domingo, 21 de septiembre de 2025

Proyecto renacer: las espadas en el viento

Saludos a todos, damas y caballeros.

He estado aguantando esta entrada hasta hoy, el día en que termina el verano. Ya sabéis que a veces me da por sacarle misticismo a las cosas que no lo tienen y, como si fuera un chamán de pacotilla (todos los chamanes son de pacotilla, ya me entendéis), ligar cosas intrascendentes como los moñecos a cosas verdaderamente importantes, como las estaciones o el paso del tiempo. No me lo tengáis demasiado en cuenta, todo el mundo tiene sus fallos.


La razón por la que esta entrada ha esperado hasta el final del verano es que encierra una cierta poesía que, de nuevo, quizá solo a una mente perturbada como la mía le parezca relevante. En el fondo no es sino el enésimo proyecto de pintura que acometo y al que le dedico una entrada en el blog como forma de motivarme y porque bueno, para eso estamos aquí. Podría decir que este proyecto es especial, pero lo cierto es que todos lo son... aunque cada uno lo es de forma diferente, y me parecía que las particularidades de este caso necesitaban cierta lírica.

Vuelta al pasado

Como casi siempre que hago una entrada de este tipo, me remonto a muchos, muchos años atrás. Concretamente a 2002/2003, cuando nunca imaginábamos, no ya que viviríamos las crisis que vinieron después, sino que el mundo se convertiría en una crisis permanente. Por aquel entonces conocí Warhammer 40k poco después de haber descubierto Fantasy, y aunque siempre he sido más de fantasía medieval (porque en la vida real soy un hombre del medievo), 40k tenía suficientes elementos para atraparme también. Siempre he sido un politoxicómano de estas cosas, para qué engañarnos.

Por aquel entonces empecé a coleccionar varios ejércitos, a la manera en que se hace cuando no tienes dinero, ni orden, ni disciplina. Todos sabéis de lo que hablo, todos hemos jugado a papelhammer, no me digáis que no. No fue hasta muchos años después, concretamente 2018, cuando decidí que ya iba teniendo una edad para hacer las cosas bien, coleccionar ejércitos como Dios manda, montarlos e incluso, no veas la locura, tenerlos pintados y todo. Han pasado siete años desde entonces y debo haber pintado cerca de unas 1500 miniaturas en ese tiempo... la mayoría de ellas muy mal pintadas, pero oye, pintadas están.

Lo curioso es que, cuando empecé con esta decisión de ser un hombre de provecho, no lo hice con los ejércitos que había coleccionado en el pasado. Mi primer ejército completamente pintado fueron los no muertos, y después vino Khorne. Solo entonces me dediqué a pintar las dos facciones que sí había coleccionado tiempo atrás, cuando empecé con esto del vicio: Imperio y elfos oscuros. No sabría decir por qué lo hice. Quizá quería ponerme a prueba con cosas nuevas antes que meterme en los recuerdos de mi infancia. Tampoco importa mucho, así salió y bien está.

En 40k me ha pasado algo parecido. El primer ejército que pinté fueron los Devoradores de Mundos, ejército que no había tocado antes. Sí uno de mis hermanos, a quien tengo que reconocerle cierto buen gusto. Los sirvientes astartes de Khorne tuvieron compañeros en forma de Perdidos y Condenados, adoradores también del dios de la sangre, como debe ser. Después vinieron, el año pasado, los orkos del Klan Luna Malvada (el mejor sin duda). Podéis ver un cierto patrón en mis decisiones: me gusta la gente feliz, que no se complica la vida y que resuelve las cosas a hachazos. Creo que el mundo sería un lugar mejor si todos siguiéramos su ejemplo.

Decidme cuándo fue la última vez que visteis a alguien sonreír así

Delirios aparte, éstos tampoco son los ejércitos que coleccioné en su día. Cuando era joven e inocente, tuve, de aquella manera deslabazada e inconstante propia de la juventud, Legión Alfa, Salamandras y Eldars. Y ya va siendo hora de volver a ellos.

Elfos IN SPEHS

La colección de Combat Patrol ha hecho mucho daño. Se nota que empiezan a ver cómo es el friki medio: un tipo que abandonó la ilusión de la moderación, de la racionalidad incluso, hace muchas lunas. Por lo menos yo encajo perfectamente en esa definición, y no voy a molestarme en ocultarlo. La idea de comprar minis prácticamente al peso es muy atractiva. En este caso vi la oportunidad de hacerme con Eldars, marines y marines del Caos para la Legión Alfa, aunque la mayor parte de los leales han ido a parar a mis hijos (soy demasiado viejo como para los primaris me temo). Sumado eso a que otras facciones van para los colegas, como los tiránidos para Chernov y los orkos para Toni, lo tenía todo para montar un entramado de ingeniería financiera moñequil, y en esas estamos.

