Saludos a todos, damas y caballeros.
He hablado en muchas ocasiones de los juegos que podríamos llamar de Historia alternativa y, dentro de esos juegos, del Dracula´s America, el cual siempre me ha llamado la atención poderosamente. Es un juego cuya ambientación tiene un aire pulp irresistible, y además tiene un sistema de juego muy cuidado con unas bandas que tienen una personalidad tremenda.
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Imagen de Rafael López Espí |
Como tal, no es la primera vez que el juego aparece por aquí. Ya mostré hace un par de años mi banda de la Confederación Oscura, y el año pasado le dimos un poco al juego en Antebellum, como podéis ver aquí. La idea de una campaña ha estado rondando el ambiente mucho tiempo, y ahora que por fin voy a pasar bastantes semanas seguidas en Almería, hemos arrancado una pequeña campañica. De momento solo se ha jugado una partida, y puede que se jueguen diez más o ninguna, pero dejo esto por aquí porque siempre es útil ir llevando un diario de campaña para que las cosas no caigan en el olvido.
La mansión subsistía en el epicentro mismo de la decadencia y la locura. Para llegar hasta ella, un explorador suficientemente intrépido habría tenido que adentrarse en lo más profundo del Bayou de Luisiana, atravesando manglares infestados de cocodrilos, precarios altares erigidos en honor a abominaciones que no deberían existir, y los restos de incontables cadáveres en descomposición, algunos de los cuales le habrían parecido animados por una inquietante magia. Si el insensato viajero hubiera seguido adelante, desoyendo el más elemental instinto de autopreservación, y aun así hubiera conseguido sobrevivir, habría llegado a las desvencijadas ruinas de un palacete de estilo sureño, oculto en lo más profundo de los pantanos. El ominoso silencio en torno a ella, el lamentable estado de las maderas podridas y el estado de abandono en general habrían convencido al viajero de que aquel palacete, otrora quizá opulento, estaba deshabitado.
Si el aventurero no fuera tal, sino un saqueador de tesoros con el corazón asfixiado por la avaricia y la mente pensando en las joyas que pudieran haberse abandonado en el palacete, habría cometido un error de cálculo fatal. Pues la mansión no estaba abandonada, aunque quienes la poblaban y se encontraban reunidos en ella en aquel asfixiante día de verano eran poco más que fantasmas: los líderes de la Confederación Oscura, los restos de la sociedad que no mucho tiempo atrás había gobernado el Sur con puño de hierro envuelto en guantelete de seda, y que habían visto cómo todo cuanto amaban ardía ante sus ojos. Muchos caballeros del Sur habían muerto en aquella guerra fratricida; otros habían aceptado la derrota y habían tratado de adaptarse al nuevo mundo que, quisieran o no, se había impuesto en sus tierras; y unos pocos habían jurado, sobre la sangre derramada enemigos, que reconstruirían todo cuanto les habían arrebatado.
Éstos eran los que se habían reunido en la mansión de Luisiana, propiedad de Jebediah Craine, el primero de todos ellos que recurrió, en su desesperación, a la nigromancia. Aquello había revigorizado la causa sudista, pues le permitía aprovechar aquello de lo que más disponían en abundancia, que era a sus muertos. De pronto, los mermados ejércitos de la Confederación empezaron a aumentar en tamaño, aunque fuera a costa de los caídos, y los últimos santuarios del Sur se habían convertido en territorios donde los yankis no podían entrar. Aquellos que intentaban erradicar los últimos restos de su enemigo, con el fervor puritano propio del Norte, no volvían jamás... salvo como soldados no muertos al servicio de la Confederación.
Es por ello que los pocos terratenientes que se habían resistido a dar el Sur por perdido empezaban a vislumbrar, por primera vez, la posibilidad de convertir en realidad lo que no habían creído que fuera más que un sueño irrealizable al que no querían renunciar. La reunión en la decrépita mansión de Jebediah Craine pretendía fijar una estrategia a seguir por toda la Confederación Oscura.
