In Hoc Signo Vinces

Saludos a todos, damas y caballeros.

Este fin de semana hemos jugado un torneo de Infinity en el Club Antebellum. Pese a tener que estar todo el rato con mascarillas y agotar un bote de gel hidroalcohólico, se agradece poder volver a hacer estas cosas, y esperemos que se sigan pudiendo hacer para siempre. Ha sido un evento pequeño entre amigos (ocho participantes), organizado por el que ahora es (o será en breve) warcor de Almería, Laconius. Además, las mesas que tienen en Antebellum para Infinity son un auténtico lujo. Da gusto echar un día así.

Torneo suele ser sinónimo de competitividad, pero yo no me lo tomo como tal. Prueba de ello es que, pese a jugar la última partida en la primera mesa y por tanto poder ganar el torneo si vencía, en la comida anterior a la partida me bebí medio litro de tinto de verano y un ron. Lo que sí es es una oportunidad para generar muchas historias. Cuando empecé a jugar a Infinity escribía historias sobre las partidas que jugaba, tanto por afán narrativo como para poner por escrito los errores que había cometido, pues la curva de aprendizaje en este juego es brutal. Eso es lo que pienso hacer en los próximos días, empezando por hoy con la primera partida que jugué, contra los Morat de Emilio aka Merongrorn.

No haré un informe de batalla como tal, porque no tomé muchas fotos y porque no recuerdo cada movimiento, por lo que entra más en la categoría de Trasfondo/narración. En todo caso, espero que os guste.

En el torneo jugué con mis queridas Órdenes Militares, con la siguiente lista (solo llevé esa al torneo, aunque normalmente a los de Infinity se pueden llevar dos)

La misión estaba sacada del maravilloso libro de Daedalus Fall, y concretamente era "Sabotaje", muy parecida a "¡Saqueo y Sabotaje!" del ITS. Hasta en el nombre, de hecho. La diferencia más reseñable es que en vez de panoplias hay antenas, pero vamos. La partida la gané yo 6-5, y he aquí el relato de cómo ocurrió.

“Tras nuestras operaciones en Novyy Bangkok fuimos destinados de nuevo a Paradiso, en el frente contra el Ejército Combinado. Como era de esperar, no tuvimos que esperar demasiado hasta entrar en acción: un destacamento de la Fuerza de Agresión Morat se estaba moviendo con el objetivo de atacar infraestructura de comunicaciones crítica cerca del Monasterio de Santa María de Strelsau. Los informes de inteligencia señalaban que estaban liderados nada menos que por Kornak Gazarot, uno de sus más destacados oficiales y una bestia cuya cabeza sería muy valorada por los Altos Mandos panoceánicos y por nuestra Santa Madre Iglesia.

Pepino de mesa, obra de nuestro colega Fer, aka Baran

Al llegar a la zona de combate descubrimos a nuestro pesar que la maestría táctica de Kornak no podía ser puesta en duda, dado que logró infiltrar un remoto Q con fusil de plasma tras nuestras líneas. Envalentonados por este triunfo, los Morat avanzaron: un brutal Sogarat equipado con Feuerbach acabó con la vida de uno de nuestros sargentos de Orden con lanzacohetes, y un Suryat con HMG segó la vida del otro. Intentó acabar también con el Hermano Klaus, de la Orden Teutónica, pero Cristo protegió a su soldado y no sufrió ningún daño.

En todo caso, los abominables alienígenas ya tenían el camino despejado, algo que el propio Kornak aprovechó para avanzar sobre nuestro elemento de comunicaciones y destruirlo. La batalla se ponía en nuestra contra, pero afortunadamente Kornak sucumbió a su naturaleza bestial y se lanzó contra el Hermano Sebastian, de la Orden de Predicadores. El dominico abatió al monstruo de un certero disparo en el pecho y sobrevivió al lanzallamas de su enemigo. De haber conocido mejor nuestra Historia había sabido que los Sabuesos de Dios no son siervos de la llama, sino sus maestros

"Kornak" se lleva un par de tiros DA en toda la boca

Entonces luchamos para librarnos del remoto Q. Tanto yo mismo como una hermana sanitaria resultamos malheridos, pero, gracias al Cielo, la otra hermana sanitaria logró neutralizarlo. Con el camino despejado, nuestro contraataque vino de la mano del haris formado por los caballeros teutones y el caballero de la Orden de Santiago. El hermano Klaus, el teutón con spitfire, abatió al Suryat y a un francotirador, tomando buena posición defensiva desde la que seguir presionando.

El teutón con Spitfire se carga al Suryat y a un francotirador

Esto demostró ser un acierto cuando un daturazi fue volatilizado por el panzerfaust del otro teutón. Después, una Oznat con un gaki avanzó en nuestras líneas hasta llegar al hermano Sebastian, quien abatió a ambos con su nanopulser, si bien fue herido en el proceso. Por último, un morat sanitario intentó curar al Suryat de sus heridas, pero sus esfuerzos fueron inútiles.

La batalla se decantaba a favor de los soldados de Cristo, y el hermano Klaus avanzó para acabar con el brutal Sogarat que cubría nuestro avance hacia la infraestructura de comunicaciones de los Morat. El tiroteo fue intenso y Klaus fue herido, pero finalmente el Sogarat cayó, abriendo nuestro camino.

De nuevo el teutón, esta vez contra el Sogarat

Los morat tenían poco para evitar nuestro triunfo. Uno de los suyos, un hacker, logró activar una consola, pero después murió a manos del Hermano Rodrigo, hacker asesino de la Orden de Santiago. Posteriormente, este glorioso caballero destruyó con cargas-D la estructura de comunicaciones Morat, aseguró al HVT enemigo, y la hermana Catalina del Piero, nuestra líder, avanzó hasta activar otra consola. Con esto se obtuvo una importante, aunque limitada, victoria contra los enemigos de la Cristiandad”.

El "Santiago" revienta el objetivo enemigo. Ten siempre un Santiago en tu vida.

En definitiva, una partida muy sexy contra Emilio, con quien siempre es un placer jugar. Creo que la clave fue la muerte de Kornak, de haber tenido que enfrentarme a él y al remoto Q habría estado muy jodido, pero su muerte me alivió mucha presión y me permitió remontar.

En unos días subiré la siguiente partida, esta vez contra los lacayos del EstadoImperio. Hasta entonces!