Saludos a todos, damas y caballeros.
Las Regiones Devastadas siguen suponiendo una buena oportunidad para desarrollar campañas narrativas, aunque sean las más simples. Hace cosa de un par de meses Helios, Toni y yo decidimos echar algunas partidas y, en vez de luchar batallas sueltas sin más (¡anatema!), montamos una minicampaña entre los tres, simple cual asa de un cubo en realidad: un enfrentamiento triangular en el que cada uno de nosotros jugaría contra los demás, en escenarios elegidos por el jugador que no estuviera involucrado. También sirvió para que Khornelissen entrara en escena en las Regiones Devastadas, aunque fuera como fuerza saqueadora externa y no como una facción con presencia permanente en la zona.
La cosa acabó más o menos así (risa maléfica) |
Lo que os traigo es el Trasfondo de la campaña, en el que, contrariamente a lo habitual, os voy a mostrar no solo la introducción sino el desarrollo de la campaña por completo hasta su conclusión. Dado que no seguía una narrativa predeterminada, la forma lógica de hilar unas batallas con otras era tener en cuenta lo que hubiera pasado en la anterior. Los escenarios os los mostraré en entradas propias, así como los relatos que pueda haber. No haremos, en principio, informes de batalla en cada partida porque estamos jugando un cojón y no nos da para tanto, aunque puede que alguno caiga.
Lo dicho, os dejo con el Trasfondo. Espero que os guste.
En ese sentido, la primavera de 2041 comenzó como tantas otras: los orcos al mando de Hurk Clavo Oxidado salieron de sus refugios para abalanzarse sobre las poblaciones humanas. El barón Sir León Devance era la máxima autoridad bretoniana de la zona y por tanto, a efectos prácticos era también el mayor defensor de la Humanidad, pues aunque a efectos jurídicos los dominios bretonianos se restringían a Las Ocho Villas de Plata y algunos edificios monásticos cercanos, a efectos prácticos casi todos los enclaves humanos de la zona dependían funcionalmente de los bretonianos. Sir León era un hombre justo y bondadoso y no limitaba su ayuda a aquellas poblaciones que formaban parte de su señorío, sino que cualquier humano en peligro podía contar siempre con la fuerza de su brazo y su ira contra el Mal para que le defendieran.
Esto sucedió cuando Hurk Clavo Oxidado dirigió su hueste contra la villa de Lensar, la cual no era más que una pequeña agrupación de casas cercanas a los bosques al norte del monasterio de Áslacon. Aunque formalmente no se encontraba bajo dominio bretoniano, el pueblo tenía una gran trascendencia para los bretonianos por dos motivos: en primer lugar, porque proveía madera de los bosques próximos que era posteriormente usada por los artesanos y constructores de Las Ocho Villas de Plata; en segundo lugar, porque se encontraba cerca de la carretera que unía el Paso del Espinazo del Jabalí, y por tanto los enclaves de los enanos de Karak Hirn, con las poblaciones bretonianas. Era, por tanto, un lugar que debía ser protegido.
Naturalmente, Hurk conocía esta circunstancia, motivo por el que había decidido mandar sus huestes hacia el lugar. Quería tanto limitar el acceso de los bretonianos a madera, que podía ser usada tanto con fines pacíficos como para construir máquinas de guerra, como aislar a enanos y humanos en la zona. Su horda avanzó rápidamente, y estuvo cerca de llegar a Lensar antes de que los bretonianos los interceptaran. No obstante, las mesnadas de Sir León cabalgaron sin descanso para interceptar a los orcos y éstos se vieron finalmente obligados a plantar batalla en la posada “El Águila y el Niño”, una casa de postas a medio camino entre Lensar y Las Ocho Villas de Plata, donde el ejército bretoniano acabó con la incursión orca.
Si todo hubiera terminado ahí, no habría pasado de ser otra de las incontables razias de la zona, a veces ganadas por los orcos, a veces por sus enemigos humanos o enanos. No obstante, aquella primavera iba a ser muy diferente, pues un nuevo enemigo llegó a la región.
Tras obtener el Escudo Rúnico del Caos de manos del dragón Aghanzarax en los Desiertos del Norte, Martin Khornelissen se embarcó en una campaña de matanzas en las tierras sureñas, las cuales no pisaba desde su huida de su Bretonia natal, cincuenta años antes. La flota de Khornelissen navegó sin rumbo fijo y acabó llegando a las Regiones Devastadas, donde desembarcó dispuesto a cosechar cráneos para su furioso dios.
Sir León Devance no pudo festejar la victoria sobre su archienemigo Hurk, pues apenas había terminado de enterrar a sus muertos en el enfrentamiento cuando unos jinetes llegaron a su posición, informándole de la llegada de un ejército invasor que avanzaba hacia el monasterio de Áslacon. Ese monasterio ya había sido saqueado veintiún años antes por la perversa nigromante Beatrice de Mousillon, profanación que pesaba en el ánimo del buen barón, y no estaba dispuesto a verlo violado por segunda vez. Sin perder un instante, se puso al mando de sus mesnadas y cabalgó contra el caballero caído.
