jueves, 15 de abril de 2021

[Informe de Batalla] Sangre y Gloria: las Espinas de Roca

Muy buenas a todos.

Hoy os traemos la tercera partida de la campaña-escalada Sangre y Gloria, que finalmente y con bastante retraso hemos podido jugar. Para esta batalla nuestros ejércitos ya contaban con 1.500 puntos, lo que ya suponía un tamaño moderado y opción de incluir varias cosas chulas, que os mostramos en su momento en esta entrada.

Tras un parón más largo de lo deseado, este señor y su hacha vuelven a acompañarnos en el Troglablog

Hace algún tiempo me dediqué a fabricarme un roquedal casero (que podéis ver aquí y aquí) para poder usar formaciones rocosas en nuestras partidas, y Soter pensó que sería buena idea usar todas esas piedras más algunas más que tuviéramos para jugar el escenario “Laberinto de roca”, que aparece en el Manual de Campo para Generales.

De las mejores publicaciones de GW

La lista de Khorne que usó Soter para la partida era la siguiente (utilizando las reglas de Reforged):

Veronique: paladín del Caos con arma hechizada, armadura carmesí de Dargan y marca de Khorne.

Kharogor, la Bestia Sangrienta: beligor con arma a dos manos, armadura pesada, marca de Khorne y Bebedor de Sangre.

Los Amantes de la Matanza: 20 gors con dos armas de mano, marca de Khorne y grupo de mando completo.

Los Decapitadores: 16 guerreros del Caos con escudos, marca de Khorne, grupo de mando completo e Icono de la Venganza.

El Exaltado: engendro del Caos de Khorne.

Las Ruedas de Bronce: carro del Caos con marca de Khorne.

Los Victoriosos: 5 caballeros del Caos con marca de Khorne, grupo de mando completo y Pabellón del Odio.

La Tribu del Hacha de Bronce: 3 minotauros con armas a dos manos, armaduras pesadas, grupo de mando completo y Pabellón del Poder.

Los Devoradores: 5 mastines del Caos con colmillos aserrados.

Total: 1494 puntos

 

Por mí parte, la lista de Caos Absoluto que llevaba era ésta:

Sorros el Viejo: Hechicero del Caos de nivel 2 (Magia Oscura), Anillo de Poder Arcano, Amuleto de piedra de disformidad y marca del Caos Absoluto.

Moog: Paladín ogro del Caos, armadura del Caos, arma a dos manos, Icono de Grandeza, Amuleto Ámbar y marca del Caos Absoluto.

El Muro de Acero: 17 Guerreros del Caos con escudos, marca del Caos Absoluto, grupo de mando completo y Estandarte de la Defensa.

Los Machacadores: 3 Ogros del Caos con armas a dos manos, armaduras del Caos, campeón, portaestandarte y Tótem de la Muerte.

Los que estaban cuando el mundo era joven: 3 ogros dragón con armas a dos manos y armaduras ligeras.

La Jauría Aullante: 5 Mastines del Caos.

Los Acechantes: 5 Mastines del Caos.

El Hambriento: Gigante del Caos.

Total: 1498 puntos


Esta partida tenía la peculiaridad de que puedes convertir en hostigadores a dos unidades de tu ejército. Además, una unidad que tenga esa regla puedes no desplegarla con el resto de las tropas y dejarla en reserva. Al inicio del turno 2 pones un marcador en cualquier lugar del tablero, y al comienzo del turno 3 dispersas ese marcador con el dado de artillería. Una vez determinada la posición final, la unidad de reserva aparece a un máximo de 10 cm. del marcador y puede actuar libremente, incluyendo cargar.

En consonancia con el trasfondo de la batalla y estando dispuestos a mostrar por qué las Espinas de Roca eran un territorio peligroso, Soter dejó en reserva la unidad de minotauros, mientras que yo dejé a los ogros dragón (a ambas unidades las convertimos en hostigadores para poder hacer la emboscada). Las otras dos unidades que convertimos en hostigadores fueron respectivamente la unidad de gors y la unidad de ogros.