"Yo digo que ataquemos" opinó un anciano noble, de largos cabellos blancos y tuerto, venido de Alabama. "Nuestras fuerzas son suficientes para doblegar ahora al Norte, o cuanto menos para recuperar todos los territorios que hemos perdido. Los yankis no se arriesgarán a una guerra de desgaste contra nosotros, porque saben que no podrían ganarla"
"¿Pretende desafiar a Drácula?" intervino otro terrateniente, más joven y nativo de Luisiana. "Si hemos conseguido crecer tanto es porque no hemos llamado su atención, pero si salimos de nuestros refugios nos aplastará. También él tiene poderosos aliados en el inframundo, y su magia es superior a la nuestra. No debemos proporcionar tal golpe hasta que estemos seguros de que podemos triunfar, o lo perderemos todo"
"¿Qué nos queda por perder?" dijo un tercero que había recorrido un largo camino desde Tennessee. "Las tierras que todavía mantenemos son una cárcel que nos dan la ilusión de la seguridad. Mientras permanecemos aquí, el mundo sigue cambiando a nuestras espaldas, sin que nosotros podamos hacer nada por evitarlo. Somos los restos de un mundo que languidece, y si no hacemos algo, y lo hacemos pronto, moriremos con él".
"No hemos escuchado su opinión todavía, Irving" dijo Craine.
Todos los ojos se giraron para mirar a Obadiah Irving, quien fumaba parsimoniosamente su pipa sin abrir la boca, y la mayoría desearían no haberlo hecho. Había algo en él que resultaba extraordinariamente perturbador, incluso en mitad de aquel ambiente tan siniestro. Antaño había sido un pacífico terrateniente de Mississippi, un elegante caballero dedicado a dar fiestas en su comparativamente modesta mansión y a visitar la iglesia baptista. Pero sus tierras, bordeadas por el río, estaban cerca de Vicksburg, y había sufrido terriblemente en la guerra. Todas sus posesiones se habían convertido en cenizas, sus hijos habían muerto, sus hijas habían sido violadas y asesinadas por los soldados de la Unión. Tras eso, su carácter afable había mutado en una ira infinita, y eso le había llevado a ser uno de los nigromantes más capaces de la Confederación Oscura. Se decía que era incluso capaz de traer de vuelta los espíritus de los soldados caídos, no solo de reanimar sus cuerpos, y que él mismo era capaz de caminar por el mundo de las almas...
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Imagen de AmericanUnionState18 |
Aunque todavía no había encontrado a sus hijos en él.
"Creo que las dos ideas expuestas tienen sentido" dijo el nigromante. Aunque quería sonar conciliador, su voz sonaba como el crujido de la horca sosteniendo al ahorcado, y en sus ojos brillaba, de forma muy tenue, un resplandor de ultratumba. "Hemos conseguido fortalecernos más de lo que esperaba Drácula, y sus tropas difícilmente podrán entrar en nuestras tierras, por lo que deberíamos aprovechar para aumentar nuestro poder aquí, donde somos intocables, antes de marchar hacia el Norte. Pero no es menos cierto que el enemigo también se refuerza y que, más allá de estos pantanos que ahora son nuestro hogar, toda una nación sombría se está alzando".
Antes de continuar, dio una calada a su pipa, llenando la sala de un humo extraño. Nadie sabía qué demonios estaba fumando, y nadie se atrevió a preguntar.
"En todo caso, creo que este debate está obviando una realidad muy importante"
"¿A qué se refiere?" preguntó Craine.
"La lucha entre el Norte y el Sur ha llegado a un punto muerto. Drácula no puede expulsarnos del Bayou, y nosotros no podemos recuperar lo que hemos perdido. Esta lucha no se decidirá aquí: se decidirá en el Oeste, a donde cientos de miles de personas están huyendo de la tiranía del vampiro, seguidos muy de cerca por sus vástagos. Allí hay poder. Lo sé." la forma en que dijo esas palabras hizo que muchos se estremecieran. "Hay tierras que conquistar, hay objetos que los españoles enterraron con la esperanza de que nadie los encontrara, hay seres a los que liberar y con los que forjar pactos. Si permitimos que Drácula se haga con todo eso, podemos darnos por perdidos. Pero, si somos nosotros quienes lo conquistamos..."
Las implicaciones de lo que acababa de decir Irving se posaron en el ambiente como el humo de su pipa y la humedad del pantano. Todos ellos habían estado tan preocupados por revivir los antiguos conflictos que no se habían parado a pensar que pudiera haber un nuevo campo de batalla. Eso era lo que hacía que Irving fuera tan peligroso.
"¿Debo entender, Obadiah, que se está ofreciendo voluntario para liderar una incursión hacia el Oeste?"
El nigromante sonrió.
"Por supuesto. Al fin y al cabo, esta es una gran nación... no deberíamos privarla de nuestra compañía"
Partidas jugadas
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