De: Alto Inquisidor Konrad von Marburg
A: Capitán Cazador de Brujas Maximilian von Fornid
A: Capitán Cazador de Brujas Maximilian von Fornid
Estimado hermano:
Mentiré si digo que me alegro de
contactaros, pues el motivo de esta misiva inquisitorial no es sino fruto de una
grave amenaza para nuestro imperio. Sin embargo sí puedo decir sin temor a ser
deshonesto que me tranquiliza en parte que esta misión os sea encomendada, dada
vuestra excelente hoja de servicio y vuestra larga experiencia combatiendo y
derrotando al mal dentro de nuestras fronteras.
Como bien sabéis, la ira del
santísimo Sigmar cayó sobre la inmunda ciudad de Mordheim, provocando, gracias
sean dadas, la limpieza y purificación de tan corrupto lugar. Sin embargo, el
mal es un enemigo persistente y tenaz (bien lo sabéis), y los últimos informes
que nos han llegado apuntan a que las ruinas de esa ciudad maldita están siendo
habitadas de nuevo. Por quién o qué todavía es algo que desconocemos, aunque
sin duda son seguidores de las tinieblas que deben ser erradicados. Vuestra
misión será por tanto ir a lo que queda de ese pozo de inmundicia y realizar
las investigaciones necesarias a fin de confirmar si las noticias que nos han
llegado son ciertas. En caso de encontrar indicios de herejía, brujería, mutación,
adoración de ídolos o demonios, blasfemia o demás actividades punibles, tendréis
total libertad para actuar como creáis conveniente. A este fin, junto con este
correo os envío un decreto firmado por el Gran Teogonista que os otorga poderes
inquisitoriales con los que poder desarrollar vuestra labor.
Para esta misión estaréis al
mando de un pequeño grupo inquisitorial formado por el acólito escribano
Sebastian Vulkermaier, la acólita interrogadora Livia Bibácula y el
recientemente formado acólito explicador Víctor Spiegel. Todos ellos han sido
ya advertidos y están a vuestra total disposición. Dispondréis además de un
fondo de 500 coronas (que podréis retirar en cualquier sucursal del banco de
Marienburgo y cuyo cheque de pago se os adjunta también con este correo) para
emplearlo como creáis más adecuado.
Por otra parte, es probable que
durante vuestra estancia en la ciudad maldita encontréis fragmentos de ese
material que otros llaman piedra bruja.
De ser así, tenéis la orden de recoger todo el que encontréis y enviarlo
urgentemente al Gran Templo de Sigmar, donde dicha piedra maldita permanecerá
guardada en cámaras acorazadas para que no pueda corromper a nadie. Se os
recompensará generosamente por cada envío que hagáis.
Y por último, permitidme un
consejo basado en uno de nuestros últimos informes. Si bien las ruinas de
Mordheim son una fuente de corrupción que contamina todos los alrededores,
existen varios pueblos cercanos en donde todavía parece reinar la cordura y
hombres temerosos de Sigmar procuran seguir una vida de rectitud. El pueblo de
Sauerlach parece ser uno de ellos, y creemos que allí un viejo sacerdote
continúa predicando la palabra santa de nuestro Salvador. Contactad con él si
es que realmente existe y considerad la opción de establecer Sauerlach como
base de operaciones.
Sin más, me despido deseándoos la
mayor de las suertes y convencido de que sois la persona adecuada para esta
misión.
Que Sigmar os guarde.
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