Éste fue el laberinto de roca en el que jugamos

Así que sin más, os dejamos con un relato introductorio y pasamos a la batalla en sí.


En cuanto Sorros supo que el grupo de jinetes ya había regresado al campamento, se dirigió hacia ellos para preguntarles por lo que habían visto. Los había enviado hacía tres horas, con la primera luz del alba, para explorar las Espinas de Roca, un extenso pedregal lleno de formaciones rocosas afiladas junto al que habían acampado. La zona era conocida por albergar varias bestias y criaturas salvajes, pero también de ser el dominio de la tribu del Hacha de Bronce, uno de los grupos de minotauros más extensos de la zona. Y el por qué estaban allí Sorros, Moog y varios guerreros de la tribu de los pohjol tenía que ver con las palabras que les dijera el oráculo de Kol’Lasur.

Según les transmitió su pitonisa después de inhalar los vapores impíos del templo, Veronique y sus guerreros iban a dirigirse allí con la intención de incorporar a los minotauros a la hueste de Khornelissen. El oráculo, que era famoso por poder predecir las batallas futuras, auguró un enfrentamiento en las Espinas de Roca entre los seguidores de Trifón y los de Khornelissen, seguido de una batalla final entre los dos paladines y sus huestes media luna después. Sin embargo, el resultado del enfrentamiento quedaba fuera de la visión del oráculo.

Viendo la ventaja estratégica evidente que supondría de cara a ese enfrentamiento final el poder incluir a la tribu del Hacha de Bronce entre sus filas (y sobre todo, quitársela a su rival), Trifón envió allí a sus dos principales lugartenientes. Sorros dirigiría el contingente, intentando hacer valer su mayor inteligencia durante las negociaciones, mientras que Moog y su tribu de ogros pondrían la fuerza bruta en caso de que la diplomacia fallara (algo bastante probable cuando se trata con minotauros). Mientras, él movilizaría el resto de sus huestes y dirigiría los preparativos para el combate final contra Khornelissen.

Pero las noticias que traían a Sorros los jinetes no eran nada buenas. Veronique y sus guerreros estaban ya allí. No había rastro de ningún minotauro, aunque tampoco había forma de saber si sus enemigos habían tenido éxito o no incorporándolos a su causa. En cualquier caso lo mejor que podían hacer los hombres de Trifón era atacar cuanto antes a las tropas de Khorne, ya que una victoria clara podría hacer que los minotauros se acabaran decantando por uno u otro bando.

Así pues, casi todo el ejército inició la marcha y comenzó a abandonar el campamento, quedando sólo algunos guerreros pohjol para defenderlo. Era una mañana gris, con un cielo encapotado, y además un vendaval procedente del este traía más y más nubes sobre las Espinas de Roca, lo que contribuía al oscurecimiento del lugar. El viento agitaba las capas de piel de los guerreros según se acercaban a las formaciones rocosas, y los estandartes con runas oscuras eran azotados con violencia. Pronto empezaron a verse resplandores entre las nubes negras, y aunque no llegó a llover, sí que comenzaron los truenos y relámpagos.

Fue precisamente tras uno de esos relámpagos cuando Sorros pudo ver al ejército enemigo dirigiéndose hacia ellos entre las rocas. Al contrario que sus propios hombres, que mantenían la formación mientras avanzaban, los adoradores del dios de la sangre marchaban casi como una turba, y en algunos de ellos se podían percibir sus esfuerzos para no abandonar la formación y correr hacia el combate.

Tal y como le habían informado los exploradores, el tamaño de la hueste de Veronique era similar al suyo, por lo que el enfrentamiento estaría igualado. El hechicero pudo distinguir regimientos de guerreros y bárbaros, así como caballeros y algunos hombres bestia. Por fortuna, no había rastro de la tribu del Hacha de Bronce.

De momento.

