domingo, 23 de mayo de 2021

Presentación de Kublai el Decapitador

Saludos a todos, damas y caballeros.

Como comenté en esta entrada, una de las cosas que más atractivas me resulta del Proyecto Devoradores de Mundos es la posibilidad de personalizar mis tropas prácticamente al nivel de cada marine concreto, lo cual se justifica tanto en cuestiones de modelismo como narrativas: los Libertadores, la partida de guerra de Vlad Khorgal, está formada principalmente por Devoradores de Mundos, pero hay muchos otros integrantes de otras legiones y capítulos unidos bajo el credo sanguinario de Khorne.


Siguiendo con este hilo, os presento al lugarteniente de Vlad Khorgal, Kublai el Decapitador. El tipo era antaño un Cicatriz Blanca, que para mí es de las legiones más molonas de los leales junto con los Salamandras, y creo que un mongol espacial encaja bien dentro de una horda de asesinos sedientos de sangre.

La conversión no tiene misterio, es un motorista marine del Caos cogiendo piezas sueltas de aquí y alla, particularmente la espada, que es de la matriz de bárbaros del Caos de Fantasy y que me servirá para representar algún tipo de arma demonio. En cuanto a su Trasfondo, os presento un poco de su pasado en este relato. Espero que os guste.

Cuando despertó, atado y dolorido, el capitán Yesugei, de la cuarta compañía de los Cicatrices Blancas, pensó que se había quedado ciego. Sin embargo, pronto sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, y descubrió que no había perdido la vista… aunque deseó que así hubiera sido.

Frente a él se encontraba un traidor, el maldito adorador de Khorne al que le habían encomendado dar muerte. Estaba sentado con aire despreocupado, y su yelmo, con grandes cuernos apuntando hacia abajo y una extraña mandíbula prominente de color dorado, cubría su rostro. Frente a él descansaba una espada que emitía un maligno fulgor rojizo, con impías runas moviéndose fluidamente como si fueran sangre. Yesugei habría jurado ver un rostro sonriente en el arma, un rostro que se burlaba de él. Y sin embargo, lo más aterrador para él fue contemplar la hombrera del traidor, donde se veía, con toda claridad, el emblema de los Cicatrices Blancas.

“Estás despierto”, dijo el hereje. “Eso es bueno”.

Su voz era extrañamente serena, una voz impropia de una figura que exudaba violencia en cada célula de su ser. Todo en él era contradictorio. Todo era… caótico.

“Kublai”. El capitán leal escupió el nombre.

“Así es” respondió el traidor.

Al hacerlo, se despojó del yelmo. Yesugei había esperado encontrarse cara a cara con el rostro de una bestia abominable, pero, para su sorpresa y desesperación, la faz que le devolvió la mirada era prácticamente idéntica a la suya. La misma tonalidad de piel, los mismos ojos rasgados, incluso el bigote al estilo de los guerreros esteparios de Chogoris. La única diferencia entre él y el traidor era la runa blasfema que el segundo mostraba en su frente, la runa del dios de la guerra, marcada en sangre fresca. Yesugei tuvo la intuición de que la sangre de aquella herida no se coagulaba jamás.

“¿Dónde están mis hombres?”, preguntó el leal.

Por respuesta, Kublai señaló algo que se encontraba más allá, entre las sombras. Cuando Yesugei consiguió fijas la vista, descubrió que era un montículo de cráneos… los cráneos de sus soldados.

“Maldito hijo de puta…”

“Combatieron con valentía, y sus cráneos serán presentados ante el Trono de los Cráneos… no hay mayor honor para un guerrero”

“Eres un maldito traidor”

Kublai, que no había reaccionado ante el anterior insulto, se mostró sorprendentemente ofendido por el segundo. Se puso en pie con furia y cogió su espada, y Yesugei pensó que iba a morir, pero el hereje contuvo su furia en el último instante.

“Traidor…” siseó, con las palabras hirviendo en un mar de ira.

Yesugei no dijo nada.

“Eso te han contado de mí, ¿verdad? Por eso te mandaron a ejecutarme. Es curioso. Sería curioso que me mataras a para defender al maldito Emperador. Un traidor…”

Kublai empezó a caminar entre la penumbra. Yesugei creyó que estaba intentando calmarse, razonar. Sin duda, Kublai era un desequilibrado.

“Dime, ¿dónde estabas tú cuando Horus asaltó el Palacio de tu Emperador? No habías nacido siquiera. Ni tú, ni tu padre, ni el padre de tu padre. No sabes nada de aquello. Pero yo sí…”

Y, deteniendo en seco su errático caminar, Kublai fijó su mirada en el rostro de Yesugei.

