Saludos a todos
La entrada de hoy sirve al
propósito de ordenar un poco mejor la historia y evolución de Trifón además de
añadir algunos detalles sobre su origen (en términos de creación de personaje,
no en términos narrativos, ya que ya hay un relato al respecto). Para ello haré un resumen de cómo Trifón ha llegado a donde está y qué acontecimientos a nivel de juego (campañas en las que ha participado, batallas, desafíos...) han ido dando forma a este personaje. Por último voy a dejar varios enlaces a relatos en los que aparece y que sirven para narrar acontecimientos en su vida que, o bien se han dado durante el juego y que sirven para explicarlos mejor, o bien que corresponden a otros momentos de su vida que no pueden darse sobre el tablero (como por ejemplo, su origen).
Entrando ya en materia, la evolución de Trifón es, desde mi opinión, bastante curiosa. Comenzó, como ya he contado varias veces, como jefe de mi banda de luchadores del Pozo de Mordheim, durante la Primera Era, pero ha acabado convertido en nada menos que en el general de mi ejército del Caos en Fantasy (poca broma ese cambio). Esto se ha notado también un poco desde un punto de vista narrativo, ya que originalmente el tono que le daba a mi banda de luchadores del Pozo era ligeramente humorístico (aunque sin llegar a tanto como hicimos casi todos los miembros del Troglablog en la Segunda Era), pero según vi que Trifón iba ganando más y más importancia y que aquello en lo que se estaba convirtiendo no era ninguna tontería, pasé a darle un enfoque algo más "serio".
Y es que alguien como él se merecía cierta seriedad |
Esta evolución del personaje, de esclavo a señor del Caos, no fue premeditada, sino que surgió espontáneamente según íbamos jugando la campaña de Mordheim. En la Primera Era yo comencé jugando con una banda de Marienburgo. Sin embargo, un día cuando apenas llevábamos unas pocas partidas todavía, mis niños mimados de la Ciudad del Oro se iban a encontrar en clara desventaja numérica, ya que se iban a enfrentar ellos solos a los estalianos y árabes de Soter. Decidimos que lo más adecuado para nivelar la escaramuza sería que yo llevara una segunda banda creada desde cero. Buscando cuál podría ser trasfóndicamente la que mejor haría esa función me topé con la de luchadores del Pozo, y pensé que encajaría perfectamente. Total, no serían más que unos brutos contratados por los ricos pijos de Marienburgo para ayudarlos.
Curiosamente, en un momento de esa partida mi banda de marienburgueses tuvo que efectuar un chequeo de retirada, fallándolo miserablemente a la primera y dejando solos a los gladiadores. Sinceramente no recuerdo qué pasó después en la batalla, pero sí que me puse a considerar lo que estarían pensando los gladiadores en esos momentos. Habían sido llevados a un enfrentamiento que realmente no querían, solo bajo la promesa de una generosa paga después, para que luego a las primeras de cambio su contratista los abandonara (y desde luego sin rastro alguno del oro prometido), dejándolos vendidos y superados en número por unos enemigos que no dejaban de dispararles y perseguirlos entre las ruinas de la ciudad. Así que llevado un poco por esa imagen y por cómo se habían desenvuelto en la escaramuza, y por el hecho de que ya había jugado con marienburgueses en el pasado, decidí continuar el resto de la campaña con esta nueva banda. Además, narrativamente tenía bastante encanto, ya que podría usarla para reflejar a aquellos afortunados que habían sobrevivido al cometa pero para los que la vida había dado un giro de 180º. Afortunadamente para estos gladiadores este giro había sido positivo, ya que de un día para otro se habían visto libres de una vida de esclavitud (normalmente añadiría también que de una vida de violencia y muerte, pero dado que se iban a quedar en Mordheim no iban a notar apenas ningún cambio en ese aspecto).
