miércoles, 24 de febrero de 2021

La Anabasis de Seadrake (I): Mousillon

Saludos a todos, damas y caballeros.

Cuando escribí qué esperaba hacer en 2021 en lo referido al hobby, dije que me gustaría redactar algún relato de una extensión superior a la normal. Algo parecido a lo que hice con "El Vigilante", el relato de mi desafortunada banda Delaque en Necromunda. Mi intención era centrar de nuevo este relato en el universo de Warhammer 40k, concretamente en mi paladín de Khorne, Vlad Khorgal. Pero, aunque no renuncio a hacerlo, otras circunstancias hicieron que lo comenzara ambientado en el mundo de Warhammer Fantasy.

Imagen más o menos fiel del mapa que debe seguir Seadrake

Y es que la campaña/escalada de este año, Muerte en el Bosque, tiene la particularidad de que mi líder corsario, Anleith Seadrake, tiene que llegar hasta Athel Loren. Loren está muy lejos de cualquier costa, y mientras planificábamos la entrada surgió un interesante debate respecto a cómo hacer que Seadrake pudiera llegar hasta allí sin morir en el camino. Una de las primeras ideas fue que se aliara temporalmente con los skaven para desembarcar cerca de Plagaskaven y recorrer los túneles de las montañas hasta llegar a Loren por el sur, pero finalmente se impuso que atravesaría Bretonia desembarcando en Mousillon y recorrería Bordeleaux y Quenelles hasta llegar a Loren, porque eso también nos permitiría ligarlo con el trasfondo de otra campaña que vamos sacando poco a poco entre ola y ola del coronavirus, Círculo de Hechicería.

Así que mi relato largo (o uno de ellos) de este año va a ser la travesía de Seadrake hasta alcanzar el reino mágico de sus primos Asrai. El nombre naturalmente viene de la obra de Jenofonte, con la que no solo guarda similitud en tanto que describe una expedición militar sino que de alguna forma me recuerda a Warhammer porque cuando la leí fue cuando sacaron el reglamento de la octava edición, que me gustó bastante. El cerebro a veces hace asociaciones de ideas muy particulares. 

Por último, decir que el tono de los relatos va a ser bastante de baja fantasía, intentando emular el carácter cínico y sucio del maestro William King. Algunos de mis personajes requieren un tono oscuro y siniestro, otros uno brillante y épico, pero Seadrake es un pirata elfo oscuro, así que lo que toca es eso.

MOUSILLON

Anleith Seadrake contempló la deforme silueta de la ciudad maldita de Mousillon en el horizonte. Los últimos rayos de sol brillaban lánguidos sobre las desvencijadas casuchas y el ominoso castillo, y multitud de luces comenzaban a encenderse entre sus calles, siniestros destellos parecidos a fuegos fatuos más que a lumbres honestas usadas por buenas gentes. Seadrake torció el gesto. Conocía bastantes cosas sobre esa ciudad, quizá más que la mayoría de sus habitantes, y sabía que, llegados a cierto punto, ni siquiera la luz podía detener a las abominaciones que moraban en los rincones más apartados y oscuros de la ciudad, esperando su momento en los sótanos, en las alcantarillas, en los cementerios…

Por suerte para él, aquello no era su problema.



Su navío, el Dragón de Ébano, se encontraba ya cerca de la ciudad. Aquella noche echarían el ancla y terminarían el recorrido con las primeras luces del alba, pues no era prudente navegar en esas aguas de noche, ni siquiera para un druchii. Y después comenzaría el que sí era su problema: atravesar Bretonia sin despertar demasiadas sospechas hasta llegar al linde mismo de Athel Loren. Sonrió con desgana, recordando las palabras que una vez le había escuchado pronunciar a un anciano erudito al borde de la demencia:

“Esto no es cosa menor. Dicho de otra forma, es cosa mayor”.

Hizo llamar a su lado en el castillo de popa a los dos lugartenientes de su expedición: Urian Darksword, Kevoluth Voidwalker,  y Gorwen, la Dama del Terror. Cuando llegaron, se reunieron en torno a un mapa de Bretonia.

Urian era el noble que Karond Kar le había encasquetado a cambio de una compañía de lanceros de la ciudad que le apoyara en su misión, sustituyendo a Veron Dremori, a quien Seadrake había abandonado no hacía mucho en una isla de Norsca en medio de un enfurecido ataque de seguidores del dios de la sangre. Había salido ganando con el cambio, dado que, así como Dremori era un completo tarado, Urian era un soldado algo más razonable. Su principal defecto era su carencia de imaginación, pero eso a Seadrake no le preocupaba: él tenía de sobra.

Kevoluth era un ser misterioso, un elfo que amaba y respetaba las palabras hasta el punto de no pronunciar ninguna salvo que fuera absolutamente necesario. El Rey Brujo en persona había sugerido que acompañara la expedición de Seadrake, algo a lo que el corsario naturalmente no se había opuesto, y respecto a lo que Kevoluth ni siquiera se había pronunciado. Volaba un maravilloso ejemplar de pegaso negro, algo que podría ser útil para realizar labores de exploración en caso de que su jinete fuera capaz de contar después qué había visto. Para Seadrake resultaba evidente que su acompañante tenía algún propósito secreto, de la misma forma que también era obvio que no sabría cuál era ni aunque le torturara. Mientras no interfirieran en los suyos, estaba dispuesto a tolerarlo.

Por último, la conocida como Dama del Terror era una hechicera bastante capaz, algo que sin ninguna duda podría ser útil para el corsario cuando se adentraran en el ambiente saturado de magia de Athel Loren. Y, sin embargo, era la persona a la que Seadrake más odiaba, por una razón muy simple: era su hermana. Al mencionar que necesitaba una hechicera para su expedición, Morathi había decidido que fuera ella, algo que solo podía responder al perverso deseo, clásico entre la primera de las hechiceras, de joder.


