Saludos a todos, damas y caballeros.
Por alguna razón, el cambio del clima cálido al frío no me deja tan físicamente agotado como sí sucede al revés. Aunque me guste el calor, los primeros días de primavera me dejan machacao, mientras que los primeros días de frío no suelen causarme el mismo efecto. Quizá ya es suficiente con dejarme la cabeza trastornada, como habéis podido ver con las entradas tan ñoñas que he ido publicando a lo largo de octubre. Si también me dejara físicamente mustio ya sería la leche.
Tengo suerte de no haber experimentado tal bajón porque en octubre se me ha juntado de nuevo mucho trabajo, que ya se ha encargado de cansarme y de dejarme poco tiempo para hacer otras cosas, entre ellas pintar. Más o menos he mantenido el ritmo y he pintado algunas cosas interesantes, aunque no tantas como habría querido. En cualquier caso me doy por razonablemente satisfecho.