Tenía claro que esto iba a servir para comenzar alguna de esas tres facciones este año, después de haber terminado los orkos (salvo por el dreadnought que viene en la Combat Patrol, ese cae del tirón) y de haber amasado una cantidad considerable de Perdidos y Condenados. Lo que no tenía claro esa saber cuál. He estado a punto de ponerme con Salamandras y he comprado unas cuantas cosas, porque tienen la ventaja de que, contrariamente a lo que sucede con orkos y pese a ser también verdes, se puede jugar con muy pocas miniaturas en 3ª-4ª edición, que es donde los jugaría. Por otro lado, he estado probando esquemas de color para la Legión Alfa y creo que ya por fin he conseguido encontrar una forma de darle esa maravillosa tonalidad a medio camino entre el azul oscuro y el verde que tenía en tercera edición, cosa que me hace muy feliz.

Un color precioso

Sin embargo, al final he decidido seguir la senda del elfo espacial como elemento prioritario, y aquí es donde la cosa se pone filosófica.

El renacer

Todas las decisiones sobre qué ejército voy a coleccionar las hago siguiendo el Sagrado Trasfondo, principio y fin de todas las cosas que tienen que ver con moñecos. En su momento, el Trasfondo que me hizo gracia fue el de Ulthwe, y mis primeros Eldar pertenecían a este mundo astronave. La idea de que fueran los Condenados, los que se habían quedado peligrosamente cerca del Ojo del Terror y más que ningún otro comprendían lo desesperanzado de la lucha a la que se enfrentaba su raza me parecía muy trágico y épico.

Pero eso era porque tenía 13 años y no sabía nada del mundo ni de la vida. Ahora que casi triplico esa edad y he visto más cosas de las que me gustaría, la idea de vivir al límite de la condenación y en una agonía constante ya no me hace tanta gracia. Sé que hablamos de moñecos y que el hecho de coleccionar Ulthwe no me convertirá en un hombre al borde del abismo, como tener Devoradores de Mundos no me convierte en una persona con un gusto exacerbado por la violencia. Eso ya lo soy de base. Pero, dado que el Trasfondo tiene mucho peso en lo que colecciono, y dado que puedo elegir, mejor elegir algo con un Trasfondo más optimista. 

Llegados a este punto, tenía claro que tenía dos opciones. La primera era Saim-Han, mundo que me gusta por el rollo exodita semibárbaro que se gastan. El día que GW saque exoditas me van a hacer un roto, a mí y a muchos. El segundo era Biel-Tan, que tienen todas las características que debe tener un hombre de bien, o un eldar en este caso: supremacistas, xenófobos, militaristas... una joya.

Belleza clásica

Pero lo importante de Biel-Tan es que están chalaos, y creen que su imperio puede renacer. Son los únicos entre los eldar que no están todo el tiempo lamentándose por la gloria perdida, sino buscando activamente recrearla. Esto me encanta, porque yo también creo que, por muy importante que sea el pasado (y lo es), ya está escrito, y para bien o para mal no se puede cambiar. Una persona que viva mirando hacia el pasado es una persona que está condenada, porque vive sujeto a cosas sobre las que no tiene ninguna capacidad de decisión. Mejor o peor, el futuro siempre se puede escribir. Solo quien vive mirando hacia el futuro tiene esperanza, porque la esperanza se refiere a las cosas que se esperan.

Además, hay otro motivo para ponerme con Biel-Tan. 2024 fue un año difícil para mí, sobre todo su último cuarto, y dedicarme a pintar orkos con su salvaje despreocupación supuso un cierto alivio. Todo lo que pueden aliviar estas cosas, que no es mucho, pero oye, todo suma. En 2025 estoy dejando poco a poco esas cosas atrás, lentamente la cosa mejora, y en ese aspecto ponerse con Eldar que están convencidos de que lo mejor está por llegar también ayuda. Yo también lo creo. Siempre he sido, pese a todo, un optimista patológico.

Y hasta aquí la entrada inicial de este proyecto, cargada con más filosofía de la que debería haber en un blog de moñecos. Espero que me disculpéis por ello, pero si esto lo lee alguien cuya vida esté pasando por un otoño como el que ahora empieza, armaos de valor. Pronto volverá la primavera. Así lo creemos en Biel-Tan.

¡Un abrazo!


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