“De acuerdo. Repasemos el camino”, dijo Seadrake a la congregación reunida en torno a él, a la que se había unido el oficial al mando de los temibles Guardias Negros, mientras desenrollaba el mapa.

“Fondearemos en Mousillon. Nuestro barco no llamará la atención allí, tienen cosas más importantes de las que preocuparse. Evidentemente, dejaremos una cierta guarnición”

Un esclavo se acercó, trayendo unas copas de vino negro y fuertemente especiado. Seadrake dio un sorbo a su copa y prosiguió.

“Una vez hecho eso, atravesaremos Bordeleaux en dirección al bosque de Châlons. Abandonar Mousillon no debería ser difícil, pero hasta que alcancemos el bosque tardaremos al menos una semana. Es la parte más complicada del viaje”

“Será un milagro que atravesemos tanto terreno sin ser descubiertos”, intervino Urian.

“Así es. Motivo por el que iremos disfrazados. Tenemos muchos uniformes saqueados de nuestros queridos primos de Ulthuan. Nos vestiremos como ellos y nos haremos pasar por aliados de los bretonianos”

Miró a los presentes. Urian sonrió, impresionado por una idea que a él jamás se le habría ocurrido. El capitán de la Guardia Negra mostró su repulsa, pero no se opuso. Kevoluth mantuvo su habitual expresión carente de emoción alguna, y Gorwen… ella ya lo sabía de antemano, pese a lo que no dejó escapar la oportunidad de torcer su bella boquita en un evidente gesto de fastidio.

“Aunque sean aliados” dijo el capitán de la Guardia Negra “no creo que los bretonianos nos dejen atravesar su territorio con un ejército así como así. Necesitarán, al menos, un motivo”

“Cierto. Y lo tenemos. En estos momentos, Chantal está librando una campaña por el control de un santuario asur en Quenelles. Es una feliz coincidencia que sea cerca del lugar al que nos dirigimos. Los bretonianos están enterados de esto, pues tengo entendido que uno de sus nobles, un tal Sir Sedentor, está ayudando a nuestros bienintencionados primos. Si alguien nos pide explicaciones, les diremos que nos encaminamos hacia allá”

El capitán de la Guardia Negra asintió, satisfecho por la explicación.

“Después de eso” prosiguió el corsario “llegaremos al bosque de Châlons. Esto nos retrasará, pero es mejor que los bretonianos nos pierdan de vista. Mi intención es atravesar el bosque hasta encontrar los Túmulos de Cuileux”


En ese momento, Kevoluth decidió hablar, por primera vez en varios días.

“¿Por qué?”

Seadrake ya se había acostumbrado al peculiar modo de expresarse de aquel tipo, entendiendo que la pregunta real era “¿Por qué quieres seguir el bosque hasta llegar a los túmulos cuando podríamos abandonarlo cruzando el Morceaux por el sur?”

“Es muy probable que haya cosas que merezca la pena saquear en esos túmulos. Tesoros, armas hechizadas… seguramente haya que enfrentarse a algún tumulario, pero podremos con ellos, y aumentaremos el botín”

“Hermano” intervino Gorwen, casi escupiendo la palabra, “¿por qué las montañas al lado de esos túmulos se llaman El Cerro del Orco?”

Seadrake miró a la hechicera con fastidio, suspiró, y replicó:

“Porque hay orcos”

“¿Y no te parece que, si hay orcos, es probable que nos encontremos con orcos?”

El Capitán de la Guardia negra miró a Seadrake inquisitivamente. El corsario supo que el representante de Malekith empezaba a pensar que su plan era demasiado arriesgado.

“Louen Mataorcos hizo una gran limpieza de pielesverdes, como su nombre indica. No han pasado ni treinta años de eso, así que no creo que haya problema. En todo caso, nos mantendremos alejados. No pensaba atravesar el Cerro del Orco. Solo bordearlo”

Seadrake vio que el capitán de la Guardia Negra asentía, conforme. Su hermana no lo hizo, pero su opinión le importaba una mierda.

“Tras eso, abandonaremos el bosque, ya en Quenelles. Concretamente estaremos en el norte del ducado. No creo que nadie nos moleste allí, pues están demasiado ocupados en la guerra con Chantal…”

La pausa que hizo se debió a que empezó a considerar si no valdría la pena desviarse hacia allá y vender a su hermana a la nigromante. Estaba seguro de que pagaría un buen precio por una preciosa hechicera elfa, y su hermana sabría lo que es el dolor. Desafortunadamente, la necesitaba.

“… No nos debería llevar mucho tiempo acercarnos a Athel Loren. Modryn está al sur, así que bordearemos el bosque a una distancia prudencial hasta llegar al Brienne. Y una vez allí, cogeremos la gema”

Parte II

2 comentarios:

  1. Esperando con interés la siguiente entrega de esta Anábasis particular. Recuerdo cuando estuvimos discutiendo cómo explicar la llegada a Athel Loren de Seadrake, viendo qué ruta era más creíble (o mejor dicho, menos increíble).

    Por cierto, navegar el Brienne río arriba tampoco era factible, ya que sospecho que en Quenelles es más complicado fondear un Arca Negra sin llamar la atención que en Mousillon. xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, en todo caso Seadrake no creo que navegue en un arca negra, se supone que eso son cosas ya bastante potentes. Y aunque así fuera tampoco creo que pudiera navegar en un río... ya tendría que ser profundo!!

      Pero igualmente, un navío elfo oscuro navegando río arriba, incluso sin ser un arca negra, sería muy cantoso xD

      Eliminar