Khornelissen ciertamente llegó cerca de Áslacon, pero no lo asaltó. Algunos campesinos interpretaron que la Dama había ocultado el monasterio de las fuerzas invasoras, cubriéndolo con su manto para que no lo encontraran. Otros pensaron que el caballero caído no había osado poner sus pies en suelo sagrado. La realidad era mucho más sencilla: al enterarse de que un ejército se dirigía hacia él, Khornelissen obvió el monasterio y marchó al encuentro de quienes antaño habían sido sus hermanos, considerando que sus cráneos serían más valiosos ante Khorne que los de los monjes que guardaban Áslacon.
Ambos ejércitos chocaron a lo largo de la carretera que unía Áslacon con Lensar, conocida como el Camino Violeta por la gran cantidad de lavanda que crecía en la zona. La batalla fue titánica y los caballeros combatieron con valor, causando una gran cantidad de bajas entre los incursores del dios de la sangre. No obstante, finalmente fueron éstos quienes se impusieron, y lo poco que quedó del ejército bretoniano se vio forzado a retirarse. Desde entonces, el camino se conoce también como la Carretera de las Cabezas Cortadas, pues los sanguinarios incursores clavaron las cabezas cortadas tanto de sus enemigos como de sus aliados muertos a lo largo de la carretera. Y fueron muchas cabezas.
Tras su victoria, el alma maldita de Khornelissen percibió una perturbación en la disformidad, como si una fuerza antinatural se hubiera visto revitalizada por la masacre y quisiera aprovechar la oportunidad para abrirse paso hacia el mundo material. Intrigado, dirigió su ejército hacia el lugar del que percibía la emanación: las ruinas del pueblo maldito de Skreselvet, el cual había sido destruido de la noche a la mañana en una tragedia perdida para la Historia.
Los humanos evitaban las ruinas con temor, pero eso estaba siendo aprovechado por Hurk, quien no temía a los fantasmas y había decidido acampar allí para recomponer su ejército tras la derrota sufrida a manos de Sir León. La situación era compleja: su chamán goblin no dejaba de balbucear chorradas incoherentes, visiblemente atemorizado por la naturaleza del lugar, pero nadie le hacía mucho caso. Por su parte, Thruk el Chafador, el lugarteniente de Hurk, comenzaba a mostrar una hostilidad no muy disimulada hacia su jefe a consecuencia de la derrota. Cuando el ejército de Khornelissen apareció en el lugar, Hurk vio la oportunidad de restablecer la moral de su ejército, dándoles lo que más aprecia un orco: una buena pelea.
El enfrentamiento entrambas fuerzas fue tan brutal como el anterior: donde antes había habido fría furia y odio fraternal, entonces había un salvajismo absolutamente sincero. Orcos y devotos de Khorne se masacraron con alegría homicida: los fanáticos destrozaron fila tras fila de guerreros acorazados, y Veronique, la lugarteniente de Khornelissen, se ganó el apodo de “la asesina de orcos” al matar a la mitad de la guardia de orcos negros de Hurk Clavo Oxidado. Al caer el día, ninguno de los dos bandos había conseguido superar al otro, lo que se consideró un desenlace aceptable entre dos facciones que valoran la violencia por encima de todo. Hurk, además, consiguió un beneficio colateral cuando Khornelissen se enfrentó en duelo a Thruk. El orco negro no murió gracias a su inhumana resistencia, pero quedó demasiado herido, física y moralmente, como para disputar el liderazgo a Hurk.
Así culminaron los enfrentamientos de la primavera del año 2041, enfrentamientos que habían servido para que una maligna inteligencia comenzara a rasgar el velo del pueblo maldito de Skreselvet.
ESCENARIO 1: BATALLA EN “EL ÁGUILA Y EL NIÑO”
Tras varios días de marcha desde sus dominios, la hueste de Hurk se encuentra ya cerca de Lensar. No obstante, sus exploradores goblin le han informado de que un ejército liderado por Sir León Devance sigue sus pasos, intentando alcanzarle antes de que llegue a su objetivo y lo arrase por completo.
Sabiendo que no es conveniente tener un bretoniano en la retaguardia, y menos un ejército entero de ellos, Hurk decidió presentar batalla en las inmediaciones de “El Águila y el Niño”, una casa de postas fortificada en el camino entre Lensar y Las Ocho Villas de Plata. Los orcos tomaron la posada por la fuerza y prepararon una defensa acérrima en sus inmediaciones, al tiempo que enviaba una pequeña avanzadilla de jinetes de lobo goblins hacia Lensar, la cual debía ser suficiente como para, al menos, hostigar a todo aquel que intentara proteger la villa o cualquier petición de ayuda que pudieran enviar los desesperados leñadores de la zona.
Cuando llegó a la casa de postas, Sir León Devance arengó a sus hombres para que no solo destruyeran al ejército orco, sino que rompieran sus filas y pudieran perseguir a la avanzadilla goblin que Hurk había mandado contra Lensar. Sabía que con que solo un puñado de sus caballeros rompiera la línea orca y pudieran perseguirles sería suficiente como para lidiar con los malditos jinetes de lobo, pero también sabía que incluso una fuerza tan pequeña como la que Hurk había enviado sería suficiente como para masacrar a los buenos aldeanos de Lensar.