“Yo estuve allí. Yo luché por el Emperador aquel día”

Aquella revelación consiguió que, en un recóndito rincón de la mente del capitán Yesugei, la curiosidad venciera al odio.

“Mientes”, fue lo único que acertó a decir.

Kublai rio con una risa ronca y aterradora.

“Ojalá. Pero no. Yo estuve allí. Lo recuerdo perfectamente. Horus y sus aliados asaltando Terra… el Khan lideró un contraataque para recuperar el espaciopuerto, y gracias a eso, los rebeldes no pudieron recibir más refuerzos. Recuerdo combatir a su lado y matar a mis hermanos en nombre del Emperador. Nosotros ganamos la batalla aquel día. Nosotros, los hijos del Khan, doblamos la mano de Horus. Y yo estuve entre ellos”

“Intentas confundirme. Un veterano de aquella batalla jamás traicionaría al Emperador”

“No lo hice… fue él quien nos traicionó”

“Cómo te atreves…”

“¿Cómo me atrevo?” el rugido de Kublai fue tan bestial que uno de los oídos de Yesugei comenzó a sangrar. “¿Qué sabes tú de eso? Cuando el Emperador ascendió a su Trono Dorado y dejó el Imperio en manos de burócratas y chupatintas, ¿acaso eso no fue una traición? ¿Sabes cómo recompensó a los que lucharon y murieron por él? ¡Con purgas, con acusaciones, con el escarnio! ¡Las legiones divididas, los marines sometidos a leguleyos que jamás han visto la sangre ni la guerra! ¡¡Esa fue la recompensa de tu Emperador!!”

Yesugei sintió la ira creciendo en su interior. Sintió un irrefrenable deseo de matar y mutilar. Quiso estar libre para poder destruir al traidor con sus manos desnudas… hasta que se dio cuenta de que sentía eso porque estaba siendo corrompido por el aura de pura rabia que emanaba de Kublai. Se obligó a serenarse, para no caer en su influjo demoníaco.

“El Imperio debía prevalecer”, dijo.

“El Imperio se convirtió exactamente en lo que Horus predijo. Él tenía razón. Así que, cuando me di cuenta de mi error, juré que lo enmendaría, y me uní a aquellos que sí aprecian a los auténticos guerreros”

“Los Devoradores de Mundos. Claro”

Kublai ignoró el tono sarcástico de su hermano biológico.

“Así es. Conocía a Vlad Khorgal desde la Gran Cruzada, y siempre lo había considerado un hermano. Cuando me mandaron a perseguirle, aproveché la oportunidad y me uní a él”

“¿Qué hiciste con tus hombres? Tú eras un sargento entonces. Tenías soldados a tu mando”

“Los que fueron fuertes se unieron a mí. Los que no, murieron”

Entonces, el hereje se acercó al leal, liberándole de sus ataduras.

“Te hago esta misma oferta a ti también. He cortado tus ataduras físicas, pero solo tú puedes hacer lo mismo con las de tu alma. Únete a nosotros y encontrarás la libertad, y podrás ser aquello que en realidad siempre has sido: un guerrero”

El capitán de los Cicatrices Blancas intentó ganar tiempo mientras la circulación volvía a sus miembros.

“Tú no eres como ellos, Kublai”

“No, no lo soy. Yo no tengo los clavos del carnicero. Eso hace que ellos sean… especiales”

Yesugei nunca supo si Kublai había dicho esa última palabra con un tono de compasión o de envidia. Poco importaba ya. La fuerza estaba volviendo a sus músculos, y se sentía capaz de matar al renegado y cumplir con su misión.

“Jamás me uniré a ti, traidor”

Kublai movió la cabeza en un gesto de decepción.

“Lo esperaba. Pero quería ofrecerte la oportunidad. Está bien, si esa es tu decisión…”

Kublai señaló un punto a su lado, en el que el capitán leal vio que se encontraba su propia espada de energía.

“Lucha”, terminó el hereje.

Fue entonces cuando Yesugei se dio cuenta por fin de que, durante todo el tiempo, el lugar en el que habían estado hablando era una arena de gladiadores.

4 comentarios:

  1. El Kublai este no tiene nada que hacer al lado de mi comisario... xdd

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    1. Creo que empiezas a sobrevalorar a tu comisario, por muy bisabuelo de Yarrick que sea xD

      En todo caso, pronto saldremos de dudas...

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  2. Buena crónica, pero sabes que Kublai está destinado a morir bajo mi espada némesis XD

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    1. ¡Gracias! Bueno, una muerte a espadazos es una buena muerte. Si tu caballero gris quiere venir a comprobar quién es mejor luchador, será un placer.

      Al final, lo importante es que corra la sangre!!

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