sábado, 7 de octubre de 2023

La Fortaleza de los Condenados

Saludos a todos, damas y caballeros.

Tal como he ido anticipando a lo largo de varias entradas, tenía desde hace tiempo intención de aparcar los no muertos en la campaña de las Tierras del Sur y sustituirlos por algo radicalmente diferente: del dominio absoluto de la magia al rechazo violento de la magia. De la inutilidad en combate a la máxima brutalidad en combate. De cadáveres podridos a tipos exageradamente musculosos. En resumen, de no muertos a Khorne.

Esto te lo puedes encontrar en el sótano del 80% de las casas del Viejo Mundo

Ya hemos hablado varias veces en este blog sobre cómo la evolución del Trasfondo de Fantasy en sus últimas etapas confinó el Caos a poco más que una horda de salvajes que periódicamente invadía las tierras civilizadas desde el norte. La idea no es mala, pero es muy reduccionista, porque el Caos no debe ser una facción que ocupe un espacio físico concreto sino el reverso tenebroso del alma de los seres vivos, especialmente de los humanos. Cuando se parte de esta concepción, el tema no solo se vuelve más interesante sino que permite encajar al Caos en lugares geográficamente más dispares, como en las Tierras del Sur.

Fornidson ya ha hecho esto, de forma muy acertada a mi parecer, con su ciudad maldita de Áncrama, una pequeña ciudad adoradora de los demonios (de Slaanesh, concretamente) que es un homenaje a Zamora. La de Conan, no la de Castilla León. El universo de Conan es una buena narrativa en la que inspirarse para una campaña que es, en esencia, un homenaje al pulp, y yo he decidido irme a otra saga que también es muy pulp para ambientar mi facción de adoradores del Sabueso: Indiana Jones, concretamente la película del Templo Maldito.

Existe la concepción de que esta es la peor peli de la trilogía original, y es posible que así sea, aunque yo lo achaco no tanto a que sea mala sino a que la primera y la tercera son muy buenas. Sea como sea, la idea de un culto subterráneo de tarados empapados en crack que adoraban a una diosa de la destrucción siempre me hizo gracia, y me parece fácilmente adaptable a muchos mundos fantásticos, incluyendo, por supuesto, el de Warhammer Fantasy.

Estos individuos, pero en versión Warhammer y mazadísimos

Así que eso es lo que os traigo hoy: el Trasfondo de mi Fortaleza de los Condenados (guiño guiño), con los que jugaré a partir de ahora las partidas en las Tierras del Sur después de que Chantal haya sufrido un desafortunado accidente mágico, del que ya daré más detalles. A efectos de reglas, dado que se trata de un puñado de salvajes en taparrabos, usaré el libro de los Kurgan de Warhammer Reforged, o lo que es lo mismo, gente con muchos ataques de mucha fuerza y R3 sin armadura. Van a ser batallas de diez minutos, pero esto está bien, porque lo importante es que corra la sangre y porque ver a tipos ultrachapados en medio del desierto no pinta mucho tampoco.

Sin más, os dejo con el Trasfondo. Espero que os guste.

LA FORTALEZA DE LOS CONDENADOS

Oculta en el desierto de Arabia, en las cambiantes arenas que conforman el árido paisaje entre Ka-Sabar y el Golfo de Medes, se encuentra la Fortaleza de los Condenados. Pocos conocen de su existencia, y quienes lo hacen desearían no haber perdido nunca la ignorancia, pues se trata de un lugar aterrador y maldito, una herida sangrienta abierta en la ardiente piel del desierto que vomita hordas de hombres y mujeres desquiciados y monstruos que están más allá de la razón humana.

Las primeras referencias a la Fortaleza de los Condenados se remontan a los tiempos de las cruzadas, aunque su origen es oscuro y hay muchas referencias contradictorias. Para algunos, los moradores del castillo eran árabes que invocaron la ayuda de poderes oscuros para resistir la furia de los cruzados, mientras que otros creen que la maldad surgió cuando los propios cruzados acabaron enloqueciendo por el horror de la guerra y tomaron la fortaleza, masacrando a sus defensores y apilando sus cráneos en una macabra montaña en honor al dios de la guerra.

