martes, 27 de octubre de 2020

La vida del mercenario

Buenos días a todos.

Hoy añado a nuestra sección de Infinity un nuevo relato integrado en la campaña que estamos jugando Soter y yo, La Gran Evasión, y que sirve de introducción a la tercera y última partida de la misma. Podéis encontrar los informes de batalla de las dos partidas anteriores aquí y aquí.

Esta partida (que jugaremos no sabemos cuándo por culpa de los confinamientos de diversa índole con los que convivimos) servirá para determinar el ganador de la campaña, y como podéis ver en las reglas representa el intento de nuestras tropas de abandonar la sede de la Shasworth Egalitarian Foundation, debiendo sobrevivir no sólo a los ataques que nos hagamos entre nosotros sino también a los disparos ocultos que nos hagan los Shasvastii.


Aunque es muy probable que el uso de un TAG en una misión de estas características no esté del todo justificado (a ver cómo metes un bicho así en un edificio sin llamar la atención), para esta partida decidí incluir un Maghariba. Y el principal motivo, más allá de las reglas que pueda tener, es que lo tengo, y lo tengo pintado. Y como le dije a Soter, lo tengo pintado para darle uso, no para dejarlo de decoración de una estantería. En cualquier caso, al tratarse de una misión que podríamos enmarcar dentro de una operación de rescate (tanto de tropas como de información obtenida tras la segunda partida), el abandonar la discreción y recurrir a un Maghariba no es algo que desencaje del todo.

Por ello quise hacer un relato centrado en parte en este Maghariba, pero también en un personaje de Infinity que va a participar en la misión: Valerya Gromoz, que operará en dúo con el TAG. Creo que como le sucede a Soter, no soy muy amigo de incluir personajes especiales en mis partidas, ya que a veces puede resultar complicado justificar su presencia en escaramuzas intrascendentes (aunque eso no quita que en alguna ocasión haya metido alguno para probarlos). De hecho, me compré a Valerya no tanto con la idea de usarla como tal sino con la de hacer de proxy de ghulam hacker (bueno, y porque la encontré a 4€). Pero creo que esa visión cambia un poco cuando lo que llevas es una compañía mercenaria, ya que el número de tropas que manejan es considerablemente menor (por mucho que Dahshat sea una de las compañías mercenarias con más efectivos de la Esfera Humana no puede igualarse ni de lejos a la Espada de Alá) y porque los contratos son más personalizados. Es decir, en ese contexto sí veo más factible que la Compañía contrate a gente en concreto, como pudieran ser Valerya Gromoz, McMurrough, Miranda Ashcroft, etc.

Así pues, os dejo con este relato, que puede leerse justo a continuación de éste, que escribió en su momento Soter sirviendo también de nexo entre la segunda y la tercera partida de esta campaña.

Que lo disfrutéis.

Tras cinco intentos de establecer comunicación, fallidos todos ellos, Valerya Gromoz se giró hacia Besnik Cela y negó con la cabeza. Cela era el mulazim o teniente al mando de la unidad a la que la habían asignado y, al igual que ella, era de origen albano. Pero esa era toda la similitud que compartían. Mientras Valerya era joven, pequeña y menuda, el veterano soldado era un auténtico gigante, de más de metro noventa de altura, y si bien su pelo corto casi rapado sólo mostraba unas pocas y mal repartidas canas, era bastante mayor que ella.

Con un gesto, Cela le agradeció el intento a la chica. Los informes que había recibido hacía poco confirmaban que el equipo Alif había tenido problemas serios durante el desempeño de la misión, aunque no había logrado obtener muchos detalles. Sólo había sospechas de que, además de a oposición armada, hubieran tenido que hacer frente a algún tipo de toxina dispersa en el aire. Y respecto al equipo Bā enviado como refuerzo, la joven hacker que le habían asignado a su unidad no había logrado establecer contacto.

El mulazim no tuvo que pensar mucho qué hacer, ya que realmente no tenía muchas opciones. Su unidad era una unidad de evacuación, con la misión de dar apoyo a las otras dos unidades en caso de que necesitaran ayuda para abandonar el edificio, y eso era lo que iban a hacer. La única duda que albergaba Besnik Cela era si recurrir o no a cierta herramienta…

“Nos movemos muchachos. Y la Reina de Saba se viene con nosotros”.

