domingo, 5 de enero de 2020

[Informe de batalla] Al Califa lo que es del Califa

Misión: Suministros
300 puntos/ 6 CAP
Haqqislam VS Ejército Secesionista Japonés (lista aquí)

[Informe resumido de la primera fase de la operación Sekhmet, por el teniente Usul Fatih. Ref. NB4701005. Novyy Bangkok]

“Siguiendo las órdenes recibidas, nuestro grupo de combate se dirigió a los almacenes en los que el ejército nipón guardaba los suministros médicos obtenidos ilegalmente de industrias haqqislamitas. El ataque sin duda pilló por sorpresa a los japoneses, ya que para cuando las sirenas de alarma comenzaron a sonar y sus tropas finalmente se movilizaron, varios integrantes de la Espada de Alá habían conseguido infiltrarse en el complejo. Apenas se había terminado de organizar la defensa nipona, una misteriosa silueta montada en motocicleta y armada con una guadaña hizo rugir los motores de su vehículo y avanzó hacia nosotros a toda velocidad. Sin embargo, a medio camino fue abatida por una mina antipersona colocada minutos antes por un Farzan infiltrado. Pese a su tenacidad, la que parecía ser la líder japonesa no pudo continuar combatiendo, por lo que la coordinación de la defensa pasó a manos de un agente de la Kempeitai que se encontraba en retaguardia.

Creyéndose protegida por el humo, Kuroshi Rider descubre demasiado tarde que lo que creía que era un enemigo infiltrado es en realidad una mina antipersona.

Mientras tanto, un core de infantería de élite, integrado por Tankos y Domarus había avanzado por el centro del almacén, intentando proteger las cajas de suministros, pero se vieron sorprendidos por los disparos de una asesina Lasiq que abatió a uno de ellos desde la distancia gracias a su rifle de francotirador viral. A la par, una sombra que hasta entonces había pasado inadvertida se reveló como Saito Tōgan, que avanzó mientras soltaba varias granadas de humo para proteger el avance japonés en el centro.

La Lasiq consigue abatir con un solo disparo a un Domaru. Junto a ella, una Naffatun y su lanzallamas la cubren frente a ninjas o cosas peores.

Por nuestra parte, un médico Halqa que se encontraba junto a una caja de suministros desprotegida en el lado oeste del complejo consiguió hacerse sin problemas con su contenido, tras lo que se dirigió hacia la zona de evacuación. Otro Halqa observador de artillería permaneció allí asegurando la zona por si aparecían nuevos enemigos y yo, consciente de la importancia de garantizar esa evacuación, me posicioné tras cobertura y cubrí la retirada del médico con mi visor infrarrojo activado, preparado para detectar cualquier enemigo oculto, tan comunes entre las filas niponas.

En el centro del almacén, el asesino Farzan contuvo heroicamente a las infanterías pesadas japonesas todo el tiempo que pudo, recurriendo a su letal escopeta de abordaje cuando se quedó sin minas antipersona, pero finalmente acabó dando su vida por Alá, no sin antes hacer pagar un elevado precio a los infieles. Su trabajo de neutralización del centro nipón fue completado por un par de Ghazis, que cubiertos tras contenedores y bidones, activaron sus jammers y aislaron a Saito Tōgan y a todas las infanterías pesadas japonesas que pudieron, tarea que completaron más adelante con el uso de sus E/Marats. Además, una Hunzakut trató de acosar a los Tankos por la retaguardia pero el Domaru Takeshi Oyama la abatió mientras colocaba una de sus minas.

El Hassassin Farzan vende cara su vida, consiguiendo ralentizar el avance japonés.

Los Ghazis comienzan a sembrar el caos.

El centro de las líneas japonesas se rompe.

En la retaguardia nipona, el Kempei ahora al mando trataba de coordinar la defensa, cuando vio a algunos metros a su derecha a una técnico de mantenimiento del almacén. Muy extrañado por su presencia fuera de lugar en mitad de lo que claramente era un ataque armado enemigo, le dio el alto, pero la chica pareció no oírle y desapareció tras unos bidones. Debatiéndose entre seguirla y averiguar quién era y qué hacía allí o continuar coordinando a sus hombres, que en ese momento parecían necesitarle más, se decantó por lo segundo. Fue un error. Un minuto más tarde, el Keisotsu sanitario que tenía a medio metro a su derecha y que cubría una esquina dio un grito de alarma mientras disparaba apresurada y erráticamente su fusil combi a un enemigo que sólo él podía ver. Medio segundo después caía abatido por lo que sin duda era un disparo de escopeta a bocajarro. El agente de la Kempeitai alzó su propia escopeta de abordaje y aguardó al enemigo que había al otro lado de la esquina. La asesina Fiday que apareció fue más rápida que él, y mientras con una mano conseguía desviar la escopeta, con la otra le asestó un tajo en la cara que le hizo perder el conocimiento.

La "técnico de mantenimiento" acaba con el keisotsu sanitario de un escopetazo a bocajarro, quedándose a solas con su objetivo principal, el Kempei cadena de mando.

En ese momento, un Oniwaban que había permanecido escondido en esa zona del almacén finalmente hizo presencia, decidido a tomar represalias y salvar el honor japonés. Viendo que los suministros más cercanos estaban siendo evacuados por los Halqas, fuera ya de su alcance, y sabiendo que mi visor multiespectral le detectaría sin problemas en caso de que se les acercara, decidió acabar con nuestra agente infiltrada, a fin de por lo menos privarnos de esa valiosa pieza haqqislamita en futuras misiones. La Fiday se defendió con bravura, pero no fue rival para el experto en artes marciales japonés, ni para su poderosa arma monofilo.

Finalmente, el Oniwaban acaba con la Fiday infiltrada, salvando con ello el honor japones.

Este hecho realmente no supuso un gran contratiempo, ya que se espera de todos los agentes Fiday que mueran al servicio de su nación, por lo que su neutralización por parte del enemigo entraba dentro de lo esperable. Viendo el buen desarrollo de la misión y que el enemigo estaba sin nadie que les dirigiera, ordené a la Tuareg que nos acompañaba y que había permanecido oculta hasta entonces que se hiciera con la caja de suministros situada en el lado este del almacén. La caja que se encontraba en el centro lamentablemente estaba ya fuera de nuestro alcance, ya que la especialista a la que se le había encomendado esa misión (la batidora Hunzakut) había quedado inconsciente. Sin embargo, los objetivos se habían cumplido sobradamente, a lo que había que sumar el HVT enemigo que aseguró un soldado Daylami que había permanecido discretamente infiltrado durante todo el enfrentamiento. Por todo ello, ordené la retirada de todos nuestros soldados así como la evacuación de los escasos heridos, satisfecho por haber conducido a la Espada de Alá a una nueva victoria.”

El Daylami infiltrado que había sido ignorado durante todo el enfrentamiento consigue capturar al HVT enemigo.

Una Tuareg que había permanecido oculta se hace con la segunda caja de suministros.

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