Saludos a todos, damas y caballeros.
Como os comenté en esta entrada anterior, el fin de semana pudimos jugar unos cuantos colegas un torneo de Infinity en el Club Antebellum, en Almería. Es agradable saber que es posible volver a hacer estas cosas, aunque naturalmente sea con mascarillas y geles hidroalcohólicos mediante.
Os traigo la narración de la segunda partida que eché en ese torneo, contra el Ejército Invencible de Carlos. Siempre es agradable jugar contra él porque empezamos en Infinity más o menos a la vez y es gracioso ir viendo la evolución en paralelo. El año pasado, en otro torneo organizado en Antebellum. Carlos me metió un poderoso 10-1 y era la hora de vengarse. Lo conseguí, aunque no por tanto margen como él.
El escenario que jugábamos era "Secuestro", que no es del ITS XI sino del libro Daedalus Fall. Una misión compleja consistente en llamar balizas y evacuar al técnico civil que eventualmente viajaría en ellas (se pone una plantilla de área en cualquier sitio fuera de la zona de despliegue y se entra en estado Civevac con el civil para llevarlo por el borde de la zona de despliegue). En definitiva, una partida que anticipaba un resultado corto, como efectivamente fue: victoria 2-1 a mi favor.
Os dejo con el relato de la partida. Espero que os guste.
“Tras nuestro
enfrentamiento con los pérfidos Morat fuimos llamados para combatir contra un
enemigo humano, mas no por ello menos insidioso: los lacayos del EstadoImperio,
contra quienes tantas ganas de revancha teníamos tras las humillantes derrotas
sufridas contra ellos en Novyy Bangkok. En este caso debíamos evitar que se
hicieran con unos técnicos civiles que iban a ser introducidos en Paradiso de
forma clandestina, intentando burlar la vigilancia del Ejército Combinado. Su caída
en manos de los alienígenas sería una grave pérdida, pero que fueran capturados
por el EstadoImperio no sería mejor para nuestros intereses.
Mesas extremadamente sensuales, marca de la casa de Antebellum |
Nada más comenzar el
enfrentamiento, avancé hacia lo que parecía ser un objetivo camuflado, que
finalmente resultó ser un Zhencha. Pese a descubrirlo, el infiltrador chino
logró malherirme, impidiéndome continuar en la batalla. El Hermano Klaus, de la
Orden Teutónica, tomó mi relevo: pese a la distancia, logró abatir a un Haidao
francotirador y a un remoto con lanzamisiles, aunque sufrió una herida en el
proceso que, en cualquier caso, no le impidió seguir combatiendo.
El Zhencha se carga al Santo Sepulcro |
Pero aquello no iba a
ser suficiente para frenar a las implacables fuerzas del EstadoImperio: un
remoto Lu Duan avanzó hacia la posición del Hermano Klaus, causándole graves
quemaduras con su lanzallamas e incapacitándolo. No obstante, el Hermano
Rodrigo, de la Orden de Santiago, logró avanzar hasta él a pesar del infierno
desatado. Viendo esto, el Zhencha intentó neutralizarlo, pero San Miguel estaba
con él ese día, y el bravo caballero de Santiago no cayó.
Finalmente, el Hermano
Rodrigo logró trabarse con el Lu Duan, al tiempo que un sargento de Orden con
lanzacohetes descubría a un Zhencha que, pese a todo, logró evitar el fuego
purificador. El Hermano Rüdiger, de la Orden Teutónica, intentó acabar con el
maldito Zhencha, pero sus esfuerzos fueron en vano, y el ateo siguió en su
posición.
Caballero de Santiago vs remoto bajo la atenta vigilancia del Zhencha |
Las cosas parecían
complicarse para nuestros intereses cuando las tropas del EstadoImperio
hicieron llamar una baliza y un Daoying secuestró al técnico civil que iba en
ella. No obstante, en este momento la ambición del EstadoImperio se convirtió
en su perdición: el Zhencha pensó que podía disparar al cuerpo a cuerpo que
libraban el Hermano Rodrigo y el Lu Duan, dado que la eventual muerte del
Caballero de Santiago compensaría la pérdida del remoto. No obstante, erró el
tiro, neutralizando a su remoto, y el Caballero de Santiago aprovechó esta
circunstancia para atacar al Zhencha y decapitarlo, poniendo finalmente fin a
su existencia.
Por si esto fuera poco,
el noble caballero avanzó y abatió al Daoying que escapaba con el técnico. Sin pérdida
de tiempo, una de nuestras sargentos sanitarias hizo llamar a una baliza, y el
técnico civil que estaba en ella fue rescatado por el Hermano Rüdiger, quien
actuó valientemente, pues se encontraba bajo fuego de una HMG enemiga. El EstadoImperio,
deseando revertir la situación, llamó una nueva baliza, pero llegó vacía: los
hackers de la Orden de Santiago habían cumplido con su trabajo en órbita,
asegurando la victoria para los soldados de Cristo”.
Un teutón sacando al "técnico civil" |
Próximamente subiré el relato de la tercera y última partida del torneo, contra TAK. Hasta entonces!
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