Muy buenas a todos.
Como ya os anuncié hace algún tiempo, Soter me ha engañado convencido para que comience una compañía de batalla del Señor de los Anillos, y he optado por dirigir guerreros de Rohan porque siempre me han gustado tanto en los libros como en las películas (también es cierto que me gustan mucho los orcos chusteros de Mordor, pero él ya llevaba Hombres del Este e iba a quedar mejor si yo llevaba un ejército de la Luz).
Bueno, y también porque imágenes como ésta de Angus McBride ayudan a elegir bando |
Así que este mes me he dedicado a pintar los siete guerreros con los que comienza la compañía de batalla, a la espera de que vayan progresando e incorporándose nuevos refuerzos (también sufriendo bajas, claro, pero ésas no supondrán un trabajo de pintado). Y como es casi indispensable en este blog, he tenido que pensar un pequeño trasfondo. Sin embargo, para este caso era particularmente necesario, ya que aunque habíamos planeado echar partidas, no habíamos determinado dónde tendrían lugar esos enfrentamientos, y teniendo en cuenta que lo estamos ubicando todo en un mundo relativamente definido como es el de Tolkien, no podíamos tomarnos demasiadas licencias. Me explico, si bien es cierto que hay bastantes cosas sin detallar en el universo de Tolkien, tampoco podíamos coger y decir que nuestros guerreros se estaban peleando en el primer sitio que nos viniera a la mente y sin preocuparnos en cómo encajara todo en la historia general. Era necesario ir con cierto cuidado (y respeto). Por suerte, una de las tierras fronterizas a Rohan resultaba el lugar adecuado para que nuestros guerreros pudieran matarse sin que ello tuviera gran trascendencia sobre la Guerra del Anillo, y ese lugar eran las Tierras Pardas.
Las Tierras Pardas son una gran extensión ubicada al sur de Rhovanion, entre Mordor y el Bosque Negro. Antiguamente fueron pobladas por los Hombres del Norte, aunque durante la Tercera Era quedaron deshabitadas después de varias invasiones de los Hombres del Este, y en el momento en que acontece la Guerra del Anillo se trata de una región completamente abandonada y desolada. Por lo tanto, perfecta para nuestros intereses, ya que no sería nada descabellado que hubiera algunas patrullas de guerreros de Rohan vigilando por la zona (al fin y al cabo es un territorio fronterizo) ni tampoco avanzadillas o pequeñas partidas de guerra de Hombres del Este dispuestas a aprovechar cualquier ocasión para cruzar a Rohan y practicar el bandidaje. Además también se puede encajar perfectamente el hecho de que las compañías de batalla vayan progresando, incluyendo cada vez más tropas y mejor equipo: en el caso de los Hombres del Este representaría que cada vez van llegando más refuerzos de Rhûn, con el objetivo de atacar Gondor y/o Rohan desde un flanco débil, mientras que los progresos en la banda de rohirrim representarían una reacción lógica después de haber detectado esa amenaza del este, asignando cada vez más hombres para proteger esa frontera.
La banda inicial de Rohan cuenta con siete guerreros, pero mi intención es que acabe siendo un contingente principalmente formado por caballería. Primero porque me gustan estéticamente los jinetes, segundo porque son tropas muy flexibles, bien equipadas y con mucha movilidad, y tercero porque dentro de este trasfondo encajarían mejor. Es probable que al principio, al tratarse de una simple patrulla no se le haya dotado de demasiados recursos, pero según se vaya revelando la amenaza que podría provenir de las Tierras Pardas lo lógico sería que se destinaran más hombres allí y sobre todo más monturas, con las que poder realizar una mejor tarea de vigilancia.
Y en paralelo a todo esto voy a ir contando la historia del jefe de mi patrulla, Hérubal el Bueno. Sin embargo tengo en mente que sea una historia trágica. De hecho, la referencia que tengo para el grado de tragedia es Los Hijos de Húrin, cuyo final es uno de los más tristes que he leído nunca. Otra referencia que también tengo en mente es la Endecha de Hildebrand, en este caso una obra basada en el mundo real, pero cuya temática tampoco desencaja en el mundo de Tolkien. Y con esto dicho, os dejo con un pequeño fragmento introductorio de mi banda. He procurado no invadir demasiado el trasfondo ya escrito por Tolkien, y por lo tanto no me he inventado nada que no tuviera lógica dentro de él, además de haber hecho una pequeña búsqueda de información para ayudarme a encuadrarlo. Espero que os guste.
