Saludos a todos, damas y caballeros.
El Proyecto Imperio, el que me propuse hace año y pico para retomar a mi querido ejército imperial para Fantasy (y que Clavy me ha copiado en su versión de 40k) avanza bastante bien tras un inicio duro, en el que tardé un año para pintar los primeros 500 puntos. Culpa mía por haber sido tan insensato de poner esos 500 puntos en 50 miniaturas, de las que 49 llevaban uniforme negro y amarillo, dos colores, como todos sabéis, muy fáciles de pintar.
Por suerte, los siguientes 500 puntos son más sencillos, y los tengo prácticamente terminados: de 10 arqueros halflings, olla caliente, 5 caballeros, cañón y retocar un hechicero, ya solo me falta un caballero, el cañón y el hechicero (que está pintado, solo tengo que actualizarlo). Y la tercera sección son simplemente unos grandes espaderos y el comandante, con lo que con un pincel seco metalizado ya tendré hecho el 90% del trabajo. No va a estar ni de casualidad a la altura de otros maravillosos imperiales que se pasean por la red como éstos, éstos o éstos, entre muchos otros, pero bueno, al menos estarán pintados.
Mi intención era traer esta entrada cuando tuviera pintada toda la segunda sección, pero eso se va a retrasar un poco todavía, por lo que os mostraré al menos a los caballeros y os comentaré los planes que he anticipado en las entradas sobre el Camino Imperial.
Caballeros del Oso Negro
Como dije en esta entrada, tenía claro que iba a haber caballeros en mi ejército imperial. A nivel de juego, el Imperio es mi ejército preferido porque es el único con el que puedo satisfacer simultáneamente dos grandes fetichismos: una carga de caballería gloriosa estilo Sobieski en Viena o los Campos de Pelennor, y la destrucción total del enemigo mediante la concentración de artillería. Curiosamente, ambos los podré satisfacer en esta segunda sección, aunque sea de forma modesta, con un único cañón y cinco caballeros. Pero es un comienzo hasta llegar a los cincuenta caballeros y quince cañones, todo se andará.
Tanto Reforged como sexta edición permiten personalizar las órdenes de caballería, y yo estuve pensando cuál hacer. El Trasfondo del ejército, siendo de Averland y de una familia adoradora de la diosa Myrmidia, parecía llevar a los caballeros del Sol Llameante como elección inevitable. En el pasado había usado a los caballeros negros de Morr y los caballeros de la Sangre de Sigmar, todos ellos muy devotos. Y, sin embargo, cuando se me cruzaron por delante los caballeros del Oso Negro ni lo dudé.
Una mañana cualquiera en el mercado de Wurtbad |
Su carácter menos devoto y más borrachuzo no solo encaja con lo que sería el noble promedio del Renacimiento y algo más propio a un ejército estatal como pretendo hacer (en encarnaciones anteriores había usado ejércitos de temática cruzada), sino que me gusta más para representar lo que son: humanos en un mundo hostil, sin más apoyo que el de sus poderosos cojonazos. Éstos no son los niños mimados de una elfa que cargan en cuña hacia un combate con un +17 de resolución. Son hombres sacrificados que cargan hacia la muerte de la misma forma en que han vivido: sin miedo, sabiendo que su vida es corta y que les habría gustado beber más vino, pero su hora ha llegado, y morir lanza en mano es una buena forma de morir.
A efectos de juego, en Reforged voy a reflejarlos como caballeros del Corazón Llameante: su odio a los pielesverdes encaja bien con una orden local de Averland y que por tanto se habrá enfrentado a los orcos en incontables ocasiones, mientras que el hecho de poder repetir uno de los dados de carga creo que refleja bien su furia etílica. No os puedo mostrar a todos porque me falta por pintar el portaestandarte y no sé muy bien qué hacer con él. Y aunque sean solo cinco y no den para una carga particularmente épica, estoy seguro de que harán cosas dignas de ser recordadas (aunque no necesariamente buenas, vaya usted a saber por dónde salen)
El maestre al mando de la unidad, llamado Stefan Effemberg. A ver quién sabe decirme de dónde sale ese nombre. |
La Liga Católica
Como también he dicho en alguna ocasión, una de las razones por las que el Imperio es mi ejército más querido es su estética, que es principalmente renacentista, siendo el Renacimiento mi época histórica preferida. Eso se deja ver en el Trasfondo de la familia que va a liderar a mis tropas, los Wallenstein: he intentado reflejar el que podría ser el Trasfondo propio de una familia noble típica en el Renacimiento, repartida por distintos Reinos. Los Wallenstein son imperiales, pero tienen ramas en Estalia y Tilea, de la misma forma que una familia del Sacro Imperio podía perfectamente tener posesiones/ramas en Castilla y alguna de las miles de repúblicas italianas. Los Habsburgo, sin ir más lejos (más o menos).