Nadie sabe cuál es la verdad, pero tampoco es relevante. A día de hoy, la Fortaleza de los Condenados es un nido de asesinos salvajes completamente desquiciados, saqueadores de caminos que se abalanzan con gritos terroríficos sobre las caravanas e, incluso, sobre pequeñas poblaciones desprevenidas. La mayoría de sus moradores son árabes, pero de distintas tribus y orígenes, desde los nómadas tuareg hasta los belicosos mukhtarim. Hay también muchos miembros de las tribus negras cercanas a las junglas de las Tierras del Sur, desertores de las ciudades de Antoch y Sudemburgo, mercenarios tileanos e incluso gentes venidas de más allá, desde las lejanas Ind o Norsca. La mayoría son hombres, pero cerca de un tercio de los habitantes de la fortaleza son mujeres, igual de fanáticas y dementes en su devoción a la matanza. En la Fortaleza de los Condenados no hay diferencias por razón de raza, sexo u origen, ya que lo único que se exige es la adherencia inquebrantable a la religión del Sabueso y, con ella, el ejercicio de la violencia de manera constante e indiscriminada.

Imagen de Boris Vallejo

Los objetivos predilectos de estos incursores son las caravanas de esclavistas, ya que suponen una fuente de obtención del recurso más importante, los seres humanos. Aunque los esclavistas ya conocen la reputación de la fortaleza y tratan de alejarse lo máximo posible de ella, eso no tiene por qué suponer que estén a salvo, pues sus temibles moradores están más que dispuestos a cabalgar durante semanas ante la perspectiva de una buena carnicería. Cuando se produce el choque y aquellos defensores de las caravanas tan insensatos como para no huir son inevitablemente masacrados, los esclavos son llevados a la Fortaleza de los Condenados, donde unos pocos mostrarán la suficiente fuerza como para pasar a formar parte de los adoradores del Sabueso, mientras que la mayoría serán enviados a trabajar en el complejo entramado de túneles que corren por debajo de la fortaleza.

Estas minas podrían ser fuente de una gran riqueza para los moradores de la Fortaleza de los Condenados si se preocuparan por ellas, pero bajo su disparatado mando son tremendamente improductivas. En primer lugar, los insensatos adoradores del Sabueso tienen una extravagante obsesión por tener braseros encendidos por todas partes, lo cual, sumado al calor del desierto de Arabia, hace que la temperatura media en el interior de la fortaleza y los túneles subterráneos sea de unos setenta grados. Aunque esto no parece perturbar a los insensatos cultistas, la mayoría de la gente normal que es arrastrada al interior de la fortaleza acaba muriendo de deshidratación y calor. Si aun así sobreviven, es bastante probable que en algún momento sean asesinados por uno de los maníacos homicidas que pueblan la fortaleza o por alguna de las muchas bestias abominables que se arrastran por los túneles malditos en los que tienen que trabajar los esclavos.

Imagen de Boris Vallejo y Julie Bell. Veis por dónde van los tiros con esta gente.

Ese entramado de túneles es lo que explica, en buena medida, la naturaleza de la Fortaleza de los Condenados. Aunque los ocupantes actuales lo desconocen, sus moradores originales, fueran quienes fueran, construyeron el castillo en el lugar para guardar el tesoro más preciado en el desierto: el agua. Se sabe que, a gran profundidad, hay un enorme lago subterráneo, y todo el complejo entramado de túneles que recorre la fortaleza tiene como objetivo tanto extraer minerales como llegar a ese lago. No obstante, la enorme cantidad de monstruos que pululan por esos túneles, junto con la gran prevalencia de la mutación entre los adoradores del Sabueso, sugieren que puede haber cierto grado de contaminación por piedra bruja en el agua o en la tierra. Los pocos que conocen la existencia de la Fortaleza de los Condenados teorizan que quizá la caída en desgracia de los habitantes de la fortaleza se produjo por la exposición a esos yacimientos subterráneos de piedra bruja, pero nunca se sabrá.

Su gran extensión subterránea es también lo que explica que la Fortaleza de los Condenados nunca haya podido ser destruida, pese a las múltiples expediciones de castigo que tanto los jeques árabes como los ejércitos de Antoch y Sudemburgo han liderado contra ella. Pese a su nombre, el fuerte no es ni mucho menos inexpugnable, y hay varias brechas en las murallas, consecuencia de incursiones pasadas o de la erosión del tiempo, que los adoradores del Sabueso no se han molestado en arreglar. No obstante, cualquier ejército que quiera ocupar la fortaleza tendrá que enfrentarse a lo que no deja de ser una horda de asesinos consumados y completamente desquiciados, que no se retirará jamás mientras haya cráneos que ofrecer al Trono de los Cráneos. Si, pese a todo, los invasores lograran imponerse frente a los cultistas, tendrían que hacer frente a incontables horrores que saldrían arrastrándose de los túneles para devorarlos y despedazarlos. La limpieza de estos túneles es virtualmente imposible, pues no se sabe qué abominaciones se esconden de la honesta luz del sol ahí abajo, y nadie sensato quiere saberlo. Por si fuera poco, el agua de los pozos está contaminada, con lo que debilitará y mutará a cualquier guarnición dejada para la defensa. En definitiva, el coste de destruir la Fortaleza de los Condenados es tan elevado, que muy pocos han sido los dispuestos a acometer tal empresa.