La tropa reaccionó al instante ante esa última noticia, y varios alhamdulillah y mashallah se dejaron oír. En cuanto a Valerya, ésta experimentó también cierta euforia. Por lo que ella sabía, no estaba previsto recurrir a una herramienta tan poderosa como la Reina de Saba en una misión como ésta, pero estaba claro que las circunstancias habían acabado haciendo necesario su uso y que la discreción no era ya un requisito. Si quienes habían diseñado esta misión habían decidido movilizar semejante instrumento era porque contemplaban algún escenario en el que su uso fuera imprescindible. Y toda esta muestra de compromiso y profesionalidad con que la compañía Dahshat se estaba tomando la misión arrojaba pistas sobre la enorme cantidad de dinero que la corporación Boylik se iba a agenciar por este contrato.

Después de ajustarse un par de hebillas de su traje y comprobar su equipo electrónico Valerya se dirigió hacia el enorme TAG. Sevda, la piloto que lo conducía, ya se había acomodado en su interior, y la Reina de Saba comenzaba lentamente a activarse. Visto tan de cerca, el Maghariba era espectacular. La joven nunca había estado tan cerca de uno, y ese día no solo lo haría por primera vez sino que además trabajaría conjuntamente con él. Las instrucciones que había recibido de Besnik Cela eran claras: la chica debía avanzar en todo momento siguiendo al Maghariba, cubierta por su armamento pesado, pero lista para hacer frente a los ataques cibernéticos que éste pudiera sufrir.


La Reina de Saba era uno de los primeros Guardia Maghariba que había adquirido la compañía Dahshat. Por lo que Valerya sabía, tenía un largo historial operativo, ya que antes de estar en sus filas había sido durante varios años propiedad del Ministerio de Defensa haqqislamita. Fue precisamente como consecuencia de una renovación de la flota de la Espada de Allah que la Reina de Saba fuera vendida a la compañía, y gracias a la participación de otras divisiones del entramado empresarial de Boylik Corporation, el anticuado TAG fue modernizado con sensores de última tecnología, varios de ellos incluso en estado experimental. Y hasta la fecha nunca les había fallado. Por eso, aparte del poder de destrucción que pudiera aportar, la Reina de Saba era principalmente un símbolo y una garantía para aquellos junto a los que intervenía. De ahí las expresiones de alegría que la tropa había manifestado.

Besnik Cela comprobó que la radio integrada en su casco funcionaba. Otra cosa iba a ser por cuánto tiempo.

“Caballeros, no sabemos qué demonios vamos a encontrar en el interior de este edificio, pero ya anticipo que nada bueno. Nuestra prioridad es localizar los equipos Alif y Bā y proceder a una extracción segura. No hemos podido contactar por radio con ellos, por lo que es muy probable que el interior del edificio esté plagado de inhibidores de frecuencia. Eso quiere decir que seguramente tampoco podamos comunicarnos entre nosotros una vez entremos. Por eso es vital mantener el contacto visual y realizar un avance lento pero seguro. La Reina de Saba irá primero, seguida de Valerya, pero quiero que en todo momento estén en condiciones de recibir asistencia, tanto en forma de fuego de apoyo como de reparaciones de emergencia. Las órdenes para todos son disparar a matar, no nos vamos a arriesgar a que nos suceda lo mismo que a nuestros compañeros. Ahora, vayamos a ganarnos el jornal.”

Cela se ajustó la correa del casco y se puso en movimiento. Había dicho todo lo que tenía que decir, claramente sin hacer mención a la avanzadilla que, apenas hacía dos minutos, acababa de entrar al edificio por delante del resto de sus hombres. Aunque sospechaba que quien fuera que estuviera vigilando el edificio no tardaría en detectarla, tampoco quería ponerle las cosas fáciles hablando de ella en una transmisión fácilmente interceptable.

Realizando una última revisión de su equipo, Besnik Cela se puso en marcha. Había muchas cosas que no le olían nada bien en esta misión, pero era por trabajos como éste que cobraba lo que cobraba. Y a estas alturas de la vida, nadie le iba a revelar nada nuevo diciéndole algo que ya sabía: la vida del mercenario no siempre es fácil.

2 comentarios:

  1. "Aaaaaaaaaahhhhhh, la de un pirata es la vida mejor... ¡Es siempre tan divertida!"

    No espera, eso es lo que cantan en Ikari xD

    Bien bien, sabe Dios cuándo tendré oportunidad de tener enfrente al Maghariba otra vez, pero cuando llegue el momento no pienso dejarlo con solo una herida...

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    1. Jajajaja, ¡con que tu druso con lanzagranadas E/M haga su trabajo te vale!

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