En algún momento me inventaré un escenario para representar la Batalla de Mühlberg |
Con lo que ahí tenemos una conexión con Estalia y Tilea. Adicionalmente a esto, uno de los proyectos del hobby más importantes en los que estoy involucrado en estos momentos, al menos en Fantasy, es el de las Regiones Devastadas. Naturalmente quiero que el Imperio aparezca por ahí, pero tenía un problema narrativo: las campañas que hacemos en las Regiones Devastadas están ambientadas en la década de 2020 del mundo de Warhammer Fantasy, años en los que el Imperio estaba desangrándose en la lucha contra los Von Carstein (la Primera Guerra de los Vampiros duró desde 2010 hasta 2050), por lo que no tiene mucho sentido que mandaran un ejército a una zona del mundo que no deja de ser insignificante mientras en su propia tierra se está librando una lucha existencial espantosa.
La solución narrativa vino del carácter cosmopolita de la familia Wallenstein: los imperiales no iban a ir a los Reinos Fronterizos, pero quizá otros de la rama estaliana o tileana sí. Es más, tenía sentido que lo hicieran, precisamente para poder ayudar al Imperio en su lucha contra los Von Carstein. Ahí fue donde surgió toda la idea del Camino Imperial como justificación de la presencia de los Wallenstein en las Regiones Devastadas, donde Dante Wallenstein, de la rama tileana de la familia y castellano de la Fortaleza de la Luz Perpetua, defendería el último paso del camino que transportaría ejércitos desde Estalia y Tilea para luchar contra los Von Carstein.
Y entonces fue cuando tuve una epifanía: ¿por qué no hacer un 2x1 y aprovechar para hacer un ejército de Estalia y Tilea, esto es, de mercenarios?
Cómo resistirme, con lo que me gusta Dave Gallagher |
Cuanto más lo pensaba, más me daba cuenta de que la idea tenía varios puntos a favor: en primer lugar, el ejército mercenario tiene un carisma brutal. Incluso aunque en este caso quizá no fueran mercenarios en sentido estricto, sino ejércitos estalianos/tileanos, sigue siendo precioso. En segundo lugar, los mercenarios reflejan incluso mejor que el Imperio una idea que me encanta, que es la de un ejército multirracial compuesto por todas o casi todas las razas defensoras del Bien enfrentándose a la Oscuridad, un rollo muy Tolkien y en cierta forma muy renacentista, con ejércitos compuestos por españoles, italianos, valones, irlandeses... (en este caso más multinacional o multicultural que multirracial, pero nos entendemos). Y, en tercer lugar, los mercenarios también tienen una estética de corte renacentista, hasta el punto de que las miniaturas imperiales y mercenarias son en cierta medida intercambiables, como vimos con el espectacular ejército mercenario de Chernov. Si a eso se suma que ya de base pensaba comprar unidades mercenarias para representar algunas imperiales y de esa forma reforzar una estética un poco más sureña en mi ejército imperial (sin ir más lejos hace nada le compré unos Miragliano al propio Chernov para hacer de ballesteros), ni siquiera tendría que alterar mi plan de compras para el Imperio.
En resumen, la idea es hacer unos pequeños ajustes para, con un par de personajes/unidades diferentes, poder utilizar mi ejército imperial tanto como tal como en forma de ejército mercenario/tileano/estaliano cuando la situación narrativa lo aconseje o sencillamente cuando tenga ganas de probar cosas nuevas. Paradójicamente, la única unidad (de las importantes, al menos) que no puede trasladarse directamente de mercenarios a Imperio es precisamente la más icónica de los primeros, los piqueros, los cuales tendría que comprar expresamente para un ejército mercenario. Pero siempre he amado intensamente a la Legión Perdida de Pizarro Pirazzo, por lo que ésta es una excusa tan buena como cualquier otra para hacerme con ellos.
Lo más parecido que se puede encontrar a un Tercio |
Así que esta es la deriva que mantendré con el Imperio, al menos en lo que afecte a las Regiones Devastadas, donde, dado el carácter tileano de mi general, estará más justificado. Os iré informando de los avances según los haya.
Hasta entonces!!
