sábado, 30 de noviembre de 2019

[Las Mil Pesadillas] Un triunfo negado


Asanda escuchó el coriáceo y ominoso batir de unas alas ultraterrenas, y supo inmediatamente lo que iba a pasar. Frente a ella, a no demasiada distancia, se encontraba la Maestra de la Carne, la poderosa y escurridiza nigromante que evitaba que Voronezh se uniera a la larga lista de trofeos reclamados por los Degolladores. Tendría que correr mucho si quería evitar su destino esta vez.

I'bhakor el Desterrado, el señor demoníaco rechazado por los dioses, alzó el vuelo lleno de ira, elevándose por encima del combate que sostenían las tropas no muertas contra los invasores. Antes incluso de que el condenado se alzara en toda su majestuosidad, Chantal ya había comenzado a correr, sabiendo que su condenación se encontraba cerca. Asanda sonrió. Le habría gustado poder invocar a alguien más poderoso que I'bhakor, pero la magia de Shyish era demasiado poderosa en el lugar, y no habían conseguido erradicar ese foco, con lo que sólo aquellos demonios demasiado desesperados de gloria o demasiado humillados para soportar una última humillación acudirían a su llamada. El Principe Negro ya había sido suficientemente generoso, y solicitar que alguno de sus grandes campeones se uniera a la refriega habría sido hacer una petición demasiado enervante. Pero I'bhakor había respondido, y eso debería bastar.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El Pacto del Águila (Relato)


El Pacto del Águila es uno de mis equipos de Blood Bowl, concretamente Pacto del Caos consagrado trasfóndicamente a Tzeentch. Son en esencia un hatajo de pirados, cafres y dementes sin la inteligencia necesaria para tener maldad alguna, pero me divierto con ellos.

Este relato que viene a continuación lo escribí como presentación del equipo en una liga que jugué en Almería. Por suerte el Trasfondo de mi equipo está alineado con mis propias capacidades como jugador de Blood Bowl y su desempeño fue acorde, ganando apenas un partido de los quince que debí jugar, por 1-0, contra Goblins y estoy casi seguro de que jugando con 12 toda la primera mitad por un despiste. En cualquier caso me lo pasé muy bien y creo recordar que acabé la liga con un número de bajas causadas múltiplo de 9 (18 concretamente), que era mi verdadero objetivo, con lo que todo en orden :)

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Mordheim. Segunda Era

(Redactado por Soter)

La Segunda Era de Mordheim comenzó muy poco después de la Primera, allá por inicios de 2016, si no me falla la memoria. En términos de juego corregimos algunos de los errores que habíamos cometido en la Primera Era, y le dimos un enfoque más de Frostgrave, en el sentido de potenciar la obtención de tesoros por parte de las bandas que no el ir a matarse. En la Primera Era nos había pasado varias veces que partidas de apenas tres o cuatro bandas se alargaban durante cinco horas porque todo el mundo se las ingeniaba para repetir chequeos de retirada de una manera u otra y la gente luchaba hasta el último hombre en pie, lo cual no tiene mucho sentido en Mordheim, ni trasfóndico ni de reglas.


Mordheim. Primera Era



Aunque desde hace muchos años hemos tomado parte en campañas de Mordheim, recientemente hemos jugado unas pocas (dos de momento y una que está en curso) que mantienen entre sí una línea argumental. No es algo que buscáramos expresamente (de hecho, no creo que ninguno de nosotros pensara que esto fuera a llegar tan lejos), pero como tras terminar la primera campaña nos quedamos con muy buen sabor de boca, en parte por la cantidad de trasfondo propio que habíamos generado, decidimos jugar una segunda que fuera similar. Y a ésta ha seguido una tercera. Pero me toca a mí hablar de la que ya conocemos como La Primera Era, y que refleja la campaña que originó toda esta serie.

