miércoles, 3 de diciembre de 2025

[Informe de batalla] Batalla por la bodega (II)

Saludos a todos, damas y caballeros.

Hace un par de días publiqué la primera parte del informe de la batalla por la bodega de los Wallenstein. Podría haber intentado escribir esa frase con menos complementos directos, pero bien está. La batalla fue un pepinaco, como toda la campaña, y para no alargar y poder disfrutarlo adecuadamente decidí partir el informe en dos entradas.

Lo que queda aquí es, pues, la resolución. Recordaréis que terminamos con algunos pielesverdes ya dentro del recinto que deben conquistar, pero con Leopold recién llegado y la puerta todavía resistiendo. Ahora viene el elegíaco final, el lamento de los Wallenstein.

Turno 3 orcos y goblins

Sede sabía que, aunque hubiera conseguido sobrepasar a los defensores imperiales, todavía quedaba mucha tela que cortar. Es por eso que no dudó en estampar su carro contra el muro con tal de cargarse al lanzacohetes. El caso es que el carro sobrevivió al choque, por lo que podría combatir junto a unos trolls de piedra que habían vuelto a fallar el chequeo de estupidez, pero ya estaban tan cerca que se trabaron con los arcabuceros.

La primera foto y ya está borrosa de cohone, esto promete

Por el otro lado, Onzig cargó con sus muchachos contra los ogros que le daban el flanco, a su vez trabados con los goblins.

La mano de Sir Sedentor (o de Gorko, o de Morko) guía el camino

Y los orcos negros se prepararon para recibir la carga de los grandes espaderos con Leopold a la cabeza.

Los más observadores os habréis fijado en que, en una foto anterior, la puerta ha desaparecido. Eso es porque la foto la tomé al final de la fase de movimiento, justo después de que el último de los tarambanas se estampara contra ella y la reventara en mil pedazos... al estilo de la escena que todos tenemos en mente del Abismo de Helm, pero con un goblin de protagonista, lo que hace que sea muchísimo mejor.

No tanto para mis imperiales, pero ea. Lo único bueno que saqué es que ni las fases de magia ni de disparo de Sir Sedentor fueron particularmente destructivas. Lo único decente que consiguió fue cargarse cinco lanceros con uno de los lanzapiedroz, que no es que esté mal, pero no te cambia la vida.

Sin embargo, todos los combates acabaron cayendo de su lado, como por otro lado era de esperar. Los trolls de piedra se zamparon a los arcabuceros y entraron ellos también en el recinto de la bodega, mientras el carro reventaba a la dotación del lanzacohetes y caía sobre el hechicero.

En el otro lado, los jinetes de lobo hicieron huir a los ballesteros, y en la persecución hicieron que también se salieran los espadachines que estaban detrás, abriendo un hueco gigantesco en las defensas que difícilmente podría ya recuperar.

Y, por último, goblins y orcos vencieron a los ogros aunque no llegaran a matar a ninguno, y les hicieron huir. Por suerte para mí, no los pillaron.

Turno 3 Imperio

A estas alturas ya tenía claro que la partida estaba perdida salvo improbable machada por parte de mi Tercio de Wurtbad, pero el Imperio no caería sin luchar. Por suerte, los ogros se reagruparon, pero los dejé orientados hacia el borde del tablero para poder pegarse con el carro cuando se cargara a mi hechicero. Por su parte, los alabarderos cargaron contra los trolls.

Para poder cubrir a los ogros, los milicianos cargaron, un poco a la desesperada, contra los goblins que avanzaban junto a Onzig...

Y Leopold se armó de valor y mandó a sus grandes espaderos a pegarse con los orcos negros.

En la fase de magia el hechicero consiguió lanzarse la regeneración, aunque no le iba a servir de nada, pero nunca se sabe. Después, mi única pieza de artillería se siguió comportando de lujo y reventó el otro de los karroz quitándole las cuatro heridas de golpe.

Llegados a los combates, los alabarderos se portaron, se cargaron a un troll y, pese a sufrir alguna herida, los hicieron huir de la mesa. Un problema menos.

El karro, tal como era de esperar, se fumigó al hechicero, dejándome sin capacidad mágica ofensiva ni defensiva.

Y a partir de aquí todo fueron malas noticias. Los milicianos ganaron el combate a los goblins, pero solo por uno, y la cercanía de Onzig permitió que mantuvieran la posición y, además, reorientarse para enfrentarse a mí por el frente.

