Saludos a todos, damas y caballeros.
Llevo mucho tiempo queriendo hacer esta entrada, pero no he podido hasta que he tenido pintadas a todas las cafres que forman parte de la misma. Se trata nada menos que de la presentación de la cábala de nigromantes liderada por Chantal, mi personaje para los No Muertos. Son muchas, tantas que raro será que aparezcan juntas alguna vez en una partida, pero me vienen bien para tener diversidad narrativa.
Chantal y sus colegas preparando una sangría |
Como os he comentado alguna vez, Chantal surge de Mordheim, concretamente de la Segunda Era, en la que era simplemente un despojo con habilidades académicas en lugar de fuerza. Su leyenda ha ido creciendo hasta llegar a ser una poderosa nigromante, y parte de las integrantes de su cábala están con ella desde los tiempos de Mordheim, concretamente Beatrice y Sveta. Había otra chica, la Dama Azabache, pero murió en el transcurso de la campaña, tiroteada por un ingeniero de Nuln. Las demás son añadidos posteriores, que no llegaron a estar en Mordheim, pero en alguna ocasión han hecho aparición en partidas de Fantasy. Me falta de momento a Zamira, la árabe, porque aún no me ha llegado su miniatura, pero tiene su propio relato de presentación, que colgaré cuando llegue el momento.
Sin más, os dejo con las chicas y con sus miniaturas.
EL CULTO
DE LA CARNE INMORTAL
Tras la Revuelta Artúrica y la desaparición de
Aurelian, el Caballero Negro, los restos del Cónclave de la Noche Interminable
quedaron finalmente libres de la influencia del vampiro. Las circunstancias que
rodearon a la Revuelta hicieron que Chantal y sus amantes dejaran de estar
seguras en la Mansión de los Mil y Un Cortes, por lo que abandonaron Mordheim y
comenzaron una vida errante que las llevó a viajar por varias tierras, hasta
que finalmente lograron reunir el suficiente poder como para arrebatar a las
tribus Goblin lo que había sido una antigua atalaya enana situada en las
Montañas Negras, entre el Imperio y los Reinos Fronterizos. Allí, Chantal
rehízo su corte, mucho más depravada y sangrienta de lo que había sido su
mansión en Mordheim, y desde la temible fortaleza dirigió el Imperio
clandestino que había creado en sus viajes.
La estancia en Mordheim había marcado
irremediablemente a Chantal, convirtiendo a una muchacha depravada y algo
siniestra en un terrible vórtice de lujuria, sadismo y nigromancia. En las
ruinas de la Ciudad Condenada fue donde, pese a la vigilancia de Aurelian, fue
capaz de dar rienda suelta a sus perversiones, siendo incontables las mujeres
con las que se acostó y mucho mayor el número de personas a las que torturó y
asesinó, además de obtener el dominio sobre una de las ramas más corruptas e
irremediablemente maléficas de la magia. Pero el tesoro más preciado, la
revelación que guardaba como una joya en su negro corazón, no era más una
palabra. Un nombre.
Nagash.
Aquel nombre era para Chantal una promesa impía, una
sombra que aparecía fugazmente entre las amarillentas páginas de los blasfemos
tomos que había aprendido a leer durante su estancia en Mordheim. El Gran
Nigromante, aquel que había encontrado el medio para burlar a la Muerte, aquel
cuyos pasos seguían todos los practicantes de la rama de la magia a la que él
diera forma. Y Chantal estaba dispuesta a seguir esos pasos.
La imperial pagó astronómicas sumas a los libreros
que pudieran proporcionarle cualquier conocimiento sobre Nagash. Más allá de
los tomos de hechicería, lo que la bruja quería descubrir era su biografía.
Entre los polvorientos manuscritos heréticos Chantal descubrió a una
personalidad abrumadora, un titán indomable que había logrado extraer los
secretos de la Magia Oscura de los elfos y la había convertido en una fuente de
poder sin límites. Además, su poder y su influencia habían sido tan grandes que
prácticamente podía ser considerado un dios, alguien que sometió a toda una
civilización a su control, incluso a los vampiros, quienes sólo pudieron ser “libres”
tras su caída y que vivían con el temor de su retorno, de la misma forma que
ella vivía con el temor del retorno de Aurelian.
Impresionada, Chantal se decidió a seguir los pasos
del Gran Nigromante. Fue por ello que, al igual que él hiciera, creó un culto a
la No Muerte del cual se proclamó diosa, y sometió bajo su poder no sólo a los
muertos, sino a los vivos. Chantal carecía de la habilidad, mágica y política,
de Nagash, pero disponía de un arma que el Gran Nigromante nunca había podido
usar: la lascivia, reforzada por una belleza extraordinaria. Esa belleza logró
someter a muchos hombres y mujeres incautos, e incluso cuando trataba con
personas con suficiente disciplina como para no sucumbir ante ella por sus
simples encantos, conseguía que se le abrieran puertas que jamás se deberían
haber abierto. Fue así como Chantal tejió una red de vasallajes y sumisiones
que culminaba en su fortaleza en las Montañas Negras, un lugar menos imponente
que Nagashizzar, pero en el cual hordas de personas con la mente totalmente
destruida por la lujuria y el salvajismo la consideraban, efectivamente, como a
una diosa.
