miércoles, 11 de diciembre de 2019

[Las Mil Pesadillas] Epílogo



“El triunfo en Voronezh representó la coronación de Chantal como una de las hechiceras más poderosas que jamás hubiera practicado la nigromancia, y su ascenso a un impío panteón de nombres que serían susurrados con temor en la oscuridad. Si bien su perfidia y su crueldad se habían ido desarrollando a lo largo de varias décadas de enfrentamientos clandestinos, primero en Mordheim y después en muchos otros lugares a medida que aumentaba su red de contactos y su influencia, Voronezh fue la primera gran campaña que tuvo que librar, la primera vez en que tuvo que enfrentarse a campo abierto a una hueste que no retrocedería ni un milímetro, y su victoria fue total.


Voronezh era un pueblo maldito, contaminado por la magia de Shyish como consecuencia de abominables rituales nigrománticos y trágicos asesinatos cometidos en él en el pasado. Esta circunstancia, junto a su localización geográfica, hacía de él un lugar imprescindible dentro del plan de Chantal de tomar Chamon Dharek. Por ello envió a Sveta a dominar el pueblo y por ello plantó batalla cuando Krithelia la Indómita, Paladina de Slaanesh y líder de la Hueste de los Degolladores, se abalanzó sobre Voronezh en una de las típicas incursiones nórdicas contra las regiones semi civilizadas de Kislev. Asanda la medio elfa, chamán norse, consejera y amante de Krithelia, entendió pronto la naturaleza del lugar al que Krithelia inadvertidamente les había dirigido, y tras derrotar a la hueste No Muerta en una primera batalla a las afueras del pueblo, trató de llevar a cabo un ritual que le permitiera revertir el equilibrio mágico del pueblo, saturándolo de energía caótica. Pero Chantal y sus mortarcas se rehicieron a tiempo, y lideraron una contraofensiva que resultó en la derrota total de las huestes de Krithelia y en la preservación del foco de Shyish.

El volumen de energía del Viento de la Muerte que se desató en esta campaña fue monstruoso, y resulta impresionante que Chantal fuera a la vez tan suicida como para decidir hacer uso de tamaña fuerza y tan hábil como para no perecer en el intento. Esto tuvo consecuencias muy beneficiosas para la nigromante, quien logró dominar a algunas criaturas que moraban en las profundidades del pueblo y que antes habían sido demasiado poderosas como para ser controladas, pero el renovado vigor que la bella bruja imperial obtuvo del enfrentamiento le dio poder suficiente para someterlas a su control. Muchas criaturas de la No Vida fueron atraídas hacia Voronezh, y muchos practicantes de las artes nigrománticas llegaron hacia el lugar con la esperanza de ser instruidos por Chantal, aunque ella los mató a casi todos. Por su parte, cuando las noticias de la derrota de Krithelia se expandieron por el Norte, muchos nórdicos tomaron nota de que aquel era un lugar maldito, protegido por una potente hechicería, y sólo aquellas incursiones particularmente poderosas o inconscientes volvieron a asomarse por el lugar. La mayoría prefirió evitarlo.

No obstante, lo que había supuesto una gran victoria en el corto plazo terminó por suponer una hecatombe en un futuro más distante. Voronezh, que ya de por sí era un sitio lúgubre y fantasmagórico, acabó saturado de la magia amatista, y su maldición se volvió incontenible. En el espacio de pocas generaciones, los habitantes de Voronezh acabaron sucumbiendo a la demencia y a una mortandad exagerada, y los que no huyeron acabaron convertidos en cadáveres reanimados por la propia energía mágica del lugar o en seres tan henchidos del Viento de la Muerte que apenas eran distinguibles de los cadáveres que rondaban las calles desafiando a la naturaleza. El lugar que Chantal había concebido como refugio y asiento donde poder descansar a salvo de miradas indiscretas se desmoronó y se convirtió en un gigantesco cementerio. 

A día de hoy, varios siglos más tarde, Voronezh ha sido ya abandonado por Chantal y sus mortarcas. Pese a ello, los muertos no descansan en paz”


Extracto de “Crónicas de los Impíos”

Recopilado por Herbrecht Schwartz.

La única copia de este manuscrito se encuentra en Drakenhof, en la biblioteca personal de Mannfred Von Carstein

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