sábado, 7 de marzo de 2020

Krukskul, Thugsnik y un kamión averiado

Saludos a todos, damas y caballeros.

La campaña de Gorkamunda fue bastante curiosa. No llegamos a jugar muchas partidas, pero generó una cantidad de Trasfondo absolutamente desproporcionada. Normalmente en cada campaña que echamos acabamos generando decenas de páginas en Word de relatos. En el caso de Gorkamunda, la compilación que tenemos sobrepasa fácilmente las cien páginas... incluso aunque sólo llegaramos a jugar unas cinco o seis partidas.


En realidad eso se lo debemos en buena medida a Malvador, que es el más amante de 40k de todos nosotros, y se vino muy arriba con sus piratas muertos de hambre. Pero Fornidson y yo también hicimos nuestra parte. En concreto, como os comenté en una entrada anterior, creé un concepto de orkos para mi banda que era totalmente ridículo. Dicho lo cual nos hizo mucha gracia, y algunas de sus expresiones ya se han quedado por ahí rondando en nuestro grupo, y Krukskul, el noble que lideraba la banda, se ganó un sitio en nuestros corazones.


Este relato que os presento es el primero que escribí, correspondiente a la primera partida, en la que Fornidson llevó una banda de mutantes que posteriormente acabaría cambiando por Gretchins. Es también la partida en la que se empieza a ver la manifiesta incapacidad de mi mekániko, Thugsnik: en Gorkamorka el primer avance de un vehículo es libre, pero si quieres mover más, debes tirar un dado para que no se te cale, y es tanto más fácil que se cale cuantos más movimientos adicionales quieras hacer. Bueno, mi camión siempre se calaba a la primera. Acabé echándole la culpa de ello a Thugsnik, claramente un experimento fallido dentro del sistema evolutivo orkoide.

Sin más, os dejo con el relato. Espero que os guste.



¿Ké karaho le pasa ar motor pisha?"

"¡Ni idea, Brutal Associate! ¡Parese ke no tiene gáh!"

El Brutal Associate Krukskul había llegado hacía escasamente un par de días a Pozo Sosial, el puesto avanzado de las asosiasiones de Vandalucía en un planeta cercano cuyo nombre, para los orkos, era simplemente “Akiaipiñoh”, por las grandes oportunidades de obtener beneficio sosial que, según los rumores, ofrecía el planeta. Pozo Sosial no era más que un poblado con un par de kantinas, tres o cuatro talleres mekánikos y algunas casuchas destartaladas, pero ofrecía lo suficiente para que las asosiasiones pudieran empezar a formarse. Krukskul logró asosiarse rápidamente con un manitaz, Thugsnik, sabedor de que era imposible llevar a cabo una buena empresa sin contar con vehículos y un buen mantenimiento para los mismos. En la Taberna “Er Bien Pagao” cerraron el acuerdo de asosiasión entre tohtaikah de garrapato-camarón frito y jarras de rebujito de hongos, constituyendo la asosiasión “sosios soleados del desierto S.A.B (Sosiedad Anónima Brutal)”, a la que pronto se habían sumado otros muchachos entusiastas, incluso uno, el sosio Razgob Manosuelta, quien aportó un akribillador pesado que fue rápidamente instalado en el kamión aportado por Thugsnik. No había muchos sosios que ofrecieran su participación, pues aún eran pocos los orkos llegados desde Vandalucía, pero Krukskul confiaba en que su asosiasión crecería rápido. Llenos de entusiasmo compraron toda la munición necesaria, la gasolina, las tohtaikah de garrapato-kamarón y varias jarras de rebujito de hongos, y partieron hacia el desierto en busca de benefisio sosial… pero claro, a algún gilipollas se le había olvidado comprar el nitrato para los cohetes.

"¡Pue ke tenga arguna fuga!" – gritó Razgob como un maníaco. Como siempre, vaya.


“Ehpero ke no”, pensó Krukskul para sus adentros. No podía preguntarle a Thugsnik, dado que el avispado manitaz había saltado del vehículo para dirigirse a un prometedor pedazo de tecnología que sobresalía medio enterrado entre la arena del desierto. Como le hubiera timado… bueno, no tendría mucho sentido, al fin y al cabo el mismo Thugsnik confiaba en ese kamión para regresar a Pozo Sosial y no morir de sed cuando se acabara el rebujito de hongos. Quizá fuera simplemente un inútil. “Menudo malahe”.

Krukskul se sentía frustrado por la lentitud del kamión, particularmente porque allá al fondo se divisaba una batalla, y Krukskul, aunque como Luna Malvada tenía un sentido del benefisio sosial muy desarrollado y era “kalkulador”, como orko no dejaba de ser un bestia. Tampoco es que ambos conceptos estuvieran reñidos en la mente de ningún orko sosial, al contrario, los más bestias solían obtener los mejores beneficios sosiales. Pero en ese momento en el que varios sosios se estaban ya encargando de desenterrar tecnología, Krukskul sólo estaba preocupado de darse de tortas.

Allí al fondo, entre las extrañas columnas de arenisca parda, Krukskul podía ver a lo que seguramente eran piratas o mercenarios humanos resistir el asedio de unos nativos que, pese a ser vagamente humanoides, estaban extrañamente mutados, y se movían en monturas igualmente deformes. Los piratas debían ser gente muy profesional, pues estaban contrarrestando la potencia de fuego del enemigo desde su vehículo (que tenía orugas a los lados y un motor inmenso, con lo que era bastante extraño) con gran eficiencia, hasta el punto de que consiguieron repeler el ataque. Krukskul vio cómo uno de los mutantes, el que parecía ser el líder, era volatilizado por un disparo de algún arma pesada, y otro mutante fue derribado por el fuego sostenido de los piratas.

Por suerte para Krukskul, este segundo mutante estaba ya cerca de su posición, y desentendiéndose del kamión sosial (que en ese momento se movía a baja velocidad, al estar entrando en unas densas formaciones de columnas), gritó con todo el salvajismo que pudo y se lanzó a por el mutante. Su montura luchaba por levantarse, pero tuvo que desistir forzosamente cuando Krukskul disparó sobre ella y le alojó dos balas en el cráneo. El mutante intentó alcanzar el rifle que portaba, pero Krukskul lo alejó de un puntapié y, agarrando al deforme ser de la chepa, procedió a realizar un análisis científico, confirmando empíricamente lo que había teorizado antes.

"Ké feo ereh miarma".

El Brutal Associate Krukskul
Y lo lanzó contra una de las columnas con desprecio, rompiéndole la espalda.

Miró frente a sí y vio a los piratas, quienes avanzaban con su vehículo hacia la chatarra dejada por los mutantes en su huida, realizando algunos disparos disuasorios. Un par de piratas se giraron hacia su posición y le apuntaron con escopetas, pero no le dispararon, porque Krukskul tampoco hizo nada. Pasado el momento brutal llegaba el momento “kalkulador”, sobre todo porque sabía que, por muy bestia que fuera, el resto de su asosiasión estaba lejos de él. Además, aquellos piratas parecían efectivamente gente curtida, particularmente uno con el cabello largo, barba cerrada y cara de… de… de ser un tío muy duro, vaya. Al mismo tiempo se veía que los humanos no querían más follones de los que ya habían tenido, con lo que aquello era, desde todos los puntos de vista posibles, un empate. Al menos por el momento. 

2 comentarios:

  1. A esto, hay que jugar si o si, con Lokillo de fondo cantando "yo para ser feliz quiero un camión"

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    1. Ostras es verdad, no había caído xD

      Yo camión tenía. Otra cosa es que funcionara. Eso ya...

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