Después de que Théoden y el ejército de Rohan partieran a Minas Tirith para socorrer a Gondor contra el ataque de Sauron, la defensa del país quedó en manos de Erkenbrand. El señor del Folde Oeste tenía bajo su mando una fuerza de aproximadamente seis mil guerreros, aunque a efectos prácticos el número era menor. Gran parte de ellos todavía no había llegado, y lo iban haciendo poco a poco, a medida que habían ido abandonando sus hogares para responder a la llamada a las armas. Además, todavía tenía que reponer gran parte de las bajas sufridas tanto durante la batalla de Cuernavilla como en las dos batallas de los Vados del Isen.
En cuanto a cómo apostar esas
tropas, con Isengard bajo el control de los ents y Saruman neutralizado, no parecía necesario dejar una
gran guarnición en la frontera oeste. Era en la frontera oriental de donde
podían provenir la mayoría de las amenazas. Las tierras al otro lado del
Anduin, conocidas como las Tierras Pardas, eran una extensa región no reclamada
por nadie debido a su aridez, y por lo tanto bajo ningún control o vigilancia.
Antiguamente habían sido colonizadas por los Hombres del Norte, pero con el
paso de los siglos fueron sufriendo invasiones, principalmente a causa de orcos
y Hombres del Este, y acabaron siendo abandonadas. Y allí donde antaño
florecían verdes campos, actualmente no quedaba más que un terreno seco y
desolado.
La mayor parte de las tropas de
defensa se quedaron por tanto en el margen occidental del Anduin, protegiendo
el Estemnet, pero era necesario tener ojos más allá del río, que pudieran
avisar de posibles amenazas provenientes del otro lado. Por ello se
establecieron pequeños grupos de exploradores que se movieran por las Tierras
Pardas. Su misión no era adentrarse demasiado en ellas, únicamente establecer
rutinas de vigilancia y seguir rastros sospechosos. Además, tampoco era
necesario dotar a estas patrullas de grandes recursos, ya que podían
establecerse en los diversos fuertes que todavía había en la región. Estos
fuertes habían sido construidos siglos atrás por los habitantes de esas
tierras, pero abandonados tras las invasiones de los aurigas primero y de los
balchoth después, y aunque muchos estaban ya en ruinas, varios de ellos se
mantenían en pie y podían ser usados como campamentos y bases permanentes por
las patrullas de vigilancia.
Una de esas patrullas estaba
dirigida por Hérubal, a quien todos conocían como “el Bueno”. Hérubal vivía con
su mujer Aesolif y sus dos hijos Estolfar y Hámanor en el norte de Rohan, cerca
de donde el Limclaro desemboca en el Anduin, y había acudido a la llamada de
Théoden en cuanto supo que el rey necesitaba a todos los hombres que pudieran
luchar. Debido a que vivía en el extremo más septentrional del país no había tenido
conocimiento de la leva que había habido días antes, ni de la batalla en el
Abismo de Helm, pero por fin había recibido noticia y estaba más que dispuesto
a cumplir con su deber. Estolfar y Hámanor tenían ya catorce y once años
respectivamente, y podrían proteger el hogar en su ausencia.
Lamentablemente, cuando Hérubal
llegó a Edoras descubrió que el rey había partido a Gondor apenas dos días antes.
Sin embargo sí pudo participar en las tareas de defensa que estaba organizando
Erkenbrand a lo largo del reino. Hérubal había tenido algo de experiencia
militar cuando era joven, y por ello se le puso al mando de una de las partidas
que patrullarían las Tierras Pardas, dirigiendo a otros seis exploradores. Su misión inicialmente sería restaurar un antiguo torreón ubicado al otro lado del Anduin y una vez hecho eso vigilar desde allí una pequeña zona, dando aviso de cualquier cosa sospechosa que detectaran.
Fue precisamente durante esta misión cuando la adversidad azotó a Hérubal, su familia y sus tierras...
Macho, ¿me vas a obligar a matar a un honrado padre de familia que encima se apoda "El Bueno"? Qué malaje xD
ResponderEliminarHan quedado muy bien esos Rohirrim, sí señor. Y la ambientación me parece muy sexy. Habrá que ir dándole en cuanto se pueda, ya verás que te va a molar.
Jajajajaja. Ea, tendrás que vivir con la culpa si lo logras hacer (aunque eso sí, no lo hagas en la primera escaramuza, que me gustaría escribir un poco más del pobre hombre). xD
Eliminar¡Gracias! ¡Y sí, a ver si podemos empezar a darle pronto!