Soter ganó la tirada para elegir zona de despliegue y posteriormente la tirada para empezar la partida. Antes de su turno, hice un movimiento de vanguardia con mis jinetes bárbaros, colocándolos enfrente de sus mastines pero a suficiente distancia. A continuación, Soter jugó su turno. Lo bueno de su ejército es que conlleva jugar turnos cortos, rápidos y sencillos (y en ocasiones brutales). Todo el mundo avanzó hacia adelante a toda velocidad, y sus mastines incluso intentaron cargar a mis jinetes bárbaros (a pesar de necesitar una tirada alta). Fallaron y las hachas que lanzaron mis tropas al aguantar y disparar causaron una baja entre los perros.

Primer turno de Khorne: marchas forzadas buscando cabezas que decapitar


En mi turno, los jinetes cargaron a la unidad de mastines, que aguantó dispuesta a plantar batalla. El resto de tropas avanzaron esquivando piedras y salientes rocosos, con ganas de enfrentarse a los guerreros de Khorne. Intenté que Sorros moviera lo suficiente como para tener el carro enemigo dentro del alcance de su magia. La idea era repetir la jugada de la partida anterior, en la que el hechicero vaporizó el carro con uno de sus hechizos. Sin embargo, no llegó por dos o tres centímetros. Quienes sí tuvieron la mala suerte de encontrarse dentro del alcance de su Magia Oscura fueron los gors, que sufrieron tanto una Tormenta de Espadas como una Oscura Mano de Destrucción. Al finalizar la fase de magia, once cabras habían muerto, aunque superaron el chequeo de pánico.

Sorros extermina un buen puñado de gors

Y se sigue ensañando con ellos

En la fase de combate, los jinetes bárbaros con mayales acabaron con los mastines y se reformaron, dispuestos a hostigar a los gors supervivientes o al carro.


Cuatro perros no son rival para una carga de jinetes

En su segundo turno, Soter colocó el marcador de dónde iban a aparecer sus minotauros. Decidió muy sabiamente colocarlo detrás de mis líneas, en un punto desde el que podían cargar tanto a mis guerreros del Caos por la retaguardia como a Sorros si no se alejaba de allí. Después jugó su turno, que comenzó con un chequeo de terror de los gors por tener demasiado cerca a mi gigante. De nuevo superaron el chequeo de liderazgo, pero fallaron el siguiente cuando quiso que le cargaran. Por su parte el carro se posicionó enfrente de mis bárbaros, dispuesto a realizar una brutal carga en su próximo turno. En el centro, su engendro bordeó una roca pero por culpa de su movimiento aleatorio se colocó delante de los guerreros, bloqueándoles un poco el paso. Los caballeros de Khorne también avanzaron, poniéndose delante de Moog y sus chicos. De nuevo, un turno rápido.

Yo comencé mi turno colocando también mi marcador de emboscada y, devolviéndole la jugada a Soter, lo posicioné en su retaguardia, cerca de la unidad de guerreros, pero también teniendo a tiro a los caballeros. Y después me puse a declarar cargas. La primera fueron el gigante y los jinetes bárbaros a los supervivientes de la unidad de gors. Aunque quedaban pocos, todavía tenían un beligor con arma a dos manos que podía suponer un problema para mi gigante, y confiaba en distraerlo ofreciéndole jinetes bárbaros. En el centro, y viendo la amenaza en forma de minotauros que iba a llegarles el siguiente turno, los guerreros del Caos cargaron al engendro. Y Moog y su unidad de ogros cargaron a los caballeros.

