencia y el EstadoImperio son un leitmotiv recurrente en la narrativa de Infinity (un poco como ahora entre USA y China, pero a lo bestia) y los panocos son una facción a la que le tengo mucho cariño, especialmente ahora que poca gente los juega. Siempre he sido un romántico incorregible.

Os dejo con el relato, y al término del mismo un pequeño resumencillo de la partida. Espero que os guste.

OPERACIÓN LUZ PERPETUA

La intervención del Ejército Invencible en NeoDurango acabó provocando el enésimo incidente diplomático entre Yu Jing y la Nación Nómada, Estados que de todos modos nunca han guardado una buena relación. Mientras los diplomáticos se esforzaban por limar asperezas en la medida en que fuera posible, la inteligencia militar del EstadoImperio tuvo que analizar qué era lo que había sucedido para fracasar de forma tan espectacular. Como es lógico, la operación en NeoDurango no se había realizado sobre la base de simples sospechas, sino de información que parecía suficientemente sólida como para justificar una intervención violenta. Pero, en vez de encontrar a ciudadanos chinos destinados a las siniestras redes de trata de personas de los Kuge, solo habían hallado cargamentos de galletas y té.

La inteligencia militar estadoimperial, queriendo resarcirse del golpe a su prestigio, se dedicó con ahínco a seguir todas las pistas posibles. Desde el comienzo tenían la intuición de que los aristócratas Kuge no habían podido armar un plan tan sofisticado como para conseguir engañarlos con tanta contundencia, y que debían contar con el apoyo de alguna agencia de inteligencia extranjera. El Hexaedro panoceánico era el principal candidato a estar involucrado en la cuestión, y efectivamente, tras una investigación minuciosa no tardaron en aparecer las señales que alertaban de la injerencia de espías panoceánicos en las redes de tráfico de personas de los Kuge y en la desinformación que había llevado al Ejército Invencible a NeoDurango persiguiendo algo que no estaba allí.

Para sorpresa y horror de los analistas de inteligencia estadoimperiales, esta injerencia no parecía ser menor o circunstancial, sino que debía hacerse con el pleno conocimiento del Hexaedro. Quizá incluso fuera el propio Hexaedro quien hubiera montado las redes de tráfico de personas, no los Kuge, como habían creído en un principio. Semejante maldad intolerable parecía exagerada incluso para sus archienemigos panoceánicos, pero no dejaba de ser cierto que las redes de tráfico de personas eran muy lucrativas y podían estar usándola como fuente de ingresos para financiar otras actividades. Al fin y al cabo, cuando una agencia no tiene limitación moral alguna, ¿por qué no iba a buscar hacer dinero por todas las vías a su alcance? Y era evidente que, para el Hexaedro, las vidas de los ciudadanos chinos valían mucho menos que el dinero que pudieran obtener por ellas.

La prueba que sustentaba esta sospecha era que los cargueros identificados como el transporte de los ciudadanos chinos esclavizados hacían, en muchos casos, desvíos innecesarios hacia Neoterra. Aunque no llegaban a entrar en el planeta, repostaban siempre en una estación espacial que el EstadoImperio sospechaba que tenía una fuerte presencia de agentes del Hexaedro. En consecuencia, el comando del Ejército Invencible que había hecho la intervención en NeoDurango fue enviado de nuevo, esta vez al orbital panoceánico cercano a Neoterra. La intención era, una vez llegaran allí, reunirse con los agentes estadoimperiales destacados sobre el terreno para neutralizar a los analistas del Hexaedro que habían ideado la operación como primer paso para desmantelar toda aquella oscura trama que atentaba contra la vida y la libertad de sus conciudadanos.

Lamentablemente para ellos, el Hexaedro interceptó sus comunicaciones. Sabían que tarde o temprano el EstadoImperio descubriría su infiltración en las redes de los Kuge y querrían venganza por ello. Lo cierto era que esas redes de tráfico de personas habían sido creadas por los aristócratas japoneses con la esperanza de que sus aliados panoceánicos no se dieran cuenta, pero era evidente que no podían esconderlas durante mucho tiempo de la inquisitiva mirada del Hexaedro. En lugar de forzarles a desmantelarlas, la inteligencia panoceánica decidió usarlas como mecanismo de evacuación de agentes o colaboradores destacados en terreno enemigo. De esa forma, cuando alguien en territorio estadoimperial colaboraba con el Hexaedro y necesitaba evacuación, se camuflaba entre los desgraciados que iban a ser vendidos como esclavos y de esa forma huía del alcance de Yu Jing. Aquel era un mal reprobable, pero un mal necesario gracias al cual conseguían salvarse algunas vidas inocentes, pues al Hexaedro le habría costado muchísimo más mantener sus propias redes de evacuación.

