Saludos a todos, damas y caballeros.
Como he venido diciendo en entradas recientes, hace unos diez días que eché la última partida de la campaña veraniega del Dracula´s America. Creo que, a nivel de frikismo, va a ser una de las cosas que con más cariño recuerde de este año. No me canso de decir que es un juegazo, y si encima se puede jugar con personas con la misma mentalidad, guiada por lo narrativo y las ganas de contar historias (que es la forma correcta de jugar a esto de los moñecos, digan lo que digan los posmodernistas, herejes y liberales), tanto mejor.
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El jefe indio de Raúl posando para que le hagan una foto o le peguen un tiro en la cara |
Para esta última partida decidimos hacer las cosas a lo grande, lo que se concretó en dos cuestiones: por un lado, introdujimos NPC en forma de zombis y de una especie de fantasma, el verdugo, cuyas reglas aparecen en el tercer libro del Dracula´s America y que me serviría para usar este miniaturón de Reaper. Por otro, decidimos que habría sucesos sobrenaturales no solo si se sacaban dos cartas iguales, sino que valdría con que fueran del mismo número y color. Todo esto queda hilado narrativamente, como veréis, con el artefacto de los españoles y con el hecho de que a los cafres de mis soldados no se les ocurriera cosa mejor que profanar un cementerio indio, que fue el resultado que les salió en la tabla de exploración en la partida anterior.
"A las pocas semanas de partir de Perdition llegamos al Río Rojo, la frontera con los territorios de la nación choctaw. Era allí donde los misioneros españoles, usando los rituales de exorcismo de su Iglesia, habían encerrado al espíritu vengador contenido en el artefacto. Si se hacían los rituales adecuados, podía contar con usar su poder. Por ello, cuando cruzamos el Río Rojo profanamos los cementerios que encontramos. Al hacerlo, sentía que el espíritu crecía en poder y fuerza.
No tardamos en llegar al lugar, en el que unos pocos colonos se habían atrevido a levantar un asentamiento. El resultado, bastante previsible, fue que los nativos los asesinaron y dejaron sus cadáveres en el lugar... lo cual fue un error. Al invocar el poder del demonio vengativo, la magia contenida fluyó liberada y reanimó a los cadáveres de los colonos asesinados.
La verdad es que no había esperado este efecto, pero sirvió a mis propósitos, pues, tal como cabía esperar, los soldados de la Unión y la Congregación habían seguido nuestros pasos. También los indios, quienes supongo que habían seguido el rastro de cementerios profanados. Casi era cómico ver la rabia en sus ojos. ¿Acaso podían comprender la magnificencia de mi obra, el motivo por el que había hecho todo eso? Ni siquiera sabían qué era lo que odiaban.
Nuestro avance por el poblado fue lento, pues aunque los zombis no suponían una gran amenaza, no podía ser simplemente ignorada. Los hermanos Thompson demostraron su valía, limpiando el camino, aunque los no muertos simplemente seguían levantándose.
La concentración de energías mágicas, por su parte, facilitó que los indios pudieran invocar un temible wendigo...
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Para lo que tuvimos que coger prestado un hombre bestia de Mordheim |
Mientras que la Congregación conseguía abatir al Condenado de un certero disparo.
Tengo que reconocer que la magia vudú de los esclavos se ha fortalecido desde que iniciaron su lamentable persecución, pues también consiguieron defenderse satisfactoriamente del demonio exterminador que los españoles habían atrapado. Solo unos contrahechizos de gran poder podían contrarrestar la impía energía de aquel ser, pero de alguna forma la Congregación había aprendido a usarlos, y comenzaban a suponer un desafío.
Sin embargo, la destrucción temporal del demonio no detuvo el flujo de energía mágica, y nuevos seres sin nombre continuaron llegando desde otras dimensiones.
Mientras tanto, los infames soldados de la Unión se lanzaban contra nosotros, prestos a vengar las derrotas sufridas en ocasiones anteriores. Uno de los licántropos se abalanzó sobre uno de los Thompson...
Y aunque el otro hermano consiguió quitárselo de encima, ya estaba demasiado herido como para continuar la lucha.
