lunes, 27 de enero de 2020

Misiva inquisitorial



De: Alto Inquisidor Konrad von Marburg
A: Capitán Cazador de Brujas Maximilian von Fornid


Estimado hermano:

Mentiré si digo que me alegro de contactaros, pues el motivo de esta misiva inquisitorial no es sino fruto de una grave amenaza para nuestro imperio. Sin embargo sí puedo decir sin temor a ser deshonesto que me tranquiliza en parte que esta misión os sea encomendada, dada vuestra excelente hoja de servicio y vuestra larga experiencia combatiendo y derrotando al mal dentro de nuestras fronteras.

Como bien sabéis, la ira del santísimo Sigmar cayó sobre la inmunda ciudad de Mordheim, provocando, gracias sean dadas, la limpieza y purificación de tan corrupto lugar. Sin embargo, el mal es un enemigo persistente y tenaz (bien lo sabéis), y los últimos informes que nos han llegado apuntan a que las ruinas de esa ciudad maldita están siendo habitadas de nuevo. Por quién o qué todavía es algo que desconocemos, aunque sin duda son seguidores de las tinieblas que deben ser erradicados. Vuestra misión será por tanto ir a lo que queda de ese pozo de inmundicia y realizar las investigaciones necesarias a fin de confirmar si las noticias que nos han llegado son ciertas. En caso de encontrar indicios de herejía, brujería, mutación, adoración de ídolos o demonios, blasfemia o demás actividades punibles, tendréis total libertad para actuar como creáis conveniente. A este fin, junto con este correo os envío un decreto firmado por el Gran Teogonista que os otorga poderes inquisitoriales con los que poder desarrollar vuestra labor.


Para esta misión estaréis al mando de un pequeño grupo inquisitorial formado por el acólito escribano Sebastian Vulkermaier, la acólita interrogadora Livia Bibácula y el recientemente formado acólito explicador Víctor Spiegel. Todos ellos han sido ya advertidos y están a vuestra total disposición. Dispondréis además de un fondo de 500 coronas (que podréis retirar en cualquier sucursal del banco de Marienburgo y cuyo cheque de pago se os adjunta también con este correo) para emplearlo como creáis más adecuado.

Por otra parte, es probable que durante vuestra estancia en la ciudad maldita encontréis fragmentos de ese material que otros llaman piedra bruja. De ser así, tenéis la orden de recoger todo el que encontréis y enviarlo urgentemente al Gran Templo de Sigmar, donde dicha piedra maldita permanecerá guardada en cámaras acorazadas para que no pueda corromper a nadie. Se os recompensará generosamente por cada envío que hagáis.

Y por último, permitidme un consejo basado en uno de nuestros últimos informes. Si bien las ruinas de Mordheim son una fuente de corrupción que contamina todos los alrededores, existen varios pueblos cercanos en donde todavía parece reinar la cordura y hombres temerosos de Sigmar procuran seguir una vida de rectitud. El pueblo de Sauerlach parece ser uno de ellos, y creemos que allí un viejo sacerdote continúa predicando la palabra santa de nuestro Salvador. Contactad con él si es que realmente existe y considerad la opción de establecer Sauerlach como base de operaciones.

Sin más, me despido deseándoos la mayor de las suertes y convencido de que sois la persona adecuada para esta misión.

Que Sigmar os guarde.

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