Saludos a todos, damas y caballeros.
Me había propuesto escribir un poco más en el blog este año, y la verdad es que voy bastante mal. El inicio del año está siendo intenso en actividades no frikis y, por tanto, me está dejando poco tiempo para actividades frikis. Pero aquí no hemos venido a quejarnos sino a hablar de moñecos y del vicio, y aunque sea con cuentagotas, mejor es poco que nada... sobre todo si ese poco se refiere a los goblins.
Buena parte de mi frikismo en los últimos meses del año pasado se dedicó a estos pequeños pielesverdes, de la misma forma en que a principios de año había estado dedicado a pielesverdes mayores y futuristas. Pinté los primeros 500 puntos de goblins nocturnos, le compré a Malvador un buen puñao más de ellos (¡¡zuficiente para konvertirnoz en kaudilloz!!) y después me sumergí por primera vez en la delirante experiencia de liderar un ejército goblin. Tengo que decir que fue una experiencia de lo más satisfactoria.
Mis 500 puntos de goblins estaban compuestos por lo siguiente:
- Ziknit el Inzenzato: chamán goblin nocturno, nivel 2, bákulo chorizador, anillo del fuego infernal.
- La peña de loz zarrapaztrozoz: 30 goblins nocturnos, lanzas, grupo de mando. Incluyen dos fanáticos.
- Loz imbézilez: 3 trolls con armas a dos manos
Por su parte, Broltimer trajo a estos individuos (literalmente 10 socios, como podéis ver)
- Blarf: matón con arma a dos manos
- 6 ogros toro con grupo de mando, arma de mano adicional
- 3 tripasduras
Desplegamos prácticamente sin ceremonia en una mesa que redujimos a 120x120, porque el tema tampoco daba más de sí, y Broltimer comenzó tras ganar la tirada.
"Kreo ke noz hemoz perdido"
Por mucho que le doliera, Ziknit no podía obviar que sus subordinados tenían razón. En su defensa, no era fácil perderse por las Tierras Yermas, un erial abominable donde apenas había accidentes naturales que pudieran servir de referencia, y el hecho de ir sobre la superficie no ayudaba en absoluto.
Y lo peor, pensó, no era que no tuviera ni puñetera idea de dónde estaban o hacia dónde ir, sino que tampoco lo sabía ninguno de sus asustadizos y birriosos seguidores. De ser así, al menos habría podido adueñarse de su idea y encontrar una solución. Pero ni siquiera esa suerte iba a tener.
"Eh, ¿ke ez ezo de allí?"
A Ziknit le costó fijarse en las formas que se veían a lo lejos. No estaba acostumbrado a tanto sol, y le dolía la cabeza por tener que caminar tanto tiempo bajo su luz. Pero las sombras que se veían eran amenazadoras y grandes... ¿de verdad podían tener la mala suerte de haberse perdido en territorio ogro? Sabía que eran una visión común en las Tierras Yermas, pero había contado con poder esquivarlos.
Su esperanza se desvaneció cuando las figuras se acercaron y se pudo comprobar que, efectivamente, eran ogros. Uno de ellos, el más brutal y feo, se adelantó. Llevaba varios cofres y bolsas que tintineaban con un ominoso sonido, y Ziknit pensó que la forma en que había obtenido semejantes riquezas probablemente no era la más limpia.
"¡Alto, pequeños pielesverdes! Estáis atravesando el territorio de mi señor. No nos opondremos a que lo hagáis... siempre que nos paguéis una compensación adecuada, claro"
Turno 1 ogros
No cogí ni foto porque lo único que hizo Broltimer fue lo único que podía hacer, que fue moverse pa alante a tope.
Turno 1 goblins
Yo también avancé, pero lo justo para soltar mis dos fanáticos contra esos toros que se me iban a echar encima. Desafortunadamente, solo uno consiguió alcanzarlos y además no pasó de causar más que una triste herida.
Para añadir infamia, los trolls fallaron su chequeo de estupidez (esperable) y mi magia no hizo gran cosa, con lo que tenía pinta de que el siguiente turno iba a ser duro...