Los comienzos de Hölderlin



Muchos enfermos, heridos y desamparados, la gente pobre que no tenía nada y que necesitaba más que nadie la caridad de quien pudiese ofrecerla, iba a morir aquel invierno. El templo de Shallaya del pueblo de Gruyden, que había sido desde hacía incontables años el administrador de la riqueza que los nobles donaban, y que siempre había representado un alivio para los más necesitados, ya no volvería a ayudar a nadie.

martes, 19 de noviembre de 2019

Trasfondo Anleith Seadrake


“¿Así que quieres conocer a Seadrake? No te será difícil, es un elfo accesible. Siempre que no le hagas perder el tiempo, claro. Asumo que no eres tan imbécil como para hacer algo así. ¿Qué clase de persona es? Bueno, puedo contarte algunas cosas, si me invitas a una botella de vino… de Har Ganeth, claro. No escatimes gastos, si quieres hacer tratos con Seadrake es mejor que te vayas acostumbrando a ser generoso.

Excelente. Bueno, lo primero que debes saber es que Seadrake no es un corsario cualquiera. De hecho él ni siquiera se considera como tal, sino como un druchii de negocios. Un empresario. Uno bastante… especial. No, no es un traficante de esclavos. Naturalmente comenzó así su carrera, pero pronto decidió dedicarse a metas más elevadas. No se requiere una gran astucia ni dedicación para arrasar un poblacho costero y llevarte a sus habitantes, cualquier idiota puede hacerlo. Pero él no es como los demás, y si lo estás buscando es porque lo sabes.

Los orígenes de Chantal


Chantal es la nigromante que lidera mi hueste de No Muertos. Comenzó siendo un simple despojo en la Segunda Era de Mordheim (con una modificación para que pudiera escoger habilidades académicas en vez de fuerza, que no le pegaban mucho) y, a partir de ahí, el personaje fue evolucionando hasta convertirse en una Maestra Nigromante de pleno derecho. Es uno de los ejemplos de lo que se puede hacer cuando dejas fluir la narrativa. Desde entonces la he usado en muchas partidas y campañas, cuyos enlaces encontraréis más abajo, pero este relato es el que más claramente sintetiza sus orígenes. Espero que os guste.

No tengo ni idea de qué es Legend of the Cryptids o de quién es esta señora, pero se parece bastante a la imagen que yo tengo de Chantal

[Las Mil Pesadillas] Chantal y Lo Innombrable



Un poco de intrahistoria: si hay un autor de relatos de terror al que recomiendo leer encarecidamente es Montague Rhode James. Este buen hombre escribió una treintena de cuentos a lo largo de su vida, la mayoría de ellos simplemente decentes, pero con los seis o siete que son buenos de verdad TE CAGAS. Ríete de Lovecraft. Uno de sus grandes méritos es el monstruo que presenta: en los relatos de M. R. James, el ente no es un fantasma etéreo ni una bestia, sino algo a medio camino. Es claramente sobrenatural, espectral, pero a la vez es físico y tangible. Es una abominación en los dos planos. Y eso, en los relatos en los que consigue hacerlo bien, te pone los pelos de punta.

Cuando salió el concepto revisado de las mandrágoras de los Eldar Oscuros, allá por la cuarta o quinta edición de 40k, me llamaron mucho la atención porque se parecían mucho a los monstruos de M. R. James. Seres que vivían en una dimensión alternativa desligada del mundo material pero con capacidad de entrar en ese mundo material cuando quisieran y liarla parda. Eso, junto con el hecho de que las miniaturas que sacaron para representarlas son brutales, hizo que me enamorara del concepto.

lunes, 18 de noviembre de 2019

[Las Mil Pesadillas] Una Cacería Pospuesta



Krithelia miró a su alrededor mientras los últimos restos del ejército de no muertos se desvanecían. La bella y poderosa nigromante, responsable de que se hubieran alzado de sus tumbas, había huido de ella y sus guerreros, dejando a los seguidores de Shornaal como indiscutibles vencedores ese día. Sin embargo, y pese a haber demostrado con creces su valía frente a su dios, la paladina del Caos no estaba tan contenta como cabría esperar. Había estado a punto de capturar a su oponente, lo que seguramente habría resultado ser el botín más valioso de toda su vida. Pero la joven nigromante contaba con unas poderosísimas salvaguardas arcanas, que habían sido más efectivas que la tosca magia que impregnaba el arma de Krithelia, y había conseguido escapársele en el último momento. Aunque no por mucho tiempo. Sus tropas apenas habían sufrido daños de gravedad, por lo que podrían emprender la persecución en breve.


domingo, 17 de noviembre de 2019

[Las Mil Pesadillas] La Visión


Asanda, la medio elfa, despertó de su trance con un penetrante grito, mezcla de terror, frustración y placer. Su cuerpo desnudo se encontraba bañado en sudor y sangre, refulgiendo ante la luz de las antorchas. Jadeando, extasiada de placer y dolor, recuperó poco a poco la consciencia, pero al instante se desmayó, incapaz de soportar las emociones.