Los ejércitos chocan en medio del pedregal

La fase de magia no fue ni la mitad de buena que la anterior, y no consigo recordar si le colé una herida al carro o ni siquiera, pero lo que estaba claro era que Sorros había dejado vendidos a mis bárbaros. En la fase de combate, el campeón ogro murió a manos del capeón de los caballeros de Khorne en desafío, y los caballeros restantes consiguieron matar a otro ogro. Afortunadamente, Moog y el portaestandarte consiguieron dar la vuelta a la situación acabando con toda la unidad menos el campeón del desafío, ganando el combate por 1 punto. El campeón no huyó, pero perdió la furia asesina. En el centro, los guerreros hirieron al engendro aunque sin llegar a matarlo. En el fondo era algo bueno, ya que si acababa con él, o bien por arrasamiento o bien porque Soter cargara después, mis guerreros se iban a ver trabados con los guerrros de Khorne, y eso no era nada bueno si tenemos en cuenta que el turno siguiente iban a sufrir una carga de minotauros por su retaguardia. Así al menos solo me enfrentaba a estos últimos, y luego ya más adelante si eso, a los guerreros también. En el combate del flanco derecho, el beligor acabó con tres jinetes, pero entre los mayales de los bárbaros y los garrotazos del gigante, sólo sobrevivieron él y el músico. Habiendo neutralizado a la unidad (ya que iba a necesitar un doble 1 para reagruparse), mis jinetes y el gigante decidieron no perseguir, y se reorientaron mirando hacia el centro del campo de batalla.

Bocadillo de cabra

En el turno de Soter, como era de esperar los minotauros cargaron a mis guerreros. La otra carga que realizó fue el carro contra la unidad de bárbaros. Por su parte, los guerreros se reformaron para que la carga de los ogros dragón emboscados les pillara por el frente y no por la retaguardia.

¡Sorpresa!

Los minotauros consiguieron matar a seis de mis guerreros, mientras que yo logré acabar con uno de ellos y con el engendro. Perdí el combate pero mis tropas aguantaron la posición. Por su parte, Moog acabó sin contemplaciones con el caballero de Khorne que quedaba, y el carro que había cargado a mis bárbaros sólo consiguió matar a cuatro de ellos, lo que hizo que debido a mi mayor potencia de unidad, bonificador por filas y estandarte empatáramos. Pero ahí estaba el músico de la unidad para hacer que ganaran mis bárbaros en el desempate. Y aunque no sirvió para que el carro huyera, sí lo fue para que perdiera la furia asesina.

En mi turno aparecieron los ogros dragón, que cargaron contra el frontal de la unidad de guerreros de Soter. Sabía que no las tenía todas conmigo, ya que no iba a tener modificadores estáticos y él sí, y no esperaba sacarle una gran ventaja en heridas que lo compensara, pero metiéndonos en el papel, unos ogros dragón recién despertados y con la mala leche que eso implica no iban a andar jugando a ver quién maniobraba mejor.

Los dos jinetes bárbaros que quedaban se colocaron cerca de los guerreros por si más adelante podían apoyar en algún lado, y el gigante cargó al carro que estaba trabado con los bárbaros.


El combate se recrudece

Mis guerreros siguieron peleándose con los minotauros, a los que finalmente ganaron el combate e hicieron huir. Como todavía quedaban dos de ellos y podían hacerme bastante daño si se reagrupaban, decidí perseguir, y un poco por los pelos logré atraparlos y destruirlos.

En el combate entre los ogros dragón y los guerreros de Khorne, los primeros hicieron un poco el ridículo, tal y como me temía, y el único superviviente que quedó decidió huir de semejante carnicería. Al menos no fue alcanzado en la persecución.


Dos guerreros a cambio de dos ogros dragón. Khorne está complacido.

Y el último combate que quedaba, el del carro contra los bárbaros y el gigante, acabó con el auriga espoleando a los caballos para que se alejaran a toda velocidad del gigante hambriento que los perseguía.

"¡Dale ritmo a los caballos o nos pilla, Haakon!"


En su cuarto turno, Soter decidió sacar a Veronique de la unidad de guerreros y dirigirla en solitario contra Moog para retarle a un duelo. Los guerreros se reformaron y volvieron a mirar una vez más al frente de batalla, donde mis tropas estaban tomando posiciones. El carro se reagrupó y se encaró hacia el gigante.



En mi turno aproveché que la unidad de ogros (de la que sólo quedaban Moog y el portaestandarte) eran hostigadores para cargar a Veronique. El gigante cargó al carro y las unidades de guerreros y bárbaros se posicionaron para un futuro combate contra la unidad de guerrros de Khorne. Los jinetes bárbaros y los mastines movieron para ocupar posiciones ventajosas desde las que hostigar.

