Tras cinco intentos de establecer comunicación, fallidos todos ellos, Valerya Gromoz se giró hacia Besnik Cela y negó con la cabeza. Cela era el mulazim o teniente al mando de la unidad a la que la habían asignado y, al igual que ella, era de origen albano. Pero esa era toda la similitud que compartían. Mientras Valerya era joven, pequeña y menuda, el veterano soldado era un auténtico gigante, de más de metro noventa de altura, y si bien su pelo corto casi rapado sólo mostraba unas pocas y mal repartidas canas, era bastante mayor que ella.
Con un gesto, Cela le agradeció el intento a la chica. Los informes que había recibido hacía poco confirmaban que el equipo Alif había tenido problemas serios durante el desempeño de la misión, aunque no había logrado obtener muchos detalles. Sólo había sospechas de que, además de a oposición armada, hubieran tenido que hacer frente a algún tipo de toxina dispersa en el aire. Y respecto al equipo Bā enviado como refuerzo, la joven hacker que le habían asignado a su unidad no había logrado establecer contacto.
El mulazim no tuvo que pensar
mucho qué hacer, ya que realmente no tenía muchas opciones. Su unidad era una
unidad de evacuación, con la misión de dar apoyo a las otras dos unidades en
caso de que necesitaran ayuda para abandonar el edificio, y eso era lo que iban
a hacer. La única duda que albergaba Besnik Cela era si recurrir o no a cierta
herramienta…
“Nos movemos muchachos. Y la
Reina de Saba se viene con nosotros”.
La tropa reaccionó al instante
ante esa última noticia, y varios alhamdulillah y mashallah se dejaron oír. En
cuanto a Valerya, ésta experimentó también cierta euforia. Por lo que ella
sabía, no estaba previsto recurrir a una herramienta tan poderosa como la Reina
de Saba en una misión como ésta, pero estaba claro que las circunstancias
habían acabado haciendo necesario su uso y que la discreción no era ya un requisito.
Si quienes habían diseñado esta misión habían decidido movilizar semejante instrumento
era porque contemplaban algún escenario en el que su uso fuera imprescindible. Y
toda esta muestra de compromiso y profesionalidad con que la compañía Dahshat
se estaba tomando la misión arrojaba pistas sobre la enorme cantidad de dinero
que la corporación Boylik se iba a agenciar por este contrato.
Después de ajustarse un par de
hebillas de su traje y comprobar su equipo electrónico Valerya se dirigió hacia
el enorme TAG. Sevda, la piloto que lo conducía, ya se había acomodado en su
interior, y la Reina de Saba comenzaba lentamente a activarse. Visto tan de
cerca, el Maghariba era espectacular. La joven nunca había estado tan cerca de
uno, y ese día no solo lo haría por primera vez sino que además trabajaría
conjuntamente con él. Las instrucciones que había recibido de Besnik Cela eran
claras: la chica debía avanzar en todo momento siguiendo al Maghariba, cubierta
por su armamento pesado, pero lista para hacer frente a los ataques
cibernéticos que éste pudiera sufrir.
La Reina de Saba era uno de los primeros Guardia Maghariba que había adquirido la compañía Dahshat. Por lo que Valerya sabía, tenía un largo historial operativo, ya que antes de estar en sus filas había sido durante varios años propiedad del Ministerio de Defensa haqqislamita. Fue precisamente como consecuencia de una renovación de la flota de la Espada de Allah que la Reina de Saba fuera vendida a la compañía, y gracias a la participación de otras divisiones del entramado empresarial de Boylik Corporation, el anticuado TAG fue modernizado con sensores de última tecnología, varios de ellos incluso en estado experimental. Y hasta la fecha nunca les había fallado. Por eso, aparte del poder de destrucción que pudiera aportar, la Reina de Saba era principalmente un símbolo y una garantía para aquellos junto a los que intervenía. De ahí las expresiones de alegría que la tropa había manifestado.
Besnik Cela comprobó que la radio
integrada en su casco funcionaba. Otra cosa iba a ser por cuánto tiempo.
“Caballeros, no sabemos qué
demonios vamos a encontrar en el interior de este edificio, pero ya anticipo
que nada bueno. Nuestra prioridad es localizar los equipos Alif y Bā y proceder
a una extracción segura. No hemos podido contactar por radio con ellos, por lo
que es muy probable que el interior del edificio esté plagado de inhibidores de
frecuencia. Eso quiere decir que seguramente tampoco podamos comunicarnos entre
nosotros una vez entremos. Por eso es vital mantener el contacto visual y
realizar un avance lento pero seguro. La Reina de Saba irá primero, seguida de
Valerya, pero quiero que en todo momento estén en condiciones de recibir asistencia,
tanto en forma de fuego de apoyo como de reparaciones de emergencia. Las
órdenes para todos son disparar a matar, no nos vamos a arriesgar a que nos
suceda lo mismo que a nuestros compañeros. Ahora, vayamos a ganarnos el jornal.”
Cela se ajustó la correa del
casco y se puso en movimiento. Había dicho todo lo que tenía que decir, claramente
sin hacer mención a la avanzadilla que, apenas hacía dos minutos, acababa de
entrar al edificio por delante del resto de sus hombres. Aunque sospechaba que
quien fuera que estuviera vigilando el edificio no tardaría en detectarla,
tampoco quería ponerle las cosas fáciles hablando de ella en una transmisión fácilmente
interceptable.
Realizando una última revisión de su equipo, Besnik Cela se puso en marcha. Había muchas cosas que no le olían nada bien en esta misión, pero era por trabajos como éste que cobraba lo que cobraba. Y a estas alturas de la vida, nadie le iba a revelar nada nuevo diciéndole algo que ya sabía: la vida del mercenario no siempre es fácil.
"Aaaaaaaaaahhhhhh, la de un pirata es la vida mejor... ¡Es siempre tan divertida!"
ResponderEliminarNo espera, eso es lo que cantan en Ikari xD
Bien bien, sabe Dios cuándo tendré oportunidad de tener enfrente al Maghariba otra vez, pero cuando llegue el momento no pienso dejarlo con solo una herida...
Jajajaja, ¡con que tu druso con lanzagranadas E/M haga su trabajo te vale!
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