Se jugó el escenario “La Batalla de la Necrópolis”, del manual de sexta edición. Los ejércitos contendientes fueron orcos y goblins liderados por Hurk Clavo Oxidado y bretonianos liderados por Sir León Devance, el Defensor. Los bretonianos fueron los atacantes.
Resultado: victoria bretoniana
ESCENARIO 2: EL CAMINO VIOLETA
Tras derrotar al ejército pielverde e impedir el saqueo de Lensar, Sir León Devance recibió noticias perturbadoras: una hueste de adoradores del dios de la sangre acababa de desembarcar en las Regiones Devastadas y avanzaba hacia el monasterio de Áslacon. No se sabía si aquel era su objetivo real o no, pero en todo caso Sir León no estaba dispuesto a verlo profanado una segunda vez.
Lo que Sir León desconocía era la identidad del paladín al mando de aquella hueste incursora, quien no era otro que Martin Khornelissen, un caballero nacido ochenta años atrás en el ducado bretoniano de Artois y que había acabado vendiendo su alma a Arkhar el Sabueso. Khornelissen odiaba profundamente la cultura a la que había renunciado y, aunque sabía que para Khorne no había diferencia entre el cráneo de un bretoniano y el de cualquier otro humano, para él sí que la había… y mucho.
Ambas huestes chocaron en el conocido como Camino Violeta. Los bretonianos intentaron expulsar a las huestes del Caos de la carretera para que no pudieran desplazarse fácilmente por sus tierras, mientras que los guerreros de Khorne intentaron hacer lo mismo bajo el planteamiento de que, si no quedaba ninguno de sus enemigos con vida, no podían controlar nada.
Se jugó el escenario "Controlar el Camino", inventado por Toni.
Resultado: victoria del Caos
ESCENARIO 3: LAS RUINAS DE SKRESELVET
En un remoto lugar de las Regiones Devastadas una fuerza antinatural comienza a agitarse inquieta. Agentes de la oscuridad han estado moviendo sus tentáculos en las sombras, aumentando su poder mientras los mortales se ocupaban de sus vidas. Ahora, el manto que separa el mundo físico del horror del Caos está debilitado, y pronto los hijos de los Poderes Ruinosos podrán atravesarlo. Por el momento, solo la geografía del lugar ha cambiado. Donde antes había un verde prado ahora todo árbol y colina ha desaparecido por completo, y en su lugar han surgido restos de extrañas ruinas cuyo origen nadie conoce. En ellas se ocultan los focos de poder que permitirán a los demonios adentrarse en el mundo mortal para mayor gloria de sus patrones. Pero estas criaturas son celosas, e incluso entre ellas hay conflictos de intereses por apoderarse de la gloria para su dios. Buscarán la ayuda, intencionada o no, de los mortales en busca de cualquier ventaja para apoderarse del portal y ser quienes gobiernen la decisión de cuales de sus hermanos demoníacos acceden por él y cuáles no.
Así, dos fuerzas se dirigen hacia el lugar. El Señor de los Cráneos a elegido a uno de sus campeones, y le ha encomendado apoderarse de los centros de poder para traer una nueva era en la región de matanzas en su nombre. Mientras tanto, otras entidades se mueven en las sombras. Han encontrado cerca otro ejército con el poder suficiente para hacer frente a los seguidores del Dios de la Sangre, y han susurrado promesas de grandeza en sus oídos a cambio de tomar el control de los focos demoníacos.
Se jugó el escenario "Las Ruinas de Skreselvet", inventado por Helios
Resultado: empate
Resultado de la campaña: victoria de Khornelissen
Informes de batalla
Que buenas batallas, sin duda alguna. Las Regiones Devastadas nos están dando mucho juego en todos los sentidos del hobby. Ahora con la incorporación de una nuevo jugador Fornidson y sus malotes errantes, vamos a tener más juego.
ResponderEliminar¡Desde luego! Está dando mucho juego y efectivamente, confiemos en que cada vez va a ser más. Yo de ti iría poniendo los jabalíes a asar... o los Goblins, lo que prefieras usar como soborno xD
EliminarComo curráis en este blog. No guardáis las armas jamás!
ResponderEliminarMe ha gustado el triangular y le estoy cogiendo cariño a las regiones devastadas. Me ha gustado hasta el girito por el mando de las tropas orcas. Un lujo como siempre.
Un saludo
¡Muchas gracias! Es que tenemos mucho vicio acumulado xD
EliminarEl triangular bueno, fue una forma rápida de dar un mínimo de Trasfondo y gracia a unas partidas resueltas en una semana. No es una gran campaña, pero es una campaña!
Hurk y su lugarteniente tienen una relación complicada, como es lógico entre orcos negros. El lugarteniente es un tipo muy, muy bruto. Pero Hurk lleva unas partidas últimamente en las que se ha puesto las pilas.