Mientras que las fases de magia y disparo fueron rápidas y discretas, con sólo tres guerreros abatidos entre los hechizos de Sorros y las hachas arrojadizas de los jinetes bárbaros, la de combate fue más interesante. El gigante acabó con el carro, que ya estaba bastante tocado tras varios combates, y Moog despachó a Veronique, por más que la chica lo intentó (aunque en su defensa hay que decir que dejó a Moog con una sola herida).


Veronique es derrotada por Moog (una vez más)


Viendo que el ejército de Khorne estaba sin líder y que sólo le quedaba la unidad de guerreros a media potencia, mientras que las huestes de Moog y Sorros estaban en clara superioridad numérica y de posición, decidimos terminar la partida al comienzo del quinto turno.

Sorros sonreía satisfecho. Él y sus tropas volvían a las tierras de los pohjol después de su enfrentamiento en las Espinas de Roca con los seguidores del dios de los cráneos.

Había fracasado en su misión de atraer a la tribu del Hacha de Bronce, tal y como le había pedido Trifón. No solo eso, sino que además eran sus rivales quienes habían logrado la lealtad de los minotauros. Pero sabía que Trifón no se enfurecería con él, porque a cambio, el hechicero había conseguido algo mejor: en el enfrentamiento definitivo contra las tropas de Khornelissen el ejército del kislevita contaría con refuerzos importantes entre sus filas, mejores que aquellos que buscaban inicialmente.

La batalla contra Veronique había sido sangrienta, como cabría esperar en un enfrentamiento de esas características. Pero además, una furiosa tormenta de rayos y truenos había acompañado a los adoradores de los poderes ruinosos durante todo el día. Una tormenta de tal magnitud que despertó a algunas de las criaturas que descansaban en las Espinas de Roca desde hacía muchos años. Un grupo de garthors.

Durante la batalla, el retumbar de los truenos durante había enmudecido las voces de los oficiales, y pocas de las órdenes que transmitieron fueron oídas por sus hombres. Esto hizo que el enfrentamiento se convirtiera en una auténtica masacre, con cada guerrero buscando rivales que matar en lugar de atender a las instrucciones de sus superiores. Y entonces llegaron los ogros dragón. Éstos cargaron contra los Decapitadores, el grupo de guerreros consagrados a Khorne que lideraba Veronique. Esto únicamente se debió a que eran los que se encontraban más cerca de su lugar de reposo, no porque las antiguas criaturas hicieran distinciones entre uno y otro bando; para ellos, todos eran invasores. Sin embargo, gracias a su mayor número y a su ferocidad (y también en parte a su locura e inconsciencia, por qué negarlo), los adoradores del sabueso consiguieron que los garthors se tuvieran que retirar.

Cuando el enfrentamiento terminó, con victoria para los hombres de Trifón, Sorros vio la oportunidad perfecta para atraer a los ogros dragón a su causa. Utilizando a Moog como intermediario, comunicó a los ogros dragón que esa tormenta que los había despertado había sido solo un anticipo de la que vendría más adelante, cuando los señores del Caos Trifón y Khornelissen se enfrentaran definitivamente. Tal y como habían predicho los oráculos, esa batalla sería observada por los propios dioses, y la tierra y los cielos temblarían ante el evento.

Recién despertados como estaban, lo que más querían los garthors en esos momentos era una tormenta en condiciones que les insuflara energía, por lo que las palabras de Sorros eran justo lo que querían oír.

Y de esta manera, Trifón pudo contar con ellos en su duelo final contra Khornelissen.


2 comentarios:

  1. Buf... Malditos Sorros y Moog. Menos mal que al final acabaron recibiendo su merecido.

    Esos minotauros van a tener una larga historia de matanzas y brutalidad al servicio de Khorne, ya verás. Espero que los ogros dragón también porque te quedaron genial, son unos miniaturones muy sensuales.

    Un día de estos tendremos que hacer batalla (o campaña!!) Grey Infernal vs Hombres Bestia

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    1. Lo veo claro y meridiano jaja. Ahora solo hay que esperar que se pueda ;)

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