Saludos a todos, damas y caballeros.
Mediante el informe de batalla que publicamos el otro día, dimos por concluida la campaña "El Jardinero Fiel", que ha enfrentado a mis piratas espaciales de la Compañía Ikari contra los supersoldados supermorales de Ramah de Fornidson. Como podéis ver siguiendo las partidas, el desenlace ha sido bastante curioso, pues sistemáticamente he masacrado a los haqqislamitas y sistemáticamente he perdido. No es un desenlace que me disguste, pese a todo, aunque solo sea porque es el correcto.
La moraleja de la historia está ya bastante más lejana que cuando planteamos la campaña, en enero de este año. En todo caso, no por menos actual es menos relevante. Creo que es precisamente esa moraleja, que en realidad no es tal, sino contenido mínimamente social, el que ha hecho que esta campaña haya sido tan interesante. Al final, los wargames muchas veces son evasión del mundo real (de ahí la interesante teoría de que tienden a expandirse en tiempos de crisis... o dicho de otra forma, que las acciones de GW son contracíclicas), pero también pueden ser su reflejo, e Infinity es un juego que se presta especialmente a ello... y eso hemos hecho.
Así que este relato es la forma de culminar esa campaña, al menos por mi parte, Fornidson ya ha amenazado con otro relato desde la perspectiva de sus supersoldados... cosa que lo merece. Mientras tanto os dejo con este. Espero que os guste.
Obadiah Van Tassel era un hombre de acción, alguien que se sentía cómodo entre los disparos, las explosiones y la adrenalina del combate. Había tenido la suerte de convertir su pasión, que era la violencia, en su trabajo, un trabajo del que disfrutaba y en el que era realmente bueno. Pero, a medida que los disparos y el ruido de la batalla se iban apagando en Dar-el-Amal, tenía que ceder paso al hombre de pensamiento, al que tenía que estar atento a todos los movimientos en torno a él y a sus hombres. Era un mundo en el que se desenvolvía mucho peor, pero no debía descuidarlo, pues no era menos peligroso que las balas. De hecho, podían serlo más. Eran los intereses y la política lo que determinaban en qué lado del fusil se encontraba alguien, y era mucho más fácil estar a salvo de los disparos cuando éstos no te apuntaban.
Los supersoldados de Haqqislam se habían suicidado. Esa era la primera interpretación, la más evidente, de lo que acababa de suceder. Un destacamento de soldados modificados genéticamente y muy poderosos, pero claramente insuficientes en número para enfrentarse al destacamento de la Compañía Ikari acuartelado en Dar-el-Amal, había entrado en el pueblo como un elefante en una cacharrería. Van Tassel pensó que esa expresión no podría estar mejor usada, pues lo cierto era que lo habían hecho armando todo el estruendo posible y generando el caos... lo que solo había servido para atraer todavía más la atención de la Compañía Ikari sobre ellos, que había actuado con toda la brutalidad y contundencia que esperaban sus clientes.
Pero aquel análisis era demasiado simple cuando se hablaba de una institución tan prestigiosa como la Ramah Taskforce. Si habían actuado así, debía haber algún motivo para actuar de esa forma. Incluso habían intervenido coincidiendo con una especie de manifestación convocada por los escasos movimientos vecinales de aquel pueblo dejado de la mano de Dios, y Van Tassel sospechaba que los propios supersoldados habían estado, directa o indirectamente, detrás de aquella manifestación. Y debía haber alguna razón para ello.
Todas esas diatribas ocupaban la mente de Obadiah Van Tassel mientras avanzaba para reunirse con el grueso de su destacamento allá donde el combate había sido más encarnizado. Se veían varios cadáveres, pero la mayoría eran de soldados haqqislamitas, y pocos pertenecían a los mercenarios de la Compañía. Ni siquiera aquello le produjo placer o alivio. Había más preguntas de las que le gustaría flotando en el ambiente, y no tener las respuestas le ponía de mal humor.
Al alcanzar la plaza principal, se fijó en que uno de sus hombres hablaba con un soldado de extraña apariencia, vestido con un traje con un nivel de acabado tecnológico que nunca había visto anteriormente. El mercenario le señaló, el soldado futurista se acercó a él, y Van Tassel sintió como si fuera una criatura fantástica. Ver a un dragón avanzando hacia él no le habría causado una menor impresión.
"¿Está usted al mando de esta operación?" preguntó el soldado.
"Así es", respondió lacónicamente Van Tassel.
"La operación se da por concluida"
Van Tassel sintió como si le hubieran dado un puñetazo, y no pudo disimular su enfado al contestar:
"No he recibido indicaciones en ese sentido, ni por parte de mi Compañía ni de Echelon Technologies, y no sé si usted puede responder por ninguno de los dos"
El soldado no respondió directamente a la interpelación del mercenario, sino que dijo:
"Esta operación debía ser secreta. ¿Le parece a usted que esto puede mantenerse en secreto?"
Van Tassel miró el nivel de destrucción a su alrededor. Aquel hombre, fuera quien fuera, tenía razón. Aunque habían tenido un gran cuidado en controlar lo que los habitantes del pueblo pudieran subir a Maya o Arachne, aquello ya no podía ser disimulado por más tiempo. Pronto todo Bourak sabría lo que había sucedido en Dar-el-Amal, si es que no lo sabían ya. La desaparición de un destacamento de la Ramah Taskforce no era algo que pudiera silenciarse.
"Insisto en que no me replegaré sin haber recibido confirmación de la Compañía Ikari o de Echelon Technologies" replicó Van Tassel con toda la firmeza que pudo. Empezaba a notar la terrible sensación de que algo iba muy, muy mal. Un sudor frío le recorrió la espalda, lo que tenía mérito teniendo en cuenta los cincuenta grados que se registraban en ese momento.
"Nosotros respondemos por los intereses de Echelon Technologies. Retírese"
"¿Quién es usted?"
"Soy un Fiday"
Van Tassel rescató aquel nombre de lo profundo de la memoria. Se rumoreaba que la rama de inteligencia de Haqqislam estaba formada por los Hassassin, y que los Fiday eran sus agentes más temibles. Naturalmente, no había conocido a nadie que lo hubiera podido verificar, pues casi todo el que había visto a un Fiday había muerto.
Lo que significaba...
Van Tassel alzó su fusil combi, pero el Hassassin fue increíblemente rápido, y la cabeza del mercenario rodó por el Hogar de la Esperanza.
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