Imagen de Boris Vallejo y Julie Bell

Las Mil Pesadillas

LAS MIL PESADILLAS
 (Campaña de WH Fantasy usando Warhammer Reforged)

Os traemos una campaña que jugamos Fornidson y un servidor (Soter), en escalera, en tres actos, usando las reglas de WH Fantasy Reforged. La campaña como tal surgió tras una partida en que las fuerzas de Slaanesh barrieron a las de los No Muertos, de ahí que la campaña y los relatos hagan referencia a esa primera partida que no fue como tal parte de la campaña. Ya en la propia campaña los No Muertos ganaron las tres partidas, logrando por tanto una incontestable victoria. Espero que os guste.



viernes, 15 de noviembre de 2019

[Muerte en el Transtartárico] Relatos varios

Reglas de la campaña aquí.


UNA GÉLIDA BIENVENIDA

La compuerta de la sala de almacenamiento se abrió con un siseo ominoso, y pese a su bioquímica mejorada, el teniente Usul Fatih no pudo evitar un escalofrío cuando una bocanada de aire gélido salió despedida hacia el exterior. Pese a que llevaba unos meses destinado en Amanecer no había conseguido aún acostumbrarse a un clima tan inclemente. Él procedía del desierto, y sabía que sus noches pueden ser despiadadamente frías, pero pese a ello jamás había podido imaginar que existiera una tierra tan inhóspita como Amanecer, ni personas tan dementes como para no sólo habitarlo sino considerarlo su hogar.


La Carrera del Lagarto Terrible


Los mecánicos y auxiliares de los equipos acababan de retirarse de la línea de salida, después de realizar los últimos ajustes a los vehículos y de repasar con los pilotos las estrategias de la carrera. No era una carrera con mucho público ni muchos participantes, pero la habían organizado los científicos del Centro Heurístico de Experimentos Radiactivo-Nucleares Obsoletos, Baratos Y Locos (C.H.E.R.N.O.B.Y.L.), que se encontraba a poca distancia de allí y que financiaba las mejoras del coche de Irina, un puntero monoplaza eléctrico conocido como “el Último Zar” (y que había hecho que ella se ganara el apodo de “la Zarina”). La chica, que acababa de ajustarse la correa del casco, pudo ver a su izquierda a aquel a quien la gente llamaba Meteoro Ardiente, con su inconfundible apariencia: gafas de sol y una sonrisa de oreja a oreja, similar a la que lucen las personas con algún tipo de trastorno mental. Claro que, reflexionó Irina, ninguno de los que estaban allí podía estar 100% bien de la cabeza o de lo contrario no participarían en esas carreras. Ella al menos sabía que lo suyo era algo leve: desde muy pequeña siempre había sentido una atracción hacia la velocidad. No, mejor dicho, una atracción hacia la velocidad controlada. Lo que de verdad le subía la adrenalina no era conducir muy rápido, era poder mantener el control de su coche mientras conducía muy rápido. Y ahí residía la principal diferencia frente a casi todos los demás pilotos de carreras. Ella sabía frenar. Meteoro en cambio no transmitía del todo esa sensación. Y pese a que era evidente que, aunque mínima, también tendría la capacidad de frenar (de lo contrario no seguiría vivo a esas alturas), se le notaba que verse obligado a reducir marchas era algo que le dolía por dentro. Lo que más le extrañó a Irina en cualquier caso fue que Meteoro no acudiera a esta carrera con un monoplaza. En lugar de ello, conducía un Cadillac rojo, muy chulo y muy fardón, sí, pero que no alcanzaría las mismas velocidades que el coche que ella conducía. Para completar la inhabitual estampa, otra persona permanecía sentada en el asiento del copiloto, guardando en la guantera y sin ningún disimulo lo que parecían unos cuantos cócteles molotov.