Turno 2 ogros
Efectivamente, los ogros cargaron a tope, tripasduras contra trolls y toros contra los goblins.
No obstante, los segundos tuvieron que comerse unos cuantos impactos por el fanático. Lo mataron, pero a cambio sufrieron tantas heridas que fallaron el chequeo de pánico y huyeron... atravesando al segundo fanático en su huida y sufriendo más heridas todavía. Maravilloso giro de guion gracias a los chalaos empapados en cerveza de hongos. Para eso jugamos a Warhammer.
Por su parte, los tripasduras ganaron el combate a los trolls, pero no les persiguieron, prefiriendo en su lugar reorganizarse para ver de frente a los goblins y contando con que los trolls no se reagruparían.
Turno 2 goblins
El caso es que, contra todo pronóstico, los trolls se reagruparon. Probablemente ya no harían gran cosa en el resto de la partida, pero ahí estaban, sin saber muy bien por qué habían huido, de quién, o quiénes eran ellos mismos.
Después, reorganicé a los goblins para que se comieran la carga de los tripasduras y, en la fase de magia, conseguí matar a uno de ellos. Eso era suficiente para hacerles chequear por pánico, y el caso es que...
Definitivamente Broltimer no estaba teniendo el día con los chequeos de Liderazgo, y yo estaba teniendo en el segundo turno toda la suerte que no había tenido en el primero.
Lo único en lo que tuve mala suerte fue en que murió uno de los fanáticos, pero como podéis ver murió feliz.
Turno 3 ogros
Broltimer siempre recordará este día como el día en que no fue capaz de superar ni un solo chequeo de Liderazgo. Tanto es así que las dos tropas que huían se salieron de la mesa.
Y con eso, los goblins se adueñaron del campo de batalla teniendo que lamentar únicamente las bajas de un fanático y un troll. No se lo creían ni ellos.
"¡¡Y ni ze oz okurra volver!! ¡Mendigoz! ¡Ezkoria! ¡Bebe-zin-zed!"
Ziknit se sentía lleno de una euforia que solo podía proceder de la supervivencia contra todo pronóstico. La energía del Waagh inundaba su diminuto y desquiciado cerebro, porque estaba seguro de que iba a acabar su desafortunado peregrinaje por las Tierras Yermas en la panza de algún ogro, pero gracias a Morko (o quizá a Gorko) su magia había sido efectiva y los ogros habían decidido que era demasiado esfuerzo saquear a quienes, por otra parte, probablemente tampoco llevaban nada encima.
A su alrededor, los mismos goblins que antes le habían mirado con desconfianza lo hacían ahora con admiración e incluso cierto temor reverencial. Aquello era bueno, pues la posición de un goblin, aunque sea un chamán, siempre es más segura cuando los que le rodean empiezan a pensar que es mejor no tratar de meterse con él. El día había mejorado sustancialmente y de forma inesperada, y Ziknit se sentía invencible...
Pese a lo cual, seguía sin tener ni puñetera idea de dónde estaba ni hacia dónde debía ir
Resultado: tremendamente improbable victoria goblin
Jugar con goblins es jugar a tirar dados y que pasen cosas. Hay gente que no soporta eso y tiene que quitarle la animosidad a los pielesverdes porque les duele que en el momento de la verdad le fallen, o se frustran cuando los fanáticos dan marcha atrás y se estampan contra sus propias tropas, pero esa gente no comprende que Warhammer es una experiencia narrativa y, dentro de eso, los goblins son un ejército sublime. Me encantó la sensación de sencillamente sentarme y ver qué cohone pasaba sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo, y en este caso la cosa salió bien, como podía haber salido tremendamente mal. En cualquier caso, me lo habría pasado de lujo porque con goblins ni ganas tú ni pierdes tú. Lo importante son las risas.
Con esto dejamos aparcados a los pequeños pielesverdes. Dentro de nueve meses, cuando los días empiecen a acortarse y las hojas se vuelvan amarillas, volveremos a ver sus pequeñas capuchas puntiagudas dando vueltas por ahí, Dios mediante. Mientras tanto, procuraremos vivir el año de la forma en que mejor sepamos y podamos.
¡Hasta entonces!
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