Al parecer, el comando del Ejército Invencible enviado para asesinar a los agentes del Hexaedro desconocía esta información. Solamente les habían dicho que la inteligencia panoceánica traficaba con ciudadanos yuchinos, omitiendo que esas mismas redes eran usadas para evacuar colaboracionistas o disidentes que de otra forma habrían sido ejecutados por la peculiar justicia del EstadoImperio. Lo que nadie sabía era si los soldados no habían sido informados de ello porque nadie en Yu Jing sabía que las redes eran usadas como mecanismo de evacuación o a que las autoridades habían creído pertinente ocultárselo. Fuera como fuera, el Hexaedro no evitó el desembarco del comando del Ejército Invencible con la esperanza de atraerlos a una trampa y poder a su vez ejecutar a los espías yuchinos que operaban en su territorio, en una guerra clandestina que sería siempre negada y silenciada.

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La verdad es que tenía ganas de probar Neoterra, como tengo ganas de probar todos los sectoriales panoceánicos a excepción de Svalarheima. Creo que uno de los puntos fuertes de Infinity es que sus facciones pertenecen a naciones y culturas que rara vez aparecen por los mundos de los wargames, pero ese no es ni de lejos el caso del rollo nórdico escandinavo, posiblemente el más sobrerrepresentado en relación a su población actual y a su trascendencia histórica. En lugar de eso prefiero jugar con australianos (Bolt), suizos (el guardia suizo), o incluso con jodidos robots hindúes, como los deva. De verdad que estoy de vikingos hasta la *****

Perdón. Retomando lo que me queda de cordura, en esta partida jugamos la misión "Desenmascaramiento", una bastante curiosa en la que tienes que matar civiles, pero solo una vez se descubre que no son tales, sino agentes al servicio del enemigo. Aunque hay tres civiles, solo uno de ellos es el que podríamos llamar el objetivo prioritario, cuya eliminación da más puntos. La eliminación de los otros también da puntos pero menos. Por tanto, tiene también un elemento molón de intriga por saber quién será el objetivo prioritario.

En este caso, como digo tenía ganas de probar Neoterra porque además es un sectorial muy panoco, en el sentido de que tiene los vicios y virtudes clásicos de PanOceanía muy exacerbados: más bien malo haciendo misiones (aunque los deva de VOL 15 ayudan), muy potente pegando tiros. Y la partida cumplió el guion con exactitud: el pobre Broltimer tuvo que contemplar cómo uno tras otro, sus mejores hombres iban cayendo ante la brutal precisión de un bolt francotirador enlazado, un tipo que probablemente lleva pegando tiros a cocodrilos y tarántulas desde que tenía tres años. El Mowang, el Shang Ji, los remotos... todo el que se atrevió a colocarse en el punto de mira del australiano tarado del futuro acabó perdiendo la cabeza de forma literal, y lo que no mató el bolt lo mató el guardia suizo, que es incluso más animal.

Tanto es así que la partida acabó en el turno 2 porque Broltimer había entrado en retirada. Pero, y esta es la gracia de Infinity, eso no significó que yo ganara. Broltimer logró arañar un muy digno empate a 4 después de haber activado una consola y acabado con uno de mis civiles, aunque no el prioritario. Yo hice lo propio, y a igualdad de condiciones, igualdad de resultado. De hecho, si no hubiera masacrado a los yuchinos de esa forma habría tenido un turno más para terminar de ganar la partida, pero no fue así, lo que demuestra que en Infinity pasar de la misión y dedicarte a matar puede hacer que empates o incluso pierdas la partida, como me podría haber pasado a mí de haber tenido peor suerte.

Por parte de los yuchinos, hay que reconocer el mérito de un hulang que le dio a Broltimer sus 4 puntos y de un haidao hacker asesino que resistió un par de órdenes contra el guardia suizo a base de escopetazos, lo que valió para dejarme sin órdenes suficientes con las que ganar la partida (y no la gané, literalmente, por una orden). Es otra de las cosas bonitas de este juego, cómo incluso un pequeño acto de heroísmo aparentemente inconsecuente acaba significando la diferencia entre la victoria y la derrota. El Ejército Invencible se metió en la boca del lobo y recibió palos hasta en el carné de identidad...

Pero, haciendo honor a su nombre, no fue vencido.

Poco a poco esta pequeña historia se sigue desarrollando, y es probable que cuando vuelva a pasar por Madrid haya algún acto adicional. Me consta que los nómadas andan algo mosca desde la partida anterior, y que hay haqqislamitas que también están pensando en apuntarse a eso de ir investigando con la escopeta por delante. Los yuchinos comienzan a pensar que igual esto es más tocho de lo que creían y hay que empezar a llamar a agentes más acostumbrados a combatir en las sombras, y tarde o temprano tendrán que aparecer los piratas y malajes que están detrás de toda esta red de tráfico de personas.

Todo será contado a su debido tiempo. ¡Hasta entonces!

2 comentarios:

  1. Habrá que mandar más soldados del ejército invencible… (Chernov)

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    1. ¡Que no falten! Pero te recuerdo que todavía tenemos una campaña pendiente contra tus Shasvastii...

      En cualquier caso, por partidas no será ;)

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