Va avanzando bien este proyecto. Como siempre todo lo que sirva para personalizar un ejército tiene mi completo apoyo, así que solo puedo animarte a continuar esperando ver pronto esos imperiales/mercenarios sobre la mesa.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Por supuesto, pronto aparecerán, Dios mediante. El Imperio fue mi primer amor warhammeril y eso siempre marca. Todo lo que he hecho desde que me reincorporé al hobby hace ocho años ha sido solo la preparación para el momento en que los estandartes del Emperador vuelvan a agitarse al viento!!
EliminarSigmar Vincit! Sigmar Regnat! Sigmar Imperat!
A mi tmb me chiflan los caballeros del oso negro!!! Y no te engañes, 5 caballeros pueden dar un buen disgusto con una buena mano!
ResponderEliminarMe gusta mucho como planteas el ejército y como encadenas ideas. Desde luego que en el troglablog sabéis cómo se hacen las cosas.
Larga vida al viejo Imperio!!!
¡Muchas gracias! ¡Y larga vida al viejo Imperio!
EliminarLos caballeros del oso negro son unos fenómenos. En cierta forma me recuerdan al tratamiento que recibieron los caballeros del Lobo Blanco en la novela de los Martillos de Ulric: no son seres angelicales como los caballeros del Grial, no son cruzados ni justicieros, sino gente con muchos defectos y debilidades pero que, llegados el momento, saben sobreponerse a esos defectos y debilidades para hacer lo correcto.
Y eso con resaca y todo. Que cualquier persona cuya edad supere los veinticinco años sabe que ahí es donde está el heroísmo de los caballeros del Oso Negro: son capaces de ir a la batalla con resaca xD
Me sorprendéis cada vez que os leo "hilar" el trasfondo con vuestros proyectos y miniaturas. Es una pasada, y viendo todo lo que aporta a la coherencia del ejército, he de decir que me voy a plantear muy seriamente dedicarle ese cuidado al mío. Me han encantado los caballeros del oso ;) Saludos!
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Ya sabes, siempre se ha dicho que este hobby es en realidad varios hobbies: coleccionismo, pintura, narrativa, juego... Nosotros por lo general hemos sido siempre unos enfermos del Trasfondo. Incluso cuando jugábamos con proxies abominables, en el suelo y usando cajas como colinas, ya entonces nos flipábamos terriblemente con las historias que creábamos. En los últimos años hemos empezado a cuidar un poco más el tema de pintura, mesa y tal, pero las historias han estado ahí desde el principio.
EliminarDe hecho, estos días Fornidson va a ir completando la saga de Trifón, que yo creo que es el experimento narrativo más molón que hemos hecho nunca: un tipo que empezó como simple luchador del Pozo en Mordheim y que fue evolucionando hasta convertirse en todo un señor del Caos. Todo ello a lo largo de varias campañas con sus correspondientes tiradas y demás (le inventamos un minijuego a ver si se convertía al Caos). Seguro que te mola también.
Y será un placer leer lo que escribas de tus imperiales!
Otro tarado del trasfondo y la lógica interna de su ejército... Me encanta jajaja Me has pasado ampliamente por la derecha en cuanto a coherencia en la formación del ejercito. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Totalmente, como le he dicho a Herrero del Reik, eso lo llevamos haciendo desde el inicio, hace veinte años. Es más, el Troglablog lo creamos fundamentalmente como repositorio para esas historias, las que ya teníamos y las que están por venir. Un poco como tu blog de hecho. Y de pasar por la derecha nada, el tuyo está bien currado también!!
EliminarAcabo de darme cuenta de una cosa muy interesante (que igual tú ya habías notado): la costumbre de perseguir halflings no fue abolida hasta siglos después de la ambientación en la que normalmente situamos nuestras partidas... ;)
ResponderEliminarBienvenidos esos Wallenstein a las Regiones Devastadas, creo que van a encontrar bastante animación por allí en estos momentos.
Jajajajajajajajajajajaja... oh sí, sí que me he fijado xD
EliminarRealmente los Wallenstein los hice teniendo en mente el Trasfondo "actual" de Warhammer, el siglo XVI. Dicho lo cual, efectivamente en las Regiones Devastadas estamos en el siglo XXI, y eso significa que no puedo meter hechiceros... ¡pero puedo apalizar halflings!
Creo que te ha bailado una "X". Pobres halflings, les ha tocado vivir tiempos duros en las Regiones Devastadas. Por suerte para ellos el noble pueblo múridin es muy hospitalario, seguro que les pueden encontrar un sitio.
EliminarCierto, siglo XXVI!! Y de esos hombres rata que hablas... Siguen siendo hombres rata. ¡A la hoguera!
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