En cuanto al nombre del líder, una banda de gladiadores fugitivos tenía claras reminiscencias a la revuelta de Espartaco, pero simplemente adoptar ese nombre iba a ser demasiado vago y poco original. De modo que decidí tomar el nombre no del líder de la tercera guerra servil, sino del de la segunda (del que tampoco es que se sepa gran cosa, más allá de que se rebeló también en la primera y en la segunda adoptó el nombre de Trifón). Ese nombre me resultó perfecto: a diferencia de Espartaco era poco conocido (por no decir nada conocido), sonoramente tenía gancho (creo), y seguía conservando la relación con las revueltas de esclavos.
Más adelante, Malvador y yo acabamos uniendo fuerzas en dicha campaña, y mis gladiadores se unieron a sus norses adoradores de Shornaal (Slaanesh). En algún momento, por un golpe de inspiración a alguien se le ocurrió (sinceramente no recuerdo a quién y es irrelevante, dejémoslo en que fue "sabiduría de la Mente Enjambre" que a veces compartimos los miembros del Troglablog) la idea de que una colaboración tan estrecha entre unos y otros pudiera acabar haciendo que Trifón se volviera caótico. Narrativamente la idea era muy rica, ya que daba pie a una historia muy interesante, así como a un desarrollo personal de Trifón totalmente inesperado. Y en reglas de juego fue fácil crear una tabla de "puntos de condenación" que reflejara cómo Trifón se iba convirtiendo al Caos poco a poco (y para la que me inspiré mucho en una cita que aparece en uno de los relatos del reglamento y que siempre me ha encantado: "uno no salta a la condenación, uno camina hacia allí paso a paso"). Al final acabé haciendo cuatro tablas, una para cada dios, las cuales iban acumulando puntos con determinadas acciones que lo acercaban más y más a ese dios en concreto. Así, en el momento en que Trifón alcanzara en una tabla un número de puntos de condenación igual al número sagrado de ese dios debería efectuar un chequeo de liderazgo con un penalizador de -1D3. En caso de superarlo seguiría íntegro (pero con posibilidad de que otro dios lo tentara más adelante), pero de fallarlo, ese dios habría llamado su atención y el proceso terminaría. Desde entonces Trifón tendría la regla "el Ojo de los Dioses" de la lista de norses y podría intentar obtener la marca siguiendo el proceso descrito en esa banda.
Obviamente era más fácil que
Slaanesh fuera el vencedor, ya que aparte de requerir menos puntos de
condenación para efectuar el chequeo (es lo que tiene que el número sagrado de
Slaanesh sea el 6), algunas formas de ganarlos eran más sencillas. Por ejemplo,
solo por participar en escaramuzas junto con los norses ya obtenía uno, pero otras
formas de ganarlos eran humillar a enemigos derrotados causándoles el resultado
de horribles cicatrices de la tabla de heridas o simplemente tomando drogas en
alguna batalla. Otros dioses como Tzeentch lo tenían bastante más complicado
(lo cual tenía cierta lógica, ya que Trifón no era ni un mago ni alguien
preocupado por el conocimiento), lo que se reflejaba en necesitar más puntos de
condenación, y obtenerlos por cosas más difíciles (como por ejemplo encontrar
un Tomo de Magia, cosa hartamente difícil). Khorne, pese a necesitar alcanzar
los 8 puntos, también lo tenía relativamente fácil (a fin de cuentas, un
gladiador que lo adorara no sería tan descabellado), pero finalmente fue su
hermano menor quien reclamó para sí las atenciones del kislevita.
El momento en que Trifón pasó a adorar a Shornaal tal y como hacían los norses coincidió con un escenario que jugamos en el que éstos, gracias a los poderes de su chamán Thorvald, consiguieron invocar a un ancestro de la tribu que muchos años atrás había logrado alcanzar la demonicidad (bueno, gracias a Thorvald y a nuestros enemigos, que se acabaron peleando entre sí en vez de intentar parar el ritual). Además se dio un hecho importante en esa partida que aprovechamos para añadir profundidad a la conversión: el caballero de Rivas dejó fuera de combate a Trifón, y éste después sacó un resultado de “muerto” en la tabla de heridas. Sin embargo, una regla de la casa con la que jugamos nosotros las campañas es que la primera vez que el líder de una banda (y sólo él) obtenga un resultado de muerto, podrá repetir la tirada. Esto lo hacemos no tanto porque no podamos lidiar con la muerte de personajes (esto es Mordheim, se sabe a lo que se viene) sino por evitar que mueran demasiado pronto y nos priven de desarrollos narrativos interesantes. Eso sí, la segunda vez no hay piedad alguna, se considera muerto y se aprovecha eso para el desarrollo narrativo de la banda en su conjunto o para el de otro personaje de ella.
