miércoles, 20 de julio de 2022

Sir Sedentor vs Khornelissen: introducción

Saludos a todos, damas y caballeros.

Hace más de un año que publicamos este relato, que suponía la culminación del duelo entre Trifón y Khornelissen en un duelo absolutamente heroico en que ambos se mataron a la vez... aunque, narrativamente, ambos sobrevivieron. La razón de ello es que la muerte de Trifón ya estaba predeterminada, pues encontró su final en el asedio de Praag, en la Gran Guerra contra el Caos. No obstante, no sucedía así con Khornelissen, cuyo destino era incierto.

Es por ello que, inspirado por el auténtico pepino de combate que se había vivido entre los dos señores del Caos, se me ocurrió plantear un desafío en que retara a ilustres héroes de mis colegas en un duelo a muerte: aquel que ganara el duelo individual, mataría, narrativamente, al otro. Khornelissen ya ha servido a su propósito, que originalmente era dar mayor gloria a Trifón, y de hecho acabó desarrollando una vida propia que fue más allá. Y, como buen guerrero de Khorne, la forma adecuada de morir es mediante un buen combate contra un héroe (o villano) a su altura.

Muchos han sido los campeones que se han alzado para reclamar la cabeza del Caballero Caído de Bretonia, y el primero de ellos, en un acto poético, ha sido un bretoniano: Sir Sedentor, campeón de nuestro colega Sedeño y veterano de incontables batallas y campañas, incluyendo ésta (todavía inconclusa). Pronto colgaré la batalla en que veréis quién de los dos bretonianos se impuso al otro, pero de momento os dejo con el relato presentando la batalla. Espero que os guste.

INTRODUCCIÓN AL DUELO ENTRE SIR SEDENTOR Y KHORNELISSEN

En el año 2300 del Calendario Imperial, la mayoría de los nobles de Bretonia estaban ocupados en la guerra contra Mousillon, una vez revelada la traición de Maldred y Malfleur en lo que sería conocido como el asunto del Falso Grial. Un efecto colateral que estaba teniendo tal guerra es que las incursiones de saqueadores nórdicos, cada vez más frecuentes como consecuencia de la agitación que se vivía en el Norte por el alzamiento de Asavar Kul, encontraban poca oposición. En cualquier caso, esas incursiones normalmente se limitaban a asentamientos situados en la costa, y una vez completado su saqueo, los piratas nórdicos volvían a sus tierras a bordo de sus drakkars.

Pero una de las expediciones no se quedó en la costa, sino que penetró en territorio bretoniano.

Pese a encontrarse enfrascado en el asedio de Mousillon, el Rey de Bretonia era puntualmente informado de lo que sucedía en otras partes del Reino, y sufría viendo tantas incursiones que no podían ser detenidas. La traición de Maldred debía ser castigada por atreverse a desafiar todo el sistema de creencias bretoniano, pero no veía el momento de acabar con el interminable asedio y defender sus zonas costeras. De entre las muchas incursiones de las que tuvo noticia, no le llamó la atención una que se había producido en las inmediaciones de L´Anguille. No obstante, en los días posteriores los informes de sus exploradores se volvieron más preocupantes: esa incursión no se había retirado como las demás, sino que había penetrado en territorio bretoniano y había cruzado el río Sannez, aparentemente en dirección al bosque de Arden. Según sus exploradores, el ejército invasor era pequeño, pero estaba formado por asesinos consumados y acorazados capaces de enfrentarse a una hueste mucho mayor y salir victoriosa.

El Rey, temiendo que aquellos adoradores del Caos llegaran al bosque de Arden y se aliaran con las tribus de hombres bestia que sabía que vivían en la espesura, mandó a los pocos caballeros de los que pudo prescindir a que interceptaran a tal ejército y mataran a su caudillo antes de que penetrara todavía más en territorio bretoniano. Sabía que, si no era detenido, los estragos que podía causar serían enormes con casi todo el poderío militar bretoniano centrado en el asedio de Mousillon.

Uno de los hombres escogidos por el Rey fue Sir Sedentor, un noble caballero del Grial de Quenelles y una gran leyenda de su pueblo. En su larga vida, propiciada por el don que la Dama le había concedido al darle de beber el Grial, el santo caballero de Quenelles se había enfrentado a innumerables enemigos, desde los pielesverdes que infectaban el Cerro del Orco a incursores elfos venidos de allende los mares, a brutales hombres bestia y hediondos skaven. Se había ganado el respeto de sus caballeros tras comandarles siempre en primera línea de batalla y haber repelido cualquier amenaza a la que se hubieran enfrentado, trayendo la gloria y la paz a su pueblo. Sin embargo, su gran enemigo eran los no muertos, a quienes odiaba profundamente tras haberse enfrentado a la maligna nigromante Chantal setenta años antes. Dado que sabía que Mousillon estaba llena de esas abominaciones, Sir Sedentor lamentó verse alejado del combate pero, como buen caballero que era, acató la decisión de su señor y se dirigió al bosque de Arden.

Tras una semana de marcha, su mesnada alcanzó el linde del siniestro bosque. Esa noche, el puro Sir Sedentor se vio acosado por terribles visiones, y sus gritos de furia resonaron por todo el campamento mientras su mente se veía asediada por horribles imágenes en sus sueños. Los miembros de su ejército consideraron esto como un signo ominoso, pero su miedo desapareció cuando, al amanecer, Sir Sedentor emergió de su tienda con la determinación ardiendo en su mirada, llena de santa ira.

Pues las visiones habían sido concedidas por la Dama del Lago, quien le había mostrado no solo hacia dónde se dirigía el ejército enemigo, sino quién lo lideraba y cuál era su objetivo: la hueste estaba al mando nada menos que de Martin Khornelissen, el traidor caballero de Artois que varios siglos antes había renunciado a sus votos y se había unido al Caos. Su conversión había tenido lugar en un pequeño pueblo del ducado, situado en el interior del bosque, donde unos cultistas liderados por una campesina habían masacrado a todos los habitantes y habían dado de beber al por entonces caballero andante del cáliz con la sangre derramada de los inocentes campesinos. Ahora, Khornelissen estaba volviendo al origen, al lugar donde se había convertido en la monstruosidad que era.

Efectivamente, el caballero caído había decidido que, antes de unirse a la hueste de Asavar Kul, volvería a aquel pueblo y depositaría el cráneo de Veronique, la cultista que le había dado de beber del cáliz y a quien él mismo había dado muerte tras huir en la batalla contra Trifón, en lo alto de la montaña de cráneos que ella misma había creado cuatrocientos años antes cuando masacró a todos sus vecinos. En la torturada mente de Khornelissen, aquello representaba un entierro adecuado para quien había sido su consorte en la matanza.

Khornelissen encontró el pueblo tal como lo había dejado, pues no solo era una localización aislada sino que, tras la masacre causada por Veronique, se extendió la fama de que era un lugar maldito, y era siempre evitado por todas las personas de bien. No obstante, grande fue su sorpresa cuando encontró un ejército bretoniano esperándole: inspirado por la visión de la Dama, Sir Sedentor había llegado al lugar y estaba dispuesto a eliminar la mancha que Khornelissen suponía en el honor de Bretonia atravesando su impío corazón.

2 comentarios:

  1. Vosotros SÍ que sabéis cómo se juega a ésto.... Chapeau!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias!

      A esto se juega... ¡¡¡cosechando sangre y cráneos!!!

      Eliminar