Imagen de Joe Jusko

En batalla, los adoradores del Sabueso se comportan como una horda indisciplinada de psicópatas más que como un ejército, cosa que no son ni por asomo. Pese a ello, son una fuerza que no debe ser subestimada, por varias razones: en primer lugar, su propia furia asesina los convierte en oponentes temibles, incapaces de sentir el más mínimo instinto de autopreservación, por lo que no se puede contar con que se retiren cuando sufran un número tal de bajas que harían que un comandante con sentido común diera esa orden. En segundo lugar, es habitual que las criaturas de los túneles les acompañen en batalla, desde masas balbuceantes de engendros o trolls hasta gigantes o escuerzos alados, pasando por ogros mercenarios o hambrientos gigantes. Ello no concede una mayor disciplina a sus partidas de guerra (más bien lo contrario), pero sí les añade mayor letalidad. En tercer lugar, muchos testigos señalan que las incursiones de los adoradores del Sabueso suelen verse acompañadas por lo que algunos describen como una tormenta de arena antinatural y otros como una neblina rojiza, como de sangre. Sea lo que sea ese extraño fenómeno, lo cierto es que dificulta que los tiradores del ejército enemigo puedan matar a los brutales cultistas a distancia.

En cuanto a su credo, es extremadamente simple, pues adoran la pura y simple carnicería. Ni siquiera tienen espacio en su mente para nociones moderadamente civilizadas como el honor marcial o la disciplina en combate. Es fácil ver en esto la macabra influencia del dios Khorne, quien en la Fortaleza de los Condenados es conocido como "El Sabueso". Dada la visión que tienen de su dios, la escasa artesanía que producen tienden a ser crudas representaciones de canes infernales, y la crianza de grandes mastines es una de las pocas actividades a las que se dedican aparte de guerrear. Su fe es tan intensa que no es extraño que el velo de la realidad se rasgue en sus incursiones y aparezcan los temidos mastines de Khorne para reforzar sus huestes. También valoran la fuerza física como signo de dedicación a la violencia, motivo por el que todos los cultistas, hombres y mujeres, suelen tener cuerpos esculturales de gran potencia y vigor. Estos cuerpos muchas veces se ven profanados por mutaciones, que son comunes entre los cultistas, o por muchas heridas y amputaciones, dado que generalmente combaten casi desnudos. Incluso en los pocos casos en que portan armaduras, ésta suele cumplir una función más ritual que práctica.

Hasta ahora, la temible Fortaleza de los Condenados ha sido simplemente un lugar del que alejarse, un sitio poblado por saqueadores e incursores sin demasiada capacidad como para alterar el panorama de control geopolítico del desierto de Arabia y la sabana que lo une con las Tierras del Sur. Pero es posible que esas incursiones pasen a ser algo más... y, de ser así, correrá la sangre en el desierto.

4 comentarios:

  1. Muy fan de este trasfondo de cultistas sanguinarios. Yo estoy muy por khorne este año, y nunca ha sido el primero en el reverso tenebroso de mi alma. Y aclaro que cito deliberada y textualmente uno de los mejores argumentos de esta entrada, no sólo hay caos en el norte sino que representa el enemigo interior de la sociedad.
    Ojo que hay mucha tela que cortar en cuanto a modelos, deseando ver por dónde sales.
    Habrá crossover con 40K?
    Un saludo

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    1. ¡Muchas gracias! Otros que se apuntan al Año del Hacha ;)

      En principio este proyecto será pequeñico, como está enfocado a la campaña de las Tierras del Sur, con ejércitos de 1250 puntos, tiraré de lo que ya tengo y alguna cosica más (los socios de AoS), pero sin meter demasiado nuevo. Me mola más la idea de hacerme con varios paladines diferentes, eso sí, a ver qué voy encontrando por ahí.

      Khorne siempre está presente en 40k... y pronto habrá una buena Guerra de Fe, que es uno de los grandes clásicos del cuadragésimo primer milenio.

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  2. Habrá que ir a purgar la fortaleza con las nobles huestes del Imperio… o lucha de dementes contra los Orcos salvajes, ya veremos xd (Chernov)

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    1. Lucha de dementes por favor. Dos ejércitos que entre todos no suman un miligramo de sentido común. El pulp en su máximo esplendor. Perfection.

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