Esta “muerte” y posterior “resurrección” nos vino genial, ya que en esa partida Trifón había alcanzado los 6 puntos de condenación en la tabla de Slaanesh y fallado el chequeo (y por tanto ganado la regla “el Ojo de los Dioses”), y utilizamos esa combinación de acontecimientos para representar el resurgir del gladiador, ahora como seguidor del Caos. Y como guinda del pastel, en la tabla de exploración de después de la batalla obtuve el resultado de “niños perdidos” (utilizábamos la tabla de Imperio en llamas ya que la escaramuza se había desarrollado en un bosque fuera de Mordheim, no en la propia ciudad). Ese resultado me daba la posibilidad de escoltar a los pobres niños de vuelta a casa, donde sus padres me darían una recompensa… o sacrificarlos a los Dioses Oscuros. Sólo decir que Trifón se estrenó a lo grande como adorador del Caos.
Después de unos cuantos escenarios más, algunos de ellos muy memorables (el del Barco de Le Coblanc fue uno de los mejores y más divertidos, una locura de principio a fin y con un final de película), decidimos jugar el que sería el escenario final de la campaña. En él, Trifón había oído rumores de que su antiguo lanista había sobrevivido, y estaba montando una nueva escuela de gladiadores en un pueblo cercano a Mordheim. Decidido a saldar cuentas con él y con el entrenador de gladiadores (Brutus el Intelectual, cuyo nombre obviamente es una ironía como una casa), el kislevita convenció a Gunnar de que le acompañara. En esa partida, mientras Gunnar en persona capturaba a Ménsulo Batracio (parodia de Léntulo Batiato, lanista de Espartaco) y se defendía con una sola mano de innumerables enemigos que intentaban arrebatárselo, Trifón se enfrentaba a Brutus (quien contaba con bastantes desarrollos que tiramos antes de la partida, de modo que estaba muy emputecido), a quien finalmente consiguió derrotar en combate. Finalizado el escenario, con victoria para norses y gladiadores, tiré para ver si Trifón obtenía la marca de Slaanesh como hacía siempre desde que ganó la regla “el Ojo de los Dioses”, y como si lo hubiéramos hecho a propósito, en esa última tirada de la campaña, Trifón obtuvo la marca de Slaanesh.
Narrativamente, después de todo
esto Trifón y Gunnar embarcaron rumbo a Norsca, donde el primero permaneció una
temporada como huésped de honor del segundo, pero finalmente acabó abandonando
la península y yendo aún más al norte. Esto se corresponde con la breve campaña
de Camino a la Gloria que jugamos Soter y yo, en donde aproveché para redefinir
la devoción de Trifón y convertirlo en un adorador del Caos Absoluto más que de
alguno de sus dioses en particular. Dicha minicampaña también supuso el origen
como personaje de Martin Khornelissen, quien acabaría siendo otra de las
némesis del kislevita (y por cuya culpa Trifón perdió un ojo). De hecho, la última participación en el tablero que ha
tenido Trifón ha sido precisamente contra Khornelissen, en la campaña-escalada
Sangre y Gloria.