En cuanto a los orcos negros, Leopold mató a un par de ellos y un gran espadero a otro, pero los orcos se vengaron cargándose a cinco grandes espaderos. Los pielesverdes perdieron el combate por dos, pero Sir Sedentor sacó una buena tirada y se quedaron. Orcos y goblins disciplinados, qué disparate.

Turno 4 orcos y goblins

Los pielesverdes ya habían resistido los últimos asaltos del Imperio, y entraron a fuego y acero. El retorno de los jinetes de lobo fue el primer clavo en el ataúd imperial, reforzado porque los trolls que quedaban superaron su chequeo de estupidez y cargaron contra el cañón, y el karro contra los alabarderos.

El segundo clavo que que, en la fase de magia, el chamán consiguió lanzar un "Gorko te kiere" (o quizá Morko) y lo dejé pasar confiando en que la I5 del capitán lo salvaría, pues solo si fallaba el chequeo de I sufriría daño. Por supuesto, todos sabéis lo que pasó.

No es la primera vez que uno de mis capitanes falla chequeos de I a 6. En fin. Después, una mirada de Morko se cargó a otro ogro.

Los combates cayeron todos del lado de los pielesverdes. El karro hizo pocas heridas a los alabarderos, pero éstos fueron incapaces de quitarle las dos que le quedaban y huyeron.

Los milicianos fueron, por supuesto, brutalmente obliterados por los lobos. El caso es que tampoco perdieron a muchos, pero sí perdieron el combate por bastante y huyeron, siendo aniquilados porque estaban atrapados por delante y por detrás. Jodidos jinetes de lobo.

Pero lo peor no fue eso, sino que una actuación absolutamente estelar de Leopold y sus grandes espaderos hizo que no muriera ningún orco negro, y sí seis grandes espaderos. Menos mal que al menos mantuvieron la posición gracias a su tozudez.

Turno 4 Imperio

Con todo ya decidido, lo único que quedaba por ver era qué sucedía con Leopold Wallenstein. Confiaba en un momento de resistencia heroica en la que al menos sería capaz de matar a todos los orcos negros y jurar venganza empapado en la sangre de sus enemigos mientras veía arder su amada bodega. Peeeeeeeeeero...

Al final se comportó moderadamente bien y mató a tres orcos negros él solo, y sus colegas a alguno más, pero los pielesverdes se cepillaron a TODOS los grandes espaderos y quedó solo Leopold, que ya no era tozudo, por lo que huyó y fue atrapado.

Y así concluye el Lamento de los Wallenstein, una canción triste donde no solo su bodega ha sido saqueada y ha ardido hasta los cimientos, sino que el heredero de la familia es ahora preso de los orcos.

Resultado: victoria de los pielesverdes.

En fin, un pepinaco de partida y un pepinaco de campaña, aunque haya terminado para mis pobres Wallenstein como el Rosario de la Aurora. La clave sin duda estuvo en el Waagh del turno 2 que evitó que los jinetes de lobo se largaran de la mesa, pues esos salvajes le dieron la partida a Sir Sedentor en mi opinión. Eso, junto con algunas decisiones cuestionables mías como dejar una unidad de caballeros fuera de la fortificación, llevó a la victoria pielverde. En todo caso, con una buena mesa, buenos ejércitos pintados y buena historia, el resultado es siempre lo de menos.

En cuanto a la historia... Ese momento final abre puertas interesantes. Me gusta la idea de que el joven Leopold esté ahora preso de los orcos, aunque eso pueda ser perjudicial para él. Pero yo no le tengo cariño a hombrecitos de metal, sino a la historia en sí, y ésta es buena. Probablemente habrá un epílogo para esta campaña en forma de intento de rescate de Leopold por parte de lo que puedan reunir los Wallenstein (¿un ejército mercenario? ¿una compañía mercenaria ogra? ¿órdenes de caballería imperiales con antiguos lazos de hermandad?) y si lo consiguen, el muchacho vivirá. Si no... desaparecerá en el este, al otro lado del Paso del Fuego Negro, y solo Myrmidia sabe qué sucederá con él allí.

Eso será para el año que viene, pero confío en que pronto, pues eso afectará al resto de historias que contar. Hay otra campaña en ciernes con los Wallenstein como protagonistas, pero si Leopold desaparece quién sabe, lo mismo hay que traer un heredero de la rama familiar de Tilea o Estalia que venga con un ejército acorde. Pronto lo sabremos. Se abren muchas puertas.

¡Hasta entonces!

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