Saludos a todos, damas y caballeros.
A medida que voy envejeciendo, voy notando una serie de cambios que me indican que me estoy echando a perder por completo. Por ejemplo, me tiré más de una década sin beber cerveza y dedicándome al vino casi exclusivamente, pero en el último año he bebido toda la cerveza que había dejado de beber en los doce previos. También he empezado a coger un pequeño aprecio por el otoño que antes no sentía en absoluto. Al menos por los primeros meses, noviembre me sigue pareciendo deleznable. Esto no es madurar, sino ir abandonando progresivamente lo poco que me permitía aparentar un mínimo de decencia.

No sé si parte de la razón por la que el otoño se me hace más llevadero últimamente pueda tener algo que ver con los goblins. Como dije el año pasado en esta entrada, en algunos extraños recovecos de mi mente existía una asociación entre el otoño y estos entrañables pielesverdes que despertaba en cuanto comenzaban a amarillear las hojas, y decidí que, si no puedo lugar contra mi cabeza, sería mejor unirme a ella.... y pintar 500 puntos de goblins cada otoño durante los siguientes años.
Los primeros 500 puntos, correspondientes a 2024, los presenté
aquí. Además, ya que lo estaba haciendo en formato escalada de 500 puntos trimestrales (solo que el mismo trimestre en distintos años, en vez de distintos trimestres del mismo año), pensé que bien podía aprovechar para jugar una partidica con esos 500 puntos contra quien quisiera ponerse por delante. Los ogros de Broltimer aceptaron el reto y fueron sorpresivamente machacados, como podéis ver
aquí.
Para este trimestre meto otros 500 puntos, más o menos, con los que poder llegar a 1000 y por tanto empezar a tener una cosa un poco más en condiciones. Lo primero es, por supuesto, otra unidad de 30 goblins, nocturnos en este caso. Todavía no tengo decidido si voy a hacer solo goblins nocturnos o ampliar a otro tipo de goblins, probablemente lo segundo, pero de momento nos mantenemos en los nocturnos. Como
tantos otros proyectos, son cosas rescatadas a justiprecio de la dimensión alternativa que es el piso de Malvador.
Estos goblins son naturalmente acompañados por sus correspondientes fanáticos. He pintado cuatro porque en el trimestre anterior pinté solo dos, no me daban los puntos para más. Estos individuos son la razón, no solo para llevar unidades de goblins nocturnos, sino para coleccionar el ejército. Lo justifican por sí mismos con su insensata felicidad.
Otro elemento que no podía faltar, y que he metido en cuanto he podido dadas las dimensiones del ejército, es el gigante. Probablemente el tipo con más carisma del mundo de Warhammer, siempre generador de grandes anécdotas y momentos maravillosos. He procurado hacerlo un tanto genérico porque hay un ejército mercenario por ahí oteando el horizonte y oye, si puedo hacerme con dos por el mismo precio de uno pues eso que ganamos... aunque si es verdad que reeditan la colección de Stormbringer, otro más caerá.
Por último, un kaudillo con injustificados aires de grandeza, que no debería haberse puesto al mando de semejante horda de cafres y tarados, pero no tiene dos dedos de luces el pobre. Lo llamaremos "Snikrot el Inzenzato", creo que es un nombre con cierto gancho. A 1000 puntos no me dará para equiparlo bien, ya me encargaré de eso con los 1500, pero al menos pintado está.
Y, por último, una foto de familia al completo.
Y aquí sumando los 500 puntos del año pasado, para el total de 1000 actual. Ya empieza a parecer una cosa razonablemente digna y, sobre todo, con el carisma por las nubes... cosa que no es mérito mío, sino del ejército goblin en sí mismo.
Pues hasta aquí los 500 puntos de pielesverdes del otoño de 2025, un día antes de que termine. Esta misma tarde, si el tiempo y la autoridad lo permiten, echaré un derbi subterráneo de 1000 puntos contra los skaven de Broltimer, quien querrá venganza por la forma en que sus ogros fueron apalizados ignominiosamente por estos duendecillos verdes con capirotes. Veremos si lo consigue, aunque el informe de batalla correspondiente lo traeré ya en 2026, probablemente.
¡Hasta entonces!
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