Respecto al futuro, todavía no
tengo claro qué va a ser de él. Lo único que sé seguro es que su final se
encuentra en Praag, durante la Gran Guerra contra el Caos (aunque hayan pasado trescientos
años desde los acontecimientos de Mordheim; es lo que tiene vivir en las
Tierras del Caos, que el tiempo fluye de otra manera). Igual algún kislevita
anónimo le vuela la cabeza de un tiro en las murallas de la ciudad, igual algún
boyardo con mucha suerte lo derrota en combate singular, o igual algún oso
entrenado se lo come vivo, pero sea como sea Trifón no vivirá lo suficiente como para ver cómo la
ciudad cae ante las hordas de Asavar Kul. En cualquier caso, eso me deja un
periodo de tres siglos en los que puedo seguir desarrollando a mi personaje,
con nuevas campañas que se nos vayan ocurriendo en el Troglablog y nuevos
enemigos que derrotar. Prometedor para alguien que aspira a la gloria.
Origen:
En las Tierras del Caos:
- Relatos del Camino a la Gloria
Breve cronología (que no refleja varios acontecimientos sucedidos en las Tierras del Caos):
Que maravilla de trasfondo. Una pregunta ¿todos los sucesos de Trifón de, por ejemplo, Camino a la Gloria, se basan en partidas que hayáis jugado o es trasfondo porque sí?. He entendido que los sucesos de Mordheim sí que son en base a la evolución del personaje en el juego, lo que me parece brutal, pero me ha asaltado la duda de si su evolución caótica también está "refrendada" por el juego.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado. :) Respecto a los sucesos de Camino a la Gloria, los que aparecen en el la entrada que lleva ese nombre sí están basados en partidas/escaramuzas que jugamos. Los que aparecen en otras están inventados sin basarlos en ninguna partida, pero porque los necesitaba para justificar algunas cosas de Trifón como señor del Caos (por ejemplo su conversión al Caos Absoluto o cómo justificar que la miniatura con que lo represento lleve la armadura que lleva).
EliminarEs cierto que tampoco jugamos muchas partidas de Camino a la Gloria, ya que aunque es un sistema que puede servir para simular la ascensión inicial de un paladín que poco a poco va juntando seguidores, precisamente se queda ahí, no puedes pretender acabar con un ejército con el que jugar en Fantasy (a menos que juegues MUCHAS partidas) que era mi objetivo final. Sin embargo Sorros surgió precisamente en Camino a la Gloria, fruto de una tirada afortunada en la tabla de creación de banda, y me sirvió para generar trasfondo después. Y Moog, que estuvo con Trifón desde la primera partida de Mordheim, también participó en Camino a la Gloria como ogro genérico. Tuve que gastar algún punto de favor con el que modificar la tirada y conseguirlo en vez de algún otro bicho que me tocara, pero es que no podía dejar pasar la oportunidad de continuar también su desarrollo.
Y lógicamente, aparte de todos los relatos que he incluido en esta entrada, Trifón aparece aunque sea de refilón en otros escritos por Soter o Malvador, que se pueden encontrar en la sección correspondiente a relatos de la Primera Era.
Uf, cuánta sensualidad... Queda bien la entrada así ordenada y de todo. Voy a tener que hacer una similar con Chantal, al fin y al cabo salieron de la misma campaña, aunque no fuera ni remotamente parecido.
