Muy buenas a todos.
Como ya os anuncié hace algún tiempo, Soter me ha engañado convencido para que comience una compañía de batalla del Señor de los Anillos, y he optado por dirigir guerreros de Rohan porque siempre me han gustado tanto en los libros como en las películas (también es cierto que me gustan mucho los orcos chusteros de Mordor, pero él ya llevaba Hombres del Este e iba a quedar mejor si yo llevaba un ejército de la Luz).
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Bueno, y también porque imágenes como ésta de Angus McBride ayudan a elegir bando |
Así que este mes me he dedicado a pintar los siete guerreros con los que comienza la compañía de batalla, a la espera de que vayan progresando e incorporándose nuevos refuerzos (también sufriendo bajas, claro, pero ésas no supondrán un trabajo de pintado). Y como es casi indispensable en este blog, he tenido que pensar un pequeño trasfondo. Sin embargo, para este caso era particularmente necesario, ya que aunque habíamos planeado echar partidas, no habíamos determinado dónde tendrían lugar esos enfrentamientos, y teniendo en cuenta que lo estamos ubicando todo en un mundo relativamente definido como es el de Tolkien, no podíamos tomarnos demasiadas licencias. Me explico, si bien es cierto que hay bastantes cosas sin detallar en el universo de Tolkien, tampoco podíamos coger y decir que nuestros guerreros se estaban peleando en el primer sitio que nos viniera a la mente y sin preocuparnos en cómo encajara todo en la historia general. Era necesario ir con cierto cuidado (y respeto). Por suerte, una de las tierras fronterizas a Rohan resultaba el lugar adecuado para que nuestros guerreros pudieran matarse sin que ello tuviera gran trascendencia sobre la Guerra del Anillo, y ese lugar eran las Tierras Pardas.