Además de una legión de esclavos, vivos y muertos,
Chantal disponía de la lealtad y el apoyo de sus concubinas preferidas, a
imagen y semejanza de la corte de mortarcas de Nagash. Beatrice, la nigromante
bretoniana que había enseñado a Chantal la nigromancia hasta que se vio
sobrepasada por ella, era la suma sacerdotisa de su culto, cumpliendo un papel
equivalente al de Arkhan el Negro, la mano derecha del Gran Nigromante. Además
de Sveta, a quien ya conoció en Mordheim, Chantal reclutó a la tileana Carol, a
la imperial Nadia y a Sarai, de los Reinos Fronterizos. Juntas, este Concilio
de hechiceras, asesinas y psicópatas ha extendido una terrible sombra sobre el
Viejo Mundo y, aunque su poder e influencia es insignificante en comparación
con la que poseía Nagash, han conseguido sobrepasar al Gran Nigromante en una
cosa: no sólo han desentrañado los secretos de la No Muerte sino que, gracias a
rituales tan infernales y abominables que ni siquiera Nagash en persona los
pudo concebir, han logrado también la eterna juventud.
Beatrice Noir, la Ladrona de Almas, suma sacerdotisa del culto:
(Mousillon, 1976) Beatrice es una nigromante bretoniana nacida en Mousillon, la
ciudad maldita de Bretonia. Ya desde su infancia mostró inquietantes síntomas
de afinidad con la magia negra, algo que, si se tiene en cuenta el entorno en
que se crió, resulta menos sorprendente que la extraordinaria belleza que
mostraba. Beatrice incurrió en la ira del Rey Necrófago de Mousillon cuando
asesinó a su amante, una mujer que trabajaba para el vampiro, y tuvo que huir
de la ciudad. Finalmente llegó hasta Mordheim, donde conoció a Chantal poco
después de que ésta hubiera perdido a su hermana y a Ayn Al-Dhalam, la
nigromante árabe que fue su maestra. Beatrice se convirtió en la principal
amante de Chantal y fue ella quien enseñó la nigromancia a la imperial, aunque
sus conocimientos pronto se verían sobrepasados por los de su aprendiz. Es, por
tanto, quien ha estado con Chantal desde sus inicios, y la persona de mayor
confianza de la nigromante, hasta el punto de que dirige el Culto de la Carne
Inmortal como su suma sacerdotisa. En parte por su cargo, en parte por deseo de
Chantal y en parte por legítimo orgullo, es la única del culto que va siempre
semidesnuda, mostrando en todo momento unos pechos imponentes.
Pese a lo que diga el Trasfondo, no está semidesnuda. Es esta miniatura de Reaper |
Sveta, la Dama de la Oscuridad: (Gorovny, Kislev, 1983) Svetlana, o
Sveta según su apodo cariñoso, nació en Kislev, en la pequeña aldea de Gorovny.
Siendo aún una adolescente huyó de la dureza de su tierra natal y descendió, en
busca de aventuras y una vida mejor, al sur, hacia el Imperio. No tardó en
escuchar los rumores sobre Mordheim y las oportunidades de poder y riqueza que
ofrecía, y se dirigió hacia allí para poder hacer suyo parte de ese poder y esa
riqueza. Al principio se unió a un grupo de contrabandistas kislevitas de
vodka, pero no tardó demasiado en conocer a Chantal y Beatrice, quienes la
sedujeron y le hicieron unirse a su impío cónclave, si bien al principio,
estando el cónclave sometido al vampiro Aurelian, fue entregada a su escudero,
Mikael Vespasian, como esclava. No tardó demasiado en liberarse de esta
situación, y cuando Aurelian desapareció su libertad fue total. Desde ese
momento se convirtió en la persona de mayor confianza de Chantal después de
Beatrice, y en la destinada a favorecer las operaciones de su señora en la
sombra. Como curiosidad, Sveta es la única del grupo que no es lesbiana, sino
bisexual.
De nuevo la miniatura es un modelo de Reaper |
Carol, la Dama de la Sangre: (Trantio, Tilea, 1987) Chantal
disfruta de vacaciones en varios lugares del Viejo Mundo, pero Tilea es uno de
sus favoritos, gracias a su cultura, su vino y sus mujeres. La nigromante ha
yacido con muchas tileanas, y algunas de ellas han pasado a formar parte de su
culto, pero ninguna ha sido nunca tan prometedora como Carol. Es una mujer casi
tan hermosa como Chantal, más voluptuosa aunque menos sensual, y está
innegablemente tan loca como su señora. Carol es la Dama de la Sangre porque su
sadismo es extremo, y eso en comparación con un grupo de mujeres que ya de por
sí tienden a disfrutar con los actos más extremos de crueldad. Es también la
más malcriada y caprichosa del grupo, pues a diferencia de las otras, no tuvo
una infancia difícil sino que es de origen noble. Su atracción por Chantal es
de naturaleza exclusivamente sexual, por lo que es seguro que, de haber alguien
que la traicionara y pretendiera ocupar su puesto como líder del culto, sería
ella. Pero a Chantal le excita el riesgo, y aunque está loca no es imbécil.