ResponderEliminarPor favor, que lo mate un oso. No solo es la muerte adecuada a un kislevita renegado, sino que así se podrá decir que el único hombre que fue capaz de matar a Trifón fue el caballero de Rivas. Y ya la segunda muerte fue un jodido oso que le arrancó la cabeza de cuajo, supongo que eso es "normal" cuando asedias una ciudad kislevita xD
En cuanto a lo de seguir desarrollando su historia en esos tres siglos previos a su muerte, si mal no recuerdo Chantal y él tenían una cita pendiente en Albión, ¿verdad? ;)
Jajajajajajaja. Bueno, ya veremos, ya veremos. Como no creo que nunca lleguemos a jugar una partida de una escala comparable al asedio de Praag (ya que al fin y al cabo no somos los Escribas del Viejo Mundo), podré inventarme lo que quiera. Y una muerte por oso no queda mal, efectivamente. xD
EliminarChantal también tiene muuuucho desarrollo, más que Trifón de hecho, o al menos ha participado en más campañas que hayamos jugado, así que tendrías buen material para hacer un recopilatorio. Y como bien dices, todavía nos quedan tres siglos con los que poder seguir dando color y personalidad a nuestros personajes. A ver si dentro de no mucho podemos planear esa campaña de Albión que dijimos, que aparte de tener escenarios muy chulos puede ser muy interesante a nivel narrativo. ;)
Y por cierto, como habrás visto me he tomado la libertad de incluir algunos relatos escritos por ti: algunos de Camino a la Gloria, parte del epílogo de Sangre y Gloria y el primero de Mordheim (pero es que ése era demasiado bueno). xD
EliminarSi necesitáis 3000 puntos del Imperio para hacer la partida de asedio a Praag, aquí un servidor 🙋
Eliminar¡Jajajaja, muchas gracias! Creo que Praag la defendieron íntegramente kislevitas, pero tomamos nota del ofrecimiento ;)
EliminarAh no, por supuesto. Es más, he incluido otro relato que te faltaba y que no es menor: la muerte de Trifón!! (la primera, en Mordheim). Creo que lo escribió Malvador pero sin duda es crucial dentro de la saga de ese hijoputa del Caos xD
EliminarEl problema con hacer la batalla por Praag no es tanto cuestión de ejércitos, que también, sino de escenografía y logística. Lo que hicieron los Escribas con la batalla de las Puertas de Kislev (adonde Trifón ya no llegó vivo xD) fue titánico e irrepetible precisamente por todo lo cuidado del tablero, el cual, de remate, incluía una jodida ciudad. Por ejércitos, para representar la muerte de Trifón no haría falta llegar a tantísimos puntos como hicieron ellos, pero una batalla de asedio es logísticamente muy compleja.
Dicho lo cual, un ejército con un Trasfondo tan cuidado como el Grupo de Guardia de Berden siempre será bien recibido para cualquier colaboración, Enmaul! ¿Por dónde juegas?
Lo cual, dicho sea de paso, me hace ver que no tenemos ninguna dirección de contacto xD. Tengo que trastear a ver cómo se pone eso. Por de pronto dejo la mía para quien le pueda resultar útil: soter 89 @ hotmail.com (quitándole los espacios y tal)
Más vale tarde que nunca en la respuesta jajaja. Han sido unos días de curro intensitos que me han desconectado un poco de la blogosfera. Dicho lo cual, jugar jugar por ningún sitio jajajaja. llevo en el hobby 20 años y he jugado 4 partidas jajaja. Pero mi ejercito adorna una estantería en Madrid. Si queréis ganarme en una partida, ya le preguntáis a mi mujer si puedo salir a jugar jajaja
EliminarNunca es tarde si la dicha es buena. Si tu mujer en algún momento deja que el Grupo de Guardia de Berden se enfrente al Mal, en forma de Chantal, o Trifón o algún otro malaje (bueno, Trifón cronológicamente creo que no, pero vamos) por aquí estamos. Yo personalmente ahora no estoy en Madrid pero subo con frecuencia y vivo cerca de la extinta Quimera, ahora GT Este, si siguen teniendo mesas (imagino que sí, hace siglos que no paso) siempre se puede expandir el Trasfondo de esos buenos imperiales en batalla!!
EliminarPues yo estoy a media hora andando de GT este y al ladico de Kingdom Wargames. Una tienda relativamente nueva (alrededor de un año) que es, realmente, más un club donde jugar.
EliminarDejo por aquí también mi mail por si podemos coincidir en algún momento. yosoyenmaul@gmail.com
Pues muy bueno todo. Como siempre. Desde luego que Trifón es un personaje por derecho propio y mola tres puñaos. Lo del oso es cosa fina pero quién sabe lo que los dioses del caos guardan para él... ojito al paseo hasta Albión que ya comenté por aquí que es una campaña bien chula.
ResponderEliminarUn saludo
Pd: no somos escribas del viejo mundo...me he reído un montón
¡Muchas gracias! Sí, para Albión estamos tramando cosas, pero son para medio-largo plazo todavía. Además de que tendremos que inventarnos un trasfondo que lo justifique mínimamente, ¡ya que será una campaña llevada a cabo siglos antes que la oficial de Games Workshop!
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