Por su parte, los indios y los esclavos se enfrentaban en un duelo que tenía tanto de pólvora y acero como de brujería, con el wendigo abriéndose paso entre los zombies invocados por los oscuros hechizos del vudú.
Mientras el wendigo se abría camino entre las filas de los esclavos, los nativos estaban ocupados tratando de repeler a las bestias del inframundo...
Lo que permitió que los soldados de la Unión cayeran sobre nosotros y abatieran al sargento Phillips en una emboscada.
Mientras tanto, los esclavos lograron deshacerse del wendigo...
Y algunos de ellos avanzaron hacia nuestra posición, concretamente hacia MI posición, abriéndose camino a través de mis leales soldados zombificados.
La situación comenzaba a ser desesperada, pero por suerte Mike Johnson consiguió neutralizar al tirador que había herido al sargento Phillips con su fusil de cazar búfalos...
Lo que permitió que éste, una vez más, se rehiciera de forma admirable y siguiera en la pelea.
Sin embargo, ya estábamos rodeados. El sargento Phillips y sus hombres se batieron valientemente en los callejones del pueblo y lograron herir a algunos soldados de la Unión, pero era demasiado tarde para nosotros.
Para empeorar las cosas, el maldito espíritu volador de la Congregación cayó sobre mí y me hirió. Solo me salvé gracias a que el soldado Johnson consiguió a su vez malherirlo con el fusil.
Finalmente, cuando uno de los licántropos consiguió herir al sargento Phillips, comprendimos que era el momento de la retirada.
Nuestros enemigos se han fortalecido más de lo que esperábamos, y ni siquiera el poder del artefacto de los españoles ha servido para imponernos. Con todo, creo que el espíritu, pese a su exorcismo temporal sigue ligado al artefacto y podré invocarlo de nuevo. En cuanto a El Condenado, deberemos buscar nuevos sacrificios con los que ligarlo al mundo material..."
Resultado: empate entre la Congregación y los Olvidados
En realidad no sabemos muy bien cómo quedó la partida. Sospechamos que, como he escrito, en empate entre la Congregación y los soldados de la Unión, pero no lo miramos... ni importaba. Había sido un auténtico pepino de partida, con momentos brutales por parte de todos, hazañas heroicas y pifias improbables. Una forma maravillosa de cerrar la campaña.
Esta vez la Confederación fue claramente derrotada, al contrario de lo que venía pasando de forma habitual. El sargento Phillips no lo hizo mal, pero no puede estar salvando el día todos los días. En cualquier caso, todas mis muy amplias bajas sobrevivieron a la partida... lo que me vendrá bien para el relato final.
Este relato será el cierre de la campaña, pero estará centrado en mi banda, así que uso esta entrada como cierre más general. A los que habéis jugado la campaña conmigo, ha sido un placer y un honor. A los que la habéis estado siguiendo, espero que os haya entretenido. A ambos, ojalá el verano que viene podamos repetirlo, más y mejor. Si es así, crearemos nuevas historias, y si no, al menos perdurará ésta.
¡Hasta entonces!
Para el verano que viene, ya habrá un nuevo poblado (o dos) y prometo tener pintados todos los pistoleros de alquiler, y los seres sobrenaturales que pueden aparecer en los eventos.
ResponderEliminarMaravilloso. Yo prometo llevar una bruja to buenorra (que tendrá que ser una civil de Black Scorpion probablemente) y demonios, y esbirros genéricos que no saben ni lo que está pasando. Que tenemos que llevar al ferrocarril a esos poblados nuevos, y si con él aparecen otras cosas asociadas como fenómenos sobrenaturales y posesiones demoníacas pues oye... las cosas del progreso.
EliminarEnvidia sana me dais. La verdad que muy guapas las partidas con toda esa narrativa, si no tuviese tan poco tiempo y tantos frentes abiertos, sería uno de esos juegos que sin duda me gustaría probar.
ResponderEliminarEl año que viene tendrás otra oportunidad. Tienes nueve meses para planificarte, luego nada de excusas!!
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