Cambiamos de tercio y nos vamos a Tales of War, concretamente a Tatakoa |
Nadia, la Dama de la Muerte: (Essen, Ostermark, 1999) Nadia tuvo la
mala suerte de nacer no ya en Ostermark, una tierra ya de por sí lúgubre y
deprimente, sino en Essen, una pequeña aldea fortificada cercana a Sylvania.
Todo lo que queda tocado por la inmunda sombra de esa región tiende a ser
enfermizo y siniestro, y la razón no es otra que la sobreabundancia del viento
de Shyish, el viento de la muerte. Nadia nació bajo el toque amatista de
Shyish, aunque apenas se percibiera cuando era una niña, pero esta exposición
no hizo sino aumentar cuando Nadia tenía once años y Vlad Von Carstein declaró
la guerra al Imperio, provocando con ello (y con el ritual blasfemo conseguido
mediante la piedra bruja obtenida en Mordheim) un estallido de magia negra que
también tuvo su efecto en la joven Nadia. Forzada a huir, perdió a sus padres
en la terrible contienda y, una vez que ésta terminó, intentó ganarse la vida
como posadera en la inhóspita región de Ostermark. Fue allí cuando, ya con
diecinueve años, Chantal la conoció, y viendo tanto su potencial mágico como su
extraordinaria belleza, la reclutó inmediatamente. Nadia es una hechicera muy
capaz y, paradójicamente, la más alegre y pizpireta de las preferidas de
Chantal, aunque eso probablemente se debe a que su conexión con Shyish y los
horrores de su juventud la han trastornado más allá de toda lógica.
Un precioso modelo de Black Scorpion |
Sarai, la Emisaria: (Reinos Fronterizos, 2004) Sarai era la
hija de un reyezuelo menor de los Reinos Fronterizos, alguien a quien el
megalómano rey preparaba para liderar su “representación diplomática ante el
exterior”. Pero conoció a Chantal en un viaje que la imperial realizaba hacia
Nehekhara haciéndose pasar por arqueóloga. El reyezuelo accedió encantado a que
Chantal la llevara, tras su vuelta, al Imperio, para, haciendo uso de sus
“influencias”, introducirla en los “círculos diplomáticos”. Lo que no
sospechaba era que Chantal ya había seducido por completo a su hija, y cuando
Sarai llegó, no al Imperio, sino a la corte de la nigromante, la brutal
combinación de nigromancia, lascivia y sadismo destrozó la cordura de Sarai,
quien se entregó en cuerpo y alma a su nueva señora. No obstante, en cierta
forma se cumplió el deseo de su padre, pues Sarai se convirtió en la embajadora
de Chantal, la Emisaria. Su papel es similar al de Sveta, con una diferencia
fundamental: cuando Chantal quiere que no se sepa su involucración en una
operación, manda a Sveta. Cuando, por el contrario, quiere que se sepa que es
ella quien manda el mensaje, manda a Sarai. Sarai es la única de las líderes
del culto que no tiene poderes mágicos, pero lo compensa con una extraordinaria
habilidad para el asesinato sea con armas blancas, a distancia o venenos.
OTROS SERES
ASOCIADOS A CHANTAL
Helena, Doncella Espectral: (Stirland,
1981 – Sauerlach, cerca de Mordheim, 2002) Helena era la melliza de Chantal,
una mujer tan despiadada y pervertida como ella, aunque de temperamento más
calmado y sumiso, carente de la picardía y la fuerza de voluntad de su hermana.
Junto a Chantal viajó a Mordheim de la mano de la nigromante árabe Ayn
Ad-Dhalam, quien fue mentora y amante de las mellizas y quien las inició en los
oscuros senderos de la magia negra. No obstante, Helena encontró su final junto
a Ayn Ad-Dhalam en el asalto sobre Sauerlach, cuando un fanático sigmarita le
abrió la cabeza con un martillo. Aquello significó un punto de inflexión para
Chantal, exagerando su ya de por sí extraordinaria maldad, y lloró largamente
la pérdida de su hermana. Con todo, la ira de Helena por haber perdido no sólo
su vida, sino su juventud, mantuvo su espíritu ligado al mundo material. Cuando
tuvo suficiente poder, Chantal la buscó y recuperó su perversa alma, uniéndose
a su ejército. En batalla, su lamento por esa vida perdida es tan siniestro que
hiela la piel y los huesos de quienes lo escuchan.
Extraordinaria miniatura de Reaper |
Sí, es una mandrágora de GW. La explicación de lo que es este ser la tenéis aquí |
Me encantan los fantasmas de Reaper. Concretamente es este modelo |
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