Saludos a todos, damas y caballeros.
Es la última semana de agosto, lo que quiere decir que es mi última semana en Almería y, por tanto, en la campaña del Dracula´s America. Si a alguien se le ha hecho pesado que me haya mantenido monotema durante julio y agosto, pronto encontrará la salvación. Si alguien aparte de mí ha disfrutado de esta campaña, lamento que llegue a su fin. Al menos por lo que a mí respecta, quizá los saecios de Antebellum le sigan dando, pero yo ya no estaré.
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Imagen de Léo Gontier |
En todo caso, antes de terminar con el monotema y volverme a otros juegos (también he jugado a Infinity y Fantasy estos días, y también tendré que hablar de ello) me queda una partida por subir, un relato y, si todo va bien, una partida de despedida que pretendo jugar este sábado y que servirá para generar otro relato que cierre el ciclo de mi temible Confederación Oscura. Si el verano que viene volvemos al fascinante mundo de la América de Drácula, lo haré al mando de una cuadrilla de la Secta de la Encrucijada, liderada por una hermosa pero despiadada bruja que emigró desde Rusia a los poblados mineros del Oeste. Pero eso será otra historia...
Os dejo pues con el informe. Espero que os guste.
LA TRAVESÍA EN EL DESIERTO
"El estudio del artefacto de los españoles me reveló que su poder se debía a la entidad que tiene aprisionada, un espíritu vengador que, con los rituales adecuados, podría ser sometido a la voluntad de quien poseyera el artefacto. Sin embargo, los españoles fueron inteligentes: el objeto sólo funciona en el corazón del desierto, así que se lo llevaron todo lo lejos que pudieron. En Perdition, me resultaba inútil. No tenía mucho interés en abandonar la base que tanto esfuerzo nos había costado obtener para adentrarme en el inmisericorde desierto texano, pero lo que ganaría en compensación valía la pena, por lo que nos pusimos en marcha.
Por supuesto, contaba con que mis enemigos percibirían mis movimientos y tratarían de tendernos una emboscada en cuanto abandonáramos Perdition, como efectivamente sucedió. Puedo comprenderlo en el caso de los pieles rojas que consideran que este territorio es su hogar, pero la tenacidad de los esclavos de la Congregación me parecía tediosa. Sus ansias de venganza resultan extrañas cuando aquello que quieren vengar es el simple orden natural de las cosas.
Aunque contaba con que la desconfianza mutua entre indios y esclavos jugara a nuestro favor, los segundos se hicieron fuertes en lo alto de una posición rocosa desde la que controlaban el paso de mis hombres. Por lo tanto, mandé a la mayoría de ellos, liderados por el sargento Pihillips, a desalojar a nuestros enemigos de esa posición.
Por su parte, el líder de la Congregación hizo demostración de su brujería e invocó un zombi para ayudarlos. Resulta entrañable verle usar la magia de esa manera, es como un niño jugando con herramientas de sus mayores.
Aquella no fue la única brujería que sucedió aquel día, pues uno de los nativos transformó su carne y se convirtió en un oso, y lo peor es que lo hizo demasiado cerca de mi posición como para dejarme tranquilo. Contaba con que mis leales cadáveres reanimados podrían detenerlo, pero un oso es un oso...
Por suerte para nosotros, los esclavos de la Congregación parecen tener poco aprecio por los nativos, y se enzarzaron en un intenso tiroteo que provocó que los cambiapieles decidieran retirarse antes de sufrir más bajas.
Con ello, lo único que se interponía en mi objetivo era, una vez más, la sed de venganza de los esclavos. Su posición era buena, y abatieron a algunos de mis soldados. Cuando vi caer al sargento Phillips, creí que, esta vez, los esclavos conseguirían frustrar mis planes.
Por si eso fuera poco, el chamán vudú que dirigía a los esclavos intentó lanzar a sus secuaces contra mí. Es evidente que la cruda barbarie de esos salvajes no podía imponerse contra mi destreza con la espada, pero estaban consiguiendo rodearnos.
Sin embargo, no iba a ser tan fácil acabar con lo que queda del Sur. El sargento Phillips sacó fuerzas de la flaqueza, se levantó, y consiguió abatir a quien le había disparado...
Y, aunque intentaron frenarlo con todos los medios a su alcance, siguió abriéndose camino entre los esclavos con la autoridad de un auténtico soldado de la Confederación. Finalmente, la Congregación comprendió que iba a ser imposible detenernos, y se retiraron, dejándonos el camino libre para llegar hasta el lugar que los españoles marcaron como el designado para el ritual.
Pese a todo, la Congregación está obteniendo una gran fuerza. Sólo el valor del sargento Phillips consiguió revertir la situación, pero eso es algo que debo vigilar también. Sospecho que algunos hombres empiezan a ser más leales a él que a mí, y espero que eso no le lleve a tomar ninguna decisión de la que pueda arrepentirse..."
Una nueva victoria de la Confederación Oscura, de nuevo sustentada en un papel estelar del sargento. Es la segunda partida seguida en la que, estando abatido, se levanta (cosa muy difícil en este juego) y sigue reventando todo lo que pilla por delante. La verdad es que la Congregación lo hizo muy bien y me tenía contra las cuerdas, pues habían conseguido una posición defensiva muy buena que me iba a costar mucho atacar. De hecho, de no haberse levantado el sargento Phillips me habría retirado, pero cuando salió adelante me dio esperanza... y sobrevivió a cosas como un tiro de fusil de 5D8. Lo nunca visto.
De nuevo no apunté todas las tiradas posteriores a la partida, aunque fue una muy letal. Yo acabé sufriendo solo una baja, pero murió definitivamente, lo que supone el primer muerto de la Confederación en la campaña. Lo acabaremos reutilizando. Lo mismo le pasa a la Congregación, de la cual murieron dos socios... socios que ya han sido convenientemente reciclados en zombis. El Oeste es cada vez más salvaje.
Dentro de poco traeré un nuevo relatillo y, como digo, confío en traer también la última partida (para mí) de la campaña, donde seguro que pasarán cosas sexys. Veremos si el sargento Phillips la culmina en modo destroyer como lleva haciendo en todas las partidas anteriores.
¡Hasta entonces!
Grandísima partida.
ResponderEliminarYo estoy disfrutando a mil con esta campaña. Estoy encantado.
Por muy sexy que sea la idea de bruja rusa y mineros, si vuelves al salvaje oeste tiene que volver el Sargento Philips, qué animal!
Me lo imagino como un sudista que protagoniza Hell on Wheels .
Tenéis una historiaca, unas minis, unas mesas y una esceno muy disfrutables. Os felicito.
Un abrazo